sábado, 14 de diciembre de 2013

MAS ALLA DEL ESTRENO... (2ª PARTE)



Si hay una película que en cierta forma justifica la existencia de una versión extendida y que al mismo tiempo puso de moda este tipo de ediciones especiales, esa es sin duda “El señor de los anillos. La comunidad del anillo”.

Cuando Peter Jackson acometió la tarea de llevar a la pantalla la obra magna de Tokien, se propuso dividir el metraje en tres films (uno por cada uno de los libros de los que se compone “El señor de los anillos”) y rodar los tres al mismo tiempo, aprovechando las sinergias y la logística de lo que iba a ser un rodaje poco menos que arduo. El caso es que Jackson, en su afán de ser lo más fiel posible a la obra original, rodó una cantidad ingente de material. Lo de la “fidelidad” es harto discutible, ya que el equipo de guionistas (Fran Walsh, Pillippa Boyens y el propio Peter Jackson) no dudaron en eliminar pasajes que la obra que ellos consideraban episódicos o poco relevantes para la trama mayor (el enfrentamiento con los tumularios, Tom Bombadil… ) u otros que alargaban demasiado el argumento de forma un tanto redundante (el episodio del saneamiento de la Comarca); algunos personajes demasiado secundarios (Glorfindel, Rasdagast) caen en beneficio de otros que adquieren mayor protagonismo y relevancia (Arwen). La obra original es muy descriptiva y concede una gran importancia al paisaje, en cambio Jackson opta por primar la acción para dotar al film de mayor ritmo y fluidez. Algunos de los cambios introducidos por Jackson y sus guionistas son acertados, otros necesarios y otros harto discutibles. En cualquier caso, partiendo del hecho de que libro y film son obras distintas, que utilizan herramientas expresivas distintas, y que lo que nos ofrece Jackson es a la postre su interpretación personal de la obra de Tokien, “El señor de los anillos” es una buena adaptación y una buena película de género fantástico.

Como comentaba más arriba, Jackson tenía una enorme cantidad de metraje rodado para “La comunidad del anillo”, el primero de los films de la trilogía, suficiente para montar una película que superase las tres horas de duración. Pero en aquel entonces la viabilidad comercial del film no era tan clara, y más teniendo en cuenta la ingente inversión efectuada (tanto en la producción como en la posterior campaña publicitaria). Los productores no tenían claro que un film tan extenso fuese a rendir en taquilla, así que Jackson se vio presionado a reducir su duración a 178 minutos… lo cuan tampoco está nada mal. Tengamos en cuenta que a menor duración, más sesiones se pueden programar en un mismo día y mayor es el rendimiento que una película puede generar en taquilla. “La comunidad del anillo” se estrenó en diciembre del 2001 y el resto, como se suele decir, es historia. El film competía además con el estreno previo de “Harry Potter. La piedra filosofal”, según la igualmente popular obra de J. K. Rowling, y ambos films arrasaron en taquilla.

Personalmente creo que “La comunidad del anillo” es el mejor de los 3 films que componen la trilogía, y también el que está mejor montado, y si bien es cierto que escenas cruciales quedaron fuera de la versión estrenada oficialmente, Peter Jackson tuvo cuidado de que el film funcionase y pudiese ser entendido por sí solo, al margen de cualquier escena eliminada. En el momento del estreno aún no se sabía la popularidad y el éxito comercial que el film podría alcanzar, popularidad y éxito que, una vez confirmados, propiciaron la aparición de una versión extendida más completa para el mercado viedográfico. No nos engañemos, esa versión extendida de “La comunidad del anillo”, al margen de permitir rentabilizar doblemente la película, formaría parte de la hábil estrategia publicitaria que han acompañado los estrenos cinematográficos de las 3 partes de la trilogía, pues “La comunidad del anillo” en versión extendida se ponía a la venta un mes escaso antes del estreno mundial de la segunda parte, “Las dos torres”, en lo que podría entenderse como una estratagema comercial para ‘ir calentando motores’.

Intereses publicitarios y comerciales al margen, la aparición de esta versión extendida de la primera entrega de la trilogía de “El señor de los anillos” es uno de esos raros ejemplos en que su existencia está plenamente justificada. En este caso la versión extendida no solo amplía y mejora la versión comercial, sino que estamos ante dos películas completamente distintas. Son muchos los cambios que aportan los entre 20 y 30 minutos de metraje adicional añadidos a esta versión. Por un lado el tiempo argumental se dilata, y no hablo de que se amplía el metraje del film, sino que se añaden escenas de transición de dilatan el tiempo interno de la aventura de la comunidad del anillo: si el viaje en la versión cinematográfica transcurre, aparentemente, en unos pocos días, en esta nueva versión transcurre en más tiempo al añadir escenas que ilustran mejor el paso de los días. Y con la dilatación del tiempo también se dilata el espacio físico, pues la Tierra Media en esta versión extendida es también más extensa, valga la redundancia. Además se añaden escenas que explican y matizan mejor el carácter de algunos personajes. Así por ejemplo el personaje de Galadriel, interpretado por algunos espectadores de manera errónea como malvado por la imagen terrible que muestra en el momento en que muestra a Frodo las imágenes de su espejo, adquiere un carácter inequívocamente benefactor en la escena añadida en que otorga sus regalos a los miembros de la comunidad; además esa misma escena permite mostrar un aspecto insospechadamente tierno en el personaje de Gimli cuando da a entender su admiración hacia la reina élfica. Otro personaje, Boromir, se muestra más frágil, más temeroso y más humano en algunas escenas añadidas, de tal forma que su traición momentánea al querer arrebatarle el anillo a Frodo se hace más comprensible (y perdonable) para el espectador; hay otros pasajes que añaden más información sobre el entorno en el que se desarrolla la trama, como aquel en que Frodo y Sam ven una compañía élfica durante la noche, y que nos explica que los elfos están abandonando la Tierra Media, desentendiéndose del destino de los hombres y abandonándolos a su suerte.

Las siguientes entregas de la trilogía seguirían la misma estrategia: estrenar la versión cinematográfica y un año después la versión ampliada para el mercado doméstico. Pero tanto en “Las dos torres” y muy especialmente en “El retorno del rey”, Jackson tendría menos cuidado en el montaje oficial, sabedor entonces de que debía reservar escenas exclusivas para poder dar razones de peso a los consumidores de que debían comprar por segunda vez un film que seguramente ya tenían es su videoteca particular. “Las dos torres” en su versión extendida, por ejemplo, nos regalaría una emotiva y espectacular nueva escena que relaciona a Boromir, su hermano Faramir y el padre de ambos, Denethor, más impactante si cabe atendiendo al hecho de que Boromir había fallecido en la película precedente y que Denethor no aparecería ‘oficialmente’ hasta la tercera entrega: “El retorno del rey”. Y es precisamente en la película que cierra la trilogía, a mi juicio la peor editada de las tres (atendiendo siempre al montaje cinematográfico), donde Peter Jackson pone menos cuidado en el producto final, llegando incluso a incurrir en fallos de racord (en un momento de la película Gandalf pierde su vara sin que sepamos porqué). El montaje final de la 3ª entrega de la trilogía de la Tierra Media acabará siendo la más extensa de las 3 películas, superando con creces las tres horas de duración, algo que sin duda alguna no molestará a ningún fan de la obra de Tolkien al incluir escenas cruciales como el destino final de Saruman (escatimado en la versión cinematográfica para enfado mayúsculo –y plenamente justificado- de su interprete, Christopher Lee), la explicación de dónde y porqué Gandalf pierde su vara, la escena con la Palantir (que aclara algunos aspectos de la trama) o la aparición de un personaje de cierta relevancia como Boca de Sauron, ausente en la versión oficial.


En cualquiera de las tres películas con las versiones extendidas nos encontramos no solo con versiones más largas, sino se podría decir que con películas completamente distintas, hasta el punto de que ciertos personajes que sobreviven en una versión fallecen en la otra, por no mencionar el hecho de que se nos proporciona a través de esas escenas adicionales información que enriquece y complementa la versión oficial de manera insospechada. Y aun así no deja de ser curioso que Peter Jackson se haya reservado escenas que no aparecen en ninguno de los montajes conocidos y que quizás recupere en una hace tiempo rumoreada edición mega-extendida. Así pues se podrían recuperar escenas que sabemos confirmadas por fotografías de rodaje o incluso momentos filtrados en alguno de los trailers previos, como la matanza de los goblins a la entrada del bosque de Lorien, el momento en que Eowyn se enfrenta a un grupo de orcos que ha logrado infiltrarse en la fortaleza durante la batalla del abismo de Helm, o ese curioso momento en que Faramir tiene una visión momentánea de Frodo completamente consumido por el anillo al igual que el pobre Gollum. 

El éxito de estas versiones extendidas de “El señor de los anillos” contribuirá a que proliferen en el mercado ediciones más completas que rara vez van a aportar elementos significativos a la versión que ya hemos visto en las salas comerciales, más allá de incluir nuevas escenas que como mucho van a resultar vistosas y resultonas, pero poco más. Así pues a esta nueva moda se van a añadir películas como “Troya”, “Alexander”, “Las crónicas de Narnia”, “Harry Potter”, “Hellboy”, “El código Da Vinci”, “300” o “Shucker Punch” entre otras. El propio Peter Jackson repetirá la jugada con “King Kong” en una versión mastodóntica que lo único que aporta son más escenas espectaculares con dinosaurios. Por otro lado esta misma tendencia servirá también para recuperar clásicos como “El Exorcista” de William Friedkin o el “Drácula” de Francis Ford Coppola en nuevas versiones que tratarán de sacar a la luz escenas perdidas que por motivos de censura o de extensión de metraje no vieron la luz en el momento de su estreno. En el caso de la película de Friedkin, por ejemplo, veremos la famosa escena en la que Reagan baja las escaleras haciendo el puente u otras escenas en las que vemos a la misma niña sometida a diversas pruebas por parte de los psicólogos que tratan de discernir la naturaleza real de su posesión.

¿Realmente cuándo podemos decir que una versión extendida o ampliada está justificada? Difícil responder, y más cuando consumidores completistas se lanzan ávidos (NOS lanzamos ávidos, lo admito) a los puntos de venta con la necesidad de adquirir esos minutos de más que quizás no aporten nada significativo a la película, pero que no por ello podemos dejar de visionar.

(continuará…)

No hay comentarios:

Publicar un comentario