Hubo una época en que si había una productora que era un punto de referencia en cuanto a valorar un film de animación, esa era la Pixar. Al menos en el cine americano, pues el japonés es un mercado (y un estilo) diferente y el estudio Ghibli, con el maestro Miyazaki a la cabeza, es mucho estudio. El caso es que con "Toy Story" Pixar y su alma matter, John Lasseter, aportaron todo un soplo de aire fresco revolucionando no solo la técnica (basada integramente en la animación tridimiensional frente a la animación tradicional de los estudios Disney), sino también el enfoque, alejado por completo de los tradicionales "cuentos de princesas" que nos ofrecía la compañía del mago de Burbank.
Con ello no quiero decir que la Disney hiciese malas películas en aquel momento en que irrumpió Pixar en las salas comerciales, al contrario. Por naives y tradicionales que sean, "La Bella y la Bestia", "El rey león", "Tarzán" o "El jorobado de Notre-Dame" me parecen grandes películas de animación. Pero el publico ya comenzaba a dar la espalda a la animación tradicional y buscaba cosas nuevas, de ahí que tras el éxito masivo de "La sirenita" y "La bella y la bestia" las cifras de la compañía comenzasen a declinar, mientras que las de Pixar iban en aumento. El caso es que Pixar no solo estaba revolucionando la animación desde un punto de vista técnico, sino que basandose en la premisa de que lo más importante es la historia, estaba ofreciendo productos con un guión sólido, personajes carismáticos e historias originales, nada que ver con la tradicional formula 'princesa en apuros + principe encantador + secundario gracioso + villano odioso". Las 'princesas Diseny' parecían haber encontrado su talón de aquiles.
Cada nueva entrega de la Pixar parecía superar en ingenio y calidad visual a la anterior. Incluso cuando aunciaron la secuela de "Toy Story" nos preguntamos si no comenzaban a falta ideas en la compañía de John Lasseter, dudas que se despejaron por completo al comprobar que la secuela era aún superior a la película precedente. Después llegarían productos tan redondos como "Buscando a Nemo", "Los increibles" o "Ratatouille", alcanzando la perfección absoluta con dos obras maestras indiscutibles como son "Wall.E" y "Up".
Pero antes de alcanzar dicha perfección la Pixar nos ofrecería un producto menor, un pequeño tropiezo, "Cars", el fim menos valorado de la compañía. Y no porque "Cars" sea un mal film (técnica y visualmente es una maravilla), sino por su falta de originalidad, por ser un film un tanto frio que parece querer responder a una formula de éxito preconcebida. Inicialmente parecía nada más que un tropiezo en su camino al éxito, pero cuando la compañía anunció que iba a hacer primero una secuela de su película más floja y después un spin-off, "Aviones", las alarmas saltaron. ¿Comenzaban a faltar las ideas en la casa que nos había regalado títulos pluscuamperfectos como "Toy Story 2" o "Up"? El caso es que esas secuelas, a las que habrá que añadir las de "Monstruos University" y las anunciadas continuaciones de "Buscando a Nemo" (con el 'original' título de "Buscando a Dory" ) o "Aviones", acabaron resultando films mediocres a pesar de estar impecablemente bien resueltos desde un punto de vista meramente visual. Pixar, aparentemente, estaba perdiendo su alma.
Otras compañías como la Fox, Dreamworks o la propia Disney Company tratarían de abrirse camino en el terreno de la animación, pero inicialmente sin posibilidad de hacer sombra a Pixar y con productos tan mediocres como la saga de "Ice Age" (el personaje de Scratch, puro slapstick, es lo único salvable de dichos films) o la insufrible saga de "Shreck" y sus spin-offs (solo el primer film merece la pena ser reseñado). Incluso la Disney, tras diversos intentos de reanimarlo, abandonaría finalmente el mundo de la animación tradicional tras los pobres resultados comerciales de "Tiana y el sapo", film visualmente atractivo y que no carece de encanto, y que por influencia del propio John Lasseter tratarí de ofrecer una visión renovada de la imagen de las tradicionales 'princiesas Disney'. Lamentablemente el público lo vió como un producto añejo, un tipo de película más propia de una época pasada y ya superada. El siguiente intento de volver a contar un tradicional cuento de hadas por parte de la Disney ya sería en animación tridimensional, "Enredados", y curiosamente se ganaría esta vez el favor del público, en parte por haber dejado ya de lado la animación bidimensional pasada de moda, pero sobretodo por haber sabido contrar una historia llena de encanto y ofrecer una imagen totalmente actual de la típica 'princesita Disney': Rapunzel es ingeniosa, divertida, aventurera, valiente, soñadora... tendrá una cabellera kilométrica pero es una chica moderna.
Paralelamente la Pixar iniciaría un proceso inverso, dejaría momentaneamente de lado las historias protagonizadas por animales antropomórficos u objetos animados, para contar una historia más próxima a los cuentos de hadas pero con un barniz diferente: "Brave". Un buen intento... pero fracasado. Técnicamente el film es impecable, visualmente arrebatador, pero el problema (desde mi punto de vista) es que a la historia le falta gancho y le sobra moralina (algo que la Pixar siempre se ha cuidado mucho de evitar en sus films). Las historias de princesas parecían ser dominio indiscutible de Disney, y mientras Pixar se sumía en una falta de ideas cada vez más alarmante, otras compañías como Dreamworks recuperaban terreno y le pisaban los talones a Pixar con films tan logrados y originales como "Cómo entrenar a tu dragón".
El cualquier caso el cine de animación parece ser un terreno exclusivo para crear productos con vocación de cine para toda la familia. Muy atrás han quedado los tiempos que que visionarios como Raph Bakshi se atrevían a adaptar a la gran pantalla a Robert Crumb ("Fritz, el gato caliente", 1972, primer film de animación en obtener la clasificación X), Tolkien ("El señor de los anillo", estrenada a finales de los 70) o Frank Frazzetta ("Tygra. Hielo y Fuego", 1983); o productores como Ivan Reitman hacían lo propio con los relatos de Dan O'Bannon, Berni Wrightson o Richard Corben en la mítica "Heavy Metal" (dirigida por Gerald Porterton en 1981). Pero siempre hay alguien que opta por prescindir del exceso de almíbar y la estética blanda y edulcorada que mayormente impregnan los films de animación, y así podemos disfrutar de productos con una estética más arriesgada, más feista, y con un tratamiento más irónico de los personajes y la historia, que hacen el producto más disfrutable para los adultos que para los pequeños. Sería el caso de, por ejemplo, la visualmente portentosa "Rango".
Pero las películas de dibujos continúan pretendiendo llegar al mayor rango de público posible, muy especialmente a los más pequeños de la casa. Y las princesas siempre tendrán su lugar en la gran pantalla. El último producto que nos ha regalado Disney en esta línea es "Frozen", basado en el tradicional cuento "La reina de las nieves" de Hans Christian Andersen. "Frozen" repite exáctamente el mismo esquema que seguía "Enredados" (inspirado en la "Rapunzel" de los hermanos Grimm), incluso en el título, que trata de evitar cualquier vinculación a los tradicionales cuentos de hadas que adapta sin hacer referencia explícita al título original, buscando así la afección de un público que busca enfoques más actuales. El resto del film sigue una fórmula muy estudiada y promovida en su día por el propio John Lasseter: una historia con gancho, personajes bien escritos, las justitas dosis de romance (para no aburrir a la platea) y mucho más humor y, sobretodo, aventura. La formula, no hay que decirlo, funciona. Las dos protagonistas del film son caristmáticas: Elsa, la princesa de hielo, es aguerrida y hermosa al mismo tiempo, es una mujer poderosa completamente alejada de la imagen de princesita en apuros; su hermana Ana es divertida, valiente, ingeniosa... Igual que ocurría con la Rapunzel de "Enrededados" es una chica de hoy en día en un cuento tradicional, y dotada además de una insospechada vis cómica. El protagonista masculino también se aleja del perfil tradicional de principe encantador soso y envarado: el Kristoff de "Frozen", igual que el Flynn de "Enredados", es un tipo encantador y con sentido del humor, y si bién Flynn se distinguía por su descaro y su encanto canallesco, Kristoff lo hace por su actitud 'brutota' de chico de campo. Pero ambos resultan igualmente carismáticos.
Una animación pluscuamperfecta, una historia con gancho, bonitas canciones convenientemente dosificadas, sentido de la aventura y un secundario para el recuerdo (Olaff, el muñeco de nieve) completan un producto más que disfrutable para los más pequeños... pero también para muchos adultos (entre los que me encuentro).
En resumidas cuentas: ¿Lo mejor? El tratamiento de los personajes femeninos, especialmente el de Ana, repleto de humor y completamente alejado de enfoques más tradicionales (y por lo tanto más machistas) ¿Lo peor? Que no se le dé más cancha a un personaje tan carismático como Olaff; el primer (y divertidísimo) teaser del film presagiaba un mayor protagonismo de un personaje que dá mucho juego visual. Es una lástima que no le hayan concedido más escenas para su lucimiento... Os pongo aquí dicho teaser como regalo:
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