Este blog empezó siendo una especie de diario personal. Luego empecé a hablar comics, de teatro, de literatura fantástica, y sobretodo de cine, mucho cine. Al final se ha acabo convirtiendo en un compendio de reseñas y "estudios" de temas diversos, casi siempre relacionados con el 7º ARTE
jueves, 2 de enero de 2014
HANG ME, OH HANG ME...
Los hermanos Coen son de esos cineastas que un buén cinéfilo nunca debe dejar pasar por alto. Si bien a veces no están a la altura de las espectativas que (siempre) crean (por ejemplo en films como "Crueldad intolerable", "The ladykillers" o "Quemar después de leer"), el eclecticismo de su filmografía nos depara en otras ocasiones sorpresas que rozan la perfección, como serían (en mi opinión) "Muerte entre las flores", "Barton Fink", "Fargo" o "No és país para viejos", curiosamente aquellas películas en que por estética y por temática se acercan más al género negro. Ese mismo eclecticismo les lleva también a adrentarse en los más diversos géneros, desde el clásico film de gangsters a la comedia negra, pero sin aferrarse nunca a las constantes o las premisas de las que habitualmente se parten en dichos géneros, y apostando normalmente por una visión más personal de los mismos. Y es que en el fondo el género que siempre tratan los hermanos Coen podría definirse como 'coeniano' (palabreja que me acabo de inventar).
Curiosamente su último film, "A propósito de Llewyn Davis" no se adscribe en modo alguno a dicho género negro, y sin embargo es una de las propuestas más redondas y al mismo tiempo más personales de la filmografía de los Coen. Es de hecho (y de nuevo según mi modesta opinión) uno de los grandes títulos del 2013. Prodía decirse que, siguiendo su tónica habitual, en esta ocasión los Coen han intentado hacer un musical... sin que parezca un musical. Porque en el fondo "A propósito de Llewyn Davis" es un musica, aunque atípico, extraño (y hermoso) y completamente alejado de los cánones habituales que uno puede esperar en este tipo de géneros. Y para mi es un musical porque las canciones, más allá de retratar el ambiente folk del Nueva York de los años 60, tienen una importancia primordial en la película y narran en cierta forma el recorrido existencial de su protagonista. El film nos narra la particular aventura vital de un cantautor de música folk no exhento de talento pero sí de empatía emocional hacia sus conjéneres; nos ofrece el retrato de un looser en la mejor tradición del cine americano, un tipo incapaz de expresar sus sentimientos si no es a través de las canciones que compone y que, consciente de su talento y obsesionado por la necesidad de reconocimiento, utiliza a las personas que le rodean sin importarle en modo alguno las consecuencias de sus actos (en este sentido es particularmente ilustrativa la relación que el protagonista mantiene con un gato... y que no explicaré para no destripar algunos elementos del film).
Son varios los elementos que en mi opinión hacen de éste un título mayor en la filmografía de los Coen: el guión, modélico, que bascula entre lo tragicómico y lo melancólico pero sin recrearse nunca en el melodrama; la construcción formal del film, prodigiosa, con una estructura circular que pretende enfatizar en círculo vicioso existencial en el que se ha metido su protagonista, siempre arrastrado por las circunstancias y sin posibilidad (o ganas) de escapar de ellas (en el fondo creo de Llewyn Davis se recrea en su miseria porque ello le hace sentirse más "artista"); el esplendido trabajo del iluminador Bruno Delbonnel, con una fotografía en la que abundan los tonos sepias, ocres, que enfatiza aún más el tono melancólico del film al mismo tiempo que le confiere un aspecto atemporal, como de película antigua; el trabajo actoral de Oscar Isaac... Carey Mulligan está francamente bien, John Goodman y Murray F. Abraham aportan prestancia y carisma, e incluso Justin Timberlake y Garret Hedlun lucen en sus papeles episódicos, pero quién soporta el peso del film es Isaac, que no solo se confirma como un gran actor sino también como un espléndido cantante; y por último las canciones del film, todas espléndidas (y magníficamente interpretadas), pero muy especialmente la canción que abre el film, "Hang me, oh hang me"... los pelos de punta. Una canción triste y hermosa al mismo tiempo, que concentra en sus notas el tono general del film, que se convierte también en uno de los más sentidos y más bellos de la carrera de los hermanos Coen.
En resumidas cuentas: ¿Lo mejor? Todas y cada una de las canciones del film... y todo lo demás. ¿Lo peor? Nada.
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