Este blog empezó siendo una especie de diario personal. Luego empecé a hablar comics, de teatro, de literatura fantástica, y sobretodo de cine, mucho cine. Al final se ha acabo convirtiendo en un compendio de reseñas y "estudios" de temas diversos, casi siempre relacionados con el 7º ARTE
martes, 19 de enero de 2016
LAS CHICAS SÍ LLORAN
La de Lili Elbe, primer transexual en someterse a una operación de cambio de sexo en 1930, bien podría ser una de esas historias que hubiesen dado pie a una gran película... de haber caído en unas manos más capaces que las de Tom Hooper, firmante entre otras de "El discurso del rey" (2010) y "Los miserables" (2012).
Nacido como Einar Wegener, gozó de un cierto reconocimento como ilustrador en el Copenhage de los años 20. Se casó con Gerda Wegener en 1904, ejerciendo ambos como ilustradores: Einar como pintor paisajista y Gerda ilustradora de libros y revistas de moda. Aparentemente, Einar comenzó a trasvestirse mientras modelaba para su mujer, cuando éste le pidió que posase sustituyendo las piernas de una de las modelos con las que trabajaba. Gerda se hizo muy popular con los retratos de Einar vestido de mujer, y en 1913 se descubrió que dicha mujer era en realidad su marido. Einar comenzó entonces a trasvestirse con más frecuncia y hacer escapadas bajo la identidad de Lili, conocida por su círculo de amigos más intimo.
En 1930 viajó a Alemani para someterse una radical operación de cirugía experimental, mediante la cual le extirparían los genitales masculines. En un periodo de 2 años se sometió a 5 operaciones que consistían en el trasplante de unos ovarios y un útero femenino, destinados a permitir que Lili fuese madre. Esta operaciones no solo resultaron en un fracaso, sino que las graves complicaciones de las mismas provocaron en última instancia la muerte de Lili Elbe en 1931 a la edad de 50 años. El film obvia algunos de los estudios que se hicieron tras la cirugía, en los cuales se encontraron evidéncias de órganos masculinos y femeninos en el cuerpo de Lili, así como una cantidad considerable de hormonas femeninas en su sangre, por lo que Lili Elbe podría definirse como intersexual.
Así pués este último film de Tom Hooper, "La chica danesa", suaviza muchos de los aspectos del proceso de transformación experimentado por Lili Elbe. Tampoco menciona que en el momento de su cirugia, Lili ya sera una sensación en los periódicos daneses y alemans, que el Rey de Dinamarca llegó a invalidar el matrimonio de los Wegeners 1930, que Wegener obtuvo legalmente el cambio de sexo y nombre, obteniendo un pasaporte con el nombre de Lili Elbe, que Gerda se volvería a casar poco después con un diplomático italiano y se mudaría a Marruecos, donde tendría conocimiento de la muerte de Lili. Gerda se refería a su ex-marido como 'mi pobre y pequeña Lilli', mientras que definía a su nuevo conyuge como 'un explendido y magnífico macho', así pues la relación entre ambos quizás no fuese tan complaciente como la que muestra el film.
En cualquier caso, al margen de que el guión del film se haya tomado ciertas libertades con los hechos reales en aras de un mayor melodramatismo (del todo folletinesco, véase sino el tratamiento que recibe el personaje que interpreta Matthias Schoenaerts, supuesto amigo de la infancia de Einar), lo que más destaca de este film es la absoluta falta de imaginación con la que es narrada la historia de Lili Elbe, algo que tampoco debería sorprendernos viendo el curriculum de su director, en el que destaca la insípida "El discurso del rey" que le valió un inmerecido Oscar a la mejor director. Si Hooper es capaz de hacer un film insulso de un musical tan poderoso como "Los miserables", ¿que cabría esperar de esta "Chica danesa"?
El guion del film carga las tintas en un melodramatismo impostado, que abusa de los gestos solemnes y que busca por encima de todo despertar la simpatía del espectador, sin indigar en profundidad en el proceso psicológico de la transformación de Eina en Lili. Dicho proceso es descrito de una manera superficial y, lo que es peor, carente de emoción. En manos de otro director hubiese hecho correr rios de lágrimas, pero Hooper no logra provocar más que la indiferencia y, si acaso, una cierta curiosidad. Al final lo que nos ofrece la película no es más que una acumulación de tópicos: Einar descubriendo su 'feminidad' cuando se pone un vestido por primera vez, Einar siendo golpeado cuando lo confunden con un homosexual, Einar sintiendose confundido en su condición de mujer en el cuerpo de un hombre... Su proceso de descubrimiento, de transformación, es mostrado de una forma tan tópica que a la postre provoca que la película carezca por completo de emoción. Al "La chica danesa" le falta VERDAD.
Quizás el problema radique, en parte, en que Tom Hooper se ha acercado a la historia de Lili Elbe con un exceso de respeto. En alguna entrevista la ha descrito como una verdadera heroina, y ha declarado que con este film quería hacer justicia a la comunidad transexual y transgénero. Precisamente lo que necesitaba el film es 'rasgarse las vestiduras', ser más transgresor, más atrevido, más crudo, y quizás así no solo hubiese hecho un mayor favor a la comunidad a la que Hooper quieren rendir respecto, sino que hubiese logrado un film con mayor punch visual y dramático. Lamentablemente carece de lo uno y lo otro.
No quiero que mis palabras se malinterpreten: "La chica danesa" no es una mala película. Es simplemente insípida, aséptica. Tenía que haber golpeado a su audiencia y en vez de ello lo que hace es ofrecernos un retrato amable y cargado de positivismo de todos sus personajes. En particular de Gerda, esposa de Einar, personaje tanto o más interesante que Lili, de la que se intuye que debió pasar un infierno personal no mayor del que era entonces su esposo, pero que el film apenas muestra en una pinceladas que, por su exceso de sutilidad, le restan credibilidad. Y eso a pesar del extraordinario trabajo actoral de Alicia Vikander.
Y es que la actriz sueca en ocasiones destaca más que su compañero de reparto. Eddie Redmayne realiza un buen trabajo interpretativo, y su entrega al papel es incuestionable. Pero llega a abusar a veces del amaneramiento, como queriendo subrayar su transformación de Einar a Lili, por lo que a su trabajo a veces le falta naturalidad y le sobra 'pose'. No toda la culpa es achacable al actor, al contrario; el enfoque que dan a la dualidad entre Einar y Lili, cuando uno se refiere al otro en tercera persona, como si se tratase de un transtorno de doble personalidad, aporta una teatralidad tan innecesaria como artificiosa al trabajo de Redmayne. En cambio Alicia Vikander es un derroche de frescura y espontaneidad que se come la cámara cada vez que entra en escena. El trabajo de ambos, junto a la elegante y bellísima partitura de Alexandre Desplat, quizás sean lo mejor del film, aunque también hay que reconocer que Desplat en esta ocasión ha arriesgado poco y ha optado por moverse en un terreno conocido, optando por la contención orquestal y la invención melódica 'marca de la cas' y que tan buenos resultados le había dado en films como "Deseo. Peligro", "El velo pintado" o "La chica de la perla".
Quizás no esté siendo demasiado justo con este film, pues por encima de todo es un film correctísimo en todo los aspectos, carente de estridencias. Pero también es un film carente de riesgos, tanto en el aspecto visual, donde su director hace gala de un academicismo tan rutinario como falto de imaginación, como en el aspecto narrativo, donde Hooper evita ofrecer una mirada más crítica y más cruda, menos complaciente, de los personajes y del entorno social en que se desenvolvían. En este sentido hay momentos tan ilustrativos como aquel en que Einar/Lili se escapa para ir a un pep-show y comienza a imitar los gestos de la streeper: es una escena que podría haber sido sublime, pero que en manos de su director acaba resultando ridícula. "La chica danesa" no es un film denuncia. Al final los intentos de su director por convertir a Lili Elbe en una suerte de heroína trágica romántica, una suerte de "Madame Bovary" trasvestida, redundan en perjuicio del film, que pierde así toda su credibilidad. Si lo que pretendía Hooper es rendir tributo a la comunidad transgénero, debería haber optado por una postura más combativa, más transgresora. Pero claro, entonces no estaríamos hablando de Tom Hooper sino de otro director.
En resumidas cuentas: ¿Lo mejor? Alicia Vikander. ¿Lo peor? La languidez del conjunto, la falta de imaginación en su puesta en escena y la carencia de punch dramático y emoción verdadera del film.
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