sábado, 28 de diciembre de 2013

2 DE GOLPE

"THE FAMILY" o "MALAVITA"


Luc Besson es uno de esos directores que a veces tienen la fea costumbre de revestir de trascencencia historias que en el fondo son bastante simples. Y a veces el resultado son films tan insufribles como "El gran azul" o "Nikita", o tan tontorrones como "El 5º elemento". Su última propuesta cinematográfica, "The Family", también conocida como "Malavita" (título de la novela de Tonino Benacquista en que se inspira), parecía, a priori, algo más estimulante. Parecía... Porque la película funciona al principio más o menos bien, cuando se recrea en su tono de comedia negra (pese a que deja escapar todas las situaciones irónicas que se podrían desprender del choque cultural entre una familia de mafiosos italoamericanos y los inócuos habitantes de un pueblecito de la Normandia francesa donde se ocultan), pero en su cuarto final se desinfla por completo cuando la película trata de tomarse demasiado en serio a si misma. ¿Lo mejor? La pareja formada por Robert de Niro y Michelle Pfeiffer y su predisposición a reirse de si mismos. ¿Lo peor? Danna Agron: insulsa es el calificativo más suave que se me ocurre para describir su actuación.

"EL MÉDICO"


"El médico", quizás la obra más famosa de Noah Gordon, fué publicado en 1986, y dado el enorme éxito popular que cosechó en su día, me estraña que hayan esperado hasta el 2013 para producir una adaptación cinematográfica. No puedo juzgar la película en cuanto a adaptación del libro, pues no lo he leido, pero en cuanto a producto cinematográfico hay que admitir que es un film correcto, a ratos espectacular... y bastante insulso. Viéndolo me ha hecho pensar que "El médico" funcionaría mucho mejor como serie televisiva que como largometraje pues a pesar de su duración (150 minutos), tengo la impresión de que el film se queda corto. Creo que pasajes como la salida de Inglaterra del protagonistas, su viaje en barco a Egipto o su accidentada travesía por el desierto hasta Isfahan podrían haber dado mucho más de sí, pero en la película se quedan en meramente anecdóticos. El film se centra en el proceso de aprendizaje de dicho protagonista en una madraza de Isfahan, y ese proceso le sirve al director para hacer un alegato a favor del pensamiento científico y una crítica abierta al fundamentalismo religioso. Lamentablemente no puede hacer dicho alegato sin evitar caer en el maniqueismo (ignoro si es igual en el libro). ¿Lo mejor? La manera de retratar los paisajes, bellamente encuadrados y bellamente iluminados. ¿Lo peor? La simplicidad y la falta de garra del conjunto.

martes, 24 de diciembre de 2013

VIDA Y MUERTE DE... (1ª parte)

¿Cuando fué la primera vez que te conmocionó la muerte de un personaje en un cómic? No, no me vale que me menciones la muerte de alguien en una novela gráfica, en un título concreto, sino la muerte de alguien en una serie de esas que tienen continuidad y que viene publicándose de forma prácticamente ininterrumpida desde hace 10, 20 o 50 años. Pienso concretamente en los cómics de superhéroes.

Los cómics de superhéroes forman parte de mi educación sentimental. Empecé leyendo Mortadelo y Zipi y Zape cuando tenía... que se yo, ¿6 años? Después descubrí a Spiderman, los Vengadores y la Liga de la Justicia y me cautivaron. A los 8 años me sentí fascinado por el Flash Gordon de Alex Raymond... pero Peter Parker y Clark Kent nunca me abandoraron. A los 12 o 13 descubrí a Den, Zhora y Ghita de Alizarr y supusieron una auténtica revolución en más de un sentido (lo atributos del héroe creado por Richard Corben o las poses de la sensual heroina de Frank Thorne eran demasiado para una inocente mente impresionable)... pero Spidey y Batman y la Patrulla-X seguían estando ahí. He crecido con ellos, han formado y siguen formando parte de mi bagage cultural y no tengo intención de desprenderme de su influencia y su recuerdo.

El caso es que lo superhéroes representan el arquetipo idealizado de todo aquello que nos gustaría llegar a ser y no podremos conseguir nunca. Por ello los admiramos. Pueden volar, pueden mover montañas, pueden viajar en el tiempo... y son inmortales. O eso pensábamos. En los comics el tiempo transcurre de manera diferente a la realidad. Franklin Richards continúa siendo un retoño que aún no ha entrado en la pubertad a pesar de que han pasado más de 40 años desde su creación, y Kitty Pryde sigue siendo una adolescente, apenas unos pocos años mayor desde su primera aparición a principios de los 80. El caso es que nunca esperas que un personaje con el que en cierta forma llevas conviviendo desde tu infancia vaya a palmarla algun dia. Pero no es así. A veces los superhéroes también pasan a mejor vida.

Quizás el primer impacto emocional de la muerte de un personaje principal en las páginas de un cómic de superhéroes lo tuvimos con la muerte de Gwen Stacy en las páginas de Spider-man. Inicialmente John Romita Sr. dibujó (magnificamente) a Gwen con unos trazos más própios de una vamp. Pero tras la fulgurante irrupción de la otra eterna novia de Peter Parker, la simpar M. J. Watson, sus rasgos y su caracter se fueron suavizando. M. J. pasó a ser la novia alegre, casquivana, algo rebelde, mientras que Gwen se convirtió en una suerte de contrapartida: la novia dulce e inocente. El caso es que había que resolver el dilema de Peter de alguna manera y una de las dos tenía que desaparecer de la ecuación para que Peter pudiese escoger una novia sin que resultase traumático para nadie, especialmente para los lectores. Así que los editores decidieron matar a Gwen Stacy. Su traumática muerte se convirtió en uno de los momentos claves en la colección del trepamuros, ya que si bién fué su archienemigo, el Duende Verde, el responsable de su muerte, el culpable directo de su fallecimiento fué el propio Spidey que, en un intento de salvarla cuando el Duende la arroja desde lo alto del puente de Brooklyn, le parte el cuello accidentalmente.


La muerte de Gwen supondría en muchos aspectos un punto de inflexión en la carrera de Spider-man (que estaría a punto de tirar la toalla y el disfraz de superhéroe), pero también en el devenir de la colección, que dejaría a un lado su tradicional discurrir desenfadado y aventurero para adquirir progresivamente tintes más maduros y por lo tanto más dramáticos.

Pero Gwen, aunque importante, no dejaba de ser un personaje más dentro del muy amplio elenco de secundarios que rodean la vida del más famoso trepamuros marvelita. A principios de los 80 se iba a producir la muerte de un personaje principal, y posiblemente una de las muertes que más nos impactarían a los lectores de cómic de aquella época: la muerte de Jean Grey, álias Fénix.


Conviene hacer un repaso a la historia de este personaje, que no había tenido  una trayectoria particularmente destacada en los episodios de la Patrulla-X original escritos por Stan Lee o  posteriormente por Roy Thomas. Cuando tras la famosa "Segunda Génesis" Chris Claremont se hace con las riendas de la colección y por lo tanto de la nueva formación del grupo, Jean Grey no formaba parte de la misma. Poco después Claremont la recuperaria para reformar por completo el personaje, y así en la aventura del grupo a bordo de la estación espacial Starcore, en su enfrentamiento con Steve Lang, Claremont la "mataría"... para resucitarla de inmediato. No se trataría, evidentemente, de una muerte real. Jean se sacrificaría para salvar la vida de sus compañeros mutantes y al hacerlo se veria expuesta a una dosis letal de radiación cósmica que la transformarían, incrementando sus poderes de forma exponencial y aun nivel que la situaban muy por encima de sus compañeros. En ese momento, con una frase mítica ("Soy Fuego. Soy Vida Encarnada. Soy Fénix"), Jean Grey resurgiría de sus cenizas como el ave mítica, convertida en un ser de inconmensurable poder. Se iniciaba así el primer acto de lo que a mí me gusta llamar "Vida y Pasión de Jean Grey", acto que se cerraría con la aventura espacial del cristal M'Krann en la que Jean, literalmente, salvaría todo el universo, poniendo de manifiesto el alcance de su condición cuasi-divina.

El 2º acto de la vida y pasión de Jean comenzaría tras su regreso de la galaxia Shiar, cuando de nuevo Jean aparentaba morir enterrada en las instalaciones antarticas del archienemigo de la Patrulla-X, Magneto. O asi lo creyeron sus compañeros. Mientras ellos iniciaban un largo y tedioso camino de regreso a casa que les llevaría a través de la Tierra Salvaje, Japón y Canadá, Jean iniciba un viaje más personal y (solo aparentemente) tranquilo para recomponer los pedazos de su maltrecha existencia. Este segundo acto termirá con la aventura en que los mutantes se enfrentan a Proteo, y que supondrá el reencuentro con los compañeros que la tenían por muerta, y por lo tanto la 2ª "resurrección" de Jean. Durante este periplo se evidenciarán las pautas de lo que será el 3ª acto de su gran aventura, la que tradicionalmente será conocida como "La saga de Fenix Oscura", en la cual Jean Grey, bajo la influencia maligna de Mente Maestra, no solo sacará a relucir todo su potencial mutante, sino que experimentará un dramático giro hacia su lado oscuro.

"El poder corrompe. El poder absoluto corrompe absolutamente". Es una frase que de buena manera ilustrará el devenir de esta saga, este último acto. Jean Grey, en la cuspide de su poder y su potencial mutante, evolucionará hasta convertirse en un ser cuyo poder rivalizaría con el de un Dios. Jean Grey se enfrentará a sus compañeros y, en un acto que solo puede ser considerado como de predación, destruirá y consumirá todo un sistema solar habitado. Jean cometerá un genocidio en toda regla motivada únicamente por el hambre y por la necesidad de exprerimentar el pleno alcance de su poder. El capítulo final de la saga, espectacular y emotivo a partes iguales, quedará en la memoria de los lectores como uno de los mejores y más impactantes tebeos del triunvirato formado por Claremont-Byrne-Austin. Jean Grey aparentemente había conseguido revertir a un estado anterior a su transformación en Fenix, y por lo tanto humano. Pero esa regresión era solo aparente. Jean pierde el control y se trasnforma de nuevo en Fenix y luego en Fenix Oscura, un ser cuya hambre de poder podría llevar a consumir la vida en todo el universo. Comprendiendo que su progresión es inevitable y que ello pone en riesgo la vida no solo en la Tierra sino en todo el universo conocido, Jean realizará un sacrificio final y se suicidará para protejer a la humanidad. Claremont escribió entonces uno de los diálogos más intensos y emotivos de toda su carrera y lo puso en boca de El Vigilante: "La Patrulla-X no se dá cuenta ni se dará nunca de que han obtenido el  mayor triunfo de sus vidas, pues Jean Grey pudo haber vivido para convertirse en una diosa, pero prefirió morir como humana". Aún se me escapa alguna lágrima cada vez que lo vuelvo a leer...

El caso es que Claremont le había cogido cariño a su personaje y se resistía a matarlo. Su intención inicial era que Jean fuese derrotada en la batalla con la Guardia Imperial Shiar y le fuesen extirpados los poderes de Fenix de forma definitiva. Jean Grey volvería a la Tierra como humana, sin poderes, fragil e indefensa, y Scott Summers abandonaría la Patrulla-X para ayudarle a reconstruir su mente y su vida y vivir felices juntos, alejados ambos de la vida aventurera. Pero el editor de Marvel Jim Shooter estaba completamente en desacuerdo con ese planteamiento. Jean Grey no solo se había corrompido, no solo se había enfrentado a sus compañeros de grupo, sino que había exterminado toda vida en un sistema planetario, vida inteligente. Según Shooter no había redención posible a un crimen tan abyecto, a un genocido en toda regla, y dicho crimen debía ser castigado. Scott Summers en un momento del cómic dice "si debe haber un castigo, que quede en manos de Dios. Yo prefiero el perdón". Y pronuncia esas palabras guiado por el amor incondicional que siente hacia Jean. Así pues Shooter se apropió del papel de Dios y obligó a Claremont a reescribir el guión original y matar a Jean Grey; Shooter impuso su decisión no basándose en cifras de venta o criterios comerciales, sino aplicando la lógica, la coherencia y, porque no, la moral. Jean Grey DEBÍA morir. Con el tiempo Claremont y Byrne admitieron que la idea de Shooter era la correcta, y que su injerencia, inicialmente mal recibida, redundó en beneficio de la historia. "La muerte de Fénix" sigue estando entre lo mejor que ha escrito nunca Chris Claremont.

Pero (¡ay!) Claremont seguía sin perdornar las intromisiones del tiránico director editorial y con paciencia tramó su particular venganza: resucitar a Jean Grey. Y lo hizo de la forma más elegante y sutil posible, sin trampa alguna. Claremont trajo de nuevo a Jean Grey entre los vivos... solo que la llamó Madelyne Pryor.


Claremont enontraba así la manera de salirse con la suya por encima de las imposiciones editoriales. Madelyne Pryor era la viva imagen de la fallecida Jean Grey, solo que sin poderes. Claremont planteó que Madelyne había sobrevivido a un accidente de aviación en el mismo instante en que Jean Grey moría en la Luna, y durante varios episodios jugó con la idea de que Madelyne podría ser la reencanación de aquella. Finalmente despejó cualquier duda en otra saga memorable, "Desde las cenizas", que suponía el regreso a escena de Mente Maestra y que resolvería cualquier duda respecto al personaje: Madelyne NO era la reencarnación de Jean. ¿Entonces porqué se parecía a ella de forma tan extraordinaría? Un misterio. Un misterio que Claremont no tuvo nunca intención de resolver y que no había necesidad de contestar. Un misterio sin respuesta como puede ser el monstruo del Lago Ness o el Yeti o la vida extratereste. Un misterio que resulta mucho más atractivo por el echo de no tener respuesta.

De esta manera Scott Summers reencontraría a su amor perdido en esta Madelyne/Jean sin poderes y sin pasado aventurero, con la que finalmente se casaría y se retiraría de su vida de superhéroe para vivir felices juntos e incluso tener un hijo. Claremont cumplía así los planes que inicialmente tenía previstos para ambos personajes.

Lamentablemente no todos iban a tener la misma visión que el patriarca mutante, y vista la rentabilidad comercial de la franquicia mutante, algunos editores no iban a dejar pasar la oportunidad de seguir aumentando la familia y obtener mayores beneficios económicos por ello. Alguién tuvo la "feliz" idea de recuperar a los antiguos componentes de los X-Men originales, ahora todos retirados, y lanzar al mercado una nueva colección X. Pero había un problema: Jean Grey estaba muerta. Por un tiempo se planteó la idea de que la mutante luminosa Dazzler fuese su sustituta, pero esos no iban a ser los X-Men originales. ¿Cómo resolverlo? Fácil: resucitando a la Jean Grey original. Y así nacieron los X-Factor.


El nacimiento de esta nueva colección no tuvo nada de artistico sino que respondía meramente a criterios comerciales. Jean Grey no resucitó porque fuese necesario o conveniente, resucitó por lo que podría aportar a las arcas de Marvel. La forma en cómo iba a resucitar fué idea del otrora dibujante de los X-Men, John Byrne, y la plasmó en las páginas de la colección que entonces estaba guionizando: los 4 Fantásticos. Personalmente esa historia siempre me pareció un error, ya que si bien es cierto que separaba los personajes de Jean y Fenix de tal forma que no había conflicto moral en su resurección (la auténtica Jean había permanecido en un estado letargico y por lo tanto no era culpable de genocidio alguno), al mismo tiempo minimizaba el drama y el impacto de su muerte: las memorables frases de Claremont "prefirió morir como humana" carecían ahora de sentido pues Fenix nunca había sido humana, sino una suerte de ente cósmico. Ni que decir tiene que Claremont cogería un cabreo también cosmico ante la decisión de resucitar a Jean Grey sin haber sido consultado.

La resurección de Jean Grey traería también otras consecuencias desastrosas. Por aquel entonces Scott Summers, alias Cíclope y lider retirado de la Patrulla-X, no solo estaba casado con Madelyne Pryor sino que habían tenido un hijo juntos. Así pues para poder liderar estos nuevos X-Factor y volver a los brazos de su amada de toda la vida, Scott tubo que abandonar a Madelyne y a su hijo. Sin comerlo ni beberlo los guionistas convirtieron al intrépido lider mutante en un adultero y un mal padre. Ahí queda eso. La actitud de Scott era moralmente reprochale y sin poder evitarlo los editores hicieron de él un personaje francamente antipático a ojos de los lectores. La forma de resolver dicho conflicto moral fué de todo menos sutil: primero, haciendo gala de una total falta de imaginación, conviertieron a Madelyne Pryor en un vulgar clon de Jean Grey; luego la volvieron malvada para así poder justificar el abandono, el adulterio y que Scott volviese con Jean. El caso es que por (incoherentemente) malvada que se hubiese vuelto Madelyne, seguía siendo la esposa de Scott. ¿Solución? La matamos. A fin de cuentas es malvada y nadie llorará su muerte. Dicho y hecho: en la conclusión de la saga "Inferno" una vil Madelyne Pryor, transformada por decisión editorial en la infame Reina Duende, moriría dejando vía libre a Scott para volver con Jean sin remordimiento alguno y recuperando así al hijo que sin ningún tipo de cargo de conciencia había abandonado.


Todas y cada una de las decisiones que llevaron a la resurección de Jean Grey, la formación de X-Facto y la posterior muerte de Madelyne Pryor fueron tomadas bajo criterios estrictamente comerciales, faltos de coherencia y moralmente discutibles. En ningún caso obedecían a la evolución de los personajes y trataban únicamente de preservar el status de un personaje (Scott Summers) que de cara a los lectores debía conservar un comportamiento intachable desde el punto de vista de la tradicional (y discutible) moralidad católica de la sociedad bienpensante. Pero por encima de todo la forma y los motivos en como se resucitó el personaje de Jean Grey trivializaban un hecho tan dramático como es la muerte de una persona. La resurección de Jean Grey habría la caja de Pandora y daba rienda suelta a guionistas y editores a matar impunentemente a cualquier personaje y de cualquier manera, buscando únicamente su impacto comercial en las cifras de ventas, sabedores que, en cualquier momento, podrían traer de vuelta a la vida a dicho personaje haciendo uso de cualquier escusa barata y sin molestarse en trabajar los argumentos y buscar una razón que justificase tanto su muerte como su resurección.


(continuará...)

DE HOBBITS, ELFOS Y OTRO TIPO DE GENTES


Aclaremos antes algunos puntos: primero fué "El Hobbit".

Originalmente "El Hobbit" no fué más que un cuento infantil, escrito por partes entre principios de los años 20 y finales de los 30, que no tenía mayor objetivo que divertir y entretener a los hijos de Tolkien. Tolkien leyó partes de la obra al grupo literario "The Inklings", del que formaba parte junto a, entre otros, C. S. Lewis, autor de "Las Crónicas de Narnia". Fueron éstos los que primero animaron a Tokien a publicar el relato, y el manuscrito acabó en manos de los editores George Allen & Unwin. La anecdota cuenta que el editor dió a leer una primera versión del manuscrito a su hijo de 10 años a fin de valorar su posible acogida comercial, y fué el niño quién, tras una lectura entusiasta, le animó precisamente a publicarlo. El libro vió su primera edición oficial en 1937, y se convirtió en un éxito tanto de público como de ventas. La buena acogida comercial fué la que impulsó a los editores a solicitar a Tokien una continuación de la obra. Por aquel entonces Tokien estaba inmerso en la escritura del núcleo central de las leyendas de la Tierra Media que acabarían formando el relato épico de "El Silmarilión", pero accedió a la petición un tanto a regañadientes. Sin embargo, lo que debía ser la continuación de una narración infantil, se acabó convirtiendo en algo más complejo, más rico y más maduro. Tokien integraría la continuación de "El Hobbit" dentro de la continuidad de la Tierra Media, y así nació "El Señor de los Anillos", en la que invertiría casi 10 años de escritura y que se publicaría en tres partes entre 1954 y 1955. "El Señor de los Anillos", pese a gozar de una recepción crítica mucho más fría que su precedesora, siendo acusada de ser demasiado larga y oscura, se convirtió en un éxito mayúsculo y aún hoy en día es aclamada como la opus magna de Tolkien y uno de los más influyentes relatos de la literatura fantástica de todos los tiempos. De hecho la obra fué adoptada como libro de cabecera por algunos de los movimientos hippies y contraculturales del momento, especialmente en Estados Unidos, que comprendiendieron el caracter ecologista de la obra, que denunciaba los efectos colaterales de la industrialización excesiva, y adoptaron a Frodo, su protagonista, como representante de todo un movimiento pacifista que se oponía al uso de la fuerza y de las armas.

Así pués "El Señor de los Anillos" no solo es una secuela de "El Hobbit", sino también una obra de encargo. Curiosamente el hecho de integrar la narración de ésta dentro del marco de leyendas de la Tierra Media, llevaría también a Tolkien a revisar y reescribir "El Hobbit" a fin de integrarlo también en dicho marco. Lo que inicialmente era una obra pequeña al margen de la narración épica de las leyendas de Arda, acabaría formando parte integral de la misma.

La popularidad de ambas obras fué creciendo con los años y la idea de convertirlas en un film planeó por las oficinas de muchos productores cinematográficos. Tokien no erá reació a una adaptación cinematográfica, si bien solo veía posible hacerlo en forma de film de animación. El primer intento de adaptación, que contaba con unos diseños que inicialmente agradaron a Tokien, pues reuían el estilo Disney (que Tokien despreciaba) y se inclinaban más hacia las ilustraciones de Arthur Rackham, finalmente no llegó a buen puerto pues incluían numerosos cambios argumentales que traicionaban la obra original y que no fueron aceptados en modo alguno por el escritor. No sería más tarde, tras un intento frustrado de adaptación en imagen real por parte de John Boorman, que los derechos cinematograficos serían adquiridos por Saul Zaentz y en 1979 se estrenaría una versión animada dirigida por el visionario Ralph Bakshi, versión injustamente menospreciada en la actualidad pero que cuenta con un buen diseño de personajes y una magnífica banda sonora de Leornard Rosenman.

La película tan solo adaptaba la mitad aproximada de la trilogía, pero su escasamente entusiasta recepción comercial no favoreció la filmación de una secuela. No obstante era cuestión de tiempo que otro visionario retomase la idea de llevar la obra completa de Tolkien a la pantalla, y finalmente en el 2001, el director Neozelandes Peter Jackson estrenaría "El Señor de los Anillos. La Comunidad del Anillo", estrenando sus dos continuaciones en el 2002 y el 2003 respectivamente. El resto, como se suele decir, es historia.


El exito masivo de la trilogía en todo el mundo renovaría el interés por la obra de Tokien, interés que se ha materializado en la reedición de sus obras y en la comercialización del más variado merchandising inspirado tanto en las obras literarias como en sus adaptaciones cinematográficas, así que no podía pasar mucho tiempo antes de que alguien hiciese caso de la demanda popular de adaptar también "El Hobbit" a la gran pantalla. Y tras superar una serie de visicitudes con los derechos cinematográficos del libro y tras la marcha del director inicialmente previsto, Guillermo del Toro, Peter Jackson se pondría de nuevo tras las cámras y en el 2012 estrenaría "El Hobbit. Un viaje inesperado".

Y he aquí que nos encontramos con la primera gran diferencia conceptual entre película y libro: Tolkien concibió "El Señor de los Anillos" como una secuela de "El Hobbit", mientras que Jackson concibe "El Hobbit" como una precuela de "El Señor de los anillos". Es decir, mientras que el escritor recibió el encargo de continuar las aventuras de la parentela de Bilbo Bolson, algo a lo que incialmente accedió sin estar plenamente convencido, Jackson a tratado de adaptar el tono y enfoque de lo que era una narración infantil a la visión más oscura y madura de lo que, a la postre, sigue siendo la obra más popular de Tokien. Y si en "El Señor de los Anillos" Jackson, pese a tomarse más de una licencia respecto a la obra original (algunas más comprensibles o necesarias que otras), se mantuvo razonablemente fiel al libro, tanto en tono como en argumento, en "El Hobbit", por el contrario, traiciona intencionadamente la obra escrita a fin de llevarla a su propio terreno e integrarla en lo que, a fin de cuentas, es su visión muy personal de las leyendas que configuran la mitología de la Tierra Media ideadas por Tolkien. Hay otro aspecto que diferencia ambas adaptaciones: mientras que en "El Señor de los Anillos" Jackson realiza una necesaria labor de compresión al tener que manejar un relato que supera las 1.000 páginas, en "El Hobbit" adopta una postura contraria e infla y estira del relato a veces de manera innecesaria. La labor de concreción llevada a caba en "ESDLA" lleva a Jackson a tomar decisiones controvertidas pero necesarias, eliminando episodios que no tienen una incidencia directa en el relato (el de los Tumularios), finales que podrían resultar redundantes desde un punto de vista cinematográficos (el saneamiento de la Comarca), eliminar personajes que no aportan nada sustancial a la narración principal (Tom Bombadil) o fusionar otros que, pese a llevar a cabo acciones decisivas, resultan demasiado episódicos (como Glorfindel) en beneficio de otros que en la obra aparecen un tanto desdibujados pero que en el film adquieren mayor relevancia (es el caso de Arwen). Ya comenté en un artículo anterior que incluso las versiones extendidas de estos films complementan, amplian y enriquecen las visiones que nos ofrecían los films originalmente estrenados en las salas comerciales.

No ocurre los mismo con "El Hobbit". En una decisión que solo puede ser entendida desde un punto de vista estrictamente comercial, Jackon ha convertido un relato de apenas 200 páginas en tres films que superan las 2 horas de duración cada uno. El episodio del encuentro de Bilbo con los enanos, por ejemplo, es alargado innecesariamente en el film hasta consumir casi un tercio del metraje, y el resultado es que el ritmo de la película decae y ésta no arranca hasta bien entrada la narración. Por si fuera poco, y al contrario que ocurría con las 3 partes de "ESDLA", la versión extendida de "El Hobbit. Un viaje inesperado" no añade mayor interés sino que, al contrario, se recrea en escenas constumbristas de escaso interés o añade más chistes a propósito de los enanos. Tan solo dos momentos añadidos en esa versión extendida serían dignos de ser rescatados: uno es una secuencia ampliada en el prólogo, que si bien es muy breve, ilustra perfectamente el rencor existente entre elfos y enanos, y es el momento en que Thror, abuelo de Thorin Escudo de Roble, muestra un cofre de gemas a Thranduil, rey de los elfos del Bosque Negro... para depués arrebatarselo; la otra secuencia, también muy breve, es aquella en que Bilbo, paseándose por las estancias de Rivendel, ve los fragmentos de Narsil y el lienzo que ilustra la caida de Isildur; en ese momento ve por primera vez una representación del anillo único (subrayada por las notas inquitantes de la partitura de Howard Shore) y ese momento conecta la narración de "El Hobbit" con la de "El Señor de los Anillos", de ahí su importancia.


Si la narración de "Un viaje inesperado" es por momentos morosa y algo tediosa, esos problemas de ritmo han sido corregidos en "La desolación de Smaug", que resulta mucho más dinámica... lo que no evita que Jackson, con su tendencia habitual al exceso y la hiperbole, se recree innecesariamente en algunas secuencias, particularmente en los momentos de acción. Toda la persecución en los barriles en el rio resulta extenuante y excesivamente larga, y más aún con un irritante Legolas haciendo cabriolas exageradas a diestro y siniestro. En su afán por alargar la narración y hacerla partícipe de lo narrado en la trilogía previa, Jackson no muestra rubor alguno en traicionar la obra escrita por Tolkien: introduce un personaje inexistente, la elfa Tauriel, con el único objetivo de buscar la adhesión del público femenido (hay que decir también que dicho personaje no chirria demasiado en el conjunto); añade un interés romántico entre el enano Kili y Tauriel (algo que resulta demasiado forzado por no decir ridículo); añade algo de intrigas palaciegas en la ciudad lacustre de Esgaroth (quizás para justificar la presencia del actor Stephen Fry en el film); expande e inventa toda la confrontación entre Gandalf y el Nigromante de Dol Guldur (narrada en elipsis en "El Hobbit" y explicada brevemente en "ESDLA"); desaprovecha un personaje como Beorn (el único momento del film donde Jackson decide aplicar una labor de compresión, desestimando por completo la divertida presentación que en el libro hace Gandalf a Beorn de cada uno de los enanos); concede mayor presencia a un antipático Thranduil (espléndido Lee Pace), alejado de la visión más amable de los elfos que hasta ahora nos habían ofrecido Elrond o Galadriel... Con todo la autentica set piece del film, al igual que ocurria en "Un viaje inesperado", tiene como protagonista a un personaje enteramente digital. Si en aquella el momento culminante de la película es el episodio "acertijos en las tinieblas" en el que Bilbo y Gollum se enfrentan en un duelo de ingenio, y que de nuevo pone de manifiesto las maravillosas cualidades vocales-interpretativas de Andy Sherkis, en "La desolación de Smaug" es el dragón que da titulo al film, fastuosa y espectacular creación digital de los  talleres de Weta Workshop a la que pone voz, y de una forma no menos maravillosa, Benedicth Cumberbach, el que protagoniza la mejor secuencia de la película. Y aunque habría que criticar de nuevo a Jackson por su tendencia al exceso, que le lleva a alargar en demasía la persecución a la que Smaug somete a los enanos dentro de las estancias de la montaña solitaria, visualmente toda esa (larga) secuencia tiene momentos tan arrebatadores que se le perdona, particulamente al inicio, cuando Smaug pone a prueba el ingenio y los modales de Bilbo, en un diálogo francamente memorable.


"La desolación de Smaug" termina de forma intencionadamente abrupta, con una frase ("Yo soy el fuego. Yo soy la muerte") que eleva exponencialmente la expectativas puestas en la tercera entrega que se estrenará a finales del 2014 (antes veremos, evidentemente, la versión estendida de este segundo film con más enanos, más elfos, más Beorn, y quizás ese encuentro entre Gandalf y Thrain que ya atisbamos brevemente en los primeros trailers de "Un viaje inesperado"). Aún nos queda por ver la huida de Gandalf de Dol Guldur, el Concilio Blanco, la derrota de Smaug, la Piedra del Arca y, por supuesto, la Batalla de los Cinco Ejercitos. Aún queda un año por delante... Habrá que esperar...

lunes, 23 de diciembre de 2013

BLUE QUE TE QUIERO BLUE


Antes que nada debo decir que yo no me encuentro entre ese grupo de fans irredentos de Woody Allen que elevan a la categoria de obra maestra cualquier film del director neoyorquino incluso antes de su estreno. Creo que empecé a perder el interés por su filmografía a partir de "Balas sobre Broadway", al comprobar que en el fondo casi todas sus películas repiten los mismos ticks, filias y fobias, que casi siempre cuentan lo mismo... y lo cuentan de la misma manera. Sin embargo un film, "Match point", me devolvió la fé en el director. Curiosamente un film atípico en su filmografía, un estilizado ejercicio de cine noire completamente ajeno a su tendencia a bascular entre la comedia extrovertida y el drama introspectivo. Lamentablemente su siguiente film, la tontorrona "Scoop", me hizo perder de nuevo la fé y comprobé que "Match Point" no era sino un oasis en su filmografía reciente. La soporifera "El sueño de Casandra" parecía confirmar esa tendencia, y con la mediocre "Vicky Cristina Barcelona" decidí que ya no estaba dispuesto a darle otra oportunidad.

Lo confieso: hoy he ido al cine motivado no por Woody Allen, sino por Cate Blanchet. Y he salido satisfecho y sorprendido. Ya me esperaba un gran recital interpretativo de la Blanchet, pero además me he topado con la sorpresa de reencontrarme con el mejor Allen, un Allen maestro en la descripción de personajes y en la escritura de diálogos. Pero además un Allen atípico que, tomando como referente "Un tranvía llamado Deseo" de Tennesee Williams, reinventa el mítico personaje de Blanche Dubois para ofrecer además todo un alegato de crítica social, una mirada cínica y ácida al materialismo y consumismo de la sociedad actual, a la falta de valores morales y a la excesiva importancia que le concedemos a las apariencias, poniendo de manifiesto la hipocresía del mundo en que vivimos. Sin duda un gran film, un Allen inspirado y sorprendente, que ha encontrando su mejor aliada en una Cate Blanchet simplemente PRODIGIOSA, que lleva a cabo un recital interpretativo que la consolida como una de las mejores y más dúctiles actrices del momento actual.

¿Lo mejor? CATE BLANCHET; repito: CATE BLANCHET. Y lo pongo en mayúsculas porque el suyo es uno de los grandes trabajos actorales del presente año. ¿Lo peor? Que "Blue Jasmine" pueda ser otro oasis en la filmografía de Woody Allen

viernes, 20 de diciembre de 2013

MAS ALLA DEL ESTRENO... (3ª PARTE)



Hay veces que, no obstante, este tipo de ediciones especiales nos puede deparar alguna agradable sorpresa, y uno de esos casos es precisamente el “Superman II” de Richard Donner. Oficialmente deberíamos decir el “Superman II” de Richard Lester, pues es este último quién aparece en los créditos de la película, pero la historia de la producción de la secuela de Superman es bien curiosa y conviene recordarla. Donner comenzó el rodaje de “Superman” teniendo en mente la secuela, y de hecho casi simultaneó el rodaje de ambos (jugada que repetiría Peter Jackson rodando casi al mismo tiempo las 3 entregas de la mastodóntica trilogía de “El señor de los anillos”). Pero cuando ya pudo centrarse en el rodaje de la segunda entrega tras estrenar la primera en las salas comerciales, diferencias con los productores del film, Alexander e Ilya Salkind, propiciaron su salida del proyecto y la entrada de Richard Lester, que también actuaba en calidad de productor ejecutivo y despreciaba el trabajo que estaba realizando Donner. Lester aprovechó parte de lo rodado por Donner, pero desechó muchas otras escenas y apostó por potenciar el sentido del humor camp del film, resultando al final una película con una clara intención desmitificadora, y por lo tanto completamente alejada de la visión mítica y cuasi-mesiánica del primer film. El caso es que con el tiempo hemos podido ver un montaje aproximado lo que Donner pretendía rodar, y digo aproximado porque si bien se recuperaron parte de las escenas rodadas originalmente por Donner y desechadas del montaje final, otras de las que se incluirían en ese director’s cut provenían de ensayos grabados o secuencias reconstruidas y no de escenas finales. En esa versión alternativa se incluirían detalles realmente curiosos, como una escena en la que se sugiere una escena de sexo entre Superman y Lois Lane (idea que utilizaría posteriormente Bryan Singer para su ‘secuela apócrifa’ de “Superman Returns”), o el momento en que Lois Lane descubre la identidad secreta de su compañero Clark Kent, más divertida e ingeniosa (a mi modo de ver) en la versión de Donner. 

Pero si bien en casos como éste o similares es de agradecer que nos regalen con una versión ampliada del film original, en otros uno casi lamenta que no existan precisamente una versión extendida o revisada de determinadas películas. No deja de ser un deseo personal pero a mí me hubiese gustado ver una versión más larga de “Harry Potter y el prisionero de Azkaban”, por ejemplo, en la que poder disfrutar más tiempo de la presencia de Julie Christie, cuya mayoría de escenas, pese a ser un personaje episódico, intuyo acabaron en el suelo de la sala de montaje. Y es que no perdonaré a Alfonso Cuarón que haya filmado todas las secuencias en las que ella aparece con un velo tapandole la cámara. 

Otro ejemplo sería el “X-Men. La decisión final” de Brett Ratner. Y es que viendo las secuencias alternativas descartadas no puedo sino concluir que son muy superiores a las incorporadas en el montaje final estrenado en las salas comerciales, como aquella en que Magneto amenaza a Jean Grey con la pistola que contiene el suero de la “cura”; la escena inicialmente prevista mostraba a Magneto manipulando una taza de café metálica y después Jean Grey la manipula a nivel molecular liberando tal cantidad energía que hacía estremecer el campamento donde se refugian los mutantes. Ratner, en una decisión torpe y totalmente equivocada, consideró que ‘una taza de café no era suficientemente amenazadora’, cuando aquí lo que se trataba era poner de manifiesto que la auténtica amenaza era la propia Jean. Otro ejemplo de mala decisión lo vemos en la escena en que Lobezno permite que el Iceman y el resto de alumnos adolescentes de la escuela Xavier se unan a la batalla arengándoles en la línea de ‘en una guerra todos tienen que luchar’; en la escena alternativa inicialmente prevista, Lobezno se negaba a que los adolescentes se uniesen a la lucha porque consideraban que aún no estaban preparados para la batalla y es precisamente Iceman quién le convence de lo contrario arguyendo que todos, sin importar la edad, deben participar en la lucha, pues el destino de los mutantes les afecta a todos; la escena la remataba La Bestia citando a Shakespeare. Cualquiera que conozca el personaje de Lobezno (y de La Bestia) y haya seguido su evolución tanto en los comics como en los films precedentes de Bryan Singer, comprenderá que precisamente la escena descartada es más coherente. Lamentablemente Ratner prefirió potenciar el (excesivo) protagonismo de Hugh Jackman “Lobezno” en perjuicio del resto de personajes.

Pero posiblemente si hay un film cuyo montaje extendido justifica por sí mismo la existencia de este tipo de versiones especiales, ese es (con permiso de Peter Jackson) el “Watchmen” de Zack Snyder.
Vilipendiada injustamente en el momento de su estreno por fans cerriles y críticos con escasa visión, Snyder hizo un esfuerzo titánico por mantenerse lo más fiel posible a la obra original de Alan Moore. Muchos fans argumentaron que en el film se potencia la acción por encima de la trama y se incorporan escenas de acción que no están en el comic. Eso no es cierto. Sí que es cierto que las escenas de acción (que si uno se molesta en medir tiempos se da cuenta de que no ocupan tanto porcentaje del metraje) resultan más “contundentes” y largas que en el cómic, pero ninguna de esas escenas es inventada y todas están en el cómic original, si bien sí que es cierto que se les concede más importancia que la que se les da en la obra original. A fin de cuentas es un film de acción.


Pero al margen de esta absurda polémica en torno a los momentos de acción del film, conviene poner de manifiesto las escasas licencias que Snyder se ha tomado con respecto a la obra magna de Alan Moore, y eso es especialmente evidente precisamente en el montaje definitivo del film (el 3º de los tres existentes) que incluso integra los “Relatos del navío negro” rodados en versión animada y que, admitámoslo, no se incluyeron en la versión cinematográfica con buen tino, temerosos de que no fuesen comprendidos ni aceptados por aquellos espectadores desconocedores de la obra de Alan Moore. El caso es que este tercer y definitivo montaje, aun siendo menos comercial que la obra estrenada oficialmente, es el más fiel a la obra original, el más rico en lecturas y el más complejo estilísticamente.



(continuará...)

sábado, 14 de diciembre de 2013

MAS ALLA DEL ESTRENO... (2ª PARTE)



Si hay una película que en cierta forma justifica la existencia de una versión extendida y que al mismo tiempo puso de moda este tipo de ediciones especiales, esa es sin duda “El señor de los anillos. La comunidad del anillo”.

Cuando Peter Jackson acometió la tarea de llevar a la pantalla la obra magna de Tokien, se propuso dividir el metraje en tres films (uno por cada uno de los libros de los que se compone “El señor de los anillos”) y rodar los tres al mismo tiempo, aprovechando las sinergias y la logística de lo que iba a ser un rodaje poco menos que arduo. El caso es que Jackson, en su afán de ser lo más fiel posible a la obra original, rodó una cantidad ingente de material. Lo de la “fidelidad” es harto discutible, ya que el equipo de guionistas (Fran Walsh, Pillippa Boyens y el propio Peter Jackson) no dudaron en eliminar pasajes que la obra que ellos consideraban episódicos o poco relevantes para la trama mayor (el enfrentamiento con los tumularios, Tom Bombadil… ) u otros que alargaban demasiado el argumento de forma un tanto redundante (el episodio del saneamiento de la Comarca); algunos personajes demasiado secundarios (Glorfindel, Rasdagast) caen en beneficio de otros que adquieren mayor protagonismo y relevancia (Arwen). La obra original es muy descriptiva y concede una gran importancia al paisaje, en cambio Jackson opta por primar la acción para dotar al film de mayor ritmo y fluidez. Algunos de los cambios introducidos por Jackson y sus guionistas son acertados, otros necesarios y otros harto discutibles. En cualquier caso, partiendo del hecho de que libro y film son obras distintas, que utilizan herramientas expresivas distintas, y que lo que nos ofrece Jackson es a la postre su interpretación personal de la obra de Tokien, “El señor de los anillos” es una buena adaptación y una buena película de género fantástico.

Como comentaba más arriba, Jackson tenía una enorme cantidad de metraje rodado para “La comunidad del anillo”, el primero de los films de la trilogía, suficiente para montar una película que superase las tres horas de duración. Pero en aquel entonces la viabilidad comercial del film no era tan clara, y más teniendo en cuenta la ingente inversión efectuada (tanto en la producción como en la posterior campaña publicitaria). Los productores no tenían claro que un film tan extenso fuese a rendir en taquilla, así que Jackson se vio presionado a reducir su duración a 178 minutos… lo cuan tampoco está nada mal. Tengamos en cuenta que a menor duración, más sesiones se pueden programar en un mismo día y mayor es el rendimiento que una película puede generar en taquilla. “La comunidad del anillo” se estrenó en diciembre del 2001 y el resto, como se suele decir, es historia. El film competía además con el estreno previo de “Harry Potter. La piedra filosofal”, según la igualmente popular obra de J. K. Rowling, y ambos films arrasaron en taquilla.

Personalmente creo que “La comunidad del anillo” es el mejor de los 3 films que componen la trilogía, y también el que está mejor montado, y si bien es cierto que escenas cruciales quedaron fuera de la versión estrenada oficialmente, Peter Jackson tuvo cuidado de que el film funcionase y pudiese ser entendido por sí solo, al margen de cualquier escena eliminada. En el momento del estreno aún no se sabía la popularidad y el éxito comercial que el film podría alcanzar, popularidad y éxito que, una vez confirmados, propiciaron la aparición de una versión extendida más completa para el mercado viedográfico. No nos engañemos, esa versión extendida de “La comunidad del anillo”, al margen de permitir rentabilizar doblemente la película, formaría parte de la hábil estrategia publicitaria que han acompañado los estrenos cinematográficos de las 3 partes de la trilogía, pues “La comunidad del anillo” en versión extendida se ponía a la venta un mes escaso antes del estreno mundial de la segunda parte, “Las dos torres”, en lo que podría entenderse como una estratagema comercial para ‘ir calentando motores’.

Intereses publicitarios y comerciales al margen, la aparición de esta versión extendida de la primera entrega de la trilogía de “El señor de los anillos” es uno de esos raros ejemplos en que su existencia está plenamente justificada. En este caso la versión extendida no solo amplía y mejora la versión comercial, sino que estamos ante dos películas completamente distintas. Son muchos los cambios que aportan los entre 20 y 30 minutos de metraje adicional añadidos a esta versión. Por un lado el tiempo argumental se dilata, y no hablo de que se amplía el metraje del film, sino que se añaden escenas de transición de dilatan el tiempo interno de la aventura de la comunidad del anillo: si el viaje en la versión cinematográfica transcurre, aparentemente, en unos pocos días, en esta nueva versión transcurre en más tiempo al añadir escenas que ilustran mejor el paso de los días. Y con la dilatación del tiempo también se dilata el espacio físico, pues la Tierra Media en esta versión extendida es también más extensa, valga la redundancia. Además se añaden escenas que explican y matizan mejor el carácter de algunos personajes. Así por ejemplo el personaje de Galadriel, interpretado por algunos espectadores de manera errónea como malvado por la imagen terrible que muestra en el momento en que muestra a Frodo las imágenes de su espejo, adquiere un carácter inequívocamente benefactor en la escena añadida en que otorga sus regalos a los miembros de la comunidad; además esa misma escena permite mostrar un aspecto insospechadamente tierno en el personaje de Gimli cuando da a entender su admiración hacia la reina élfica. Otro personaje, Boromir, se muestra más frágil, más temeroso y más humano en algunas escenas añadidas, de tal forma que su traición momentánea al querer arrebatarle el anillo a Frodo se hace más comprensible (y perdonable) para el espectador; hay otros pasajes que añaden más información sobre el entorno en el que se desarrolla la trama, como aquel en que Frodo y Sam ven una compañía élfica durante la noche, y que nos explica que los elfos están abandonando la Tierra Media, desentendiéndose del destino de los hombres y abandonándolos a su suerte.

Las siguientes entregas de la trilogía seguirían la misma estrategia: estrenar la versión cinematográfica y un año después la versión ampliada para el mercado doméstico. Pero tanto en “Las dos torres” y muy especialmente en “El retorno del rey”, Jackson tendría menos cuidado en el montaje oficial, sabedor entonces de que debía reservar escenas exclusivas para poder dar razones de peso a los consumidores de que debían comprar por segunda vez un film que seguramente ya tenían es su videoteca particular. “Las dos torres” en su versión extendida, por ejemplo, nos regalaría una emotiva y espectacular nueva escena que relaciona a Boromir, su hermano Faramir y el padre de ambos, Denethor, más impactante si cabe atendiendo al hecho de que Boromir había fallecido en la película precedente y que Denethor no aparecería ‘oficialmente’ hasta la tercera entrega: “El retorno del rey”. Y es precisamente en la película que cierra la trilogía, a mi juicio la peor editada de las tres (atendiendo siempre al montaje cinematográfico), donde Peter Jackson pone menos cuidado en el producto final, llegando incluso a incurrir en fallos de racord (en un momento de la película Gandalf pierde su vara sin que sepamos porqué). El montaje final de la 3ª entrega de la trilogía de la Tierra Media acabará siendo la más extensa de las 3 películas, superando con creces las tres horas de duración, algo que sin duda alguna no molestará a ningún fan de la obra de Tolkien al incluir escenas cruciales como el destino final de Saruman (escatimado en la versión cinematográfica para enfado mayúsculo –y plenamente justificado- de su interprete, Christopher Lee), la explicación de dónde y porqué Gandalf pierde su vara, la escena con la Palantir (que aclara algunos aspectos de la trama) o la aparición de un personaje de cierta relevancia como Boca de Sauron, ausente en la versión oficial.


En cualquiera de las tres películas con las versiones extendidas nos encontramos no solo con versiones más largas, sino se podría decir que con películas completamente distintas, hasta el punto de que ciertos personajes que sobreviven en una versión fallecen en la otra, por no mencionar el hecho de que se nos proporciona a través de esas escenas adicionales información que enriquece y complementa la versión oficial de manera insospechada. Y aun así no deja de ser curioso que Peter Jackson se haya reservado escenas que no aparecen en ninguno de los montajes conocidos y que quizás recupere en una hace tiempo rumoreada edición mega-extendida. Así pues se podrían recuperar escenas que sabemos confirmadas por fotografías de rodaje o incluso momentos filtrados en alguno de los trailers previos, como la matanza de los goblins a la entrada del bosque de Lorien, el momento en que Eowyn se enfrenta a un grupo de orcos que ha logrado infiltrarse en la fortaleza durante la batalla del abismo de Helm, o ese curioso momento en que Faramir tiene una visión momentánea de Frodo completamente consumido por el anillo al igual que el pobre Gollum. 

El éxito de estas versiones extendidas de “El señor de los anillos” contribuirá a que proliferen en el mercado ediciones más completas que rara vez van a aportar elementos significativos a la versión que ya hemos visto en las salas comerciales, más allá de incluir nuevas escenas que como mucho van a resultar vistosas y resultonas, pero poco más. Así pues a esta nueva moda se van a añadir películas como “Troya”, “Alexander”, “Las crónicas de Narnia”, “Harry Potter”, “Hellboy”, “El código Da Vinci”, “300” o “Shucker Punch” entre otras. El propio Peter Jackson repetirá la jugada con “King Kong” en una versión mastodóntica que lo único que aporta son más escenas espectaculares con dinosaurios. Por otro lado esta misma tendencia servirá también para recuperar clásicos como “El Exorcista” de William Friedkin o el “Drácula” de Francis Ford Coppola en nuevas versiones que tratarán de sacar a la luz escenas perdidas que por motivos de censura o de extensión de metraje no vieron la luz en el momento de su estreno. En el caso de la película de Friedkin, por ejemplo, veremos la famosa escena en la que Reagan baja las escaleras haciendo el puente u otras escenas en las que vemos a la misma niña sometida a diversas pruebas por parte de los psicólogos que tratan de discernir la naturaleza real de su posesión.

¿Realmente cuándo podemos decir que una versión extendida o ampliada está justificada? Difícil responder, y más cuando consumidores completistas se lanzan ávidos (NOS lanzamos ávidos, lo admito) a los puntos de venta con la necesidad de adquirir esos minutos de más que quizás no aporten nada significativo a la película, pero que no por ello podemos dejar de visionar.

(continuará…)