Este blog empezó siendo una especie de diario personal. Luego empecé a hablar comics, de teatro, de literatura fantástica, y sobretodo de cine, mucho cine. Al final se ha acabo convirtiendo en un compendio de reseñas y "estudios" de temas diversos, casi siempre relacionados con el 7º ARTE
miércoles, 10 de diciembre de 2014
CREO EN HAWKING
Que duda cabe que Stephen Hawking es una de las mentes más preclaras dentro del pensamiento científico actual. Su figura, de sobras conocida, saltó a la fama a raiz de sus estudios sobre los agujeros negros y las singularidades espacio-temporales en el marco de la teoría de la relatividad, lo que le llevó posteriormente a elaborar una serie de teorías cosmológicas que unificaban la Relatividad General con al Teoría Cuántica y que han sido debatidas por estudiosos de todo el mundo y plasmadas es varios libros, siendo posiblemente el más popular de ellos "Breve historia del tiempo". Dichas teorias no solo han sido debatidas en el marco de la física teoríca, sino que también han sido analizadas desde una perspectiva filosófica y teológica. En su búsqueda de una ecuación única que explicase el todo de la existencia del Universo, Hawking elaboró inicialmente una teoría según la cual el universo y el tiempo, tenían un comienzo, y por lo tanto un momento de creación, aspecto que fué rechazado por muchos científicos de su época. En su libro "Breve historia del tiempo" llega a afirmar que 'si llegamos a descubrir una teoría completa, sería el triunfo de la razón humana, porque entonces conoceríamos la mente de Dios'. Dichas palabras dieron a entender que en cierta forma Hawking estaba defendiendo la idea de la existencia de Dios como principio creador, pero con el paso de los años el propio Hawking fué matizándolas; incluso su primera esposa, Jane Wilde, creyente y anglicana practicante, llegó a decir que dicha afirmación no era más que una estrategia de marketing.
Es cierto que Stephen Hawking ha utilizado repetidamente la palabra Dios en su discurso de divulgación científica, pero él mismo ha explicado reiteradamente que lo hace en sentido metafórico, que solo cree en un universo gobernado por las leyes de la ciencia y que 'esas leyes pudieron ser creadas por Dios, pero Dios no interviene para romperlas'. En su último libro publicado en el 2010, "El gran diseño", Hawking descarta ya a Dios como creador del universo, del mismo modo que el darwinismo lo descartó como creador de los seres vivos. Según sus palabras 'el Universo pudo y se creó de la nada. La creación espontánea es la razón de que haya algo en lugar de nada, es la razón por la que existe el Universo, de que existamos. No es necesario invocar a Dios como el que encendió la mecha y creo el Universo". Esas palabras despertaron una fuerte polémica y críticas por parte de los representantes de numerosas religiones.
Pero si Stephen Hawking es conocido por lu labor en pro de la divulgació científica, no lo es menos
por su lucha personal contra la esclerosis lateral amiotrófica que padece desde que se la diagnosticaron a los 21 años, cuando estudiaba en Oxford. Entonces le dieron tan solo 2 años de vida. Hawking ha cumplido ya los 72, se ha casado 2 veces y ha tenido 3 hijos. En la actualidad se comunica con la ayuda de un sintetizador de voz desde que le practicaron una traqueotomía de urgéncia en 1985, con la consecuente perdida de la voz.
Que duda cabe que su vida y obra podían dar pié a un interesante biopic, film que con el título de "The Theory of Everything" llegará en breve a nuestras pantallas bajo la dirección de James Marsh a partir del libro de Jane Hawking, la primera esposa de Hawking. Si pensamos en que con demasiada frecuencia las películas basadas en personajes históricos más o menos contemporáneos, y más cuando éstos son victimas de enfermedades graves o incapacidades de algún tipo, son carne de Oscar, era fácil deducir que semejante material podría haber dado pié a un film excesivamente academicista. Pero James Marsh sortea habilmente ese peligro, dotando de cierto ritmo a la historia, e incluso consiguiendo algumos momentos francamente hermosos, como la secuencia que Hawking elabora una de sus famosas teorias observando el crepitar del fuego de una chimenea, secuencia en la cual inserta un primerísimo primer plano de su pupila que llega a confundirse con la imagen de un agujero negro. Pese a todo Marsh no consigue evitar que el conjunto del film termine por resultar un tanto rutinario.
El film rinde sin disimulo pleitesía a la figura de Hawking, buscando siempre la solidaridad y la empatía del espectador hacia un personaje de mente privilegiada que padece una gravísima enfermedad, y evitando intencionadamente escarbar en los asuntos más espinosos de su biografía, como el divorcio de su primera esposa y su sonado affair con la enfermera/asistente que fué contratada para cuidar de él, momento sobre el que el film planea muy de pasada. La película en todo momento nos ofrece la imagen (real) del Hawking más chistoso y al mismo tiempo su lado más frágil, y de esta forma esquiva las polémicas en torno a las acusaciones de utilizar el vocabulario religioso como mero elemento de marqueting, o las críticas acerca de la postura abiertamente atea que se desprende de su discurso científico. De esta manera cualquier intención de discurso a propósito del enfrentamiento entre ciencia y religión, o la posibilidad de integrar ambos en una misma creencia, desaparece por completo del film, dilapidando así la posibilidad de ofrecer una película más compleja y más interesante.
Pero si hay un elemento que no admite discusión alguna en el film es el trabajo actoral de Eddie Redmayne, joven actor inglés en el que muchos empezamos a fijarnos a raiz de su intervención en la insulsa adaptación televisiva de "Los pilares de la Tierra", y que tras un par de meritorias intervenciones en "Mi semana con Marilyn" (Simon Curtis, 2011) y "Los miserables" (Tom Hooper, 2012), ahora nos deslumbra poniendose en la piel del científico británico. Redmayne no hace de Hawking, sino que se transforma por completo en el personaje, ES Hawking. Tampoco podemos dejar de mencionar a una espléndida Felicity Jones, que da vida a la abnegada esposa del científico, y que realiza un trabajo francamente meritorio. Los habitualmente eficaces David Thewlis o Emily Watson, tienen en esta ocasión papeles muy secundarios y pocas ocasiones para hacerse notar. Redmayne, como no podría ser de otro modo, se erige pues en el amo de la función merced a una caracterización sencillamente prodigiosa y que a buen seguro le abrirá las puertas al Oscar al mejor actor principal... aunque muchos auguran que va a tener un fuerte competidor en Benedict Cumberbach, que da vida a otro científico, Alan Turing, en el film "The Imitation Game".
En resumidas cuentas: ¿Lo mejor? Eddie Redmayne; sin desmerecer en absoluto el trabajo de Felicity Jones, la interpretación de Redmayne solo puede ser clasificada como portentosa. ¿Lo peor? El film se rinde por completo a la figura de Hawking, sin tratar de ofrecer en ningún momemento una mirada crítica sobre la persona o su obra.
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