lunes, 24 de marzo de 2014

KING OF TERROR



Sin duda alguna Stephen King es uno de los escritores que más se han adaptado a la gran pantalla. Prácticamente no hay novela suya que no tenga su correspondiente versión cinematográfica o televisiva y su proyecto más ambicioso, la saga de Roland de Gilead o “La torre oscura” está a la espera de encontrar el productor y director adecuados que se atrevan a transformarla en largometraje. Pese a que a menudo Stephen King es menospreciado como mero fabricante de bet-sellers, tiene en su bibliografía alguna que otra novela realmente apreciable, fundamentalmente dentro del género de terror. Y de hecho dos de sus títulos gozan del beneplácito de la crítica especializada además del de sus fans incondicionales: “El resplandor” y “El misterio de Salem’s Lot”. Personalmente debo decir que son las únicas novelas de Stephen King que he leído y debo admitir que no solo me gustaron, sino que además son dos de los pocos relatos cuya lectura realmente me hizo pasar miedo.

Las novelas de Stephen King se venden, huelga decirlo, como churros. Así que es fácil comprender que no pocos productores anden locos tratando de adquirir sus derechos para la gran pantalla. Y no son pocos los directores de prestigio que se han visto tentados en llevar sus novelas al cine. En dicha lista figuran unos cuantos nombres de prestigio, y para muestra: un botón.

Brian De Palma adaptó “Carrie” en 1976, para mayor gloria de Sissie Spacek. 

Tobe Hooper llevó “El misterio de Salem’s Lot” a la pequeña pantalla en 1979, en forma de miniserie, y fue tal su éxito que en muchos países (entre ellos España) se estrenó en cines en versión comprimida.

Stanley Kubrick ofreció su particular visión de “El resplandor” en 1980, y pese al prestigio del director sigue siendo la adaptación más controvertida por cuanto es la que más se aparta de la novela original y tiene además el honor de ser repudiada por el propio escritor.

John Carpeter, auténtico especialista en el género fantástico con títulos tan memorables como “Halloween” o “La niebla”, adaptó “Christine” en 1983.

David Cronenberg, otro maestro del fantastique, llevó a la pantalla grande “La zona muerta” en 1983.

Rob Reiner sería uno de los primeros directores en adaptar una novela no fantástica de King en 1986, concretamente “El cuerpo”, que en su versión cinematográfica se tituló “Cuenta conmigo”. Reiner repetiría en 1990 adaptando “Misery”.

George A. Romero, sobradamente conocido con su fijación con el sub-género zombie, adaptaría “La mitad oscura” en 1993.

Bryan Singer, recién salido del éxito de crítica que supuso “Sospechosos habituales” adaptaría “Apt pupil” en 1998; en España la película recibiría es estúpido título de “Verano de corrupción”.

Frank Darabont acabaría convirtiéndose en un auténtico especialista adaptando tres títulos de escritor: “Cadena perpetua” (título español de “The Shawshank Redemption) en 1994, “La milla verde” en 1999 y “La niebla” (nada que ver con la película de John Carpenter) en 2007.

Lawrence Kasdan, que como guionista ha participado en las sagas de Indiana Jones y Star Wars, y que tiene en su filmografía un par de títulos tan estimulantes como “Fuego en el cuerpo” y “El turista accidental”, adaptaría “El cazador de sueños” en 2003. 

Quizás sean estas que menciono las adaptaciones más recordadas e incluso más valoradas del escritor de Maine, aunque también podemos encontrar adaptaciones (más olvidables) de títulos como “Cujo”, “Los chicos del maíz”, “Ojos de fuego”, “Cementerio de animales”, “It”, “El cortador de césped”, “La tienda”, “Dolores Clairbone”,  “Corazones en la Atlántida”, “La cúpula”… De todas las obras de King llevadas a la pequeña o gran pantalla, algunas lo han sido con mayor o menor acierto, y personalmente, por mucha genialidad que pusiese Kubrick detrás de la cámara, la mejores en mi opinión con “Carrie” de Bryan de Palma y la miniserie televisiva de “Salem’s Lot”. 

Aunque reconozco que “El replandor” es una gran película de terror, habiendo leído la novela no puedo evitar sentir cierto resquemor por la pobre adaptación que hizo Kubrick de la misma. El genial director británico no podía limitarse a hacer un film de género, y más un mero film de terror, y transformó el terrorífico relato de King en una pretenciosa disertación sobre la naturaleza del mal, alterando (a peor) muchos de los pasajes del libro. Puedo tolerar que cambiase la maza de criquet que usa Jack Torrance en la novela por un hacha, porque visualmente resulta más impactante; pero resulta intolerable que Kubrick consuma tanto metraje del film para narrar el regreso del cocinero negro al Hotel Overlook para que Jack Torrance lo mate nada más ingresar en el edificio (algo que no ocurre en la novela, donde dicho personaje tiene más presencia y mayor protagonismo). En cambio la miniserie televisiva de “Salem’s Lot” no solo es extraordinariamente fiel a la novela original, sino que se benefició del buen pulso cinematográfico de un Tobe Hooper que venía de cosechar el éxito con su grandguiñolesca “La matanza de Texas”, por no hablar de la presencia sobria y regia de un inquietante James Mason.

“Carrie” es otra de las, en mi opinión, buenas películas basadas en novelas de Stephen King. No puedo juzgarla como adaptación pues no he leído la novela, pero Bryan De Palma supo jugar certeramente con las tres bazas sobre las que se cimenta el film: la película teen, el film de terror y la crítica a la imaginería religiosa tan cara al escritor de Maine. Además de su habitual puesta en escena, siempre efectiva, De Palma supo sacar lo mejor de sus dos protagonistas femeninas: Sissie Spacek, que obtendría su primera nominación al Oscar de la academia por este papel, y Piper Laurie, inolvidable protagonista femenina de “El buscavidas” que también obtendría una nominación por papel de madre obsesiva y ultra-religiosas en este film. El film de De Palma, que comienza como una clásica película de adolescentes y ambiente high school, no escatima detalles en su visión oscurantista, crítica y ácida hacia el fundamentalismo religioso católico (algo que suele estar presente en muchas obras de Stephen King), y su tono melodramático da un giro inesperado en su último tercio hacia el cine de terror en la ya famosa escena del baile de graduación, con la imagen de Sissie Spacek cubierta de sangre que ya se ha convertido en icónica.

En año pasado nos llegó de la mano de Kimberly Peirce una nueva adaptación de la novela de Stephen King (que no pude ver en el momento de su estreno y que he visionado recientemente), y podría decirse que no es una mala película si no existiese la versión previa de Bryan De Palma. El caso es que esta nueva película se antoja tan correcta como innecesaria, por cuanto no aporta nada nuevo a la película de 1976. Como mucho unos más elaborados efectos especiales, que es lo mínimo que podría esperarse de un remake hecho 38 años después del film original. La combinación de película de adolescentes, film de género y obsesiones religiosas ya estaban en el film de Bryan De Palma, y esta nueva versión de Kimberly Peirce (directora del “Boys Dont’t Cry” que dio su primer Oscar a Hilary Swank) no ofrece ninguna novedad ni en lo argumental ni en lo visual. Incluso el “susto” final con el que se cerraba el film De Palma se repite en este remake aunque con un enfoque intencionadamente más sanguinario.

En resumidas cuentas: ¿Lo mejor? Julianne Moore, esplendida como siempre, perfectamente creíble en un papel excesivo y evitando en todo momento caer en ningún tipo de histrionismo. ¿Lo peor? La constante sensación de dejá vu que se respira en todo el metraje.

domingo, 9 de marzo de 2014

BEAT YOUR DARLINGS



La beat generation es un movimiento literario contracultural que surge en los años 50 coincidiendo con el fin de la 2ª guerra mundial. El movimiento surge como rechazo a los valores clásicos estadounidenses (Dios, patria y pastel de manzana) ante el desencanto que provoca la política social en los Estados Unidos tras la finalización de la guerra, y se caracteriza por una exacerbada defensa del individualismo, un profundo nihilismo (se declaran antisistema, antimaterialistas, anticapitalistas y antiautoritarios), la experimentación con las drogas, la libertad sexual, el gusto por la música jazz y la influencia de las filosofías orientales, especialmente el budismo zen. En el terreno estrictamente literario la beat generation  arrincona a los clásicos y reivindica a nuevos valores como Walt Whitman o William Yeats; en poesía rechazan las formas tradicionales y el uso de la métrica, y en la prosa se lanzan a la experimentación de nuevas formas narrativas, como la deconstrucción formal o la prosa espontánea. Los logros e innovaciones de la beat generation se convertirán en el legado de la posterior contracultura y los movimientos hippies de los años 60, y supusieron una enorme influencia para artistas y músicos como Bob Dylan, Tom Waits, Jim Morrison, Janis Joplin o Patty Smith.

El termino beat surge del slang afroamericano y significa en realidad cansado, hastiado (“beat down”), aunque algunos miembros del grupo de escritores y poetas de la generación beat trataron de sugerir otra aceptación, la de beatífico (“upbeat”), más orientada a la comprensión y aceptación de las filosofías zen orientales que les inspiraban. No obstante, algunos medios de comunicación comenzaron a usar el término beatnik de manera despectiva para referirse a los seguidores de este grupo literario. Beatnik era un vocablo que fusionaba las palabras beat y sputnik, y que pretendía sugerir la condición antiestadounidense y presuntamente comunista del movimiento beat; beatnik se convirtió en sinónimo de antiamericano, holgazán y delincuente. En cualquier caso el movimiento beat no solo rechazaba el termino sino que insistía en diferenciarlo del grupo de los beats; en palabras del propio Allen Ginsgberg: “’Beat’ era un modo de ser; ‘beatnik’ era ropa de moda. Beat era identidad; beatnik era imagen”. Aunque el movimiento beat se definía como un movimiento artístico que buscaba la innovación y la experimentación en la producción literaria,  y que aspiraba a convertir su estilo de vida en una forma de arte en sí mismo, y por lo tanto rechazaba las modas per se, su influencia se hizo notar en otro grupo, los hipsters, un movimiento que buscaba estar siempre en la vanguardia y que adoptaron el estilo de vida de los músicos de jazz (particularmente los aficionados al bebop y el hot jazz) en cuanto a vestimenta, actitud descreída, humor sarcástico, consumo de drogas y libertinaje sexual.

Los iniciadores, precursores y en realidad creadores del movimiento beat fueron Allen Ginsberg, Willliam Burroughs, Jack Kerouack y Neal Cassady, y especialmente los tres primeros son los que escribirán las que son las obras canónica, seminales, del movimiento. Aunque la de Cassady es la producción más breve de todos los miembros del grupo (una recopilación de cartas dirigidas al resto de los miembros del que formaba parte), se le considera uno de los principales catalizadores del movimiento y ejerció una enorme influencia personal en Kerouac (le impulsó a abandonar el sentimentalismo y desarrollar lo que se llamaría prosa espontánea) y Ginsberg (con quién mantuvo una ocasional relación de carácter sexual, aunque Cassady siempre negó ser homosexual). Kerouac, Burroughs y Ginsberg escribirían las que hoy por hoy son consideradas las obras más importantes y definitorias del grupo de los beats: respectivamente, “En el camino”, “El almuerzo desnudo” y el poema “Aullido”.

Con la obra “En el camino” (“On the road”), Kerouac rompe todos los moldes literarios que persistían hasta el momento e inaugura un nuevo estilo que el denominará prosa espontánea, de carácter rítmico e inmediato y notablemente influenciado por la música jazz. Escrita en un único rollo, sin utilizar ningún tipo de paginación ni diferenciación por capítulos, “En el camino” está considerada el manifiesto de la generación beat y es una oda al viaje como descubrimiento existencial. La obra ejercerá una enorme influencia en un género cinematográfico, las road movies, y Kerouac defenderá a través de ella y del resto de su producción literaria, su pasión por los espacios abiertos y el amor carnal, y el rechazo a todo conflicto armado, llegando a afirmar que “solo las personas amargas desprecian la vida”.

Williams Burroughs nació en el seno de una familia acomodada y conoció al resto de los miembros de la beat generation en la universidad de Columbia. Desde muy joven descubrió sus impulsos homosexuales y su pasión por las armas de fuego, y durante buena parte de su vida hizo gala de un sentimiento autodestructivo que le llevó a experimentar con toda clase de drogas. En un viaje a México, bajo la influencia del alcohol y las drogas, mató accidentalmente a su mujer en presencia de su hijo, durantte un juego en el que hacía una imitación de Guillermo Tell; ese accidente marcará un antes y un después en su producción literaria. Burroughs experimentó con la forma narrativa, haciendo uso del cut-up (técnica que consistía en recortar las páginas y desordenarlas en forma de collage, en un esfuerzo por destruir las normas sintácticas y semánticas pero sin perder en el sentido de la narración). El escritor consideraba que el ser humano está alienado por el lenguaje y que las normas gramaticales y sintáctica actúan como un virus en nuestro cerebro, de ahí su empeño en destruirlas. Burroughs consideraba que la auténtica revolución no es de carácter social, sino mental, y que el primer paso para iniciarla es desprenderse de la dependencia del uso del lenguaje. Su obra más importante es sin duda “El almuerzo desnudo”, un relato críptico, no lineal, que alterna la sátira con la violencia, escrito en Tánger bajo la influencia de la drogas. El relato, que en realidad hace una reprsentación alegórica y políticamente subversiva del mundo de las drogas y la homosexualidad, fue considerado obsceno en su época y su publicación estuvo prohibida hasta mediados de los 60 en los Estados Unidos.

Allen Gingsber, judío, poeta y homosexual, que se consideraba heredero de William Blake y Walt Whitman, es indudablemente uno de los miembros más destacados de la generación Beat. Conoció a Lucien Carr, Borrouhs y Kerouac durante su estancia en la universidad de Columbia. Su obra se caracteriza por su profunda sinceridad (en ella habla sin tapujos de la locura de su madre o de sus primeros encuentros sexuales con Neal Cassady), y en ella siembre hizo una defensa vehemente de la libertad y la autenticidad. Políticamente Ginsberg siempre se manifestó como un militante de tendencias de izquierda y denunció muchos de los abusos que el sistema capitalista cometía en los Estados Unidos y otros países, aunque también habló sin tapujos al denunciar la persecución que el gobierno comunista de Fidel Castro ejercía sobre los homosexuales. En el aspecto estrictamente literario su obra poética se caracteriza su rechazo de la métrica y las formas tradicionales, por su exuberancia en el uso del leguaje, y por la utilización de largos versos que dilapidan los límites impuestos por la poesía clásica. De toda su obra, el poema “Aullido” (“Howl”) es sin duda el más famoso, y buena parte de él fue escrito bajo la influencia del peyote. En dicho poema Ginsberg, que siempre se opuso de manera abierta al militarismo, el materialismo económico y la represión sexual, denuncia la fuerza destructiva del capitalismo y critica el conformismo de la sociedad estadounidense. El poema se abre con una frase mítica: “He visto a las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura”. La obra fue considerada escandalosa en el momento de su publicación por su temática y la crudeza de su lenguaje. Su publicación fue prohibida en Estados Unidos hasta que un juez anuló la sentencia de su prohibición alegando que la obra poseía ‘importancia social redentora’.

***

El cine se ha acercado a la generación beat de manera más o menos tímida. No es fácil trasladar a la pantalla toda la relevancia e influencia que ejerció este grupo literario en toda una generación de artistas de una forma franca y sincera. La libertad sexual, el rechazo a la autoridad, la experimentación con las drogas… todos ellos son elementos que forman parte inherente de este grupo y la generación que abanderaron, y no pueden obviarse si realmente uno quiere plasmar su verdadera esencia en un film.

William Burroughs ejerció de narrador en el film ”Querelle” (1982) de Rainer W. Fassbinder, que adaptaba la escandalosa obra homónima de Jean Genet, la cual narra la redención de un asesino a través del envilecimiento; también tendrá un breve papel en el film de Gus Van Sant “Drugstore Cowboy” (1989), basado en el relato autobiográfico de un drogadicto ladrón y asaltante de farmacias, y que tiene claras conexiones con la beat generation. En 1991 David Cronenberg adaptará a la gran pantalla su obra “El almuerzo desnudo” con resultados harto controvertidos. El estilo narrativo anti-lineal e intencionadamente caótico empleado por Burroughs en la novela la hacen prácticamente inadaptable, pero Cronenberg se la arregla para hacer un film menos críptico que el relato escrito, suavizando sus contenidos sexuales y violentos, y mezclando la ficción con elementos extraídos de la propia vida del autor. No obstante su acercamiento al relato de Burroughs es más estético que produndo y transforman las intenciones alegoricas de la obra en pura imagineria de film fantástico-terrorífico.

En 1997 se estrena “La última vez que me suicidé”, dirigida por Stephen Kay e interpretada por Thomas Jane en el papel de Neal Cassady. La película se inspira en la agitada vida del miembro menos conocido de la beat generation y toma su título de la introducción con la que Cassady solía abrir las cartas que enviaba a los otros miembros del grupo, con los que mantenía asidua correspondencia. Lo más destacado del film, que evita mitificar la figura de Cassady retratándolo como un individuo perezoso, egoísta e irresponsable, quizás sea su cuidada ambientación de los años 50 y su espléndida banda sonora con temas de jazz de la época.

En 2010 Rob Epstein y Jeffrey Friedman, que se habían destacado como directores de espléndidos documentales como “The times of Harvey Milk” (1984) o “El celuloide oculto” (1995), se lanzan a la dirección de su primer film de ficción con “Howl”, en el que narran las visicitudes de Allen Gingsber (interpretado por James Franco) para tratar de su publicar su obra más famosa pese a la presiones sociales que abogaban por su prohibición. Los personajes de Neal Cassady, Jack Kerouac y el amante de Ginsberg, Peter Orlovsky, también se darán cita en el film. La película entrelaza tres tramas: el desarrollo del juicio por obscenidad al que fue sometido Ginsberg, los encuentros del poeta con otros miembros de la beat generation, y la recreación animada del propio poema “Howl”. El resultado, que mezcla ficción, falso documental y animación, intenta ser creativo y lírico, pero no puede evitar resultar a veces un tanto indigesto.

Francis Ford Coppola coqueteó durante mucho tiempo con adaptar la novela de Kerouac “On the road” a la gran pantalla. Finalmente en 2012 se limitó a ejercer de productor dejando las tareas de dirección en manos del brasileño Walter Salles. Con un reparto más o menos ajustado en el que nos encontramos a Sam Riley dando vida a Jack Kerouac, Garrett Hedlund como Neal Cassady, Tom Sturridge com Allen Ginsberg y el siempre eficaz Vigo Mortenssen como William Burroughs, el film, bellamente fotografiado y con una elegante puesta en escena, no deja de ser una aproximación superficial y anecdótica a la obra de Kerouac. Al film le falta pasión, arrojo, intensidad emocional. Walter Salles se muestra incapaz de trasladar a la pantalla el viaje existencial que propone la novela, retratando a sus personajes como adolescentes narcisistas cuya rebeldía, en el film, es una mera pose y no refleja el espíritu crítico e inconformista de la generación beat.

El último intento de trasladar al cine las vivencias de los miembros de la beat generation nos llega ahora de la mano de John Krokidas con el film “Kill your darlings”, título que alude a una de las expresiones utilizadas por uno de los profesores de Ginsberg en la universidad de Columbia, y que pretende dar a entender que para empezar a crear primero tienes que acabar (matar) tus filiar literarias. Con un esforzado aunque falto de convicción Daniel Radcliffe en la piel de Allen Ginsberg (el actor parece empeñado en quitarse de encima a todo coste su imagen de Harry Potter) y un intenso Dane DeHaan como el atormentado Lucien Carr (compañero de universidad de Ginsberg y uno de los instigadores del movimiento “The Vision”, inspirado en las palabras del poeta William Yeats, que darían lugar al nacimiento del movimiento beat), el reparto se completa con un excepcional Michael C. Hall (el Dexter televisivo) como David Kammerer, el obsesivo amante de Carr, Jack Houston como Jack Kerouac y un estoico Ben Foster dando vida a William Burroughs. 

“Kill your darlings” se inspira en los acontecimientos ocurridos en los años cuarenta en la universidad de Columbia, cuando Ginsberg, Burroughs y Kerouac entraron en contacto, y que culminaron con el asesinato de Kammerer en manos de Lucien Carr. Dichos acontecimientos inspiraron la escritura en 1953 de la novela “Y los hipopótamos se cocieron en sus tanques”, escrita a cuatro manos por Burroughs y Jack Kerouac, y que ha servido de inspiración a su director para la escritura de este film, película que ha participado en algunos festivales independientes de Estados Unidos durante el 2013, siendo el más destacado el festival de Sundance. Como film resulta más intenso que “On the road” y más controlado que la desmedida “Howl”, pero aun así no deja de resultar un tanto decepcionante que el director alla optado por centrar más la trama en el torbellino de celos y obsesiones que envolvió la vida de Carr y Kammerer que no el proceso de nacimiento y evolución de un movimiento creativo que iba a revolucionar el mundo literario en los Estados Unidos. A la película no le falta intensidad (que aportan muy especialmente las interpretaciones de DeHaan y Michael C. Hall), pero quizás sí una visión más amplia e incisiva del proceso creativo y de cómo los dramáticos acontecimientos que narra el film impulsaron la carrera literaria de gente como Ginsberg o Kerouac. La película se centra sobre todo en los personajes y las relaciones que mantienen entre sí, de ahí que la recreación que vemos de la época sea más bien sesgada.  Y me ha llamado la atención la banda sonora, que no duda en mezclar de manera anacrónica y un tanto gratuita temas de jazz de la época con otros contemporáneos como el “Wolf Like Me” del grupo TV On The Radio, o temas de Bloc Party y The Libertines.

En resumidas cuentas: ¿Lo mejor? El trabajo interpretativo de Dane DeHaan como el intenso, cínico y atormentado Lucien Carr. ¿Lo peor? Se echa en falta un mayor atrevimiento en la propuesta de su director John Krokidas y una mayor entrega por parte de Daniel Dadcliffe.

sábado, 8 de marzo de 2014

20 COMICS (2ª entrega de 2)



11)      “Lobezno” de Chris Claremont y Frank Miller


Aunque entre los 12 y los 13 años comencé a descubrir el cómic para adultos y las obras que Toutain publicaba en España a través de revistas como Zona 84 o Creepy, nunca abandoné mi afición por los cómics de superhéroes americanos. Cuando Forum (la división de cómics de Planeta) adquirió los derechos de las publicaciones Marvel y comenzó a publicarlas de nuevo a partir de los últimos números distribuidos por Vértice o Surco, volví de nuevo a recuperar mi afición por los personajes de mi infancia. Me reencontré con la Patrulla-X, los Vengadores, Thor, Spiderman… A mediados de los años 80, Forum decidió ampliar su catálogo de formatos incorporando las Marvel Graphic Novels (en cartoné y con una presentación más lujosa… y más cara), la revista “Aventuras Bizarras” (con contenidos más adultos) y los recopilatorios de miniseries. El tomo que inauguró esta última colección fue el “Lobezno” de Claremonty Miller. Lobezno se había convertido en el personaje más popular de Marvel (con permiso del lanzaredes) y además era uno de mis favoritos. Con esta miniserie de 4 episodios que Forum publicó en un único tomo recopilatorio, Claremont afianzaba la personalidad del personaje, haciéndolo más rico, más complejo, más fascinante. De inmediato se convirtió en mi aventura favorita de Logan (y aún hoy día lo sigue siendo y creo que es lo mejor que nunca se ha escrito a propósito de Lobezno) y me descubrió un nuevo dibujante, Frank Miller (no le había hecho mucho caso es sus páginas de “Daredevil”), que hacía gala de un nuevo estilo narrativo enormemente cinético y de evidente influencia cinematográfica.

12)      “Elric. La ciudad de los sueños” de Roy Thomas y P. Craig Russell


Cuando a mediados de los 80 Marvel comenzó a lanzar al mercado otro tipo de productos más próximos en cuanto a presentación y temática a los álbumes europeos, lo hizo a través de la línea de las Marvel Graphic Novels. Su presentación en tapa dura los convertía en un producto más lujoso pero también más caro, y por lo tanto no asequible a todos los bolsillos. Forum importó dicho formato a España e inauguró la línea con un título dedicado a la Patrulla-X que se convertiría en mítico: “Dios ama. El hombre mata”. Yo leí ese cómic mucho tiempo después. Como he comentado el precio de dicho cómic no era apto para mi menguada economía de adolescente. Pero cuando puede reunir el dinero suficiente, la primera novela gráfica que me compré fue una que me llamo la atención por su portada. No conocía ni al dibujante ni al personaje, pero por alguna razón que no recuerdo me vi impulsado a comprar el cómic. “Elric”, un personaje de espada y brujería salido de la pluma de Michael Moorckok, se apartaba por completo de los modelos de héroes idealizados que imperaban en los cómics Marvel. Pero si algo realmente me fascino de aquel cómic fueron los lápices de P. Craig Russell. El relato tejido por Roy Thomas era una espléndida combinación de fantasía épica, romance oscuro y espada y brujería (curioso que me llamase la atención cuando yo nunca había sido muy aficionado a los cómics de Conan). Pero el elegantísimo trabajo gráfico de Russell, que bebía a partes iguales del surrealismo, el art decó y Alphonse Mucha, era sencillamente impresionante. Russell despertó en mi alma de dibujante frustrado la necesidad de experimentar con otros estilos y otras formas de grafismo, y durante mucho tiempo mis dibujos trataban de imitar su estilo. Con el tiempo uno acaba aprendiendo cuales son su fuertes, así que ahora, cuando dibujo, lo hago casi siempre en terreno conocido.

13)      “La broma asesina” de Alan Moore y Brian Bolland


Yo había descubierto a Brian Bolland en un fantástico cómic escrito por Mike W. Barr que combinaba mitología artúrica y ciencia-ficción: “Camelot 3000”. Pero Bolland es un dibujante que se prodiga muy poco en el medio y que mayormente se dedica a hacer portadas e ilustraciones. Así que cuando leí “La broma asesina” no solo me reencontré con un magnífico dibujante en su mejor momento, sino que fue mi primera toma de contacto con un nuevo formato de cómic, el llamado formato Prestigio (o Prestige para los americanos). Dicho formato ofrecía mejores condiciones de reproducción gráfica que los tradicionales cómics de grapas y también fueron pensados para ofrecer historias autoconclusivas, muchas veces al margen de la continuidad de las colecciones habituales, lo que permitió a muchos guionistas trabajar en enfoques completamente nuevos y presentar a los personajes de toda la vida desde perspectivas poco habituales. Uno de los personajes que más se benefició de la aparición de este nuevo formato a finales de los 80 fue Batman, que cercano a cumplir su 50 aniversario vivió un momento de gloria en el que un nutrido grupo de los mejores guionistas y dibujantes del medio ofrecerían su personal versión del caballero oscuro. Ahí estaban Frank Miller, Jim Starlin, Grant Morrison, Dave McKean, Simon Bisley… y como no: Alan Moore y Brian Bolland. Alan Moore venía de cosechar un éxito masivo de público y crítica con la canónica “Watchmen” y Brian Bolland dibujó la versión más icónica del Joker que se haya visto jamás.

14)  “The Dark Night” de Frank Miller



Frank Miller ya nos había sorprendido a todos en su faceta de guionista y dibujante durante su etapa en "Daredevil". Su grafismo tosco no ocultaba sus deficiencias como ilustrador, pero las compensaba sobradamante con un sentido de la narrativa gráfica incuestionable y una planficación de viñeta y página absolutamente rompedoras. La eclosión definitiva de su talento como ilustrador llegaría con la experimental "Ronin", pero a España llegó antes la que posiblmente sea su obra más popular y una de las más apreciadas por sus fans. No necesariamente la mejor (ese puesto yo se lo reservo a "Born Again", que Miller guionizó pero que ilustró David Mazuchelli), pero es justo reconocer los méritos de "The Dark Knight", sobretodo porque rompió con una forma de hacer y entender el cómic de superhéroes establecida prácticamente desde los años 30. Frank Miller dinamitó por completo la imagen idealizada de hasta entonces teníamos de los superhéroes al presentar a Batman como un personaje violento, inestable, parafascista y de moralidad cuestionable. Inauguraba así una etapa en el mundo de los cómics de superhéroes que se daría en llamar dark & grimm y que vendría a presentar a los personajes de toda la vidad desde una perspectiva más oscura y siniestra. Además Miller en "The Dark Knight" realizó un profundo análisis socio-político del superhéroe (o vigilante) contextualizánolo en un determinado entramado social. Los cómics de superhéroes dejaban así de ser un mero entretenimiento evasivo para ofrecer una lectura mucho más profunda y madura de su realidad.

15)  “Fragmentos de la enciclopedia délfica” de Miguelanxo Prado


Siendo justos quizás habría que reconocer "Trazo de tiza" como la opus magna de Miguelanxo Prado (aún no he tenido la oportunidad de leer "Ardalén") y sin duda alguna una de sus obras más depuradas como ilustrador y dibujante de cómics. Pero muchos lectores conocimos a Miguelanxo en las páginas de 1984, donde empezó a publicar su serie de realtos "Fragmentos de la enciclopédia délfica". Con el tiempo Miguelanxo se ha destacado como un sensible narrador de la naturaleza humana. Obras precisamente como "Trazo de tiza" respiran humanidad y poesía por cada uno de sus poros. Pero esa misma poesía ya estaba presente en este conjunto de relatos de ciencia-ficción. Su hubiese que emparentarlo con una obra literaria yo lo haría con las "Crónicas marcianas" de Ray Bradbury, pues Miguelanxo, al igual que Bradbury, se sirve precisamente de la ciencia ficción para ofrecer un relato a veces cruel, a veces irónico, a veces patetico, a veces tierno del genéro humano. Recuerdo que en su dia cuando termine de leer esta obra quedé profundamente emocionado por ella, y aún hoy la recuerdo con el corazón encogido.

16)  “Elektra:Assassin” de Frank Miller y Bill Sienkiewickz


Cuando se publicó en Estados Unidos esta irreverente obra de Miller y Sienkiewickz causó un verdadero impacto. Miller es de esos autores que cuando trabajan con otros dibujantes en calidad de guionista, si verdaderamente llega a conseguir un auténtico 'maridaje' entre letra y dibujo, puede ser capaz de producir obras magistrales. Para demostrarlo están el "Born Again" o "Batman Año Uno" junto a Dave Mazuchelli o el "Daredevil: Amor y Guerra" colaborando con Bill Sienkiewikz. La toma de contacto con Sienkiewickz en esta última obra dió tan buenos resultados, que de inmediato se lanzó a producir una nueva obra donde permitiría a Sienkiewickz explotar todas sus habilidades como narrador e ilustrador. Para ello construyó un relato irónico, violento y extravagante en torno a uno de los personajes fetiche que el había creado en las páginas de "Daredevil". Sienkiewickz era un dibujante que pasó de ser un mero clon de Neal Adams a explotar como uno de los más originales e innovadores dibujantes que ha dado el medio. Sus referentes van desde los impresionistas a Bob Peak, pasando por Mucha, Norman Rockwell o Gustav Klimt. Sienkiewickz rompía con la tradición de desagregar el trabajo grafíco de un cómic (dibujante + entintador + colorista) asumiendo las tareas de autor total. Y no solo inauguraba la tradición pictórica expresionista en los cómics americanos de superhéroes (tras él vendrían Dave Mckean, Kent Williams, George Pratt, John J. Muth...) sino que experimentaba constantemente con el medio incorporanto pintura, fotografía, collage, montajes infográficos... El resultado era sencillamente apabullante. Pero al margen del (enorme) impacto que recibí tras la lectura de "Elektra:Assassin", siempre lo he considerado uno de los cómics que me marcaron porque se convirtió en un mito mucho antes de su publicación. "Elektra:Assassin" era un comic distinto, arriesgado, y tardó mucho en ser publicado en castellano tras su aparición en inglés en los Estados Unidos. Muchos lectores sabíamos de su existencia y habíamos visto muestra en fanzines o revistas especializadas, y esperábamos con ansia su publicación en España. Supongo que Planeta, poseedora en aquella épica de los derechos de distribución de los cómics de Marvel, no tenía clara la viabilidad comercial de una obra que por formato (prestigio), contenido y grafismo se apartaba mucho de lo que los lectores consumíamos en aquella época. Yo soñaba con que algún se publicase en español y con ello no hacía más alimentar mis espectativa. Tardó, pero finalmente se publicó en España. Ni que decir tiene que la espera mereció la pena.

17)  “Watchmen” de Alan Moore y Dave Gibbons


Yo tardé un poco en leer completa "Watchmen". En el momentó en que comenzó a publicarse en nuestro país leí, creo recordar, solo los primeros 6 episodios, y lo hice porque me los prestó un amigo. No fué hasta años más tarde que me compré un recopilatorio de la obra y pude leerla completa. Se han escrito rios de tinta sobre esta obra. Se ha analizado desde las perspectivas y ángulos más diferentes. Poco puedo añadir yo en la valoración de una obra canónica del 9º arte que está considerada de forma cuasi unánime como el mejor y más importante cómic de todos los tiempos. A Alan Moore le llegó el encargo de escribir una obra sobre un conjunto de personajes que la DC había comprado a otras editoriales menores. Moore le dió la vuelta al encargo y creó todo un elenco de nuevos personajes como sosias de aquellos sobre los que le habían encargado escribir. Pero lo más importante es que Morre se planteó "Watchmen" como una obra que pretendía explorar las posibilidades narrativas del medio y experimentar con el metalenguaje. Así pues Moore complementó la fascinante y compleja trama con una serie de artículos (entrevistas ficticias a los personajes, artículos de períodico inventados, análisis de algunos de los conceptos expuestos en la historia... ) que acompañaban cada uno de los 12 números en los que se divide el relato. Estos complementos, de una manera similar a lo que lo harían las genalogías, mapas, diccionarios o notas sobre el lenguaje que Tokien incluyó en "El señor de los anillos", enriquecen, explican y engrandecen la trama, aportando nuevos puntos de vista, de tal forma que el relato en si mismo es indisociable de todas esas anotaciones complementarias. "Watchmen", ganardora del prestigioso premio Hugo de ciencia-ficción, marca un antes y un después en le mundo del cómic. "Watchmen" es el "Ciudadano Kane" del 9º arte. ¿Es necesario explicar porqué es un de los cómics que más me han marcado?

18)  “The Sandman” de Neil Gaiman


Si hablamos de cómics, "Watchme" son palabras mayores. Pero "The Sandman" no le va a la zaga. Curiosamente "The Sandman" también fué un encargo que le llegó al guionista británico Neal Gaiman. Y también éste decidió darla la vuelta a la tortilla, prescindiendo de las dos encarnaciones previas del personaje para crear una tercera completamente nueva y absolutamente fascinante. "The Sandman" nació como un cómic de terror dentro de la línea Vértigo de la DC cómics, pero poco a poco fué convirtiéndose en un relato que combinaba drama existencial y fantasía mitológica a partes iguales. El nivel de sofisticación a medida que avanza la historia alcanza cotas que raramente se han visto en otros cómics. La cantidad de referentes históricos, mitológicos y literarios que Gaiman maneja esta obra es casi inabarcable. Muchos lectores hemos descubierto a escritores, pintores, filósofos, leyendas, mitos o personajes históricos en las páginas de "The Sandman". Para mí personalmente es una obra que amplió mis horizontes intelectuales como ninguna otra lo ha hecho. Si ha ello le añadimos la facilidad que tiene Gaiman para tocar todos los resortes emcionales del lector, la belleza de su prosa, el ingenio de sus diálogos, su perspicacia para describir personajes complejos, ricos, fascinantes... lo que tenemos en definitiva es una obra maestra sin discusión alguna. He leído la obra completa varias veces (son algo más de 70 números sin contar algunos especiales dedicados a la peculiar familia del protagonista). Como buen Piscsi me gusta pensar que Mofeo, Oneiros, Sandman, vive en algún rincón de la imaginación de cada uno de los lectores, y que cada vez que releo su relatos es como hacer una visita a un viejo amigo. Me gusta pensar que en cada una esas visitas Sandman, Morfeo, Oneiros me abre las puertas de su casa, que no es otra que el mundo de los sueños, y que en ella me encuentro con los muchos, cientos, quizás miles de lectores que hemos leído la obra, y que compartimos un mismo nexo: todos tenemos un conocido común (no sería apropiado llamarle amigo) y todos nos sentimos unidos por ese conocimiento cómplice. Los Piscis tenemos una virtud, quizás un defecto: nos gusta soñar despiertos.

19)  “Arkham Asylum” de Grant Morrison y Dave MacKean


Como comentaba más arriba, a finales de los años 90, el personaje de Batman vivió un momento particularment dulce en cuanto a popularidad. Al film de Tim Burton y a raiz de la celebración del 50 aniversario de su creación, la DC Comics produjo toda una serie de obras (novelas gráficas, minieries, prestigio...) que vendrían a revisar la mitología del personaje desde nuevos puntos de vista. Y en prácticamente la totalidad de esas obras la editorial se aseguró de contar la la colaboración de algunos de los mejores guionistas y dibujantes del momento. Depués del trabajo de Sienkiewickz en "Elektra:Assassin" no cabía esperar que el dibujo de Dave McKean produjese igual impacto. Pero lo hizo. En "Arkham Asylum" McKean parecía ir un paso más allá de los logros del dibujante de "Darevil: Amor y Guerra". Las ilustraciones de McKean son de todo menos figurativas y poseen una fuerte carga simbólica. Él no se limita a dibujar el aspecto de sus personajes sino que trata de explicitar gráficamente el alma de los mismos. Al igual de Sienkiewickz, McKean experimienta con todas las posibilidades gráficas que le ofrece el medio, y en esta obra logra el que posiblemente sea su mejor trabajo. Es cierto que posteriormente, en titulos como "Cages", "Signal to noise" o "Mr. Punch" nos econtraremos con un McKean más experimental y arriesgado, pero también más críptico y por lo tanto menos accesible. Pero el otro punto fuerte de la obra es el guión de Grant Morrison. Morrison elabora una relectura descarnada y siniestra de la "Alicia" de Lewis Carroll, alternando los relatos en lineas temporales distintas (pasado y presente) que se desarrollan en paralelo para concluir en una resolución tan sorprendente como desasosegante. Quizás no sea la mejor obra de Morrison. El primero puesto se lo disputarían quizás "Animal Man", donde Morrison experimenta con las posibilidades del metalenguage y la ruptura de la 4ª pared, o "Kid Eternity", donde el guionista lleva a cabo un trabajo de orfebrería en cuanto a construcción narrativa, o incluso "Superman All Star", donde el escocés reescribe la mitología del personaje tomando como referente los 12 de trabajos de Hércules. Pero en su momento "Arkham Asylum: un lugar sensato en un mundo sensato" me marcó por su desasosegante lectura.

20)  “Planetary” de Warren Ellis y John Cassady


En esta última década ha habido momentos en los que he pensado que el cómic americano era incapaz de ofrecer un producto novedoso y realmente original. Cambié de opinión cuando empecé a leer "Plantetary". "Planetary" es puro entretenimiento de principio a fin. En la serie su guionista Warren Ellis amalgama los más diversos referentes de la cultura popular (la ciencia-ficción, Julio Werne, las películas de serie B, las novelas pulp, los cómics de superhéroes, los clásicos de terror, los relatos victorianos... ) par ofrecer un relato de aventuras fantásticas ingenioso, divertido y sumamente entretenido. Doc Savage, la Liga de la Justicia, Sherlock Holmes, Tarzán, Drácula o el Llanero Solitario son solo algunos de los personajes que, en versiones más o menos disimuladas, se dan cita en los 27 números que componen la serie. Y mención especial también merece el dibujante John Cassaday, un ilustrador a veces dado al estatismo y la pereza (hay que reconocer que a veces no se esmera mucho en dibujar fondos), pero que en esta serie estubo francamente inspirado, sobretodo en el diseño de las portadas, que nunca seguian el mismo esquema y cuyo grafismo o estructura cambiaban en función del relato de las páginas interiores. En cierta manera"Planetary" me reconciliño con el cómic americano y me devolvio el gusto por los tebeos por entregas.


BONUS) "Blacksad" de Juán Diaz Canales y Juanjo Guarnido


20 cómics que me marcaron. Podría haber incluido algunos más: el "Verano Indio" de Hugo Pratt y Milo Manara, el "American Flagg!" de Howard Chaykin, los "4 Fantásticos" o el "Alpha Flight" de John Byrne, el "Capitán Trueno" de Victor Mora, "La casta de los metabarones" de Jorodowsky y Giménez... Pero en una primera elección saldrían los 20 títulos que he comentado más arriba (la selección que he incluído en este blog ha variado ligeramente en un par de títulos respecto a la que en su día publiqué en Facebook). Sin embargo a modo de bonus no quería dejar pasar la oportunidad de incluir un 21-avo título que figura entre mis descubrimientos más recientes: el "Blacksad" de Canales y Guarnido. He comentado anteriormente que el tipo de comic que más consumo en la actualidad (por afinidad, por nostalgia, por intereses, por las razones que sean) es el cómic americano. Nunca me interesó el manga y hacía mucho que me había apartado de la producción europea. Pero "Blacksad" me hizo volver de nuevo a europa y sobretodo darme cuenta de que en este pais sigue habiendo GRANDES autores. Lamentablemente muchos de ellos no gozán del reconocimiento merecido y además la producción de cómic en España no tiene el soporte necesario, ni por parte de las entidades ni por parte de los lectores. "Blacksad" es simplemente una maravilla. Desde el primer momento me cautivó la forma en como el dibujo preciosista y ágil de Guarnido es capaz de dotar de una virulencia y una sordidez inusitadas a personajes antropomorficos cuyo aspecto tiene una sutil pero (mal)intencionada remisniscencia disneyana. El guión de Canales, un claro homenaje a los clásicos de la serie negra, desde Dashiel Hammet a Raymond Chandler, explota además con inteligencia e ingenio todos los tópicos del film noire: la tradición del detective hard-boiled, la femme fatale, la corrupcion política, los caza de brujas, la beat generation, las road movies, el jazz... Una gozada en todos los sentidos.

21 títulos. 21 comics que me han marcado. 21 obras que forman parte de mi educación intelectual y (¿porqué no?) sentimental.

¿Cuáles son los tuyos?