viernes, 31 de enero de 2014

¿SUEÑAN LOS HUMANOS CON OVEJAS ELÉCTRICAS?



Spike Jonze pertenece a esa categoría de directores que, como Michel Gondry o Wes Anderson, no solo tienen una visión única y muy personal del mundo que les rodea, sino que además saben plasmarla en imágenes maravillosas. Títulos como “Olvídate de mí”,”Moonrise kingdom”, “Adaptation” o “Donde viven los monstruos” dan buena fe de ello.

Cuando hace poco vi el trailer del último film de Spike Jonze, “Her”, quedé  absolutamente cautivado. En parte por lo que intuía era una historia interesante, en parte por lo que se perfilaba iba a ser un gran trabajo interpretativo de Joaquim Phoenix, su protagonista principal, y en parte también por la música utilizada para envolver las imágenes de ese tráiler, música de Arcade Fire, uno de mis grupos favoritos. Después de ver el film no solo puedo decir que ha cumplido mis expectativas, sino que las ha superado con creces. “Her” es simplemente uno de los films más hermosos que he visto en los últimos años.

La idea de hacer el film le vio a Jonze a raiz de observar a la gente en el metro y por la calle, y darse cuenta como éstos estaban permanentemente conectados a sus móviles o tablets o internet, y como a veces caminaban abstraídos completamente de su entorno, manteniendo conversaciones aparentemente con el aire. “Her” podría interpretarse fácilmente como un film de ciencia-ficción, pues está situado en un futuro más o menos cercano y un entorno urbano más o menos indeterminado. Pero al contrario de la ciencia-ficción al uso, esta película no busca respuestas al origen de la humanidad o nos advierte de los peligros del futuro. “Her” habla de sentimientos y además desde la más absoluta sinceridad, y por eso es un film de género completamente atípico. Y es también un film menos inocente de lo que puede parecer, porque en el fondo encierra un discurso no exento de cierta acidez que nos habla de la fascinación que la tecnología ejerce sobre los seres humanos, y de cómo esa fascinación nos lleva a crearnos necesidades totalmente ficticias que en última instancias nos incitan a una dependencia cada vez mayor de esa misma tecnología. La era de la internet ha ampliado el horizonte del conocimiento para la humanidad, nos permite acceder a más información que nunca, nos permite comunicarnos de maneras que hasta hace poco eran impensables, y nos da la oportunidad de viajar a lugares donde nunca tendríamos la posibilidad de llegar… de manera virtual, por supuesto. Tendemos a creer que internet y la tecnología nos acerca más a nuestros semejantes, especialmente cuando la distancia o los cambios horarios no nos permiten un mayor contacto. Pero ese acercamiento, ¿es real? ¿Las casi infinitas posibilidades que nos ofrece internet nos ayudan a crecer como personas o en vedad nos alejan de nuestra propia humanidad? Esa es parte de la reflexión que encierra “Her”, y lo hace ofreciéndonos una de las historias de amor más bellas que hemos visto últimamente en una pantalla de cine.

Hay diálogos maravillosos en “Her”, frases que uno querría grabar y escuchar repetidamente una y otra vez. Hay una historia original, hermosa y potente, hay un guion sólido, bien escrito, que mezcla humor, romanticismo y melodrama en las dosis justas, y puesto en escena con elegancia, con sutileza, sin ningún tipo de histrionismos visuales que por otro lado la historia, por muy ci-fi que sea, no necesita. Y hay también un reparto en estado de gracia: Amy Adams, Rooney Mara e incluso Olivia Wilde en su breve papel están todas espléndidas, y Spike Jonze sabe sacar de todas ellas registros interpretativos insospechados. Pero por encima de todo el reparto está un Joaquim Phoenix sencillamente INMENSO. Phoenix lleva tiempo demostrando que es uno de los mejores actores de la actualidad, un actor que interpreta con su cuerpo, con su voz, con su actitud, que compone caracteres complejos y ricos partiendo de premisas a veces muy básicas. Si en “The Master”, el último film de Paul Thomas Anderson, ya nos regaló una interpretación antológica, en “Her” nos ofrece un cambio de registro brutal, creando un personaje tierno, a ratos patético, pero al mismo tiempo entrañable. Con cada gesto, cada entonación, cada pose y cada mirada de su interpretación, Joaquim Phoenix nos regala un mundo de emociones en la que es sin duda una de las mejores interpretaciones del año. Hay una enorme ironía en que el personaje que interpreta, Theodore, sea capaz de escribir para otros y por encargo las más hermosas y sensibles cartas (de amor, de disculpa, de añoranza…), y al mismo tiempo sea incapaz de manejar su propia emotividad, lo que le lleva a enamorarse de un ser virtual, que carece de cuerpo y que simplemente intelecto. Una propuesta a priori tan poco verosímil Joaquim Phoenix logra gracias a su trabajo actoral no solo que sea perfectamente creíble, sino que además nosotros como espectadores lleguemos a empatizar por completo con su postura. 

Pero tampoco podemos olvidarnos de Scarlett Johanson, que presta su voz a Samantha, la inteligencia virtual de la que se enamora Theodore. Hay que reconocer los méritos de la actriz, que utiliza sabiamente todos los registros de su voz ronca para crear un personaje de la nada, un personaje al que nunca vemos y solo oímos, un personaje que es sexy, divertido, complejo, emotivo… Viendo el film es imposible no enamorarse de Samantha, y ese mérito hay que atribuirlo tanto al trabajo de la actriz como al hábil e intuitivo guion de Spike Jonze, repleto de diálogos ágiles e inteligentes.

Al principio del film, mientras lo veía, me daba cuenta de que lo estaba haciendo con una sonrisa permanente en los labios. Por momentos esa sonrisa se transformaba en lágrimas de emoción imposibles de reprimir. Porque precisamente una de las mayores virtudes de esta película es la de ser capaz de despertar un muy amplio rango de emociones en el espectador sin necesidad de manipularlo. Es sencillamente un film bellamente escrito, bellamente interpretado y bellamente filmado. Y reconozco que a incrementar parte de esa belleza contribuye sin duda la partitura musical compuesta por el grupo indie Arcade Fire.

En resumidas cuentas: ¿Lo mejor? Absolutamente TODO. ¿Lo peor? Definitivamente NADA.

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