lunes, 22 de diciembre de 2014

SENSE OF MARVEL


Cuando hace algunos años se confirmó la compra de Marvel Comics por parte de la Disney Company, no fueron pocos los que pusieron el grito en el cielo temerosos de que se produjese una injerencia intolerable por parte de la compañía californiana en la producción de una de las mayores editoras de comics de los Estados Unidos. Si bien no se pueden tildar de radicalmente progresistas o liberales las tendencias socio-políticas de la editorial (pensemos que Marvel produce esencialmente comics de superhéroes americanos), si es cierto que su posicionamiento está muy alejado de los más familiares y conservadores valores que pregona Disney. ¿Iban los lectores de comics a ver como la violencia de éstos se reduciría de forma sensible? ¿Llegarían a advertir como se suavizarían los contenidos de los comics para ofrecer un producto más "light", apto para todos los públicos? ¿Se iban a convertir los comics Marvel en una serie de productos más o menos propagadisticos que defendiesen la unidad familiar y el american way of life? Esos eran algunos de los temores que asaltaron a los lectores habituales y no faltaron entonces sangrantes parodias en las que aventuraban crossovers entre Spider-man y Mickey Mouse, o en las que veíamos a Mary Jane Watson o la Viuda Negra dibujadas como princesas Disney.

El tiempo ha demostrado que dichos temores eran infundados, y no solo no se ha apreciado una injerencia percetible por parte de Disney en los comics (las dosis de acción, violencia y contenido más o menos 'incorrecto', siempre según los estándares de la sociedad conservadora bienpensante americana, se mantienen prácticamente intactos), sino que además los productos cinematográficos realizados al auspicio de Marvel Studios, poco o nada tienen que ver con la sensibilidad imperante en las tradicionales películas Disney. "Los Vengadores" de Josh Wedon resultan tan adrenalíticos como cabría esperar, "Los Guardianes de la Galaxia" de James Gunn mantienen intacto su humor irreverente, e incluso "Capitán América. El Soldado de Invierno" no disimula una cierta critica ideológica que pone en entredicho el stablishment político americano. No hay canciones, no hay secundarios graciosillos, no hay villanos de opereta... ni siquiera hay niños o animalitos achuchables (bueno, Baby Groot se le acerca... pero solo aparece en los créditos finales). Dicho de otro modo: Marvel ha mantenido su idependencia creativa sin sufrir (al menos aparentemente) presiones por parte de Disney. Y es muy posible que los directivos de Disney no haya perdido de vista el hecho de que Marvel tiene su público y no deja de ser una compañía lucrativa.

No obstante era de esperar que tarde o temprano se produjese algún tipo de colaboración entre ambas majors, y que de dicha colaboración surgiese algún tipo de producto híbrido. Dicho producto es "Big Hero 6". O podría haber sido, porque a la postre lo que tenemos entre manos es un producto 100% Disney. Ojo, no lo digo como una crítica. A fin de cuentas "Big Hero 6" es un film muy apreciables desde muy diferentes puntos de vista. Pero vayamos por partes.

Los "Big Hero 6" son un grupo de super-héroes japoneses que debutaron en los años 90 en las páginas de "Alpha Flight". Supongo que viendo el éxito creciente del comic manga Marvel decició probar suerte con una serie que bebía de influencias niponas, aunque adaptándolas a la idiosincrasia propia del comic de superhéroes americano. En los 90 surgió una generación de dibujantes que asimilaban las influencias gráficas del cómic y el animé proveniente del país del Sol Naciente, y que cristalizó en un nuevo estilo llamado 'amerimanga' que tuvo sus principales representantes en dibujantes como Adam Warren, Joe Madureira, Humberto Ramos o Ducan Rouleau, este último creador gráfico de los "Big Hero 6". El comic tuvo un éxito más bien discreto, pese a que en sus filas militaron un par de personajes provenientes de la franquicia mutante como Fuego Solar y el Samurai de Plata, y con el tiempo terminó por desaparecer de la producción editorial marvelita.

No es tan extraño que desde Disney se haya rescatado este olvidado grupo para realizar el primer film de animación que adapta un cómic Marvel según los criterios estéticos y éticos de la compañía californiana. Marvel ha acabado bastante escamada con la perdida de los derechos de algunos de sus personajes y anda desesperada por recuperar los que corresponden a franquicias como los X-Men o los 4 Fantásticos (en poder de Fox). Marvel no se arriesgaría a ceder los derechos de sus colecciones estrella y más cuando estos pueden interferir en un ambicioso plan de producción que llega hasta el 2018 o 2019. Pero tratándose de personajes olvidados o franquicias casi desconocidas, ¿porqué no intentarlo? Ahí es donde entran estos "Big Hero 6".

En el trasvase a Disney algunas cosas han cambiado: ni Fuego Solar ni El Samurai de Plata pueden aparecer, pues en su condición de mutantes sus derechos pertenecen a Fox); Hiro o Gogo Tomago conservan buena parte de su diseño original; Baymax sufre cambios considerables y su aspecto agresivo se transforma en un 'diseño achuchable'; Honey Lemon conserva solo su nombre, su pelo rubio y su bolso (aunque este último ya no es una puerta a un universo de bolsillo; Fredzilla es simplemente Fred con un traje de monstruito; y Wasabi es ahora negro por aquello de que todo film blockbuster producido en Hollywood debe mantener su cuota de actores afroamericanos. El resultado, como decía más arriba, es un film netamente Disneyano que nada tiene que ver con el espíritu de los films Marvel más allá de un hilarante cameo en la escena post-cretitos (y que conviene no perdérsela).

Vale, no es un film Marvel. ¿Es por ello una mala película? En absoluto. El film hace gala de un film endiablado en muchos momentos, tiene momentos francamente divertidos, es sencillamente espectacular en las secuencias de acción, mantiene un par de momentos emotivos marca Disney que no desentonan en absoluto, e incluso tiene algunos momentos dramáticos que sorprenden gratamente por inesperados. Son curiosamente esos momentos dramáticos los que podrán conectar más con el público adulto y los que quizás logren cierta desafección por parte de la audiencia infantil. Pero para compensarlo ahí está un personaje como Baymax, que es un prodigio de diseño minimalista (en la línea de la E.V.E de "Wall.e") y que nos regala los momentos más hilarantes del film.

Hay no obstante algunos elementos criticables en este último film de la factoria Disney. Sin duda alguna la parte del león se la lleva Hiro, el personaje mejor dibujado, y su robot enfermero/guardian Baymax, aunque algunos aspectos de su relación están descritos de manera un tanto superficial (el giro hacia la 'oscuridad' que experimentan ambos en un momento del film está resuelto de manera bastante precipitada). Sin embargo el resto de los miembros del grupo y compañeros de Hiro, aunque estando muy bien definidos en su aspecto gráfico, aparecen bastante desdibujados en cuanto a la parte emocional y poco aportan al relato más allá de protagonizar algunos momentos de acción más o menos espectaculares. Honey Lemon, Wasabi o Gogo resultan en conjunto bastante intrascendentes y tanto solo Fred aporta algún momento cómico digno de aprecio. Por otro lado el villano del film vuelve a ser un acierto en cuanto a su diseño (su entrada en escena, vestido de negro y atabiado con una máscara kabuki, es realmente escalofriante), pero de nuevo sus motivaciones resultan un tanto forzadas y no deja de ser a la postre un personaje un tanto plano. En última instancia hay un aspecto inherente a todo comic de superhéroes que se precie y que aquí ha sido ignorado en buena medida: el hecho fundacional que da origen al superhéroe, tanto en su causa física  (la picada de una araña radioactiva, la explosión de una bomba gamma, el gen X mutacional, el bombardeo de rayos cósmicos...) como emocional (el asesinato de un progenitor que deriva en la busqueda de venganza, la busqueda de redención por errores cometidos en el pasado, la asunción de una misión con un fin superior...). En el caso de Hiro su conversión en superhéroe resulta un tanto casual y obedece más a necesidades de guión que no a una evolución más matizada del personaje.

En lo que no hay motivo de discusión es en la animación. A nivel técnico ésta resulta sencillamente prodigiosa y logra momentos de auténtica belleza, especialmente en la descripción de la ciudad de San Fransokio, un curioso híbrido de Tokyo y San Francisco. Algunos momentos de acción o las secuencias de vuelo de Baymax cortan la respiración por su planificación y la absoluta perfección de su animación.

En resumidas cuentas: ¿Lo mejor? La animación, pluscuamperfecta... y el diseño 'achuchable' de Baymax. ¿Lo peor?  No es que sea en sí un defecto, pero cabría esperar un producto más arriesgado de lo que iba a ser la primera colaboración Disney/Marvel, y en vez de ello tenemos un muy logrado y disfrutable producto 100% Disney, pero que se desentiende por completo de la herencia de la mayor editorial de comics superheroicos de la historia.

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