jueves, 27 de febrero de 2014

THE SOUND OF MUSIC (6ª parte)



Comentaba que los años 60 y especialmente los 70 fueron particularmente prolíficos e innovadores en cuanto a la creación de música para cine. Y si bien es cierto que la mayoría de las innovaciones vinieron de las producciones americanas gracias a las aportaciones de compositores como Herrmann, North, Goldsmith o Fielding, también es justo reconocer las aportaciones que llegaron desde fuera de los Estados Unidos. Compositores que habían desarrollado el grueso de su carrera en Inglaterra, Francia, Italia o incluso Japón, y que aportaban una sensibilidad musical muy diferente, fueron reclamados por los estudios para hacer su aportación artística en las más diversas producciones americanas.

Ahí entrarían por ejemplo el polaco Christopher Komeda y su inquietante canción de cuna para “La semilla del diablo” (1968), el japonés Toshiro Mayuzumi con “La Biblia” (1969) de John Houston, Maurice Jarre, que se convertiría en el principal aliado de David Lean en producciones como “Lawrence de Arabia” (1962) o “Doctor Zhivago” (1965), o Ennio Morricone, que después de trabajar en numerosos westerns para Sergio Leone y antes de hacerse popular con “La Misión” (1986), había deslumbrado con su exquisito trabajo para el film de Terrence Malick “Días del cielo” (1978)


Provenientes de Francia destacarían muy especialmente los maestros George Delerue, que pondría su savoir faire a títulos como “Paseo por el amor y la muerte” (1969) de John Houston, “Mujeres enamoradas” (1969), adaptación de la obra de D.H. Lawrence dirigida por el siempre excesivo Ken Russell, o “El día del delfín” (1973), donde Delerue compone una de sus partituras más ‘mendelsonianas’. En 1983 Delerue se sumaría a la lista de grandes compositores que han visto su trabajo rechazado cuando su arriesgada partitura atonal para “El carnaval de las tinieblas” (1983) fue descartada del montaje final del film. Y tampoco podemos olvidar otro compositor galo, Michel Legrand, que se aliará con Jacques Demmy para crear uno de los musicales más bellos y originales de la historia del cine, “Los paraguas de Cherburgo” (1964). Y aunque la melodía principal de este último llegó a hacerse muy popular en la época y fue re-interpretada en toda suerte de versiones, yo prefiero quedarme con el que para mí es el mejor trabajo de Legrand, “El mensajero” (1970), un trabajo sencillamente exquisito dominado por un tema principal interpretado por un dueto de pianos:


Desde Inglaterra nos llegarán los trabajos de John Addison, muy popular a raíz del éxito de “Tom Jones” (1963), Richard Rodney Bennett, que nos cautivará con su muy anglófila composición para “Lejos del mundanal ruido” (1967) de John Schleisinger, que bebe en buena medida del trabajo de Ralph Vaughan Williams, y, como no, el británico John Barry que tras aportar su sensibilidad pop a la saga de James Bond o “The Knack” (1965), sorprenderá a propios y extraños con su magistral trabajo para el film histórico “El león en invierno” (1968). Con posterioridad Barry confirmará su talento en trabajos innovadores como “Cowboy de medianoche” (1969) o el film noir “Fuego en el cuerpo” (1983), cuya melodía principal de corte jazzístico quedará para la historia de la música de cine.

Pero algunas de las aportaciones más originales de la música cinematográfica de aquella época llegarán curiosamente desde Italia. Ya he comentado que Ennio Morricone revolucionó la música para western en sus colaboraciones para Sergio Leone, pero tampoco podemos olvidarnos de las melódicas composiciones de Pino Donaggio para los films de Brian de Palma como “Carrie” (1976) o “Vestida para matar” (1980). Pero en cuanto a compositores italianos, el maestro entre maestros sin discusión alguna es Nino Rota. Rota realizó deslumbrantes trabajos para Federico Fellini (otra de esas gratas colaboraciones director/compositor similar a la establecida por Hitchcock y Herrmann, Spierlberg y Williams, o Schafner y Goldsmith), Franco Zerifelli o Luchino Visconti, algo que se puede apreciar en títulos míticos como “La dolce vita” (1960), “8 y medio” (1963) o “El gatopardo” (1963). Posiblemente la cima de la popularidad de Nino Rota la alcanzó con el famoso vals para “El padrino” (1972) de Francis Ford Coppola. Pero si tuviese que quedarme con un título de su filmografía posiblemente escogería el que creo que es uno de sus trabajos más originales e innovadores: “Casanova” (1976) de su amigo personal Federico Fellini


 Muchas de las innovaciones introducidas en la década de los 70 cobrarán vuelo durante los 80, especialmente en lo referente a la influencia de la música electrónica (de lo cual ya hablaremos más adelante), pero para despedir esta entrada en el blog prefiero hacerlo con una partitura de corte sinfónico, un trabajo potente y deslumbrante que merece figurar entre las obras maestras de la historia de la música de cine: “Conan el bárbaro” (1982), del neoyorkino de ascendencia griega Basil Poledouris:



(Continuará…)

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