domingo, 16 de febrero de 2014

LOS HORRORES DE LA GUERRA


No hace mucho, comentando "La ladrona de libros", hacía un breve apunte de cómo el cine ha tratado los diferentes conflíctos bélicos y en particular la 2ª guerra mundial. Ahora se estrena otro film ambientado también en dicho conflicto, "The Monuments Men", dirigida por el también actor George Clooney, y lo hace con una perspectiva radicalmente distinta a la del film de Brian Percival. Si este último observaba la guerra a través de los ojos de un personaje infantil y nos ofrecía un producto superficial y un tanto almibarado, Clooney por el contrario nos regala un film festivo, que no rehuye mostrar los horrores de la guerra, pero que lo hace de una manera más sesgada y decididamente desdramatizada. "The Monumens Men" bien podría hermanarse con películas como "La gran evasión" o "¿Qué hiciste en la guerra, papi?", en la tradición de tratar los hechos historicos con cierto humor pero sobretodo con un gran sentido de la aventura.

A mi George Clooney es un tipo que me cae francamente bien. Como actor, aunque tiende a no salirse demasiado de aquellos registros que se le dan mejor (el de canalla simpático), me parece capaz y solvente y ha dado sobradas muestras de su buen hacer en títulos como "Syriana", "Up in the air", "Los idus de marzo" o "Los descendientes". Pero como director además ha sido capaz de filmar títulos tan interesantes como "Buenas noches, y buena suerte", la citada "Los idus de marzo" y esta "The Monuments Men". Puede que su puesta en escena, siempre correctísima, no destaque por su originalidad, pero es que a Clooney no le interesa tanto la forma como el contenido, es decir: presta más antención a la historia que a la forma de narrarla. Lo cual no tiene porqué ser un defecto, al contrario. Clooney sabe escoger proyectos atractivos, sabe rodearse de actores/colegas con los que se lleva de maravilla y a los que es capaz de sacar registros interpretativos a veces insospechados, y además es lo suficientemente modesto para no erigirse en la estrella principal de los films que dirige y produce. Todo eso es fácilmente observable en su último film: la historia tiene gancho, está bien narrada y todo el reparto está francamente bien: desde la hilarante pareja que forman Bill Murray y Bob Balaban, pasando por el siempre carismático John Goodman y sin olvidarnos de la siempre fascinante y efectiva Cate Blanchet. Incluso Matt Damon está más que correcto.

Pero hay otro aspecto que me gustaría destacar. La historia, basada en hechos reales, narra las visicitudes a las que se tiene que enfrentar un comando muy especial del ejercito americano cuya peculiar misión es viajar por el territorio europeo durante la 2ª guerra mundial con el objetivo de prevenir y evitar los ataques contra el patrimonio cultural de la vieja europa. El 3er. Reigh cometió no pocas atrocidades, y la menor de ellas no fué precisamente el espolio de toda la riqueza artística europea presente en los territorios ocupados. En un gesto de la más absoluta bajeza y ruindad, Hitler, viendose acorralado hacia el final de la guerra, firmó la llamada 'directiva Nerón' por la cual, en caso de verse apresado o derrotado, daba orden de destruirlo todo, incluida toda la riqueza artistica robada, espoliada y escondida en minas en el territorio alemán. En este sentido Clooney logra transmitir perfectamente el sentimiento de admiración que la obra de artistas como Da Vinci, Rembrandt, Miquelangelo o Rubens despierta en los protagonistas. Cuando Roosvelt pregunta a Frank Stokes, el personaje que interpreta Clooney, si realmente merecia la pena perder vidas humanas por proteger dicho patrimonio y Stokes responde 'creo que sí', nosotros como espectadores no solo comprendemos su postura, sino que la compartimos. Los nazis, en un alarde supremo de estulticia, destruyeron sin ningún tipo de consideración la obra de artistas como Picasso, Klee o Marx Ernst simplemente porque eran incapaces de entenderla (ellos tan solo entendían en arte clásico y como mucho los impresionistas franceses, considerando el surrealismo, el cubismo o el arte abstracto como decadente y anti-artístico), y cuando en una de la escenas les vemos incinerar una de las obras maestras de Rafael, cualquier espectador mínimamente sensible no podrá sino sentir una punzada de dolor en el pecho. Del mismo modo que ese mismo espectador se emocionará junto con los protagonistas al descubrir la Madonna de Brujas abandonada en una mina de sal. Yo al menos sí me emocioné en esos momentos.

Y no puedo dejar de mencionar el trabajo en la banda sonora de Alexandre Desplat, uno de los mejores compositores de la actualidad, con permiso del maestro John Williams. El compositor francés alterna sus trabajos en territorio galo con los que hace para producciones americanas, y es en estas últimas donde se le está ofreciendo la oportunidad de trabajar en registros completamente nuevos, oportunidad que Desplat aprovecha haciendo gala de su habitual brillantez y eclecticismo. Desplat ha demostrado en sobradas ocasiones su facilidad para las composiciones íntimas donde prima la emoción, terreno en el que se desenvuelve como pez en el agua. Pero en este "The monuments men" nos ofrece un trabajo más festivo, más desenfadado, en el que existen también momentos para la emoción que Desplat subraya con melodías sutiles, pero también otros más alegres para los que Deplat compone una festiva y dinámica marcha militar.

En resumidas cuentas:¿Lo mejor? Los actores, la banda sonora y el tono desenfadado del conjunto. ¿Lo peor? Aunque su puesta en escena es más que correcta, se hecha en falta un poco más de garra en el resultado; por otro lado, siendo una producción netamente americana no puede (o no quiere) evitar resultar un tanto maníquea, ya se sabe: los americanos son los que lo hacen todo siempre bien...

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