Este blog empezó siendo una especie de diario personal. Luego empecé a hablar comics, de teatro, de literatura fantástica, y sobretodo de cine, mucho cine. Al final se ha acabo convirtiendo en un compendio de reseñas y "estudios" de temas diversos, casi siempre relacionados con el 7º ARTE
lunes, 5 de enero de 2015
DESCIFRANDO A TURING
Alan Turing es principalmente conocido por ser el inventor de lo que hoy en día conocemos como ciencia de la computación, y por lo tanto el precursor de la informática moderna. Bien es cierto que la forma y sobretodo el tamaño de lo que en su día fué la primera 'máquina de Turing' dista mucho de los labtops, tablets y demas herramientas 'inteligentes' que utilizamos hoy en día, pero la base de su invento sigue siendo la misma que encontramos en los sus más modernos descencientes: la idea de una máquina 'pensante' capaz de resolver cualquier problema que pudiese representarse mediante un algoritmo matemático.
Menos conocida es la faceta de Turing como miembro de la inteligencia británica en el grupo de Betchley Park durante la II Guerra Mundial, y sus trabajos como matemático y critógrafo que ayudaron a descifrar los códigos nazis de la máquina Enigma que las fuerzas del 3er. Reich utilizaban para enviar mensajes secretos a sus unidades. Turing y su equipo construyeron una máquina, el primer precedente de los actuales ordenadores, que ayudó a romper la encriptación de Enigma. Esa resolución ayudó a prevenir muchos bombardeos alemanes y a salvar miles de vidas. Se estima que gracias a la intervención de Alan Turing y su máquina, los aliados ganaron la guerra y la resolución de la misma se acortó en al menos 2 años.
El reconocimiento a su decisiva intervención no se hizo público al termino de la guerra debido a los protocolos de secretismo que se impusieron tras el conflicto. Todo ello no impidió que en 1952, en el curso de una investigación policial a propósito de un robo en su domicilio, Alan Turin se vió forzado a reconocer su homosexualidad, con lo que se le imputaron cargos por "indecencia grave y perversión sexual", los mismos que se le imputaron a Oscar Wilde más de 50 años antes (los actos de homosexualidad eran ilegales en el Reino Unido en aquella época). Turing consideró que no debía disculparse por su horientación sexual, por lo que fué condenado y se le dió la opción de ir a prisión o someterse a la castración química. Turing, por recomendación de su hermano, optó por esta última medida, lo cual le produjo alteraciones físicas pero sobre todo psiquicas durante los años a los que se sometió al tratamiento, cayendo víctima de una fuerte depresión. En 1954 murió tras ingerir una manzana contaminada con cianuro, presumiblemente como un acto de sucidio.
En el año 2009 el primer ministro Gordon Brown emitió un edicto declarando sus disculpas en nombre del gobierno británico por el trato recibido por Alan Turing en los últimos años de su vida. A pesar de las movilizaciones públicas, en el año 2012 el gobierno británico de David Cameron denegó el indulto aduciendo que la homosexualidad era considerada entonces un delito penal. Sin embargo en el 2013 la reina Isabel II promulgó el edicto oficial por el que se exoneraba al matemático, quedando así anulados todos los cargos en su contra. Con este acto se hacía por fin justicia postuma a la figura de Alan Turing.
La película que acaba de filma Mortem Tyldum con el título "The imitation game", y que llega ahora a nuestras pantallas, parte de una novela de Andrew Hodges, novela que aparentemente tiene un formato periodístico, pero que sin embargo ha sido adaptada al cine utilizando las claves cinematográficas propias de un thriller. El resultado es que si bien por un lado se ha logrado un film sumamente entretenido que maneja muy bien los resortes del suspense, por otro se han obviado muchos de los aspectos de la historia personal del matemático inglés y del equipo que le rodeó y ayudó en la tarea de descifrar el código Enigma.
Así pues la película indaga tan solo de pasada en el Turing juvenil que estudiaba en los colleges ingleses y que descubrió por primera vez el amor homosexual. La muerte repentina de su primer amor platónico le marcó profundamente, le volvió más huraño y truncó su fé religiosa volviéndole hacia el ateismo (todo esto no se menciona en el film). El film evita cualquier tipo de polémica al tratar la homosexualidad del personaje, mencionándola en varios momentos del film pero rehuyendo mostrar cualquier imágen comprometedora, a pesar de que éste era un rasgo definitorio de la personalidad del matemático. De igual manera todo lo que concierte a las acusaciones por cargos de indecencia, el jucio, el tratamiento hormonal al que fué sometido, y los últimos y tristes años de su existencia, son ignorados por completo en el film, a pesar de que ahí había un material realmente interesante para una película... quizás otra u otras películas. De igual manera un personaje como el de su compañera Joan Clarke, un mujer tan brillante como el matemático inglés que tuvo una vida realmente interesante y que debió luchar contra todo tipo de prejucios en su época, apenas está esbozado en el film. Aunque aquí, de nuevo, tendríamos quizás otra película.
Al margen de muchos aspectos históricos que apenas son mostrados en la película, hay dos debates interesantes que propone su argumento como líneas de reflexión, pero que también son dejados de lado en beneficio del factor 'entretenimiento' del film. Por un lado se apunta el debate moral tras el descubrimiento del cifrado de la máquina Enigma, pues entonces la inteligencia británica optó no no revelar su descubrimiento, no hacerlo público por temor a que los alemanes cambiasen su estratégia, lo que les llevó hacer una prevención selectiva de los bombardeos, deciendo cuáles se debían evitar y cuáles debían permitirse, a sabiendas de que iban a ocasionar numerosas 'bajas necesarias'. Es, de nuevo, una línea argumental realmente interesante, pero el guion del film se limita a exponerla sin llegar nunca a desarrollarla en profuncidad.
Otro aspecto hace referencia a la propria personalidad de Alan Turing. Su condición de homosexual en una sociedad donde las relaciones entre individuos del mismo sexo no solo no estaban bien vistas, sino que constinuían un delito punible, le llevó a fingir y disfrazar su caracter (Alan Turing llegó incluso a prometerse con Joan Clarke, y aunque en el film se nos explica que lo hizo para permitirle escapar del yugo paterno, bien podría haberlo hecho para fingir una sexualidad diferente a la real). Así pues se podría establecer un curioso paralelismo entre el trabajo de Turing, descifrando los códigos nazis que iban a permitir a los aliados ganar la guerra, y su propia actitud personal, al verse obligado a cifrar sus propios sentimientos y su personalidad como defensa ante un poder y una sociedad hostiles. Un interesante debate que lamentablemente está asuente en el film.
A pesar de todo, "The imitation game" no es un mal film, al contrario. Es una película realmente entretenida, con un guión bien construido, que sabe utilizar los resortes del suspense e intercalarlos hábilmente con los elementos de melodrama. La película tiene un muy cuidado diseño de produción y de vesturario, que logra una ambientación sobradamente convincente. La dirección del Morten Tyldum es convencional pero correcta y carente de estridencias. Y la fotografía del español Oscar Faura contribuye brillantemente a remarcar la atmósfera tragica y melancólica del film.
Hay, no obstante, nos elementos realmente destacables en esta película. Por un lado la partitura del siempre excelente Alexandre Desplat, que con este trabajo pone el broche de oro a un año francamente impresionante. Su trabajo es sutil cuando tiene que serlo, y épico cuando la secuencia lo reclama. Desplat tiene talento para la inspiración melódica y para poner música a las emociones, y en este film lo demuestra con creces.
Pero por encima de todo hay que destacar el trabajo de su ajustadísimo reparto: Keyra Knightley derrocha encanto y convicción interpretando a Joan Clarke, Matthew Goode aporta el necesario descaro al carismático Hugh Alexandre, Mark Strong resulta peligrosamente enigmático como el jefe el MI6 Steward Menzies, y Charles Dance da una lección de clase y prestancia como el adusto comandante Denniston. Pero por encima de todos está un Benedict Cumberbach en estado de gracia y que es desde ya carne de Oscar. Su Alan Turing es un personaje francamente antipático y temperamental, aquejado quizás de algún principio de Asperger, pero Cumberbach lo convierte en un individuo fascinante gracias a una interpretación repleta de matices. Cumberbach utiliza todos los recursos a su alcance: la voz, la mirada, el gesto, la pose... para componer un individuo complejo y lleno de aristas. El actor no se rinde al mito del personaje, no trata de hacer que el público empatice con él, sino que se limita a hacerlo REAL. ¡Y vamos si lo consigue! Sin duda alguna la suya es una de las mejores interpretaciones masculinas que he visto ultimamente en el cine.
En resumidas cuentas: ¿Lo mejor? BENEDICT CUMBERBACH, y lo pongo en mayúsculas porque sin él el film hubiese resultado menos interesante. ¿Lo peor? La falta de valentía para relatar los aspectos más polémicos y cuestionables de la biografía de Alan Turing.
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