En el proceso de montaje de una película muchas veces hay
secuencias que por las más diversas razones no acaban en el final cut que se
estrena en las salas comerciales. Las decisiones de descartar una u otra
secuencia pueden venir muchas veces del propio director o a veces por injerencia
de los productores del film, y si bien hay veces en que esas decisiones se
toman por motivos artísticos, al comprobarse que determinadas escenas no
funcionan en la película como se esperaba, también hay veces que esos descartes
vienen motivados por criterios estrictamente comerciales. Hay un aspecto que
tanto directores como productores tienen en mente a la hora de estrenar un
film: éste tiene que funcionar comercialmente en taquilla. De ahí que a veces
caen del montaje final secuencias o planos debido a que pueden resultar
demasiado violentos o crudos o muestran imágenes demasiado explícitas, por lo
que con el objetivo de evitar una clasificación R (‘Restricted’) que limita el
acceso a las salas de los menores de 17 años, es preferible suavizar el
contenido de un film y permitir así la afluencia de un público más amplio.
También a veces intervienen criterios de metraje, y más cuando actualmente no
hay problemas en estrenar films que superan ampliamente las 2 horas de duración:
cuando más corta es una película, más sesiones se pueden programar en un mismo
día. Así pues los 90 minutos de duración serán siempre preferibles a cualquier cifra
que supere los 120.
Sin embargo el mercado videográfico del DVD y Blu Ray ha
proporcionado la oportunidad a muchos directores de presentar su propias versiones
de sus films a través de ‘Director’s cuts’, ‘versiones extendidas’, ‘montajes
definitivos’, etc., más acordes con su visión inicial y más personal de la
película… y de paso así rentabilizar doblemente un film y obtener un mayor
beneficio económico.
¿Pero cuándo empezó esta moda de editar nuevas versiones de
films ya estrenados comercialmente? Posiblemente fue “El señor de los anillos.
La comunidad del anillo” la película que puso de manifiesto la viabilidad
comercial de este tipo de ‘ediciones especiales’ en el mercado vieográfico,
pero podría decirse que hay un ilustre precedente anterior al film de Peter
Jackson: “Blade Runner”.
En el año de su estreno, allá por el 1982, el “Blade Runner”
de Ridley Scott se saldó con una muy discreta carrera comercial y una muy fría
recepción crítica. Irónico si consideramos que hoy en día no solo es
considerado un film de culto, sino que es aceptado de forma prácticamente
unánime, tanto por la crítica como por los aficionados, como una obra cumbre de
la ciencia-ficción y uno de los films más influyentes del género. Los
productores en su momento no confiaban en la viabilidad comercial de la
película, que consideraban críptica y demasiado oscura, y le impusieron al
director un incongruente final feliz y una demasiado explicativa voz en off a
fin de hacer el film más asequible al espectador medio. Cuando tuvo la
oportunidad Scott revisó su (posiblemente) obra cumbre en 1992 y presentó un
nuevo montaje más acorde con su visión inicial. Básicamente lo que hizo fue:
a) Eliminar la voz en off del protagonista
b) Añadir la controvertida escena del sueño del unicornio
c) Eliminar el impostado final feliz
Muchos aficionados reaccionaron airados antes estos cambios
pues consideraban que el film original debía permanecer inalterado. Scott (en
mi opinión con buen criterio) no solo hizo caso omiso de dichas críticas, sino
que llevo a cabo una segunda remasterización en el 2007 en la que gracias a las
nuevas tecnologías se corrigieron algunos errores técnicos y se resolvieron
algunos fallos de montaje. Por ejemplo se insertó una secuencia perdida con una
bailarinas semidesnudas en un escaparate callejero, se insertó la cara do Joanna
Cassidy (el personaje de Zhora) en las secuencias en que su doble huye antes de
ser ha abatida por Deckard, y se insertaron planos digitales en la escena final
en que la paloma escapa de las manos de Roy Batty (la escena original mostraba
torpemente un cielo despejado diurno cuando anteriormente la escena transcurría
de noche y en mitad de la lluvia).
Scott supervisó personalmente este ‘Final cut’ que él mismo
considera definitivo y yo personalmente creo que es la versión más perfecta y
acertada del film. Al margen de cambios menores y/o técnicos en algunos planos
y secuencias, los tres mayores cambios de esta versión final, erróneamente
menospreciados por buena parte de los fans, mejoran en buena medida la
película:
a) Muchos argumentan que la voz en off contribuye a
darle ese aire de film noir a la película,
y que su supresión es un error, pero yo creo que el error reside precisamente
en su utilización. La mezcla de géneros del film (ciencia-ficción y cine negro)
puede observarse en muchos aspectos del mismo, y precisamente ese aire a lo noir se aprecia en elementos como el vestuario
y peluquería (el peinado años 50 de Rachel, la gabardina de Deckard, en la más
pura tradición del detective hard boiled…),
los decorados (los ventiladores en el techo que se observan en algunas secuencias,
intencionadamente incongruentes en un film ci-fi…), la iluminación (con
contraluces y fuertes contrates de fuentes de luz, emulando la expresionismo
cinematográfico que tanto influyó en muchos films de género negro de los años
50 y 60…) y sobretodo el propio argumento, que bebe tanto de Phillip K. Dick
(autor del relato original en que se inspira “Blade Runner”) como de Dashiel
Hammet o Raimond Chandler. La voz en off no solo no aporta nada relevante en
cuanto a la identificación con el género negro, sino que resulta reiterativa y
en exceso explicativa, a la par que le resta misterio al film. Esta imposición
por parte de los productores (que, insisto, nunca fue del agrado de Scott)
contribuye a facilitar la identificación de los espectadores con el personaje
de Deckard, pues lo que hace es humanizarlo; pero al mismo tiempo el resta
ambigüedad al mismo, pues uno de los grandes misterios del film es la respuesta
a la pregunta de si Deckard es humano o no, de si es en verdad el replicante
perdido que se menciona al inicio del film.
Con la inclusión de la voz en off no hay ambigüedad posible: Deckard es
humano; pero sin ella….
b)
La inclusión de la escena del sueño del
unicornio (posiblemente un descarte del posterior film de Scott, “Legend”) suscitó
cierta polémica pues muchos espectadores la encontraron incomprensible. Sin
embargo originalmente ya se aludía a ella en el montaje original, cuando Gaft
deja una figurita de origami de un unicornio en el apartamento de Deckard
cuando éste huye con Rachael al final del film. Originalmente esa alusión tan
solo venía a decir que Gaft había estado en su apartamento de Deckard pero que
les había perdonado la vida y les permitía su huida. Con la inclusión del sueño
del unicornio se refuerza la idea de que Deckard podría ser un replicante, pues
da a entender que Gaft sabe cómo piensa y que conoce los recuerdos y sueños
que, presuntamente, le han sido implantados; y pese a tener la sospecha de que
Deckard no es humano le perdona la vida y le permite huir con Rachael, sabedor
a fin de cuentas de que los replicantes, mejores en muchos aspectos que los
propios humanos, tienen una fecha de caducidad que limita su longevidad a tan
solo 4 años. La secuencia onírica del unicornio abre nuevos interrogantes a la
naturaleza de Deckard y contribuye al tono fatalista del film. Los espectadores
más observadores también sabrán encontrar una figura de un unicornio entre los
juguetes del apartamento del ingeniero J. F. Sebastian, así pues la presencia
de este animal mítico a lo largo del film, incluida la secuencia del sueño,
resulta más intencionada de lo que pudiese aparecer a simple vista.
c)
Por último la secuencia final con el forzado ‘final
feliz’ siempre fue particularmente aborrecida por Scott, y de hecho en ella se
utilizaron algunos descartes de “El resplandor” filmados por Stanley Kubrick.
Los productores siempre consideraron que el film era excesivamente oscuro y
fatalista y por eso impusieron ese incongruente final a Scott, en el que un
Deckar incuestionablemente humano huye con una Rachael que (¡oh, casualidad!)
es un modelo experimental de replicante que no tiene fecha de caducidad, y por
lo tanto vivieron felices y comieron perdices. Scott inicialmente había
previsto un final aún más crudo y que no se llegó a rodar, en el que Rachael,
consciente de que el queda poco tiempo de vida, pide a Deckard que la maté y
éste accede a ello. Finalmente Scott optó por un final abrupto y abierto en que
ambos huyen juntos y se asume que Deckard intentará disfrutar del breve tiempo
que puede pasar junto a Rachael antes de que ésta ‘deje de funcionar’. Scott,
en mi opinión con muy buen tino, eliminó
ese forzado e incongruente final feliz en su ‘director’s cut’ (las escenas de
esos verdes paisajes idílicos no casan con la visión de una tierra superpoblada
y contaminada, al borde del colapso, que se nos ofrece a lo largo del film, y
que presenta la vida en colonias del espacio exterior como una alternativa al
extenuante modo de vida en nuestro planeta), cerrando el film en la escena de
la huida, con el cierre de la puertas del ascensor, dejando así abierta
cualquier posibilidad futura y permitiendo al espectador elaborar su propia teoría
personal sobre la naturaleza del personaje de Deckard y el futuro que le espera
junto a Rachael.
Ridley Scott se aficionaría a revisar muchos de sus films en
versiones extendidas y en mi opinión creo que todos ellos han ganado con dichas
revisiones. Así pues las escenas añadidas en “Gladiator” o la infravalorada “El
reino de los cielos” contribuyen a enriquecer y añadir matices a algunos de los
personajes presentes en dichos films; en la versión extendida de “Alien”, si
bien algunos insertos podrían verse como insustanciales o incluso equivocados (de
hecho hay algunos planos nuevos que muestran al monstruo de manera demasiado
clara, cuando la gracia del film es mostrarlo de tal forma que nunca llegamos a
tener una idea clara de su tamaño o su aspecto, permitiendo que sea así mucho
más grande y horrible en la mente del espectador), otros, como la escena de la
muerte del personaje interpretado por Tom Skerrit a manos de la teniente
Ripley, descartada inicialmente por considerarse demasiado cruda, contribuyen a
potenciar la sensación de horror que se desprende a lo largo de todo el film; en
cambio la revisión de “Legend”, si bien supone una considerable mejora con
respecto a la versión original al añadir casi 30 minutos de metraje adicional y
acercarse a la visión original que tenía Scott del film, a mí personalmente me
dejaría un tanto insatisfecho por no haber incluido algunos planos y secuencias
que sin embargo sí se conservan en el montaje americano del film, como la bella
secuencia en que Gump restituye el cuerno cortado al unicornio macho y éste
vuelve a la vida. La filmación de “Legend” fue bastante accidentada y parte del
metraje se perdió irremediablemte en un incendio de los estudios Pinewood
(entre otras, la secuencia en que Jack, el personaje interpretado por Tom
Cruise, es obligado por las hadas a bailar una danza macabra hasta la
extenuación y casi la muerte). Afortunadamente la revisión y el nuevo montaje
del film se hizo en base al montaje europeo del mismo, muy superior al
americano, y que difiere de este último entre otras cosas en la utilización de
la maravillosa partitura de Jerry Goldsmith; además de ampliar
considerablemente algunas secuencias (el enfrentamiento de Jack con la bruja
del pantano, el rescate del Oona de sus compañeros en las cocinas infernales
del Señor de la Oscuridad…), recuperó el final original del film, menos cursi
que el del estrenado en 1985, en el cual Jack no se marcha con la princesa Lily
para vivir una idílica vida juntos, sino que cada uno de ellos, plebeyo y
noble, asume que ocupa un lugar diferente en el estamento social: podrán volver
a reunirse, pero nunca podrán estar definitivamente juntos.
El estreno del ‘final cut’ de Blade Runner, solo en DVD y
Blue Ray, demostraba que determinados films podían tener una segunda vida comercial
más allá de las pantallas cinematográficas, pero también ofrecía la posibilidad
de que proliferasen nuevas ‘ediciones especiales’ cuya existencia poco tenía
que ver con criterios artísticos y sí con motivos puramente comerciales. Así
pues la edición especial del “Star Trek” de Robert Wise tan solo añadía algunos
efectos especiales adicionales (en la línea de las tan discutidas
remasterizaciones de “Star Wars” llevadas a cabo por su creador, George Lucas),
mientras que un ‘director’s cut’ del “Dune” de David Lynch parecía condenado a
no llegar nunca a buen puerto dado en desinterés de su director a revisar una
obra que en el fondo siempre había pertenecido más a su productor, el afamado
(infame para algunos) Dino de Laurentis. Por otro lado Francis Ford Coppola
ampliaba una de sus obras maestras indiscutidas, “El Padrino”, uniendo las
tramas de la 1ª y 2ª entregas de la saga en una miniserie televisiva que si
bien añadía nuevo e interesante metraje, también daba al traste con la unidad y
coherencia de ambas películas vistas por separado, especialmente la 2ª donde la
alternancia de tiempos entre presente y pasado que permitía trazar paralelismos
entre el recorrido de vital de Don Vito Corleono (interpretado aquí por Robert
de Niro) y su hijo Michael (Al Pacino) se perdía por completo en el nuevo
montaje que seguía un trazado puramente lineal.
Otras películas sí se beneficiarían de los nuevos montajes
para el mercado vieográfico, como el “Amadeus” de Milos Forman o el “Apocalipse
Now” de Coppola, en que las nuevas escenas añadidas ampliaban y enriquecían la
trama, o la impresionante “Pat Garrett and Billy the Kid” que vería finalmente
su montaje original sin censuras, llevado a cabo siguiendo las instrucciones
que dejó escritas su director, Sam Peckinpah, y cuyo resultado es infinitamente
superior al montaje impuesto por el productor Gordon Carroll para su estreno en
1973, en el que habían eliminado personajes como Chisum o la esposa de Carroll
y suprimido escenas cruciales.
(coninuará…)
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