lunes, 24 de febrero de 2014

THE SOUND OF MUSIC (5ª parte)



Comentaba en el post anterior que los años 60 y 70 son particularmente interesantes en cuanto a la evolución de la música de cine se refiere. Comienzan a abandonarse las formas clásicas de la composición musical y se introducen importantes innovaciones, particularmente en el campo de la orquestación, pero también en cuanto a inspiración melódica. En los 60 se introduce el jazz en la concepción de la banda sonora, y en los 70 se comenzará a experimentar de forma más evidente con la música electrónica.

En estas dos décadas compositores como Bernard Herrmann, Elmer Bernstein, Alex North, Jerry Goldsmith, Leonard Rosenman, John Corigliano, Nino Rota, Toshiro Mayuzumi o Toru Takemisu van a contribuir a lleva la música de cine a nuevos hitos, quizás los más altos de su evolución a lo largo de los años. Sin embargo un compositor que irrumpirá con fuerza a principios de los 70 optará por un registro completamente distinto, una vuelta a los orígenes y a la forma en como Steiner o Korngold concebían la música de cine. Estoy hablando de John Williams.

Aunque en algunos de sus trabajos iniciales Williams acusaba una cierta influencia de Henry Mancini (Williams había actuado como pianista en algunos de los trabajos cinematográficos de éste último), no tardó mucho en ir desarrollando un estilo propio que comenzaría a hacerse patente en algunas de sus composiciones para el cine de catástrofes, con títulos como “La aventura del Poseidón” (1972), “Terremoto” (1974) o “El coloso en llamas” (1974). A principios de los 70 nos vamos a encontrar con un Williams que comienza a afianzarse en un estilo reconocible, pero que aún se permite experimentaciones como “El largo adiós” (1973, una banda sonora para la que componer un único tema musical pero que re-elabora en continuas re-interpretaciones), “Images” (1972, en la que colabora con el músico japonés Stomu Yamashita) o “Tiburón” (1975, su segunda colaboración con Steven Spielberg después de “Loca evasión” en el 74, y el primer gran éxito popular de su carrera). Precisamente con su amigo Steven Spielberg llegará a establecer una de las colaboraciones las longevas y fructíferas que ha habido nunca entre un director y un compositor, hasta el punto de que el director solo le fue infiel a Williams en una ocasión, en “El color púrpura” (1985), que acabó componiendo Quincy Jones.

Sin embargo el reconocimiento masivo le llegará a Williams en 1977 a raíz del “Star Wars”. La película de George Lucas se convirtió casi de inmediato en un clásico instantáneo, pero también la música de John Williams se hizo tremendamente popular y sigue siendo una de las bandas sonoras con mayores cifras de venta de toda la historia. Pese a que “Star Wars” es un film de ciencia-ficción, una space opera en toda regla, Williams quiso recuperar para la ocasión el espíritu de las composiciones de Erich Wolfgang Korngol para las películas de aventuras marinas de los años 50, al estilo de “El capitán Blood” o "El halcón del mar". La música de “Star Wars” es la quintaesencia del estilo Williams: predominio de las cuerdas en el color orquestal, profusión en el uso de leitmotivs, música descriptiva en grado superlativo… La marcha principal de la banda sonora, que no hay cinéfilo o profano que no sea capaz de tararear o al menos de reconocer, es uno delos hitos máximos en la carrera del compositor. Y ese éxito se volverá a repetir en otras marchas no menos populares como son las de “Superman” (1978) o “En busca del arca perdida” (1981). Lo que vendrá después no es sino una carrera plagada de éxitos y la participación de John Williams en algunas de las películas y sagas más populares de todos los tiempos como “E.T.” (1983), “Parque jurásico” (1993) o “Harry Potter y la piedra filosofal” (2001).




Williams se afianzará en su clasicismo musical, terreno en el que es un maestro indiscutible y que tan buenos resultados le ha dado, y se configurará junto a Jerry Goldsmith en los dos máximos fan favorites entre los aficionados a la música de cine de todo el mundo. Ambos no solo se han convertido en músicos de referencia en el mundo del cine y una de las mayores y más perceptibles influencias en compositores como James Horner, Alan Silvestri o Marco Beltrami, sino que además son los músicos que gracias a su genialidad y brillantez más han contribuido a popularizar la música de cine entre los aficionados. De hecho John Williams es, junto a Ennio Morricone, uno de los últimos grandes clásicos de la banda sonora que aún están vivos y en activo. Nominado por la Academia en  39 ocasiones, 9 de ellas además con una doble nominación, ganador del Oscar a la mejor banda sonora original en 5 ocasiones, la última por la magistral “La lista de Schindler”, con el impresionante violín de Itzhak Perlman en el tema principal


Es dificil escoger un único título de la brillante y prolífica carrera de John Williams. Yo personalmente siento debilidad por "Las brujas de Eastwick" (1987), pero para salirnos un poco del registro en el que habitualmente se nueve el maestro prefiero que escuchemos la apertura de "Atrápame si puedes", un original tema de corte jazzistico ilustrado además con unos no menos brillantes títulos de crédito:



A sus 81 años John Williams se prodiga ya poco, y únicamente el títulos que le motiven o interesen. Eso sí: manteniéndose siempre fiel a sus amigos Steven Spielberg y George Lucas, así que no será de extrañar que lo volvamos a escuchar en un futuro cercano acompañando los pasos de Indiana Jones o Luke Skywalker… o sus respectivas descendencias.

(continuará…)

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