En breve llegará a nuestras pantallas unas de las películas
que se postulan como probable ganadora en los próximos premios Oscar de la
academia de Hollywood, “Foxcatcher” de Bennett Miller, película que ha sido muy
bien acogida por la crítica americana y que le reportó a Miller el premio al
mejor director en el pasado festival de Cannes, así como el premio especial en
los últimos Independent Spirit, el premio al mejor reparto en los premios
Gotham de cine independiente de Nueva York, y la nominación a la mejor película
dramática, entre otras, en los Globos de Oro de este año.
La película se ambienta en el mundo de la lucha grecorromana
y se inspira en la biografía del medallista olímpico Mark Schultz (interpretado
en el film por Channing Tatum), poniendo el acento en la relación del luchador
con el entrenador John du Pont (Steve Carrell en la película), millonario filántropo
que dedicó no pocos esfuerzos a la promoción deportiva en los EEUU.
La mayoría de films ambientados en el mundo del deporte
tienen un tono triunfalista, sobre todo en el cine americano, y suelen ser con
frecuencia historias de superación. Sin embargo este “Foxcatcher” de Bennett
Miller deambula por otros derroteros. Es ante todo la historia de una caída en
desgracia sin posibilidad de redención, y en este sentido el film adopta esencialmente
un tono deprimente, triste, subrayado por una fotografía intencionadamente gris
(que retrata mayormente el ambiente frío y lluvioso de Pittsburgh, Penhsylvania)
y una partitura musical sutil y de melodías melancólicas.
Mark Schultz y su hermano Dave ganaron ambos la medalla de
oro en la modalidad de lucha grecorromana en los Juegos Olímpicos de 1984.
Cuando se encontraba en el auge de su carrera deportiva (momento en el que se
inicia la trama del film), Mark es tentado por el millonario John du Pont para
formar parte de su equipo Foxcatcher, cuyo objetivo era promover el deporte de
la lucha de cara a lograr una mejor actuación en los eventos deportivos. Se inicia
entonces una relación extraña entre Mark y du Pont, relación que poco a poco va
adquiriendo tintes malsanos. El film nos describe a du Pont como un individuo
apocado, falto de carácter, obsesionado con el triunfo deportivo. Es un tipo
más bien mediocre del que intuimos que su triunfo en los negocios le viene dado
por la herencia familiar. Du Pont busca el triunfo y el reconocimiento que nunca ha tenido a través de Mark, al cual
adopta en cierto modo como pupilo y como el hijo/amigo que nunca tuvo,
proyectando en él todas sus aspiraciones personales, hasta el punto de
obsesionarse con él. Mark por su parte es un individuo que sustituye la
dependencia de su hermano, el más resolutivo Dave, por la dependencia de su
nuevo progenitor/mecenas. Por parte de du Pont la relación es parasitaria, por
parte de Mark se basa en la necesidad de soporte. El hermano de Mark, Dave, se
ha casado, tiene dos hijos, vive una existencia feliz y cómoda dentro y fuera
del ámbito deportivo. Mark en cambio es descrito como un tipo solitario, sin
pareja ni amigos ni ningún tipo de vida social, centrado únicamente en la lucha,
y por ese motivo acepta los avances de du Pont para convertirle en su
protegido. Al igual que él du Pont es otro solitario que vive con una madre que
no siente cariño alguno por él y desprecia su obsesión por el mundo de la lucha
deportiva. En este aspecto hay un momento realmente ilustrativo que muestra
todo el patetismo del personaje de du Pont, cuando su madre le visita en un
entrenamiento y éste de repente se esfuerza por hacer ver que es alguien
relevante en el equipo, que es un entrenador capaz y entregado, cuando en el
fondo lo que consigue no es otra cosa que resultar ridículo a los ojos de sus
pupilos y los de su propia madre.
La relación entre du Pont y Mark se vuelve más enfermiza
cuando el primero arrastra al luchador en sus adicciones al alcohol y la
bebida, logrando así la decadencia de este último. El trato personal entre
ambos se deteriora pues du Pont ya no puede conseguir el ansiado triunfo
deportivo a través de Mark. Cuando el millonario comienza a participar en
campeonatos para veteranos a la edad de 50 años bajo el entrenamiento de Mark,
éste último se encargará de amañar los combates con la ayuda del asistente de
du Pont para asegurar su triunfo. Vemos pues que, de nuevo, du Pont es incapaz
de conseguir el triunfo por sí mismo sin la ayuda de otros (su madre, su
asistente personal, Mark…)
Cuando du Pont logra convencer a Dave Schultz para
incorporarse a su equipo Foxcatcher, despertará los celos de Mark y la relación
entre los dos hermanos se deteriorará, pero dará un giro cuando Dave ayude a
Mark a ganar un combate después de una actuación desastrosa. Entonces el carácter
paranoico de du Pont se pondrá más de manifiesto, despertará sus celos y
desconfianza hacia los dos hermanos al verse apartado dela relación que
mantienen éstos, y le llevará a asesinar a Dave delante de su propia esposa. A
du Pont se le diagnosticará una psicopatía de carácter esquizofrénico y
paranoide y será acusado de homicidio en 3er. grado. Poco después Mark Schultz
se retirará de la lucha libre y se pasará al mundo de las artes marciales
mixtas, lo que en cierta forma es una degradación de su condición como deportista
olímpico. Así pues el film es ante todo un retrato de la decadencia moral,
ejemplificados por las obsesiones de un millonario patético e incapacitado para
el triunfo personal, y la caída en desgracia de un afamado deportista sin
posibilidad de redención.
El trabajo en la dirección de Bennet Miller
es seco, conciso, sin ningún tipo de florituras estéticas, apoyado como
comentaba en una fotografía adecuadamente gris y una música intencionadamente
anodina, lo que por un lado confiere al film un aspecto neo-realista y por otro
resalta el tono melancólico y deprimente de toda la película, en la cual
abundan los silencios y las miradas al vacío. Pero sobre todo lo que merece la
pena ser destacado es el trabajo de su trio actoral. Mark Rufallo está
espléndido, como de costumbre, y es que Rufallo es capaz de dotar de
credibilidad a cualquier personaje que interprete, sea un luchador y entrenador
de lucha grecorromana, un promotor musical venido a menos o el alter ego del increíble
Hulk. Channing Tatum pone toda la carne en el asador y demuestra que es mucho
más que una cara bonita; aún le falta mucho recorrido para convertirse en el
nuevo Marlon Brando, pero apunta buenas maneras y su entrega en este film es
total y absoluta: tanto su caracterización como su trabajo de expresión
corporal en este film son excelentes. Pero la sorpresa, sin duda, es Steve
Carrell. A Carrell lo conocemos sobre todo por sus trabajos de comedia (y debo
añadir que es un comediante que a mi particularmente no me gusta), pero en este
film da un inesperado giro dramático, ayudado por una ajustada caracterización
física, cierto, pero complementado por un espléndido trabajo de Carrell con la
voz, la mirada y el gesto.
En resumidas cuentas: ¿Lo mejor? Los actores,
sin excepción. ¿Lo peor? Nada en
particular.

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