Este blog empezó siendo una especie de diario personal. Luego empecé a hablar comics, de teatro, de literatura fantástica, y sobretodo de cine, mucho cine. Al final se ha acabo convirtiendo en un compendio de reseñas y "estudios" de temas diversos, casi siempre relacionados con el 7º ARTE
sábado, 18 de octubre de 2014
PONER LOS CUERNOS
Si algo hay que reconocerle a Daniel Radcliffe es el esfuerzo que está poniendo en quitarse de encima el personaje de Harry Potter. Será mejor o peor actor, pero no cabe duda de que hasta ahora está dirigiendo su carrera con inteligencia y evitando el encasillamiento.
Ya antes de concluir la saga del aprendiz de mago creado por la escritor J. K. Rowling, Dadcliffe aceptó interpretar el personaje de Alan Strang de "Equus" en la escena londinense, controvertida obra de Peter Shaffer que fué llevada a la pantalla grande por Sidney Lummet 1977, y que tiene una escena que obliga al actor a presentarse en el escenario como Dios le trajo al mundo, cosa que en su dia despertó las iras de los seguidores de la saga de Harry Potter por considerarlo 'inadecuado' y que podría herir en cierto modo las sensibilidades de los niños que acudían al cine a ver las hazañas de su mago favorito.
Nada más concluir su participación en la saga aceptó el rol protagonista de un film de terror gótico, "La mujer de negro" (James Watkins, 2012), y después aceptaría intervenir en la serie televisiva "A young doctor's notebook", basada en la obra de Mijail Bulgakov, y en la que interpreta a un joven e inexperto doctor adicto a la morfina que ejerce en un pequeño pueblo durante la época de la Revolución Rusa. Poco después se metería en la piel nada más y nada menos que del poeta de la beat generation Allen Ginsberg en el film "Kill your darlings" (John Krokidas, 2013, que ya comenté en BEAT YOUR DARLINGS), donde no solo interpretaba a un personaje homosexual, sino que además no se cortaba a la hora de interpretar algunas escenas subidas de tono.
Nos llega ahora (o nos llegará cuando se estrene aquí) su última incursión en el género fantástico, "Horns", rodada por Alexandre Aja en el 2013, en la que Radcliffe tiene la ocasión de mostrar un imagen desaliña e interpretar a un personaje con ciertas connotaciones siniestras, algo bastante alejado de lo que debería ser un alumno de Hogwarts. Alexandre Aja es un director que ha mostrado buena mano con la puesta al día de algunos clásicos del género como "Las colinas tienen ojos" (2006), remake del clásico de Wes Craven de 1977, más salvaje y grandgignolesca si cabe que el film original, o "Piraña 3D" (2010), divertida por excesiva puesta al día del clásico (again) rodado por Joe Dante en 1978.
Aja se ha olvidado esta vez de los clásicos del cine de terror setentero y ha tomado como base para su última película una novela de Joe Hill ("Cuernos" en su tradicción al castellano), que parte de una originial premisa: un tipo (Daniel Radcliffe) es acusado (al parecer injustamente) del asesinato de su novia pero sin poder ser inculpado del mismo, lo que no evita que todos los habitantes del pueblo donde habita den por hecho su culpabilidad y lo vean como un demonio; un buen día se despierta y le han crecido cuernos en la cabeza, sin embargo todo el mundo que le ve, lejos de reaccionar con estupor, extrañeza o miedo, empiezan a mostrarle su personalidad más oscura. Aquí es donde el film podría establecer una disquisición sobre la naturaleza del mal, sobre como algunos individuos son percibidos como diabólicos por ciertos sectores de la sociedad, mientras que los miembros de esa masa acusadora, aparentemente inocente, justa y pacífica, esconden sentimientos oscuros, violentos y de naturaleza muchas veces sordida. Pero lamentablemente este planteamiento está asuente en el film de Aja, y lo que podría ser un interesante discurso acerca del mal y como éste transforma a los individuos acaba quedándose en unas buenas intenciones que nunca llegan a encontrar el desarrollo adecuado. En el momento que le nacen los cuernos el personaje que interpreta Dadcliffe en el film, este es capaz de provocar y sacar a la luz la parte más oscura y siniestra de la gente que le rodea, al mismo tiempo que a pesar de su demoniaco aspecto él insiste en defender su inocencia y exhibir un caracter más pacífico y conciliador. Pero algunas de las escenas en que dicho personaje, de nombre Iggy, extrae la parte oculta de sus vecinos y familiares no pueden evitar caer en un sonrojante ridículo (como aquella escena en que hace que unos periodistas se enfrenten entre sí, o cuando provoca que una pareja de policías muestren su lado más 'romántico').
El film arranca de una forma interesante, y tiene un par de buenos momento cuando Iggy descubre los verdaderos sentimientos de sus padres hacia él, pero no sabe explotar las capacidades que exhibe el personaje y el tono malsano que destilan las escenas iniciales se pierde en momentos de sal gruesa o en metáforas visuales carentes de sutileza (las serpientes, el tridente...) y que acaban perjudicando el conjunto del film. Al final todo queda reducido a un simple thriller fantástico donde la trama se reduce a tratar de descubrir quén es el verdadero asesino de la novia del protagonista, todo ello rematado con un final absurdo, un tontorrón festival de efectos especiales que malogra por completo los pocos aciertos que tiene la película en la primera mitad de su metraje. De hecho en la trama podríamos descubrir un cierto aspecto irónico en el hecho de que al personaje de Iggy le 'salgan cuernos', algo a lo que un guión más ingenioso podría haber sacado partido, pero ni el guionista parece estar por la labor ni sé si quiera si existe dicha referencia en la novela original. Al menos, pese a que Alexandre Aja maneja un material con excasa entidad, no se puede negar que tiene buena mano para el manejo de la cámara.
En resumidas cuentas: ¿Lo mejor? La dirección de Aja. ¿Lo peor? Una buena idea completamente desperdiciada en un guión simplista y vacío de contenido.
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