sábado, 6 de septiembre de 2014

RETRATO DE DORIAN

"El retrato de Dorian Gray" es sin discusión alguna una obra maestra de la literatura universal, y posiblemente la mejor obra de Oscar Wilde. Quizás no sea una obra perfecta, redonda, pero es en cualquier caso una obra cuyo poder de fascinación perdura con el paso de los años y se renueva en cada relectura. Y si digo que quizás no sea una obra redonda es porque Wilde no domina en ella el tempo narrativo (efecto quizás buscado intencionadamente), alternando largos diálogos con pasajes profusamente descriptivos, escenas cuya narración es fluida con otras cuyo ritmo de lectura resulta algo más tedioso. Oscar Wilde dejó mucho de si mismo en esta obra, y a través de las ideas o reflexiones que expresan muchos de los personajes expuso su particular visión del mundo, del arte y de la belleza.

La obra de Wilde es profusa en cuentos (algunos tan populares como "El fantasma de Canterville" o "El príncipe feliz"), poemas y obras de teatro (siendo quizás las más conocidas y apreciadas "Salomé", "Un marido ideal" o "La importancia de llamarse Ernesto"), pero no tanto en novelas, siendo "El retrato de Dorian Gray" su único intento de narración larga de ficción si entendemos "De profundis" más como un ensayo epistolar de caracter biográfico.

No voy a resumir el argumento de la novela pues es de sobras (debería serlo) conocido. Tampoco voy a analizar sus virtudes o sus intenciones (algo que excede a mi capacidad como lector aficionado) más allá de resaltar el exquisito preciosismo formal con la que está escrita, el ingenio y mordacidad con que están expuestos sus ágiles diálogos o el atrevimiento de algunas de sus ideas argumentales, en las que el autor puso de manifiesto su caracter hedonista y su incondicional culto a la belleza formal. En palabras del propio Oscar Wilde: "A todo hombre le podemos perdonar que haga algo útil siempre que no lo admire. La única excusa para hacer una cosa inútil es admirarla infinitamente. Todo arte es completamente inútil".

Siempre he creído que Lord Henry Wootton, amigo de Dorian Gray en la novela, ingenioso, cínico y brillante conversador que incita a Dorian a abandonarse al culto hedonista de su propia persona, es en muchos aspectos un trasunto del propio escritor, mientras que el propio Dorian Gray es en realidad el ideal de ser humano, entregado sin remordimiento a sus pasiones, que Wilde querría alcanzar.

La obra se ha adaptado al cine en numerosas ocasiones (más, lo confieso, de las que yo tenía en mente antes de consultar imdb), siendo la más memorable (posiblemente la única digna de recuerdo) la dirigida por Albert Lewin en 1945, con George Sanders en el papel de Lord Henry Wooton, el debutante Hurt Hatfield dando vida a Dorian, la guapa Donna Reed como Gladys Hallward y la simpar Angela Lansbury en la piel de la malograda actriz Sibyl Vane. Lewin rodó su película enteramente en blanco y negro, reforzando así el caracter gótico del relato, pero se reservó un único plano en color, precisamente aquel en que al final del film se descubre el cuadro ya deformado que encierra la imagen de Dorian, envilecida por su entrega a los excesos, y lo hizo recurriendo a una paleta de colores brillante, vehemente, haciendo así más impactante la aparición del cuadro en escena.

Más recientemente, en 2009, Oliver Parker perpetraría una vulgar adaptación cinematográfica que no merece comentario alguno, interpretada en esta ocasión por el insulso Ben Barnes, y a la que ni siquiera la presencia del dúctil y siempre eficaz Colin Firth en el papel de Lord Wooton logra aportar un ápice de interés.

El personaje de Dorian Gray apareció en la desastrosa adaptación que filmó Stephen Norrington en 2003 a partir de la obra de Alan Moore "La liga de los caballeros extraordinarios", a pesar de que el escritor de Northampton no lo incluyó originalmene en el cómic (si incluiría en una entrega posterior a otro personaje inmortal e igualmente fascinante: el "Orlando" de Virgina Woolf"). El cómic de Moore es ingenioso, divertido y original, y propone una relectura de los personajes de la literatura victoriana como germen de los comics de superhéroes. La adaptación cinematográfica de Norrington es burda, irrespetuosa, torpe y vulgar. Ya analicé en una entrada anterior de este blog las razones por las que me parece un mal film y una peor adaptación, así que no voy a repetirme.

Más acertado es el retrato que se ofrece del personaje en la estupenda serie de la Showtime "Penny Dreadful". Bien es cierto que se toman ciertas licencias con el mismo para enmarcarlo dentro de una producción de terror, donde Dorian Gray no deja de ser uno más dentro de un elenco de distintos personajes extraídos de los clásicos de la literatura y el cine de terror, pero también es justo reconocer que el joven Reeve Carney ofrece una imagen del personaje entre seductora, decadente e inquietante que a buen seguro no hubiese desagradado al propio Oscar Wilde.

Ignoró cuantas adaptaciones al comic se han llevado a cabo de esta obra. La única que recientemente ha pasado por mis manos es la del español Enrique Corominas, una adaptación modélica, completamente fiel al relato y bellamente ilustrada. Altamente recomendable en todos los aspectos, y más cuando hay que elogiar el ejercicio de sintesis llevado por Corominas a la hora de adaptar a un medio esencialmente gráfico una obra fundamentalmente literaria, donde priman los diálogos y la exposición de ideas por encima de los aspectos puramente narrativos.






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