No deja de sorprenderme la postura que desde ciertos
sectores se adopta a la hora de criticar determinadas películas, sean desde revistas
especializadas, programas de televisión y muy especialmente foros de opinión. No hace mucho escuchaba en un programa de
televisión especializado en análisis cinematográfico (no hay muchos, así que es
fácil deducir de cuál puede tratarse) un comentario en que metía las sagas de “Crepúsculo”
y “Los juegos del hambre” en un mismo saco. La saga de Suzanne Collis tiene
muchos puntos en común con obras como “Divergente” o “El corredor del laberinto”
(que no hace mucho comentaba aquí), porque todas ellas hablan de distopías;
pero poco tiene en común con los libros de Stephanie Meyers más allá del hecho
de que ambos van dirigidos fundamentalmente a un lector adolescente. “Crepúsculo”
acota más la franja de público al que va dirigida al orientarse muy
especialmente al público femenino. La esencia de esta obra es sobretodo
romántica (en la acepción más cursi del término) y su mensaje no puede ser más
conservador (se resumiría en un ‘debes mantenerte virgen hasta el matrimonio’).
Sagas como “Los juegos del hambre’ o ‘Divergente’ tienen un sustrato
socio-político que, aunque tenue y superficial, está ahí. Y si bien es cierto
que no descartan el elemento romántico y un enfoque abiertamente teen, también tienen las suficientes dosis
de aventura y acción como para desmarcarse de las tendencias dictadas por la
saga “Crespúsculo”. En mi comentario a la anterior entrega de la saga (aquí) ya exponía en parte mi desacuerdo con ese tipo de posturas críticas y mi defensa de los títulos que componen esta saga basada en los libros de Suzanne Collins)
A la hora de analizar una película como las que componen la
saga “Los juegos del hambre”, no debemos perder de vista a qué público va
dirigida y qué objetivos se ha marcado. ¿Cumple esos objetivos? En mi opinión,
sobradamente. Pretender compararla con otras obras (maestras o no) del género
(estamos hablando de cine de ciencia-ficción), es una estupidez y en el fondo
no denota más que cierto grado de esnobismo por parte de quién hace la
comparación. En muchos foros he leído críticas que desprecian abiertamente este
tipo de películas (muchas veces incluso antes de haberlas visto) simplemente
por ser películas para adolescentes. “Los juegos del hambre” es una película
simple, algo plana si cabe, con un planteamiento interesante pero expuesto de
forma superficial, que presta más atención a aquellos elementos de la trama que
captarán la atención del público adolescente (el romance, la aventura, la
acción…) que no a la crítica socio-política que podría extraerse de la misma
(la lucha de clases, la estratificación social, la corrupción gubernamental, la
crítica a los medios de comunicación, etc.). Pero de nuevo, insisto, no debemos
perder de vista el hecho de a quién va dirigido este tipo de películas. Y
sabiendo que va enfocada a un sector de los espectadores que normalmente no
tienen demasiadas inquietudes de carácter socio-político, es simple hecho de
que se atreva a incluir apuntes más críticos o que inviten a la reflexión, y
que estos además tengan una cierto posicionamiento políticamente liberal e
incluso un matiz feminista, ya es de por sí meritorio. Al margen de todo esto
creo sinceramente que “Los juegos del hambre” es una película filmada con
oficio, bien interpretada y con un encomiable diseño de producción.
En algunos foros de opinión también he leído algunos
comentarios que desprecian el trabajo interpretativo de su elenco actoral. Vaya
por adelantado que Jennifer Lawrence, protagonista de la saga, me parece una
excelente actriz, como ya ha demostrado en films como “Winter’s Bone” (por el
que obtuvo su primera nominación al Oscar en el 2010), “El lado bueno de las
cosas” (ganadora del Oscar a la mejor actriz en el 2012) o “La gran estafa
americana” (nominada al Oscar de nuevo en el 2014). En la saga de “Los juegos del hambre”, siendo una película de carácter
más comercial, demuestra igualmente sus maneras de gran actriz y una absoluta
convicción y entrega en su papel de Katniss Everdeen. Es misma entrega vuelve a
repetirse en cada una de las secuelas. ¿Y qué podemos comentar del resto del
reparto? Obviando algunos actores adolescentes que están correctos pero que aún
tienen mucho que demostrar, como el caso de Josh Hutcherson, el elenco lo
completan nombres como Donald Sutherland, Phillip Seymour Hoffman, Stanley
Tucci, Woody Harrelson, Toby Jones, Julianne Moore… En algunos foros he
escuchado la expresión ‘cuanto talento desperdiciado’ o comentarios sobre el
hecho de que esos actores solo están en el film para cobrar un sustancioso
cheque. Y de nuevo vuelvo a estar en desacuerdo. Todos y cada uno de ellos
demuestran ser grandes profesionales y estar a la altura de lo que se espera de
ellos; reducir su trabajo en estos films al hecho de que solo buscan cobrar una
sustanciosa nómina me parece una falta de respeto (Julianne Moore, por ejemplo,
ha declarado recientemente que se sentía orgullosa de participar en la saga).
Se nota de Stanley Tucci o Elizabeth Banks disfrutan dando vida a los extravagantes
Caesar Flickerman y Effie Trinket respectivamente; Donald Sutherland destila
auténtica clase y madera de gran actor interpretando al sibilino presidente
Snow; y Julianne Moore dota de la necesaria frialdad y contención a una
política como la presidenta Alma Coin. Woody Harrelson, por el contrario, no
tiene en esta secuela las ocasiones de lucimiento de las que disfrutó en los
films precedentes como el degenerado Haymithc Abernathy.
Gary Ross es sustituido en esta ocasión por Francis Lawrence
en las labores de dirección, y este último demuestra el mismo oficio y falta de
personalidad que su predecesor. Y con
ello no digo que el film esté más dirigido o mal filmado, al contrario, pero
está hecho de manera convencional, pragmática, sin garra. El cambio de director
tiene su reflejo (necesario) en el cambio de enfoque de esta secuela. Si las
dos primeras partes de la saga giraban en torno al tema de los juegos y la luchas
entre los participantes, y como éstos eran utilizados por el gobierno para
distraer a la población de temas más acuciantes (el hambre, la pobreza, la
falta de recursos, la corrupción gubernamental, del dominio de las clases
pudientes….), esta secuela, de título “Los juegos del hambre. Sinsajo – Parte 1”,
se centra sobre todo en las intrigas políticas de la resistencia y sus intentos
por derrocar al gobierno corrupto de Snow, lo que da lugar a un nada desdeñable
discurso acerca del poder de la propaganda y su uso en las campañas bélicas.
Lamentablemente el hecho de que el último libro de la saga, “Sinsajo”,
haya sido dividido en dos películas no favorece mucho al ritmo de esta
penúltima entrega, que a la postre no deja de ser una larga exposición de los preámbulos
sobre los que se pretende desarrollar el próximo capítulo de la saga, que
debería suponer el punto final a las aventuras de Katniss Everdeen (algo
similar ocurría con las últimas entregas de “Harry Potter” y “Crepúsculo”). El
film atesora un par de momentos, no lo niego, que contienen cierta emoción
(especialmente aquel en que Katniss visita un hospital de refugiados), pero se
pierde en exceso en los diálogos de los preparativos bélicos e intrigas
políticas, y desdeña incomprensiblemente algunas escenas de acción como la del rescate de Peeta Mellark. Todo
evidencia que el estallido se producirá en “Sinsajo – Parte 2”, que promete ser
la entrega más espectacular de la saga con el inevitable estallido de la guerra
entre los rebeldes encabezados por Katniss y el Capitolio.
En resumidas cuentas: ¿Lo mejor? Jennifer Lawrence, que vuelve a poner toda la
carne en el asador a la hora de interpretar a la protagonista de la saga. ¿Lo
peor? La película es demasiado larga
para lo que cuenta, que en el fondo es bien poco, y uno acaba teniendo la
sensación de que realmente no pasa nada a lo largo del film.
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