Este blog empezó siendo una especie de diario personal. Luego empecé a hablar comics, de teatro, de literatura fantástica, y sobretodo de cine, mucho cine. Al final se ha acabo convirtiendo en un compendio de reseñas y "estudios" de temas diversos, casi siempre relacionados con el 7º ARTE
lunes, 24 de febrero de 2014
¿CAMINO DEL OSCAR?
Después de un periodo de comedias más bien insustanciales (cuando no francamente tontas, véase "Cómo perder a un chico en 10 días", "Novia por contrato" o "Como locos a por el oro"), Mattew McConaughey parece empeñado en demostrarnos que es algo más que una cara bonita. Y la verdad es que lo está consiguiendo, y para demostrarlo ahí están sus geniales interpretaciones en títulos como "Mud", la (magistral) serie de televisión "True detective", su breve papel en "El lobo de Wall Street" y, como no, su esforzada performance en "Dallas Buyers Club", por la que ha obtenido su primera nominación a los Oscar.
La película nos cuenta la historia de Ron Woodroof, un tipo proveniente el hipermasculinizado y muy homófobo mundo de los rodeos americano, que tras una vida de excesos un buen día descubre que tiene SIDA. La película está ambientada a mediados de los años 80, en pleno descubrimiento de una de las mayores y más terribles plagas de la era moderna. Hoy el SIDA no es una enfermedad ni mucho menos erradicada, pero los avances en medicina farmacológica han conseguido mantenerla más o menos controlada, lo cual no impide que aún hoy en dia se sigan escuchando histórias dramáticas en torno a esta enfermedad. Pero en los 80, cuando aún no se conocía del todo la forma en cómo funcionaba y se transmitía, cuando aún no se sabía bien como mantenerla bajo control, el SIDA hizo estragos en la población de todo el mundo. Muy especialmente en la población homosexual, es cierto (lo cual fué utilizado por algunos grupos cerriles y retrógrados para definirla como 'castigo divino'), pero también en la población heterosexual del primer mundo y sobretodo en algunos paises del tercer mundo, especialmente en África, donde debido a la falta de recursos y a la injerencia de una cultura religiosa particularmente retrógrada y perversa, continúa haciendo estragos.
Ron, el protagonista del film, es un tipo machista, homófobo y particularmente antipático. Y uno de los aspectos que afortunadamente maneja el film es que, a pesar de su enfermedad, nunca busca hacernos sentir simpatía por él. Ron al principio reacciona con incredulidad ante el descubrimiento de su enfermedad, y luego lo hace con un profundo egoísmo, buscando su, por otro lado lógica, propia supervivencia, pero también intentando sacar un provecho económico de sus situación. Hay sin embargo ciertos elementos que lo acabarán redimiendo en parte; el primero la relación que mantiene con el travestí Rayon (interpretado por Jared Leto), que comienza como una relación puramente interesada (pese a la nada disimulada actitud homofóbica de Ron) y que acaba derivando a una suerte de entendimiento ante un ser que en el fondo está tan jodido como él (perdón por la expresión, pero viene al pelo teniendo en cuenta el lenguaje procaz que se gasta en el film). El otro aspecto que lo redime es la lucha que Ron mantendrá contra la FDA, el organismo americano que regula la comercialización de productos farmacológicos en los USA.
Es en este último punto donde la película introduce un apunte crítico contra la industria farmacológica americana, a la que se retrata como un grupo egoísta e interesado que solo busca su propio provecho económico sin importarle lo más mínimo el bienestar ciudadano. En los 80 la FDA promovió el uso del AZT para paliar los males que el SIDA provocaba en los enfermos, aún a sabiendas de que en otros países como Japón, Israel o Francia se publicaban artículos que advertían de la alta toxicidad de dicha droga, droga cuyo tratamiento costaba la friolera de 10.000 $ anuales a los pacientes y que reportaba pingues beneficios a las farmaceuticas que lo fabricaban. Ron Woodroof se sirvió de diversas estratagemas para introducir en suelo americano drogas y productos no tóxicos (entre ellos vitaminas) no aprobados por la FDA, pero con los se estaban consiguiendo mayores beneficios en la paliación de los síntomas del SIDA. Además las estadísticas demostraban una reducción del índice de mortalidad entre los enfermos frente aquellos que optaban por el tratamiento a base del AZT. La FDA, favoreciendo a la industria farmacéutica americana, de la que además obtenida respaldo económico, desoyó cualquier tipo de estudio y se dedicó a perseguir a Ron Woodroof y su "Dallas Buyers Club", demostrando así su profundo desprecio por la salud humana. En este aspecto encierra una dura diatriba contra los comerciantes de las salud humana, que ponen el interés económico por encima de cualquier vocación de servicio al ciudadano.
Hay dos aspectos que merecería la pena destacar en este film. Por su argumento bien podría haberse convertido en un telefilm de domingo por la tarde, pero su director, Jean-Marc Vallée se las arregla para darle una pátina mucho más acabada, auténticamente cinematográfica. Pero por encima de todo hay que destacar el trabajo de los dos actores nominados. Jared Leto, un actor por el que no siento particular simpatía y que no ha hecho nada particularmente destacable salvo vestir cada vez de manera más llamativa, compone una Rayon patética pero emotiva, por la que es inevitable sentir cierta simpatía. Pero Matthew McConaughey realiza un trabajo prodigioso en su interpretación de un Ron Woodroof antipático, incluso desagradable al principio, pero por al que poco a poco el espectador acabará perdonando y compadeciendo. Su trabajo con la voz (adoptando el típico y dejado acento tejano) y sobretodo su sorprendente caracterización física (McConaughey llegó a perder más de 20 kilos para interpretar a Ron con absoluta convicción) es digna de elogio y lo convierten en un serio candidato a los próximos Oscar de la Academia.
No lo va a tener, sin embargo, fácil, pues sus competidores por el premio también han realizado trabajos francamente memorables: ahí están Leonardo Di Caprio y su entregada performance en "El lobo de Wall Street", Christian Bale que también realiza un sorprendente cambio físico en "American Hustle", Chiwetel Ejiofor y su sentida interpretación en "12 años de esclavitud", y el veterano Bruce Dern por su emotivo papel en "Nebraska". Aunque si se me permite el apunte malicioso diré que cualquier de ellos lo tiene más fácil al no tener que competir con el Joachim Phoenix de "Her", que junto a la inconmensurable Cate Blanchet de "Blue Jasmine" realiza uno de los mejores trabajos actorales del año.
En resumidas cuentas: ¿Lo mejor? El trabajo actoral de Matthew McConaughey. Impecable. ¿Lo peor? Salvo Rayon, el resto de los personajes secundarios aparecen bastante desdibujados, en particular el que interpreta la muy sosa Jennifer Garner.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario