viernes, 9 de enero de 2015

LA CAIDA DE LOS DIOSES




En breve llegará a nuestras pantallas unas de las películas que se postulan como probable ganadora en los próximos premios Oscar de la academia de Hollywood, “Foxcatcher” de Bennett Miller, película que ha sido muy bien acogida por la crítica americana y que le reportó a Miller el premio al mejor director en el pasado festival de Cannes, así como el premio especial en los últimos Independent Spirit, el premio al mejor reparto en los premios Gotham de cine independiente de Nueva York, y la nominación a la mejor película dramática, entre otras, en los Globos de Oro de este año.

La película se ambienta en el mundo de la lucha grecorromana y se inspira en la biografía del medallista olímpico Mark Schultz (interpretado en el film por Channing Tatum), poniendo el acento en la relación del luchador con el entrenador John du Pont (Steve Carrell en la película), millonario filántropo que dedicó no pocos esfuerzos a la promoción deportiva en los EEUU.

La mayoría de films ambientados en el mundo del deporte tienen un tono triunfalista, sobre todo en el cine americano, y suelen ser con frecuencia historias de superación. Sin embargo este “Foxcatcher” de Bennett Miller deambula por otros derroteros. Es ante todo la historia de una caída en desgracia sin posibilidad de redención, y en este sentido el film adopta esencialmente un tono deprimente, triste, subrayado por una fotografía intencionadamente gris (que retrata mayormente el ambiente frío y lluvioso de Pittsburgh, Penhsylvania) y una partitura musical sutil y de melodías melancólicas.

Mark Schultz y su hermano Dave ganaron ambos la medalla de oro en la modalidad de lucha grecorromana en los Juegos Olímpicos de 1984. Cuando se encontraba en el auge de su carrera deportiva (momento en el que se inicia la trama del film), Mark es tentado por el millonario John du Pont para formar parte de su equipo Foxcatcher, cuyo objetivo era promover el deporte de la lucha de cara a lograr una mejor actuación en los eventos deportivos. Se inicia entonces una relación extraña entre Mark y du Pont, relación que poco a poco va adquiriendo tintes malsanos. El film nos describe a du Pont como un individuo apocado, falto de carácter, obsesionado con el triunfo deportivo. Es un tipo más bien mediocre del que intuimos que su triunfo en los negocios le viene dado por la herencia familiar. Du Pont busca el triunfo y el reconocimiento  que nunca ha tenido a través de Mark, al cual adopta en cierto modo como pupilo y como el hijo/amigo que nunca tuvo, proyectando en él todas sus aspiraciones personales, hasta el punto de obsesionarse con él. Mark por su parte es un individuo que sustituye la dependencia de su hermano, el más resolutivo Dave, por la dependencia de su nuevo progenitor/mecenas. Por parte de du Pont la relación es parasitaria, por parte de Mark se basa en la necesidad de soporte. El hermano de Mark, Dave, se ha casado, tiene dos hijos, vive una existencia feliz y cómoda dentro y fuera del ámbito deportivo. Mark en cambio es descrito como un tipo solitario, sin pareja ni amigos ni ningún tipo de vida social, centrado únicamente en la lucha, y por ese motivo acepta los avances de du Pont para convertirle en su protegido. Al igual que él du Pont es otro solitario que vive con una madre que no siente cariño alguno por él y desprecia su obsesión por el mundo de la lucha deportiva. En este aspecto hay un momento realmente ilustrativo que muestra todo el patetismo del personaje de du Pont, cuando su madre le visita en un entrenamiento y éste de repente se esfuerza por hacer ver que es alguien relevante en el equipo, que es un entrenador capaz y entregado, cuando en el fondo lo que consigue no es otra cosa que resultar ridículo a los ojos de sus pupilos y los de su propia madre.

La relación entre du Pont y Mark se vuelve más enfermiza cuando el primero arrastra al luchador en sus adicciones al alcohol y la bebida, logrando así la decadencia de este último. El trato personal entre ambos se deteriora pues du Pont ya no puede conseguir el ansiado triunfo deportivo a través de Mark. Cuando el millonario comienza a participar en campeonatos para veteranos a la edad de 50 años bajo el entrenamiento de Mark, éste último se encargará de amañar los combates con la ayuda del asistente de du Pont para asegurar su triunfo. Vemos pues que, de nuevo, du Pont es incapaz de conseguir el triunfo por sí mismo sin la ayuda de otros (su madre, su asistente personal, Mark…)

Cuando du Pont logra convencer a Dave Schultz para incorporarse a su equipo Foxcatcher, despertará los celos de Mark y la relación entre los dos hermanos se deteriorará, pero dará un giro cuando Dave ayude a Mark a ganar un combate después de una actuación desastrosa. Entonces el carácter paranoico de du Pont se pondrá más de manifiesto, despertará sus celos y desconfianza hacia los dos hermanos al verse apartado dela relación que mantienen éstos, y le llevará a asesinar a Dave delante de su propia esposa. A du Pont se le diagnosticará una psicopatía de carácter esquizofrénico y paranoide y será acusado de homicidio en 3er. grado. Poco después Mark Schultz se retirará de la lucha libre y se pasará al mundo de las artes marciales mixtas, lo que en cierta forma es una degradación de su condición como deportista olímpico. Así pues el film es ante todo un retrato de la decadencia moral, ejemplificados por las obsesiones de un millonario patético e incapacitado para el triunfo personal, y la caída en desgracia de un afamado deportista sin posibilidad de redención.

El trabajo en la dirección de Bennet Miller es seco, conciso, sin ningún tipo de florituras estéticas, apoyado como comentaba en una fotografía adecuadamente gris y una música intencionadamente anodina, lo que por un lado confiere al film un aspecto neo-realista y por otro resalta el tono melancólico y deprimente de toda la película, en la cual abundan los silencios y las miradas al vacío. Pero sobre todo lo que merece la pena ser destacado es el trabajo de su trio actoral. Mark Rufallo está espléndido, como de costumbre, y es que Rufallo es capaz de dotar de credibilidad a cualquier personaje que interprete, sea un luchador y entrenador de lucha grecorromana, un promotor musical venido a menos o el alter ego del increíble Hulk. Channing Tatum pone toda la carne en el asador y demuestra que es mucho más que una cara bonita; aún le falta mucho recorrido para convertirse en el nuevo Marlon Brando, pero apunta buenas maneras y su entrega en este film es total y absoluta: tanto su caracterización como su trabajo de expresión corporal en este film son excelentes. Pero la sorpresa, sin duda, es Steve Carrell. A Carrell lo conocemos sobre todo por sus trabajos de comedia (y debo añadir que es un comediante que a mi particularmente no me gusta), pero en este film da un inesperado giro dramático, ayudado por una ajustada caracterización física, cierto, pero complementado por un espléndido trabajo de Carrell con la voz, la mirada y el gesto.

En resumidas cuentas: ¿Lo mejor? Los actores, sin excepción. ¿Lo  peor? Nada en particular.

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