jueves, 9 de abril de 2015

MI NOMBRE ES BOND...

Admito que nunca he sido fan de James Bond. Bueno, es cierto que me he tragado no pocas películas protagonizadas por el agente 007 durante mi adolescencia, pero una vez superado ese periodo de mi juventud no pude evitar verlas como tontorronas y simplistas, y mi interés en el personaje decayó rápidamente.

James Bond es un personaje que no necesita demasiadas presentaciones y que pertenece por derecho propio a la mítica popular cinematográfica. No en vano la saga Bond es la segunda más rentable de toda la historia del cine, y asciende a primer puesto si tenemos en cuenta los datos de inflación. El personaje fue creado por Ian Fleming en 1952, debutando en la novela “Casino Royale”.  Bond es un espía internacional, un agente secreto bajo las órdenes del servicio de inteligencia británico, conocido como MI6. Sobradamente conocidas son también las características principales que le definen: asesino implacable cuando el trabajo lo demanda, bon vivant y don juan empedernido en sus ‘ratos libres’, de carácter arrogante, machista e indisimuladamente promiscuo, pero también de porte sofisticado, actitud fría pero cortés y pose impasible. En muchos aspectos el personaje es una versión idealizada del propio escritor, tanto en lo que hace referencia a sus rasgos físicos (alto, delgado, de buena figura), como en su consabida actitud de amante de la buena vida y las bellas mujeres.

En el cine el personaje debutó con la película “Doctor No”, dirigida por Terence Young, el cual repetiría en 2 ocasiones más tras las cámaras. El actor finalmente escogido para darle vida fue el escocés Sean Connery (el personaje, según Fleming, aunque inglés de nacimiento, tiene ascendentes escoceses). Connery compone para la ocasión un personaje ‘de una pieza’, duro e impasible, que no esconde su carácter machista e incluso misógino. Con “Doctor No” se asentarán las bases de toda la franquicia, al menos hasta la entrada en la misma de Timothy Dalton, es decir: escenarios exóticos, villanos de opereta, chicas florero muy monas, mucha acción, ciertas gotas de humor muy dosificados, y un cierto devaneo con la fanta-ciencia que por lo general raya lo kitsch. Añádanosle al coctel los inspirados (aunque a la larga repetitivos) títulos de crédito de Maurice Binder, la cancioncita de turno para abrir el film (con interpretes tan ilustres como Shirley Bassey, Tom Jones, Paul McCartney o Tina Turner) y las consabidas coletillas para acabar de ‘definir’ el personaje (utiliza un Walter PPK, siempre toma el Martini sacudido, no agitado, etc.).

El Bond clásico

Para muchos Sean Connery es el mejor Bond de la historia. Para mí Connery solo es el primer Bond, y en general me parece uno de los actores más sobrevalorados de todos los tiempos. No niego ni su carisma (indudable) ni su calidad de estrella, pero en el ámbito meramente actoral me parece que tiene un registro interpretativo bastante limitado. Tan solo rescataría dos interpretaciones de toda su carrera, y ninguna de ellas dando vida al personaje de Ian Fleming. Destacaría, evidentemente, su Guillermo de Baskerville en el film “El nombre de la rosa” (1986), posiblemente su mejor trabajo, y en menor medida el simpático Juan Ramírez Sánchez Villalobos de “Los inmortales” (1986), por mucho que Connery no se molestase en tratar de disimular su acento escocés para dar vida a un personaje de ascendencia española. Su trabajo en la saga Bond es correcto pero no particularmente destacable. Connery interpreta a un personaje de una pieza sin tratar de incorporar ningún tipo de matices al mismo. Algunos dirán que el personaje, precisamente por su carácter arquetípico, no los requería, pero yo pienso que es más bien debido a las limitaciones interpretativas del actor.

Lo que es innegable es que Connery aporta planta y carisma al personaje de Bond y eso le permitió interpretarlo en 7 ocasiones, desde 1962 hasta 1971, recuperándolo más tarde en 1983 en el film “Nunca digas nunca jamás”.

El Bond breve

Su sustituto en la franquicia sería inicialmente el australiano George Lazenby en el film “Al servicio secreto de su majestad” (1969), pero el escaso empaque en la serie no le haría repetir, de modo que el personaje sería heredado por Roger Moore, que había cosechado un notable éxito en televisión interpretando a Simon Templar, “El Santo”.

El Bond guasón

Frente al Bond duro e impasible de Connery, Moore contrapone un Bond más satírico, caracterizado por una irónica comicidad aunque igualmente resolutivo en el cumplimiento de su deber. Con Moore es cuando la sería toma visos más fantasiosos si cabe, permaneciendo en la franquicia por 7 largometrajes, desde 1973 hasta 1985. Moore se hizo enormemente popular interpretando al personaje, pero sus limitaciones interpretativas son, si cabe, aún más evidentes que las de Connery, aunque hay que reconocerle que las salvaba con considerables dosis de humor y autosuficiencia.

El Bond serio

Si a Moore se le podría acusar de tomarse el personaje a guasa, a su sustituto, el galés Timothy Dalton, se le podría reprochar tomárselo demasiado en serio. Muy a menudo se refiere a él como el ‘Bond shakesperiano’, y es que con la entrada del galés la serie trato de dar un giro hacia temáticas y argumentos más realistas, de forma que Dalton compuso un personaje más frío y agresivo. Aunque se esperaba que su permanencia en la serie fuese más prolongada, Dalton solo interpretó al personaje en 2 ocasiones, en 1987 y 1989. Creo que Timothy Dalton es un gran actor, pero su trabajo en la saga se vio algo encorsetado, en parte por tener que lidiar con el recuerdo dejado por sus predecesores en el imaginario popular, y en parte por sentirse obligado a tratar de ir más allá y aportar algo novedoso al personaje. Su calidad interpretativa es indiscutible, pero es evidente que Dalton nunca se sintió demasiado cómodo con el personaje.

Al igual que Roger Moore, el sustituto de Timothy Dalton también debutó en la serie arrastrando un considerable éxito en una serie televisiva, Remington Steel. Me estoy refiriendo naturalmente Pierce Brosnan, irlandés de nacimiento, que debutó interpretando al personaje en el film “Goldeneye” (Martin Campbell, 1995). La entrada de Brosnan supondrá una serie de cambios en la franquicia. Para empezar por primera vez el personaje de M, el superior de Bond en el servicio secreto, sería interpretado por una mujer, la siempre espléndida Judi Dench (anteriormente lo habían interpretado Bernard Lee –desde el inicio de la saga hasta “Moonraker”- y después Robert Brown). En mi modesta opinión Brosnan es el mejor Bond antes de la entrada de Daniel Graig. La suya es quizás la versión más insolente y sarcástica del personaje, aunando muchas de las virtudes de sus predecesores, siendo a la vez un perfecto gentleman británico y un implacable agente secreto. Brosnan resulta creíble en las escenas de acción sin perder nunca su compostura, resumiendo en un el carácter seductor de Connery, la ironía de Moore y la resolución de Dalton. Personalmente creo que Pierce Brosnan es mejor actor que Connery y sobretodo que Roger Moore, y supo cogerle el pulso al personaje para hacernos olvidar a sus predecesores.

El Bond Gentleman

Pierce Brosnan permaneció en la franquicia durante 4 largometrajes, entre 1995 y el año 2002. Lo cierto es que los últimos films en los que participó, “El mundo nunca es suficiente” (Michael Apted, 1999) y “Muere otro día” (Lee Tamahori, 2002) ya comenzaban a dar signos de agotamiento en una saga que parecía eternizarse en la repetición de clichés cada vez más exagerados: villanos megalómanos que rozan el ridículo, gadgets que oscilan entre lo kitsch y lo absurdo, chicas bond tan estupendas como cortas de entendederas, secuencias de acción tan exageradas que provocan cierto sonrojo… Son todos esos elementos, además del carácter invariablemente sexista de toda la saga, los que motivaron mi desapego y mi aburrimiento hacia una saga que será todo lo rentable y exitosa que sea, pero que a mí nunca me llamó demasiado la atención… hasta que llegó Daniel Craig.

El Bond duro

Daniel Craig irrumpe en la franquicia Bond con el film “Casino Royale”, para el cual repitió Martin Campbell tras las cámaras y que se estrenó en el año 2006. Con Craig se pretendía renovar por completo los fundamentos de la franquicia. Conviene señalar que “Casino Royale” fue la primera novela escrita por Ian Fleming sobre el personaje de James Bond, y que sus derechos cinematográficos sufrieron una azarosa andadura, no siendo pues adquiridos inicialmente por Eon Productions (que produjo los primeros films interpretados por Connery), y ‘gozando’ de una muy libre adaptación cinematográfica en el año 1967 en clave de parodia descarnada, en la cual David Niven daba vida al agente 007, Woody Allen era su hijo ilegítimo y Orson Welles el villano Le Chiffre. Es en cierto modo irónico a la vez que visionario que se utilizase este título para forzar un reboot de la saga, siendo, esta vez sí, lo más fiel posible al original literario.

Son varios los aspectos con los cuales este film busca desmarcarse de todas las películas precedentes. Se mantiene a Judi Dench como M, pero se prescinde de Q, de Miss Moneypenny, de los gadgets fantasiosos y de los villanos de opereta. Muchos acusaron a este film de traicionar las bases esenciales de la serie para subirse al carro de la nueva moda en agentes secretos iniciada por la saga de Jason Bourne, esto es: un mayor realismo tanto en la filmación de las escenas de acción (dinámicas, ágiles y al mismo tiempo brutales), como en el desarrollo de las tramas (nada de megalómanos que quieren conquistar el mundo o malosos similares) y la descripción de los personajes (las mujeres, por fin, demuestran que además de bellas pueden ser inteligentes en la saga Bond).


Empezaba este artículo diciendo que nunca he sido fan de la saga de James Bond, y ahora debo matizarlo: nunca he sido fan de la saga… hasta “Casino Royale”. Aún a riesgo de ganarme los varapalos de los puristas diré que “Casino Royale” (versión 2006) me parece el mejor film con diferencia de toda la franquicia, y que Daniel Graig me parece el mejor Bond de todos los tiempos. Se merienda sin problemas a Sean Connery, a Roger Moore, a Timothy Dalton y a Pierce Brosnan (obviemos al pobre George Lazeby). El suyo es un Bond tosco, duro, agresivo, perfectamente creíble como agente secreto en pleno siglo XXI. Graig no resulta ni tan serio (y aburrido) como Timothy Dalton, ni tan paródico como Roger Moore, es capaz de añadir más matices a su personaje que Sean Connery y resulta más verosímil que Pierce Brosnan. Prescinde del ‘toque gentleman’ de éste último para dar lugar a un personaje más pragmático y resolutivo. Impecable vistiendo un esmoquin, irreprochable luciendo palmito en bañador, arrollador como pocos en las secuencias de acción, ágil e ingenioso con las réplicas verbales y capaz de exhibir todo un rango de emociones como no ha hecho ninguno de sus predecesores, y esto último es algo que puede permitirse Daniel Graig gracias a la incorporación de otra importante novedad en la franquicia: la continuidad.

“Casino Royale” se abre con una ilustrativa secuencia en blanco y negro que es en sí misma toda una declaración de principios, pues en ella se nos explica como Bond consiguió su licencia de agente 00, y con ella los guionistas se sienten con total libertad de reescribir la mitología inherente al personaje. No faltan ciertas alusiones humorísticas a dicha mitología pues en el film, por ejemplo, cuando Bond pide un Martini según su particular gusto (‘tres medidas de Gordon's, una de vodka, media de Kina Lillet. Agítelo bien hasta que esté helado; entonces añada una peladura de limón’ (sic)), después de probarlo añade la observación de que se lo acaba de inventar; cuando más tarde un camarero le pregunta si prefiere el Martina agitado o removido, un Bond irritado le responde ‘¿Hago cara de que me importe?’. La primera queja por parte de los puristas, y la más estúpida, venía por el hecho de que Daniel Craig era rubio (¡Sacrilegio! ¡Un Bond rubio!); las otras vendrían por lo que comentaba más arriba a propósito de la ‘bournización’ de la saga… a lo cual yo añado: ¡bienvenida sea! (¿Hace falta añadir que soy fan de la saga de Jason Bourne interpretada por Matt Damon?). También hubo que se quejó de que no habían gadgets, ni Q, ni Moneypenny… y de nuevo yo añadiría: ni falta que hacen. “Casino Royale” supuso una muy necesaria modernización y puesta al día de la franquicia, haciéndola más dinámica, más agresiva si cabe, y dotándola de mayor credibilidad y realismo, y a ello contribuyó un entregadísimo Daniel Graig que no solo se cree el personaje, sino que a muchos espectadores (entre los que me incluyo) nos hizo olvidar a todos los actores que habían encarnado al personaje hasta la fecha… sí: Sean Connery incluido.

Fascinante Vesper Lynd

Y si Daniel Craig es el mejor James Bond que ha dado la saga, Eva Green en la piel de Vesper Lynd es la mejor chica Bond de toda la historia sin discusión alguna. Es bella, sofisticada, peligrosa, y lo que la diferencia de todas las chicas Bond precedentes es que además es inteligente y posee un agudo sentido del humor. En uno de los brillantes diálogos del film, cuando Bond le dice que no es su tipo, Vesper le responde: ‘¿Qué soy? ¿Inteligente?’. La réplica del agente 007 no es menos ingeniosa: ‘No, soltera’. Eva Green es una actriz simplemente fascinante, posee una amplio registro interpretativo, sabe moverse con sensualidad delante de la cámara y destila carisma y capacidad de seducción a partes iguales. Olvidémonos de Honey Rider (Ursula Andres), de Pussy Galore (Honor Blackman), de Jinx Johnson (Halle Berry) o tantas otras chicas florero que se han paseado por la saga, ni siquiera la Teresa di Vincenzo interpretada por  Diana Rigg es capaz de hacerle sombra a una Vesper Lynd cuya sensualidad y agudeza son capaces de enamorar al mismísimo Bond y hacerle bajar sus defensas, hasta el punto de cuestionarse su soltería.

Ojo con Le Chiffre

Agentes secretos, mujeres peligrosas y, por supuesto, villanos carismáticos, otro de los elementos imprescindibles en la franquicia Bond. También “Casino Royale” supone un avance en este sentido, pues el personaje magistralmente interpretado por Mads Mikkelsen (Le Chiffre), un banquero frio, flemático y calculador que financia criminales, terroristas o militares golpistas para su propio enriquecimiento, se aleja por completo de los a veces involuntariamente caricaturescos megalómanos de tebeo como el Dr. No, Golfinger o Blofeld. Le Chiffre no deja de ser un villano pragmático que busca su enriquecimiento personal con el cual financiar su ostentoso estilo de vida.



“Casino Royale” también dará una mayor entidad al personaje de M (de nuevo la simpar Judi Dench) y plantará la semilla para la futura aparición de Spectra mediante la presencia de un enigmático Mr. White. El siguiente film de esta saga renovada, “Quatum of Solace”, dirigido por Marc Foster en el 2008, arrancará inmediatamente después del final de “Casino Royale”, recuperando el personaje de Mr. White para indicarnos que trabaja para una misteriosa y poderosa organización criminal de la que aún no sabemos el nombre. La introducción de la continuidad nos permite observar una evolución en el personaje de Bond. En “Casino Royale”, Bond solo seduce una mujer en la escena de las Bahamas, pero lo hace únicamente con el objetivo de conseguir información; más tarde cederá a los encantos de Vesper Lynd, enamorándose de ella de forma sincera. El descubrimiento de la traición de Vesper y su consecuente muerte ejercerán sobre Bond un efecto nocivo, y el personaje menos experimentado de “Casino Royale” dará pie a una versión más amarga y desencantada del mismo en “Quantum of Solace”, que se acerca a las mujeres con cierta actitud despechada (¿para olvidar quizás a Vesper?) al tiempo que se ve movido por un fuerte sentimiento de venganza.

Un villano de bajos vuelos

Dejando a un lado la tonta polémica por la elección del título, que algunos consideraron demasiado rebuscado y altisonante pese a estar sacado de uno de los cuentos cortos del propio Ian Fleming, la cinta se beneficia del pulso ágil de Marc Foster en las vibrantes secuencias de acción, pese a que adolece de cierta falta de profundidad en la descripción de algunos personajes secundarios, en particular la chica Bond de turno, una inexperta Olga Kurylenko proveniente del mundo de la moda y que no logra dar la suficiente entidad al personaje de Camile, y un villano de escaso empaque, Dominic Green, interpretado por el habitualmente eficaz Mathieu Amalric.

Es evidente que este reinicio de la saga Bond busca recuperar el prestigio perdido, y una de las formas de lograrlo es contratar a directores de calidad contrastada. Así que tras el artesano Martin Campbell de “Casino Royale” y el un tanto desubicado Marc Foster de “Quantum of Solace”, el testigo se lo pasarán al siempre interesante Sam Mendes, que se hará con la dirección de “Skyfall” en el 2012.


Si hacemos un repaso breve a los directores de la saga observamos que unos pocos han repetido en más de una ocasión. Terence Young dirigió 3 films, abriendo la franquicia con “Doctor No” y dirigiendo además el que para muchos es el mejor film clásico de la saga Bond: “Desde Rusia con amor”; Guy Hamilton dirigió 4 films, siendo el más popular “Golfinger”; Lewis Gilbert dirigiría 3 películas y John Gleen se haría con la dirección de 5 de ellas, siendo hasta la fecha el realizado que ha participado en mayor número de películas de la saga. Todos ellos directores artesanos más o menos eficaces pero no particularmente dotados de un modo personal de hacer cine. Martin Campbell se estrenó con el primer film de la etapa Brosnan, “Goldeneye”, y ha vuelto a la saga para el reinicio que supuso “Casino Royale”, y tras Marc Foster Sam Mendes repetirá este año 2015 con “Spectre”, visto los buenos resultados, tanto críticos como de taquilla, de su film “Skyfall”.

“Skyfall” es posiblemente el film más oscuro de la saga hasta la fecha. En él su director se propuso indagar en el pasado del personaje para tratar de comprender y explicar sus motivaciones, aspecto que de nuevo le brinda la oportunidad al actor Daniel Craig que continuar haciendo evolucionar al personaje. Al final de “Quantum of Solace” Bond tenía su oportunidad de culminar su venganza contra aquellos que habían provocado la muerte de su amada Vesper Lynd, pero en vez de ello logra redimirse en parte y encontrar una suerte de paz consigo mismo y su condición de espía/asesino. Sin embargo “Skyfall” se abre con una tensa escena que culminará con la aparente muerte de Bond a manos de un agente de su misma organización. Son varios los aspectos con los que Mendes ha buscado distanciarse un poco de los dos films precedentes. El primero, como comentaba, más arriba, el tono más oscuro y dramático del film, en el cual veremos a un Bond quebrado y más vulnerable que nunca, que tendrá que re-andar el camino para convertirse en el mejor agente secreto del mundo. Segundo la importancia capital dada al personaje de M, magistral Judi Dench, profundizando en su relación materno-filial con Bond sin por ello dejar de ejercer de jefa resolutiva y a veces implacable (es ella la que al principio del film ordena el disparo que accidentalmente casi acaba con la vida del agente 007). Mendes no solo el brindará al personaje los mejores momentos de toda las películas que componen la franquicia, sino que le proporcionará un final tan digno como emotivo. Y por último hay que destacar que “Skyfall” ejerce en muchos aspectos como film-puente entre este reinicio de la etapa Craig y la concepción clásica de la franquicia. Es decir: recuperaremos a Q, a Moneypenny, al clásico Aston Martin, la Valter PPK e incluso el despacho con sabor clásico de M, aunque no sin cierta sorna (impagable el chiste que hace M a propósito del Aston Martin indicando que no es precisamente discreto si uno quiere pasar desapercibido). Eso sí, Mendes va a recuperar algunos de esos elementos clásicos pero convenientemente adaptados a los nuevos tiempos que corren.

Una Moneypenny moderna

Empezando por una Monepenny interpretada por la guapa Naomi Harris, aunque no descubriremos que es ella hasta el final del film. Esta Moneypenny no es la simple secretaria enamoradiza que previamente habían interpretado Lois Maxwell (hasta “Panorama para matar”), Caroline Bliss (en la etapa interpretada por Timothy Dalton) y Samantha Bond (en los films de Pierce Brosnan). Naomi Harris interpreta a una agente que además de guapa es aguerrida y resolutiva, y aunque al final decide dejar de ejercer como agente de campo porque no está hecha para ello, no por ello deja de ser menos eficaz sentada tras la mesa de un despacho.

Y un nuevo Q para el siglo XXI

El otro cambio importante lo tenemos en el recuperado Q, al que da vida en esta ocasión Ben Wishaw. Sin duda el actor más recordado por interpretar al armero e inventor del MI6 es Desmond Llewelyn, que lo interpretó hasta el año 1999 en “El mundo nunca es suficiente”. Llewelyn creó un personaje entrañable y decididamente paternalista con Bond. Después sería sustituido por John Cleese, la que inicialmente conocimos como R antes de ser promovido al nuevo Q. Cleese echó mano de su vis cómica para dar vida a un personaje que inicialmente era algo torpe pero que poco a poco va ganando en seguridad. Q siempre ha aportado una cierta comicidad a la saga en virtud de los gadgets a veces un tanto absurdos que inventa (bolígrafos láser, coches submarinos, etc.). La entrada de Ben Wishaw, el actor más joven en interpretar al personaje, supone todo un soplo de aire fresco. El suyo es un Q muy diferente, seguro de sí mismo, condescendiente, un punto arrogante en el aspecto intelectual e incluso a veces algo desdeñoso. Desde el momento que se conocen entabla una suerte de rivalidad con Bond, un enfrentamiento de egos, dejando bien claro que él es el cerebro y Bond el músculo. Un Q para los nuevos tiempos que antes que una amable parodia de mad doctor es un genio informático.

Mrs. Dame Judi Dench, M

La salida de Judi Dench propiciará la entrada de un nuevo M, en esta ocasión interpretado de nuevo por un actor Ralph Fiennes, aunque el director Sam Mendes dejará bien claro que es algo más que un mero burócrata parapetado tras una mesa de despacho. En un momento del film M, o mejor dicho: Mallory (pues aún no se ha ganado el título), llegará incluso a recibir un balazo en una escena de acción en la que demuestra que también puede llegar a ser resolutivo llegado el caso.

Tenle miedo, mucho miedo

Pero donde Mendes pone toda la carne en el asador es en la descripción del villano, Raoul Silva, sin duda uno de los más intensos y carismáticos de toda la saga. Si Le Chiffre era frío y pragmático, y Dominic Greene resultaba algo anodino, Silva es un sociópata en toda regla movido únicamente por una irrefrenable sed de venganza. El actor que lo interpreta, nuestro patrio Javier Bardem, es consciente del bombón que supone dar vida a un personaje como Silva, sexualmente ambiguo, caprichoso, irónico y vengativo. Es sobradamente conocida la intensidad con la que Bardem aborda habitualmente todas sus interpretaciones y su trabajo en “Skyfall” está a la altura de las expectativas.

Aunque “Skyfall” sea posiblemente el film más ambicioso de la etapa iniciada por Daniel Craig, quizás no resulte tan redondo como “Casino Royale”, posiblemente porque Sam Mendes aún esté tomándole la medida al personaje y su entorno. Mendes no escatima las referencias a los films clásicos y los chistes a costa de ellas, se mueve con solvencia en las secuencias de acción y sabe sacarle partido a todos y cada uno de sus actores, particularmente Craig, Dench y Bardem, auténticos protagonistas del fim, entre los cuales establece una curiosa relación triangular, con M ejerciendo de madre putativa de Bond y Silva, siendo primero el hijo predilecto y el segundo el hermano celoso. Pero quizás se le pueda achacar una cierta indefinición a la hora de dotar de un tono concreto al film, cuya mirada oscila entre el clasicismo de los primeros films (algo que se evidencia en el tono un tanto exagerado de la secuencia en el casino de Macao, por ejemplo, o en la presencia del personaje de Severine, que remite de nuevo a las chicas florero de la saga, y al que le falta dimensión trágica) y las nuevas tendencias marcadas por “Casino Royale” y la más o menos influencia de la saga de Jason Bourne. Eso sí, no puede discutírsele que atesora algunos de los mejores momentos de la franquicia, como la secuencia de apertura, el enfrentamiento en el rascacielos en Shanghái o el final en las highlands escocesas.


Mendes repetirá en un nuevo film Bond, “Spectre”, que se estrenará en este 2015 y cuyo título remite inequívocamente a la infame organización criminal presente desde “Doctor No”. Mendes continúa en su empeño de querer recuperar los elementos clásicos de la franquicia. Habrá que ver cómo evolucionan M, Q o Moneypenny, que repiten en este film, y como progresará el propio personaje de Bond ante el descubrimiento de un secreto oculto de su pasado. ¿Veremos un hermano secreto de Bond? ¿Será ese el nuevo villano al que dará vida el actor Christoph Waltz? ¿Estará su hermano al servicio de Espectra? El primer teaser tráiler que hemos podido ver resulta de lo más sugerente. Para descubrir si estará a la altura de las expectativas que está creando tendremos que esperar aún unos meses.


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