Es obvio que una de las grandes herramientas de expresión con las que cuenta el teatro es, sin duda, la palabra. Y por eso mismo una de las mayores herramientas con las que cuentan los actores para transmitir al espectador todas las ideas, historias y sentimientos que encierra una obra es, precisamente, la voz. ¿Pero que ocurre cuando a un actor le quitas la voz? Éste tiene que recurrir a otros elementos de expresión y como podemos comprobar en la larga historia del cine mudo los más importantes son el rostro y el gesto. ¿Pero y si al actor le privas del gesto? En el teatro Noh japonés los actores actuan detrás de máscaras, por lo que la posibilidad de comunicar a través de la expresión facial les está vedada. Así pues lo que hacen es suplir esa falta con la modulación de la voz y la expresión corporal. Cuando eliminas un elemento de comunicación en el trabajo actoral, estos se ven obligados a suplirlo con otro tipo de herramientas de expresión. ¿Qué ocurre entonces cuando no es un elemento del que les obligas a prescindir, sino más de uno? ¿Qué pasa cuando a un actor le quitas la voz y además el gesto, cuando le obligas a actuar detrás de una máscara y además le vetas la palabra? Podría parecer que la capacidad de comunicar, de llegar al espectador, se ve considerablemente mermada, pero los actores de la compañía de teatro Kulunka, fundada en el 2010 en Euskadi, nos demuestran justo lo contrario.
Estos dias se pueden ven en Barcelona las últimas representaciones de la obra "André y Dorine" en el teatro Poliorama, obra que pa pasado por teatros de Nueva York, Londres, Buenos Aires, Estambul o Shangai con un indiscutible éxito de crítica y público. Resulta curioso que paises tan diferentes, con lenguas y culturas tan distintas, hayan comprendido y acogido la obra de igual manera. Hay dos elementos escénicos que caracterizan la obra de "André y Dorine": el primero que los actores actúan detrás de máscaras, máscaras con un aspecto entre caricaturesco y grotesco; el segundo que la obra es muda, no se pronuncia una sola palabra, y el espacio sonoro es cubierto por la música, que cede el protagonismo al silencio en los momentos precisos y en la proporción justa. Privados de la voz y la gestualidad facial a los actores no les queda más remedio que hacer uso de la expresión corporal, y lo hacen de una forma portentosa. Durante la representación a la que yo asistí, a mí, como al resto del público. lograron arrancarle/arrancarnos tantas carcajadas como lágrimas, y al final el público acabó/acabamos regalando una sonora y merecida ovación a los actores.
"André y Dorine" nos presenta a una singular y entrañable pareja de ancianos, él escritor y ella violoncecista, que han vivido una vida feliz y plena y han tenido un hijo, ya adulto, del cual reciben visitas ocasionales. En una de esas visitas Dorine, la anciana, sufre un lapsus de memoria y ello incita a su hijo a llevar a su madre a visitar a un médico. El diagnóstico es claro: ella sufre la enfermedad de Alzheimer. Es entonces cuando irrumpe el drama en la historia. André al principio se negará a reconocer la enfermedad de su mujer o darle importancia, pero poco a poco, a medida que la enfermedad avance y se hagan más graves y evidentes los lapsus de memoria de Dorine, André dará paso primero a la frustración, pero depués a la comprensión y al cariño. Todo eso, todos esos sentimientos de dolor, frustación o ternura, y muchos más, logran transmitirlos los actores con una capacidad pasmosa para llegar al espectador. No se menciona una sola palabra en los 80 o 90 minutos que dura la función, pero en todo momento el espectador sabe perfectamente lo que está ocurriendo.
Andre y Dorine son evidentemente los protagonistas de la historia, en la cual también su hijo tiene un papel destacado, pero también otros personajes episódicos y más secundarios harán irrupción en el relato, y todos ellos son interpretados por el mismo conjunto de tres actores, Jose Dault, Garbiñe Insausti (fundadores de Kulunka Teatro) y Edu Cárcamo, que hacen un titánico esfuerzo en escena e incluso llegan a intercambiarse algunos roles sin que el espectador llegue a detectar fallo alguno de continuidad.
El tema del Alzheimer es un tema doloroso, algo realmente serio, y la obra en ningún momento rehuye el drama, pero logra atemperarlo introduciendo elementos de humor. De esta forma el espectador pasa de la lágrima a la carcajada de forma imprevista, pero natural, nunca forzada. En la primera escena en que se nos presentan a estos dos ancianos un poco cascarrabias que muestran todos los tics propios de la vejez y una larga convivencia en común, ya nos enamoramos de los personajes, que pese a todo resultan entrañables. Hay momentos una una comicidad impagable, como la visita al médico de Dorine o, sobre todo, los flashbacks en los que André recuerda el pasado: los momentos que los que conoció a Dorine, su primer encuentro sexual, la boda, el nacimiento de su hijo... Es en esos momentos cómicos cuando los actores ponen toda la carne en el asador y hacen uso de una prodigiosa gestualidad que, sin llegar nunca a resultar histriónica, logra arrancar carcajadas del público.
Pero también hay momentos dolorosos y tristes en la obra, como no podría ser de otra manera tratando el tema que trata. Y ahí los tres actores no están menos inspirados. Curiosamente, la obra tratar de desdramatizar el hecho de la enfermedad, atemperado el dolor con gestos humoristicos que resultan sutiles e incluso delicados. Y si bien el espectador ahí es plenamente consciente del drama y no puede reprimir una lágrima, ésta vendrá siempre acompañada de una breve sonrisa. Incluso al final se atreven a suavizar la tragedia con un inesperado gesto cómico que es recibido por la platea con un aplauso.
A lo largo de la casi hora y media que dura la obra acompañaremos a André y Dorine en un singular viaje a través de los recuerdos. Lo que nos enseña "André y Dorine" es que para no olvidar quienes somos, debemos recordar quienes hemos sido; para seguir amando, debemos recordar como hemos amado. Son particularmente significativos los momentos en que Dorine trata de aferrarse a los recuerdos de un pasado que siente que se le escapa entre los dedos, y como André ayuda a su mujer a tratar de mantener vivo el recuedo de una vida que ha sido plena y feliz. Al final a lo que nos enfrentamos es a un ciclo vital inevitable: todos morimos de una manera u otra, y nuestra esperanza se reduce a alcanzar la vejez, y finalmente la muerte, de la manera más digna posible.
Una obra divertida, entrañable, dolorosa, emotiva, triste y tierna a la vez. Una obra que se caracteriza por utilizar un lenguaje expresivo innovador y arriesgado, y que pese a todo, o precisamente por ello, logra llegar a públicos de todas partes del mundo, de culturas y lenguas diferentes, con una facilidad pasmosa. Una obra imprescindible, recomendable y necesaria. Y gran parte del mérito y de las razones de su éxito lo tienen tres actores en estado de grácia.
Este blog empezó siendo una especie de diario personal. Luego empecé a hablar comics, de teatro, de literatura fantástica, y sobretodo de cine, mucho cine. Al final se ha acabo convirtiendo en un compendio de reseñas y "estudios" de temas diversos, casi siempre relacionados con el 7º ARTE
domingo, 20 de septiembre de 2015
lunes, 14 de septiembre de 2015
FENOMENOS EXTRAÑOS
¿Qué parte, de todas las que integran un film, es la más importante? Algunos dirán que el guion, otros que el trabajo actoral, los más posiblemente destaquen la realización o quizás el montaje… Yo personalmente creo que TODAS y cada una de ellas son igual de importantes, porque todas en conjunto son las que configuran un film y todas juegan un papel en el mismo. El hecho de que una de ellas no funcione correctamente en dicho conjunto puede hacer desequilibrar el mismo e influir en el resultado final. Billie Wilder siempre decía que la parte más importante de una película era el guion, pues son los cimientos del mismo; pero Wilder, aun no poseyendo un estilo visual muy personal, también era un contumaz director de actores. Hitchock, por otro lado, siempre defendía que un film se decide en la sala de montaje, y aun así concedía una importancia vital al guion y colaborada de forma muy estrecha con el compositor encargado de la banda sonora. Sin un buen guion difícilmente se podrá levantar una gran película, pero un cuidado o ingenioso trabajo de edición podrá salvar los papales. En cambio una buena historia y un guion bien escrito puede irse al garete por culpa de un casting equivocado o un director falto de imaginación. Quizás el trabajo del director, los guionistas, los actores y el montador sean los más destacados en el conjunto de un film, los que tienen más peso o más influencia en el resultado final. Sin duda son los más obvios a la hora de valorar la calidad de una película. Pero también la música, la fotografía, el vestuario, el diseño de producción o los efectos especiales juegan un papel igualmente importante, y el hecho de que alguno de estos elementos (o todos) no funcionen en el conjunto del producto final, pueden quizás no invalidar dicho resultado, pero sí hacer que no se tan bueno o tan logrado como cabría esperar.
Voy a hablaros de música. Y voy a hacerlo a raíz de un film que se estrenó el verano pasado pero que he visto recientemente: el remake de “Poltergeist” dirigido por Gil Kenan a partir del clásico realizado por Tobe Hopper y producido por Steven Spielberg que se estrenó en 1982.
En más de una ocasión he hablado de remakes innecesarios refiriéndome a títulos como “Robocop”, “Desafío total”, “Karate Kid” o “Ultimátum a la Tierra”. Parece que existe una irrefrenable tendencia a ‘remakear’ ahora los clásicos de los 80, films que permanecen indelebles en el imaginario colectivo de todo aficionado al cine de mi generación (los que ya hemos superado los 40) como clásicos indiscutibles. Films que si bien es cierto que pueden ser muy mejorables en el aspecto técnico, siguen conservando un encanto perenne al paso de los años. Por eso nos resistimos a que dichos clásicos sean reversionados, y por eso preferimos rescatarlos por enésima vez de nuestras videotecas para volver a disfrutar de ellos como ya hicimos en nuestra adolescencia. Lamentablemente los productores cinematográficos no opinan igual y creen que dichos films, que en su momento gozaron de una innegablemente buena acogida en taquilla, pueden y deben ser puestos al día. Así pues ya nos amenazan con una secuela o reboot de “Los Cazafantasmas” en clave femenina o con el regreso de “Los Goonies”. Joe Dante incluso se muestra optimista con un posible remake de “Gremlins”. Afortunadamente Robert Zemeckis ha asegurado que mientras él viva no se hará un remake de “Regreso al futuro”, por lo cual le deseamos todos una vida muy muy larga.
“Poltergeist” es uno de esos films que no se han librado de la fiebre del remake. El film original estrenado en 1982 no estuvo exento de polémica. Producido y escrito por Steven Spielberg, que rechazó dirigirlo por verse inmerso en la realización de “E.T.”, delegó las labores de dirección en un Tobe Hooper recién salido de “La matanza de Texas”. Es obvio que la visión de uno y otro eran antitéticas y se produjeron no pocas fricciones durante la producción del film. Las malas lenguas cuentan que finalmente Hooper se desentendió de la dirección hacia el final del rodaje, y fue el propio Spielberg quien terminó de filmarla. Ni uno ni otro han corroborado dicho rumor y el propio Spielberg siempre ha afirmado que el film pertenece a Tobe Hooper. Todo un gesto de caballerosidad que le honra. En cualquier difícil discernir donde empieza y donde termina la implicación de uno y otro en la producción del film, pues es obvia la influencia de ambos en el resultado final. Hooper aporta las notas de humor negro y las notas de casquería en el aspecto visual del film, perceptibles por ejemplo en la escena en que uno de los personajes comienza a rascarse un granito en el rostro frente a un espejo y termina de forma bastante sanguinolenta; o los momentos finales del film cuando los cadáveres putrefactos comienzan a salir de sus tumbas. Spielberg por su lado aporta un humor más blanco y a la vez una clara defensa de los valores familiares tradicionales. Si Spielberg aporta luces, Hooper aporta sombras. En cualquier caso “Poltergeist” es un claro producto del cine de los 80 definido su ingenuo optimismo, su logrado equilibrio entre géneros (humor, fantasía y terror), su acertado retrato de personajes, su vocación claramente familiar y su innegable ‘sense of worder’, característica ésta última que también podemos encontrar bajo otros aspectos en películas como “Los Goonies”, “Encuentros en la 3ª fase”, “Regreso al futuro”, “Starfighter”…
¿Qué aporta pues de novedoso esta nueva versión dirigida por Gil Kenan? En mi opinión nada. El sentido del humor presente en el film clásico ha desaparecido casi por completo en esta nueva versión, y cuando hace acto de presencia es más bien torpe y reiterativo. Los personajes carecen por completo de encanto: la Kennedi Clements de esta nueva versión no despierta ni de lejos la ternura que desprendía la llorada Heather O’Rourke de la versión clásica, e incluso uno lamenta que se le haya cambiado el nombre y ahora sea un insulso Maddy en vez de mucho más sonoro Carol-Anne; me gusta Sam Rockwell como actor pero en esta ocasión da la impresión de estar un tanto desubicado, y en ningún momento logra hacernos olvidar al mucho más carismático Craig T. Nelson del film precedente, quien además desprendía una mayor química con su partener, JoBeth Williams, de la que muestra Sam Rockwell con la insulsa Rosemayr DeWitt. Pero sin duda el personaje que más se echa en falta es a la médium Tangina, magistralmente interpretada por la inimitable Zelda Rubinstein; en esta ocasión el personaje ha sido sustituido por una especie de medium mediático y estrella de televisión al que Jared Harris trata de aportar algo de simpatía, pero que carece del carisma y del encanto del personaje interpretado por la Rubinstein. Los efectos especiales sí, son mejores en esta ocasión (¡faltaría más! Han pasado más de 30 años desde el estreno del film de Tobe Hooper), y es de agradecer que en su intento de desmarcarse del film original no se haga un excesivo abuso de ellos, aunque quizás se les va un poco la mano en las escenas que transcurren en el más allá: Hooper tenía muy claro que el no mostrar ese otro mundo lo hacía más terrorífico en la imaginación del espectador (lecciones aprendidas del Sam Raimi de “Posesión infernal” o el Ridley Scott de “Alien”), en cambio Kenan comete el error de mostrarlo de manera demasiado explícita con lo que por muy lograda que esté esa escena a nivel técnico, le resta fuerza.
Pero hay otro elemento que contribuyó a hacer del “Poltergeist” de Hooper un clásico indiscutible e incluso me atrevería a decir que contribuyó también a sus buenos resultados en taquilla, y es un elemento prácticamente imposible de superar en cualquier remake, como ha puesto de manifiesto esta nueva versión de Kenan. Me estoy refiriendo por supuesto a la partitura de Jerry Goldsmith, obra maestra absoluta que compitió en los Oscars de 1983 a la mejor banda sonora y que fue derrotada por la también excepcional música de John Williams para “E.T.”
Comentaba más arriba que son muchos los elementos que contribuyen al éxito (tanto comercial como crítico) de un film. Uno de ellos es la banda sonora. Muchos espectadores apenas se fijan en ella, o no le dan la importancia que merece, pero reconozco que suelo prestar mucha atención a la música de un film y que ésta puede influenciarme en la valoración final que haga del mismo.
El trabajo de Goldsmith para “Poltergeist” es tan sublime como complejo. Golsdmith rehúye el camino fácil y hace un apuesta clara por la atonalidad, componiendo una partitura en al que domina la música incidental, de marcado carácter descriptivo y definida por su carácter agresivo, violento, en los momentos de acción en que irrumpen los visitantes del más allá, música ésta en la que predomina el uso de los metales y los efectos sonoros, como en los temas "Twisted abduction" o "The night of the beast". La partitura se relaja en los momentos en los que describe la vida familiar, es entonces cuando Goldsmith apuesta por el lirismo y cede el protagonismo a la melodía, destacando por encima de todos el tema de Carol-Ann, bellísimo y delicado, que identifica a la pequeña protagonista del film. El tema refleja la inocencia y candidez de la niña con un arpa solista que precede un coro infantil de voces blancas que entona una deliciosa nana realzada por los violines. Algunos comentaristas han querido ver en las risas infantiles que cierran el tema un presagio de los terrores provenientes del más allá que aparecen en el film, pero no se dan cuenta que la versión en que dichas voces al final son distorsionadas por un eco extraño (que sí podría ser una referencia al mal o a lo diabólico) solo aparece en la primera edición en LP de la banda sonora. En el film ese eco distorsionador no está presente, y los créditos finales se cierra con la risas infantiles, alegres e inocentes, cuando el mal ya ha sido derrotado. Así pues esas risas son en realidad una coda optimista y sin sombra alguna. La partitura arranca con un tema, "The Calling", del que Goldsmith se sirve para crear una atmosfera ominosa; el tema arranca con una melodía sutil pero extraña enfatizada por los instrumentos de viento, que el autor rompe al final introduciendo un tema festivo que ilustra la alegre vida vecinal. En otras cortes del banda sonora, como el el tema "Night visitor", Goldsmit hace un uso intenso de los coros para crear precisamente esa sensación de inquietud de desasosiego, pero se vale para ello de voces adultas, no infantiles. El uso de la voz alcanza su cénit en esta banda sonora con tema "Rebirth", donde las voces femeninas adquieren una calidad angélica, y que ilustra el triunfo definitivo del bien, o más concretamente de la familia, sobre el mal.
Lo repito una vez más: una obra maestra sin discusión alguna, una partitura emocionante, rica, compleja y hermosa. En cambio en la versión de la partitura compuesta por Marc Streitenfelf para la película de Gil Kenanes más bien anodina cuando no vulgar, particularmente en los momentos en que resulta más enfática, subrayando la acción a base de vulgares golpes de efecto. Nada que ver con la sutileza y la elegancia empleadas por Jerry Goldsmith, que se sustenta sobre la eficacia y el buen gusto, y sabe cuando la música debe subrayar la acción, cuando debe crear atmósfera y cuando debe apelar a la emoción del espectador.
En resumidas cuentas (hablando de la versión del 2015): ¿Lo mejor? Los efectos especiales, menos aparatosos de lo que podrían haber resultado en manos de un director o productor con menos escrúpulos. ¿Lo peor? La desgana a la hora de distanciarse del film original y tratar de ofrecer un nuevo film novedoso; cuando copia lo hace mal, y cuando no, lo hace peor.
En resumidas cuentas (hablando del la versión de 1982): ¿Lo mejor? La excelsa banda sonora de Jerry Goldsmith, los apuntes de humor negro que cuela Tobe Hooper, Zelda Rubinstein en el papel más recordado de su carrera, el innegable 'toque Spielberg' del conjunto, su clasicismo formal, su espíritu ochentero, su ajustado equilibro entre terror, humor, melodrama y película familiar. ¿Lo peor? Como muchas películas de su época: que muchos productores continúen viéndolas únicamente como 'carne de remake'.
sábado, 12 de septiembre de 2015
DIADA 2015
Aunque mayormente en este blog hablo de cine y de cómics, éste nació de mi necesidad de expresar ideas u opiniones de cualquier índole de una manera libre, sincera y, en cierta medida, pública. Así que ocasionalmente dejo de lado algunas de mis mayores pasiones (el cine, los cómics...) para hablar de otras cosas.
Sentemos algunas premisas. La primera: la Democracia es 'una forma de organización del Estado en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que confieren legitimidad a sus representantes' (si quieres más información puedes encontrar una entrada en la wikipedia aquí mismo). Dicho de una manera muy simple: consiste en dejar que el pueble participe del govierno, que exprese sus ideas y que tome decisiones a través de los mecanismos adecuados, que deben ser proporcionados por los legisladores que el mismo pueblo ha elegido a través de un sufragio universal de elección directa. La idea y el término de Democracia aparece en la antigua Grecia en el siglo V a.C., así pues es un concepto bastante antíguo.
La segunda premisa: la Constitución o 'Carta Magna' es 'la norma suprema de un Estado de derecho soberano, es decir, la organización establecida o aceptada para dirigirlo; hace referencia al conjunto de normas que determinan las bases de un ordenamiento jurídico de un Estado, especialmente la organización de los poderes públicos y sus competencias, los fundamentos de la vida económica y social, los deberes y derechos de sus ciudadanos' (también aquí tienes una entrada más amplia en la wikipedia). En esencia no es más que un conjunto de leyes que hacen los governantes para regular la relación del Estado con sus ciudadados. La actual constitución española data del 1978.
No equiparemos Democrácia a Constitución, pues son cosas distintas, y no perdamos de vista que el concepto de Democracia es mucho más antiguo y mucho más amplio que la Constitución española. Yo diría además que es un concepto mucho más elevado, más noble.
Las leyes las hacen los hombres, o mejor dicho la hacen los partidos políticos que están en el gobierno. Supuestamente las hacen para servir al pueblo, pero seamos sinceros: ¿cuantos políticos conocemos con auténtica vocación de servir al pueblo en su totalidad? ¿Cuántos políticos no están el política para enriquecerse o ganar notoriedad? ¿Cuántos son verdaderamente honestos? ¿Y cuántos de esos son políticos españoles o catalanes? No me respondas, era una pregunta retórica.
Lo que vimos ayer 11 de septiembre del 2015, día de la Diada, festividad nacional catalana, igual que vimos en el 2014 o el 2013 o años anteriores, es una masa ingente de personas expresando libre y cívicamente su voluntad política, tratando de ejercer libremente su derecho a la libre expresión. La sociedad catalana ha demostrado una vez más ante Cataluya, ante España, ante Euroa y ante el resto del Mundo no solo su capacidad para movilizarse de forma cívica, ordenada y educada, sino también su capacidad de manifestarse de forma masiva para defender una idea, un concepto, que considera justo, legítimo y sobretodo legal en cuanto a derecho internacional se refiera: la idea de erigirse en un estado soberano propio, con organismos de gobierno propios. La sociedad catalana ha expresado su opinión de una manera ejemplar. Es una lástima que la mayoría de los políticos, catalanes y españoles, no estén a la altura de lo que demanda una clara mayoría de la sociedad catalana. Después de la Diada ha comenzado el baile de cifras de participación, todas con un claro interés electoralista (las elecciones tanto autonómicas como generales están a la vuelta de la esquina), pero yo creo que las fotografías de la festividad de ayer son más que elocuentes. Eso es algo que NADIE debería ignorar.
Estar a favor de la independencia y la escisión del Estado español es legítimo. Estar en contra también. Desde una postura u otra se podrán encontrar mil razones para estar a favor en contra. Razones algunas que apelarán al corazón, al sentimiento patrio, al sentimiento de unidad... Razones otras que serán más pracmáticas y que harán referencia a las ventajas y/o inconvenientes, tanto políticos como económicos, de defender la secesión o abogar por continuar perteneciendo al conjunto de España.
Lo que yo espero de mis políticos, de aquellos que dicen representarme, tanto de aquellos a los que he dado mi voto como de aquellos a los que no se lo he dado, de TODOS, es que traten de convencerme con argumentos de que es mejor la escisión y la independencia o es mejor el federalismo o es mejor cualquier otra formula de gobierno dentro del estado español. Eso primero. Y luego, una vez unos u otros me hayan convencido de cuál es la mejor forma de gobierno para Cataluña, entonces TODOS, tanto aquellos que me han convencido de su postura, como aquellos que no lo han hecho, me den la oportunidad de ratificar mi apoyo a su propuesta a través de la urnas, mediante el voto, en un referendum. A mí y al conjunto de TODOS los catalanes. Eso es lo que en mi opinión sería un ejercicio de VERDADERA DEMOCRÁCIA.
Se podrá criticar a Artur Mas, y no sin razón, el hecho de haber tratado de instrumentalizar las celebraciones de la Diada en beneficio de su propio programa político. Mucho más grave me parece la postura del estado español, más aún teniendo en cuenta cuando recientemente, y haciendo uso de su mayoría parlamentaria, ha promovido una reforma exprés de la Constitución a fin de dotar de mayor poder al Tribunal Constitucional para poder enjuiciar y, llevado el caso, condenar cualquier acto político que amenace 'la indivisibilidad del Estado Español'. Llevamos mucho tiempo escuchando declarariones por parte de los representantes del gobierno del estado, de los representantes y militantes del PP, y de gobernantes de otras comunidades afines al gobierno o al Partido Popular, en los que se insulta, ofende e incluso criminaliza a los catalanes, comparando el legítimo y pacífico movimiento popular que reclama la independencia de Cataluña, con el auge del nazismo en la Alemania del 3er reich previa a la 2ª Guerra Mundial.
A todos aquellos políticos y miembros del PP (mayormente), Ciutadans e incluso el PSOE (no pasemos por alto la última carta de Felipe Gonzalez a los catalanes) habría que recordarles una cuantas lecciones de historia: el movimiento nacionalsocialista (o nazi) ascendió al poder en la Alemania de principios de los años 30; el nazismo es un movimiento de ideología ultraderechista, de caracter racista y xenófobo, que impulsa el imperialismo y proclama una nación única, que rechaza el movimiento democrático y aboga por un gobierno autoritario fuerte (más información aquí y aquí). Curiosamente algunos postulados nazis estarían más próximos al ideario del PP o Ciutadans, que no de CDC o ERC. El movimiento nazi el Alemania no trataba de la escisión de un territorio que demandaba voz propia (como ocurre con Escocia, Flandes, el Quebec canadiense o Cataluña), sino de la negación de las realidades locales en favor de un concepto único, totalitarista e imperialista de 'Gran Nación'. El tercer reich desemboco primero en la anexión por la fuerza de los territorios vecinos de Polonia, Austria, Luxemburgo o parte de la República Checa; desembocó en la 2ª guerra mundial con los intentos de anexión de Francia, Dinamarca y otros territorios europeos; y tuvo uno de sus más tristes episodios en el Holocausto y la persecución y exterminio de los judios en los territorios conquistados. Se estiman entre 11 y 12 millones de víctimas durante el Holocausto, y se estiman 62 millones de víctimas durante la 2ª Guerra Mundial. Dicho ésto, el hecho de que políticos de diferente índole utilicen el termino 'nazi' o 'nazismo' para referirse a las aspiraciones del pueblo catalán de alcanzar la independencia, es mezquino, ofensivo e irresponsable, y dice mucho de la baja catadura moral de muchos de los políticos que dicen representarnos, que utilizan de forma vergonzosa la credulidad y la ignoráncia de parte de la sociedad española para fomentar el anti-catalanismo y con ello conseguir mayores réditos electorales, todo con el único e innoble objetivo de perpetuarse en el poder, y no de servir, como dicen, al pueblo español.
Ultimamente hemos visto como el gobierno español del señor Mariano Rajoy ponía de manifiesto su su incapacidad para solucionar el 'problema catalán' y por lo tanto para gobernar y mantenerse en el puesto que ocupan. El problema de Cataluña y su relación con España es un problema POLÍTICO. Que el gobierno recura al Tribunal Constitucional, que en vez de asumir sus responsabilidades en la resolución del problema las delegue en los organismos judiciales, es una clara expresión no solo de su incompetencia sino también de su cobardía a la hora de afrontar el problema. Como son incapaces de resolverlos dejan que sean los jueces quienes lo hagan, y con ello lo que están haciendo es criminalizar las ideas y la libre expresión de las mismas. ESO NO ES DEMOCRACIA. Democracía es es ceder la voz al pueblo, democracia es escuchar al pueblo, democracia no es solo legislar, es también pactar, dialogar, negociar... ¿Qué ha hecho el señor Rajoy su gobierno en ese sentido? NADA. Apelar a la Constitución Española como ley suprema, sacrosanta e inamovible. Pero las leyes se pueden cambiar... si hay voluntad, claro. Y ni PP ni Ciutadans tienen intención de hacerlo.
Ya lo dije en una ocasión: yo NO voté la actual Constitución, no siento que me represente y como a mí no representa a mi generación ni las que vienen detrás de mí ni tampoco a algunas de las que me han precedido. Nuestros padres tuvieron ocasión de votar la Constitución, nosotros no. ¿Porqué entonces se nos niega el derecho a cuestionarla y a pedir que se revise, que se actualice, que se modernice y se adapte a una nueva sociedad muy distinta a la de nuestros padres y que reclama soluciones distintas? Hemos superado la dictadura de Franco (mal que pese a algunos) y hemos superado la transición. ¿Porqué entonces la cerrazón de ciertos partidos a mirar hacia el futuro y promover un país más moderno?
Posiblemente en una España distinta Cataluña tendría cabida. Pero desde la derecha, desde el gobierno y de los organistmos centrales se nos ha cerrado la vía an entendimiento, y no ha dejado a los catalanes otro camíno que tratar de buscar nuevas vías de gobierno. Es intolerable que a un ministro de (Mala)Educación se le permita decir algo como 'mi objetivo es españolizar a los alumnos catalanes', ninguneando, menospreciando y ofendiendo con ello la lengua y la cultura de este país, a la vez que trata de echar por tierra los resultados de un modelo de inmersión liguística que se ha revelado exitoso y eficaz; es intolerable que una secretaria general del PP o una vicepresidenta del Parlamento se atrevan a comparar un movimiento que cuenta con un respaldo popular mayoritario y que se ha manifestado hasta la fecha dentro de los limites de la legalidad y del concepto democrático, con el nazismo o el fascismo; es intolerable que un ministro de de defensa se atreva a insinuar que una eventual declaración de independencia sería respondida con la fuerza de las armas, contraviniendo de esa forma la legislación internacional o cualquier principio democrático.
Personalmente preferiría no tener que derimirme entre una eventual escisión del estado (con todos los riesgos y dificultades que ello conyeva, no nos engañemos) y continuar perteneciendo a un pais que me desprecia, ningunea e insulta simplemente por el hecho de haber nacido en una región concreta. Lamentablemente no es así. Nuestros políticos no nos han dejado a la mayoría de catalanes más remedio que adoptar una postura que en mejores circunstáncias quizás hubiesemos rechazado de pleno. Hace unos años hubiese abogado sin dudarlo por continuar siendo español y catalán, sintiendo que formo parte de dos paises entr los cuales hay un buen entendimiento político y social a todos los niveles; hoy en día veo que esa postura no es posible, que me obligan a tomar partido por un extremo u otro, pues encontrar un equilibrio no es posible. La culpa de esa falta de equilibrio la tienen nuestros políticos, que no han sabido estar a la altura de lo que demanda una parte importante de nuestra sociedad, que reclama compromiso, responsabilidad y lealtad, y a la que se niegan a escuchar.
Lo que vimos ayer, día 11 de septiembre de 2015 es, repito, una muestra cíviva, ordenada, educada, festiva y concienciada de una parte muy importante de la sociedad catalana a la que bajo ningún concepto se puede o se debe ignorar. La miopia del gobierno central, su cobardía, su inutilidad a la hora de resolver un problema político por la vía del diálogo o la negociación, sus intentos de criminalizar el ejercicio de la libre expresión o su incompetencia a la hora de buscar una solución política a un problema que ha provocado un cisma entre la sociedad catalana y la española, son los que han provocado el auge del independentismo en este país. Cataluña y España están condenadas a no entenderse, y no lo harán mientras Rajoy el el PP sigan en el gobierno; tampoco lo harán si a Albert Rivera se le da más voz o si se permite que políticos de dudosa catadura y claro perfil xenófobo como Xavier García Albiol acceden al gobierno autonómico.
En 27 de septiembre iremos a las urnas para ejercer nuestro legítimo derecho a voto y con él expresar tipo de gobierno y que tipo de sociedad queremos en Cataluña. En diciembre volveremos a las urnas para decidir quién queremos que nos represente en la adminsitración del Estado español. Sinceramente no me atrevería a hacer un diagnóstico sobre qué resultados saldrán en unas elecciones u otras. Solo espero que nuestros políticos, tanto españoles como catalanes, estén a la altura de las circunstáncias y escuchen los que la sociedad expresará a través de su voto. La sociedad catalana, al menos, sí ha demostrado estar a la altura de lo que es una verdadera DEMOCRACIA.
miércoles, 9 de septiembre de 2015
NO TAN FANTÁSTICOS
Cuando hablamos de determinados comics de superhéroes es indudable que cada aficionado tendrá en mente una etapa que es su favorita o que considera la mejor de todas. Si pensamos en los comics surgidos de la factoría de las ideas de Marvel Comics casi de inmediato nos remitimos a la Edad de Oro y las obras surgidas de la mente creadora de Stan Lee y el talento artístico de Jack Kirby y Steve Ditko. Juntos no solo crearon algunas de las colecciones y personajes más emblemáticos del mundo de los superhéroes, sino que sentaron las bases de lo que hoy en día se conoce como Universo Marvel. En los 4 Fantásticos Lee y Kirby no solo presentarían a la primera familia Marvel, sino que además crearían los cimientos de todo un universo de ficción en el que se presentaron personajes y conceptos tan atractivos como Galactus, El Doctor Muerte, Pantera Negra, Wakanda, la Zona Negativa, el Microverso, el Vigilante, los Inhumanos, Estela Plateada… En Thor, por otro lado, asentarían las bases de toda una rica cosmogonía que tomaba como referente la mitología nórdica, mientras que Lee junta a Steve Ditko presentaría el universo mágico de Marvel en las páginas de Doctor Extraño al tiempo que otorgarían carta de nobleza al que durante mucho tiempo ha sido el personaje más popular de la editorial, y uno de los más ricos en su elenco de personajes secundarios: nuestro amistoso vecino Spider-man.
Naturalmente no son estas las únicas creaciones destacables de la editorial en aquellos primerizos y gloriosos años 60, y ahí están Hulk, los Vengadores o los X-Men para atestiguarlo, pero en mi opinión son esos los títulos que mejor definen el espíritu creativo de los que sin duda son los 3 creativos más importantes de los inicios del Universo Marvel.
A diferencia de las creaciones de la Distinguida Competencia, que siempre han manifestado un carácter menos cohesionado y más independiente, el Universo Marvel fue creciendo de una forma integrada, cuidando de que la interacción entre personajes permitiese a cada colección mantener su carácter único pero que al mismo tiempo no se perdiese la visión de que todas formaban parte de una misma cosmogonía perfectamente coordinada e integrada. La famosa continuidad.
Si bien es cierto que por un lado dicha continuidad, mantenida de forma férrea por muchos editores de la casa, ha coartado a veces la libertad creativa de algunos guionistas y dibujantes, también es justo reconocer que ha impedido veleidades creativas o salidas de tono, haciendo que los personajes mantuviesen una evolución coherente. O al menos así era hasta hace poco.
He empezado hablando de los inicios del universo Marvel allá por los años 60, la llamada Edad de Oro de los comics (que también incluiría muchas de las creaciones de DC Comics), sin embargo para muchos lectores de mi generación las versiones de muchos de esos personajes que consideramos canónicas surgieron durante finales de los 70 y principios de los 80. Quizás las consideremos canónicas porque son los comics que leímos en nuestra infancia, pero también hay que reconocer que muchos de esos casos se establecieron cambios que redefinieron muchas de las creaciones de Lee/Kirby/Ditko dotándoles de una mayor complejidad, mayor riqueza de matices y mayor madurez. Si hacemos un repaso estoy seguro de que todos acabaremos pensando en los mismos personajes y las mismas etapas:
- Los 4 Fantásticos de John Byrne: Byrne no tuvo necesidad de inventar nada y se limitó a reescribir algunos de los conceptos creados por Lee y Kirby, pero lo hizo de tal forma que sus versiones de Galactus, Sue Storm o el Doctor Muerte son consideradas como canónicas de forma unánime;
- Daredevil de Frank Miller: Miller no solo revolución la forma de narrar en el medio, sino que redefinió el concepto de superhéroe y además sentó las bases de lo que hoy se entiendo como la versión adulta de los superhéroes; el mejor Kingpin de toda la historia, pero sobre todo un personaje destinado a convertirse en leyenda, Elektra, y una saga que figura por derecho propio en los anales del mejor cómic: “Born Again”;
- Thor de Walter Simonson: Simonson aportó considerables dosis de humor, aventura y fantasía, apartándose de los convencionalismos superheroicos del género para volver a los orígenes mitológicos del personaje; y entre sus creaciones una que es mítica: Billy Rayos Beta;
- X-Men de Chris Claremont: siendo justos hay que decir que no todo el monte es orégano, y la larga permanencia de Claremont en la colección le hizo caer en el tedio, la redundancia e incluso la mediocridad, pero los episodios entre el Giant-Size nº 1 (que continuó en el nº 91 de l serie regular) y el 175 de la colección (además de la primera miniserie de Lobezno) son lo mejor que ha escrito nunca. Buena parte de culpa la tienen 3 dibujantes en estado de gracia: Dave Cockrum, John Byrne y Paul Smith. Y entre las creaciones de esa etapa: Fénix, los Shiar, los Saqueadores Estelares, la Guardia Imperial, Alpha Flight, Mistica, el Club Fuego Infernal, el Nido, los Morlocks, Kitty Pryde, Pícara… ¿Alguien da más? Si, dos sagas para la historia: “La Saga de Fénix Oscura” y “Días del Futuro Pasado”;
- Nuevos Titanes de Marv Wolfman y George Pérez: no podemos olvidarnos de la distinguida competencia y de un talento inconmensurable como el de Pérez; su etapa supuso la puesta de largo del grupo, ya nunca más veríamos como una versión infantil de la Liga de la justicia; y otra creación memorable: Raven;
- Wonder Woman de George Pérez: Pérez en solitario llevo a cabo una labor de remozado del personaje similar a la efectuada por Simonson con Thor, pero con la vista puesta en esta ocasión en la mitología griega;
- Hulk de Bill Mantlo y Sal Buscema, con permiso de Peter David; David sin duda llevó al personaje a un nuevo estado, realmente interesante, y lo hizo contando con la complicidad de algunos buenos dibujantes como Gary Frank; pero Mantlo fue quien quizás haya aportado mayores dosis de fantasía a la colección y el primero en apostar por hacer evolucionar al personaje; una saga memorable: “La Encrucijada”;
- Batman de Denny O’Neal y Marshall Rogers: quizás algunos prefieran la etapa dibujada por Neal Adams por su mayor carga dramática, y es cierto que tendría que pasar mucho tiempo para leer las mejores historias de Batman jamás escritas (El “Dark Knight” o el “Año Uno” de Frank Miller, “La broma asesina” de Alan Moore y Brian Bolland, “Arkham Asylum” de Grant Morrison y Dave McKean…), pero O’Neal y Rogers firmaron juntos algunas de las mejores páginas del personaje;
- Spider-man de Roger Stern y John Romita Jr.: Stern y Romita Jr. no lo tenían nada fácil para hacernos olvidar el trabajo de Stan Lee junto a los maestros de la narración como Steve Ditko y John Romita Sr. Pero Stern se sacó un as de la manga en la creación de un personaje tan memorable como El Duende;
- Doctor Extraño de Roger Stern: pero muy particularmente las etapas dibujadas por 2 virtuosos de los lápices como Marshall Rogers y Paul Smith: el primero dibujaría un magistral y memorable periplo que llevaría al Doctor Extraño a través de dimensionas para enfrentarse a villanos de la talla del Barón Mordo, Dormanmú o Pesadilla; el segundo, recién salido de su etapa en los X-Men, pondría toda la carne en el asador para firma la mítica “Saga de la dimensión oscura”;
- La tumba de Drácula de Marv Wolfman y Gene Colan: Wolfman y Colan lograron algo que parecía imposible: mantener la fidelidad al original literario de Bram Stoker, llevarlo más allá e integrarlo de forma coherente en el universo superheroico de Marvel Comics; un logro comparable al de Roy Thomas, junto a Barry Smith primero y John Buscema después, en la adaptación del Conan el bárbaro de Robert E. Howard;
- Los Vengadores de David Micheline: es difícil decidir cuál es la mejor etapa en la colección de los héroes más poderosos de la Tierra; unos preferirán los episodios guionizados por Roger Stern y dibujados por John Buscema; otros la etapa de Kurt Busiek y George Pérez; aunque solo sea por la memorable saga “Noches de Wundagore” yo prefiero los episodios de Micheline dibujados primero por el mejor John Byrne y posteriormente por George Pérez;
Y a mí personalmente me gusta incluir también títulos por los que siento una debilidad especial:
- Alpha Flight de John Byrne: Byrne dejó la colección y todo lo que vino después es perfectamente olvidable; con eso queda dicho todo;
- Los Micronautas de Bill Mantlo y Michael Golden: una pequeña debilidad mía que aunaba con ingenio superhéroes y ciencia ficción, y primorosamente dibujada por un Michael Golden que es una lástima que no se prodigue más en el medio;
- Capa y Puñal de Bill Mantlo y Rick Leonardi: una forma distinta de enfocar el mundo superheroico añadiendo no pocas dosis de conciencia social;
- Atari Foce de Gerry Conway y José Luís García López: un dibujante nunca lo suficientemente bien ponderado dando lo mejor de si mismo;
- Adam Warlock de Jim Starlin: casi cualquier Proyecto que pasase por las manos de Jim Starlin tenía fecha de caducidad, conocida su tendencia a acabar matando a sus personajes (el Capitán Marvel, el propio Warlock…), pero sería Starlin el que aportaría misticismo cósmico y metafísica a las colecciones MArvel;
- Marvel Two-in-One, “Proyecto Pegaso”: guionizó Mark Gruenwald, comenzó a dibujarla John Byrne (con tintas del mítico Joe Sinnot) y la terminó George Pérez. ¡Ahí es nada!
En la actualidad no son pocos los guionistas que han tratado de emular las intenciones ‘autorales’ de tan ilustres precedentes: Matt Fraction, Geof Johns, Jonathan Hickman, Mark Millar, Dan Slott o, como no, Brian Michael Bendis. En la mayoría de casos estos autores han traicionado, pervertido, prostituido o bastardizado la esencia de los personajes con los que han trabajado, todo en un intento de imponer un sello autoral sin importarles lo más mínimo una continuidad establecida a lo largo de las décadas por otros autores que les han precedido. Y no solo han mostrado un nulo interés hacia esa continuidad, sino, lo que es aún peor, hacia los lectores veteranos que han crecido con esos personajes. La excusa es siempre la misma: se debe evolucionar, cambiar, sorprender al lector… Estoy de acuerdo con esa postura, pero también digo que puede hacerse sin traicionar la esencia del personaje y sin faltar al respeto o tomarle el pelo a los lectores, algo que gente como Slott o Bendis parecen no entender.
Excepciones las hay, algunas dignas de loa. Peter David, ha sabido, no sin hacer a veces malabarismos argumentales, mantenerse al margen de las corrientes imperantes en la industria y ofrecer así una visión personal de personajes como Hulk o Factor-X. Michael Strazynski, por otro lado, lo intentó, pero a pesar del interesante rumbo que logró imprimir a personajes como Spider-man, primero, y Thor, después, acabo cediendo a las presiones editoriales que terminaron por dar al traste con sus planes y a la postre provocó el abandono de sus colecciones: primero en Spider-man, al mostrar su disconformidad con el infame “Brand new day” escrito por Joe Quesada (conocido popularmente como ‘mefistazo’); después en Thor, cuando Bendis acabó por imponer su “Asedio” pese a la oposición frontal de Strazynski.
Lamentablemente las maniobras arteras de las que hacen uso las nuevas generaciones de guionistas, con nombres como los de Bendis o Millar a la cabeza, venden, y mucho, entre las nuevas generaciones de lectores, con lo cual los veteranos tenemos poco que decir. Matas un personaje para luego resucitarlo, lo rejuveneces para que los lectores más jóvenes se fijen en él, cambias las alineaciones de grupos veteranos a capricho, enlazas un evento detrás de otro, re-escribes la continuidad con efecto retroactivo sin prestar atención a las inconsistencias, cambias el aspecto de los personajes para que se parezcan lo más posible a sus émulos cinematográficos… Todo vale. Todo vale si se traduce en incremento de las cifras de ventas. Y si tenemos en cuenta que los espectadores potenciales de un film basados en un comic de superhéroes son muchos más que los lectores habituales de dicho cómic, lo que se impone por encima de todo es la visión de los grandes estudios cinematográficos. Da lo mismo que tomemos a Batman, Spider-man, los X-Men o la Liga de la Justicia, al final será el comic el que terminará por adaptarse a las premisas establecidas en la adaptación cinematográfica, sobre todo si esta tiene un triunfo aclaparador en taquilla. Por eso mismo a veces uno se alegra de que determinadas películas fracasen en la pantalla grande. Por eso mismo yo me alegro de que “Los 4 Fantásticos” de Josh Trank haya pinchado estrepitosamente en taquilla.
Llegados a este punto alguno dirá (no sin razón) ‘larga exposición para acabar despotricando de un film’. Pero necesitaba establecer el contexto en el cual quiero argumenta que el último film de Josh Trank no solo me ha aburrido soberanamente, sino que además me ha molestado. Más arriba comentaba que los 4 Fantásticos es una de las colecciones más emblemáticas del Universo Marvel, es más: es uno de los pilares fundamentales sobre los que se sustenta dicho universo. En parte por ser una de las creaciones más felices e inspiradas del dúo formado por Stan Lee y Jack Kirby en calidad de guionista y dibujante respectivamente, pero también porque en dicha colección se han gestado personajes, eventos y conceptos que han acabado teniendo una importancia fundamental dentro del Universo Marvel. Hay toda una serie de rasgos que definen al supergrupo formado por Reed, Sue, Johnny y Ben, el primero de los cuales es la razón de su unión: los 4 Fantásticos son, en esencia, una familia, y una además de carácter bastante tradicional: marido/padre (Reed), esposa/madre (Sue), hermano/cuñado (Johnny) y amigo/colega (Ben). E incluso podríamos añadir al pequeño Franklin Richards a la ecuación en su papel de hijo/sobrino. A diferencia de la mayoría de los grupos superheroicos de la DC, que asumen la responsabilidad de actuar como paladines de la justicia y defensores de la humanidad (la Liga de la Justicia, los Nuevos Titanes…), las circunstancias que favorecen la unión de muchos personajes Marvel suelen ser mucho más prosaicas: los 4 Fantásticos, como decía, son familia; la Patrulla-X son todos alumnos del instituto Xavier; los Vengadores son asalariados del gobierno norteamericano; los Defensores se reúnen por circunstancias meramente accidentales… Es cierto que en DC tenemos al Escuadrón Suicida, un grupo de exconvictos que actual como grupo secreto de fuerzas especiales bajo las órdenes del gobierno con el objetivo de obtener algún tipo de indulto, pero casi se podría decir que son una excepción. En cualquier caso los 4 Fantásticos han sido y han actuado siempre como una familia. Colorista, extravagante, un punto bizarra, pero familia. Y muy funcional.
El otro punto que diferencia a los 4F como grupo es su actitud. Como ya comentaba más arriba la Liga de la Justicia actúa de forma heroica porque tienen el convencimiento de que tienen que actuar así. A los Vengadores les pagan por hacerlo, por defender la Tierra de cualquier amenaza poderosa que la ponga en peligro. La Patrulla-X se mete en berenjenales muy a pesar suyo: a ellos les gustaría limitarse a entrenar y vivir una existencia lo más pacífica posible, pero su condición de mutantes, “odiados y perseguidos por una humanidad a la que han jurado proteger”, les pone muchas veces en el punto de mira no ya de algunos villanos, sino incluso de instituciones gubernamentales o incluso la propia sociedad. Los 4F también se meten en unos cuantos altercados, pero no porque los busquen sino porque se topan con ellos accidentalmente: si viajas al espacio exterior corres el riesgo de sufrir un bombardeo de rayos cósmicos; si exploras la zona negativa es fácil que te des de bruces con un sádico como Anihilus; si haces experimentos con las placas tectónicos probablemente acabarás irritando al hombre topo; si lanzas una sonda espacial quizás acabes incordiando a una patrulla skrull o cualquier otra amenaza alienígena. Resumiendo: los 4 Fantásticos además de familia son un grupo de exploradores de lo desconocido, y es ese el otro rasgo primordial que les define. Esa es la razón por la que también son conocidos como los ‘imaginautas’, y esa condición de aventureros y exploradores la que siempre ha dotado sus aventuras de un inconfundible sense of wonder. Lamentablemente Josh Trank y su equipo de guionistas han optado por obviar los 2 rasgos más definitorios del grupo en su traslación a la pantalla grande: su condición familiar y su sentido de la maravilla. Ahora su director reniega del producto final. Demasiado tarde. El daño ya está hecho, y por mucho que ahora Trank quiera justificarse que el film que acabó dirigiendo no respeta la visión original del primer guion con el que comenzó a trabajar, Trank tiene mucho de culpa en que este nuevo reboot cinematográfico de los 4F sea un film torpe, aburrido, mediocre, irritante y mal acabado, hasta tal punto que hace que por comparación las insulsas versiones de Tim Story parezcan buenas películas.
Josh Trank parecía apuntar buenas maneras con su film debut, “Chronicle”, una especie de versión apócrifa de los superhéroes Marvel que encerraba una interesante disquisición sobre la corrupción del poder. A priori podría resultar una elección bastante arriesgada para tratar unos personajes que en entrada demandaban un enfoque más festivo, pero al mismo tiempo Trank podría garantizar una visión más arriesgada, más madura, no necesariamente oscura, pero quizás si más compleja, algo quizás en la línea de los primeros X-Men de Brian Singer o del injustamente denostado (por cierto sector del fandom) Batman de Christopher Nolan. Para ello, y quizás con el objetivo de distanciarse de las versiones más ‘blancas’ y ‘blandas’ del grupo ofrecidas por Tim Story en los films precedentes, Trank prefirió fijarse en la versión que del grupo ofreció Brian Michael Bendis para el universo Ultimate. En dicha versión Bendis optó por rejuvenecer por completo al grupo, transformándolos en adolescentes superdotados (intelectualmente hablando) que eran fichados por el profesor Storm (padre de Sue y Johnny) para trabajar en proyectos científicos de la fundación Baxter. Bendis, no obstante, trató de conservar algunos de los rasgos definitorios del grupo original, establecidos por Stan Lee y potenciados más tarde por John Byrne; básicamente su condición de exploradores de lo desconocido, pues al rejuvenecer a sus miembros se diluían algunos de los lazos familiares que les unían (Reed y Sue ya no están casados). Pero ese sentido de la maravilla que Bendis al menos trató de conservar y solo lo logró parcialmente, está completamente ausente en la esta nueva versión cinematográfica. Si hemos de hacer caso a los rumores de la red, el guion original sobre el que iba a trabajar Trank presentaba al Hombre Topo, y también a Galactus como origen de los dones del cuarteto fantástico y también de su archinémeis, el Doctor muerte, que acaba actuando como una suerte de heraldo forzoso del devorador de mundos. ¿Dónde han quedado, pues, todas esas ideas? ¿Por qué continúo Trank en el proyecto ante una reescritura tan radical del mismo? El propio Trank es culpable de algunas malas decisiones, algunas de tan controvertidas como dar el papel de la Antorcha Humana a su amigo Michael B. Jordan.
Hagamos un pequeño repaso de quienes son los 4 Fantásticos:
- Reed Richards, el líder, capaz de estirar su cuerpo como si fuese de goma, y poseedor de un intelecto que le convierten en una de las mentes más privilegiadas del universo Marvel; antes que un superhéroe Reed es un científico, incluso antes que esposo o padre Reed es un científico. Su insaciable curiosidad intelectual es la que le lleva siempre a explorar otros mundos y otras realidades, y antes que son sus poderes casi siempre resuelve la mayoría de conflictos haciendo uso de su intelecto, su ingenio y sus dotes de inventor;
- Susan Richards, esposa de Reed, puede hacerse invisible y proyectar campos de fuerza invisibles; potencialmente es el miembro más poderoso del grupo; la diferencia de edad que le separa de su marido es algo a tener en cuenta, pues ya se enamoró de él cuando ella era una adolescente y él un estudiante universitario; ella misma se define como mujer, esposa, madre y superheroina a partes iguales; en los comics ha evolucionado de la típica damisela en apuros a ser una mujer de carácter, resolutiva y capaz, que muchas veces ha ejercido de líder del grupo en ausencia de Reed;
- Johnny Storm, hermano de Susan, puede inflamarse como una antorcha humana, volar y lanzar bolas de fuego; durante mucho tiempo Johnny ha sido el clásico joven con síndrome de Peter Pan que se niega a crecer, jovial, despreocupado, infantil, fanático de la velocidad, los coches de carrera y las chicas guapas, amontonando novias como trofeos; pero con el tiempo acabará sentando la cabeza y tendrá una novia formal;
- Ben Grimm, la adorable cosa de ojos azules, compañero en la universidad y mejor amigo de Reed, posee una fuerza inconmensurable y su cuerpo de aspecto rocoso le hace casi invulnerable; es un personaje trágico, pues su naturaleza monstruosa le aparta del resto de la humanidad, pero ha sido capaz de sobreponerse a la tragedia gracias a un inquebrantable sentido del humor que le han convertido en uno de los personajes más carismáticos del universo Marvel;
- Victor von Doom, conocido como el Doctor Muerte, soberano de la región balcánica de Latveria; su intelecto rivaliza con el de Reed, pero su ego no tiene límites; megalómano, arrogante, orgulloso, irascible, condescendiente con cuantos le rodean; puede ser indeciblemente cruel pero al mismo tiempo está gobernado por peculiar e inquebrantable código de honor; su odio hacia Reed Richards viene motivado esencialmente porque no soporta verse superado intelectualmente por él; no posee ningún poder especial y viste una armadura cargada de armas y todo tipo de gadgets electrónicos.
¿Cuánto de todo esto ha sobrevivido en la versión de Josh Trank? Más bien poco. La primera decisión controvertida fue dar el papel de Johnny Storm a un actor de raza negra, sobretodo porque Sue sigue siendo blanca. En el film se da por entendido que ella es adoptada, pero en ningún momento se muestran los lazos fraternales entre Sue y Johnny, lo cual es un error, pues el amor mutuo que se profesan es la base de su relación. Otra decisión controvertida: rejuvenecer al personaje de Reed Richards; al margen de la insulsa interpretación de Miles Teller en ningún momento el espectador tiene la sensación de que es el genio científico que dice ser.
- Michael B. Jordan vs. Chris Evans: gana Evans por goleada, en parte por su mayor parecido con el personaje, pero sobretodo porque aporta la jovialidad y el carácter superficial que requiere el personaje;
- Kate Mara vs. Jessica Alba: ninguna de las dos; Kate Mara es demasiado fría, incapaz de otorgar calidez a su Susan Storm; pero Jessica Alba resulta sexi en exceso para representar a alguien que acabará convirtiendo en cierta forma en la ‘esposa de América’ de los comics Marvel;
Miles Teller vs. Ioan Gruffudd: la interprtación de Gruffudd es algo errática y su personaje un tanto desdibujado, pero aun así resulta más convincente que un despistadísimo Miles Teller, quizás el mayor error de casting del film;
- Jamie Bell vs. Michael Chiklis: antes de su transformación en La Cosa, ninguno de los dos resulta demasiado convincente: a Chiklis le falta empaque y altura (se supone que era jugador de rugby en la universidad), y a Jamie Bell se falta edad… y altura (es un error que nadie haya reparado en que es más bajito que Teller; en los comics Reed es siempre el cerebro y Ben el músculo, y al ser Teller más alta esa condición pierde fuerza); después de la transformación hay que reconocer que la versión CGI de esta cosa resulta más impactante (y creíble) que el maquillaje que exhibe Chiklis, pero en cualquier caso ninguna de las dos versiones ha sabido captar el espíritu a la vez trágico y jocoso del Ben Grimm de los comics;
- Toby Kebell vs. Julian McMahon: ninguno de los dos; McMahon trata de convertir a su Victor von Doom de una especie de dandy caprichoso que se siente atraído por Susan; Kebell, en los escasos minutos que interpreta a Doom antes de convertirse el Doctor Muerte, poco puede hacer por dotar a su personaje de algo de entidad; en cualquier caso estamos hablando del villano por antonomasia del universo Marvel, el mayor de todos, el más peligroso y mortífero (ríete tú de Kingpin, Magneto o el Doctor Octopus), pero ni en la versión de Tim Story ni en esta nueva adaptación de Josh Trank se refleja toda la grandeza (y malevolencia) del personaje. Para colmo el diseño del personaje en la versión de Story era feo, pero en esta versión de Josh Trank es un auténtico atentado al buén gusto.
La versión de Story era blanda e infantil. La de Trank es directamente un despropósito. El film arranca con una secuencia tan larga como innecesaria sobre la infancia de Reed Richards, y se diluye en un argumento incoherente y absolutamente falto de interés. Se suponen que los 4 Fantásticos son un grupo, el primer grupo de superhéroes Marvel, pero en el film apenas interactúan entre ellos. Sus caracteres están completamente desdibujados, sus motivaciones pueriles cuando no inexistentes y las relaciones entre ellos (en los escasos momentos en que se dirigen la palabra uno a otros) son completamente forzadas. Los personajes se pasean por pantalla haciendo una exhibición ocasional de sus poderes (ni siquiera el departamento de efectos especiales se ha lucido) pero su tanto su comportamiento como las decisiones que toman a lo largo de la trama en la mayoría de los casos resultan incomprensibles cuando no directamente absurdas: ¿por qué aceptan Ben, Sue y Johnny convertirse en armas al servicio del gobierno? ¿Por qué quiere Victor destruir la Tierra? ¿Victor en un momento demuestra sentirse atraído por Sue y luego no tiene el menor reparo en tratar de asesinarla? Estos 4 Fantásticos no actúan como familía y tampoco lo parecen, y el film a la postre carece por completo del sentido de la maravilla que debería tener un film dedicado a la primera familia Marvel. Es obvio que a la Fox, la productora, le corría prisa por sacar un nuevo film de los 4F y así poder renovar automáticamente los derechos que tenía sobre los personajes y no tener que devolverlos a Marvel Studios. El resultado es un producto improvisado, precipitado, torpe y ridículo. Hubiese sido preferible que se hubiesen abstenido de hacerlo.
No hace mucho Steven Spielberg certificaba el género de superhéroes en el cine acabará pasando de moda y no se producirán más películas de este tipo. Si todo lo que puede ofrecernos el género son sub-productos como éste, uno casi desea que ese fin llegue cuanto antes, mejor.
En resumidas cuentas: ¿Lo mejor? ... pasapalabra... ¿Lo peor? Si no te ha quedado claro, vuelve a leer el artículo: demasiadas cosas para resumirlas en una frase.
Naturalmente no son estas las únicas creaciones destacables de la editorial en aquellos primerizos y gloriosos años 60, y ahí están Hulk, los Vengadores o los X-Men para atestiguarlo, pero en mi opinión son esos los títulos que mejor definen el espíritu creativo de los que sin duda son los 3 creativos más importantes de los inicios del Universo Marvel.
A diferencia de las creaciones de la Distinguida Competencia, que siempre han manifestado un carácter menos cohesionado y más independiente, el Universo Marvel fue creciendo de una forma integrada, cuidando de que la interacción entre personajes permitiese a cada colección mantener su carácter único pero que al mismo tiempo no se perdiese la visión de que todas formaban parte de una misma cosmogonía perfectamente coordinada e integrada. La famosa continuidad.
Si bien es cierto que por un lado dicha continuidad, mantenida de forma férrea por muchos editores de la casa, ha coartado a veces la libertad creativa de algunos guionistas y dibujantes, también es justo reconocer que ha impedido veleidades creativas o salidas de tono, haciendo que los personajes mantuviesen una evolución coherente. O al menos así era hasta hace poco.
He empezado hablando de los inicios del universo Marvel allá por los años 60, la llamada Edad de Oro de los comics (que también incluiría muchas de las creaciones de DC Comics), sin embargo para muchos lectores de mi generación las versiones de muchos de esos personajes que consideramos canónicas surgieron durante finales de los 70 y principios de los 80. Quizás las consideremos canónicas porque son los comics que leímos en nuestra infancia, pero también hay que reconocer que muchos de esos casos se establecieron cambios que redefinieron muchas de las creaciones de Lee/Kirby/Ditko dotándoles de una mayor complejidad, mayor riqueza de matices y mayor madurez. Si hacemos un repaso estoy seguro de que todos acabaremos pensando en los mismos personajes y las mismas etapas:
- Los 4 Fantásticos de John Byrne: Byrne no tuvo necesidad de inventar nada y se limitó a reescribir algunos de los conceptos creados por Lee y Kirby, pero lo hizo de tal forma que sus versiones de Galactus, Sue Storm o el Doctor Muerte son consideradas como canónicas de forma unánime;
- Daredevil de Frank Miller: Miller no solo revolución la forma de narrar en el medio, sino que redefinió el concepto de superhéroe y además sentó las bases de lo que hoy se entiendo como la versión adulta de los superhéroes; el mejor Kingpin de toda la historia, pero sobre todo un personaje destinado a convertirse en leyenda, Elektra, y una saga que figura por derecho propio en los anales del mejor cómic: “Born Again”;
- Thor de Walter Simonson: Simonson aportó considerables dosis de humor, aventura y fantasía, apartándose de los convencionalismos superheroicos del género para volver a los orígenes mitológicos del personaje; y entre sus creaciones una que es mítica: Billy Rayos Beta;
- X-Men de Chris Claremont: siendo justos hay que decir que no todo el monte es orégano, y la larga permanencia de Claremont en la colección le hizo caer en el tedio, la redundancia e incluso la mediocridad, pero los episodios entre el Giant-Size nº 1 (que continuó en el nº 91 de l serie regular) y el 175 de la colección (además de la primera miniserie de Lobezno) son lo mejor que ha escrito nunca. Buena parte de culpa la tienen 3 dibujantes en estado de gracia: Dave Cockrum, John Byrne y Paul Smith. Y entre las creaciones de esa etapa: Fénix, los Shiar, los Saqueadores Estelares, la Guardia Imperial, Alpha Flight, Mistica, el Club Fuego Infernal, el Nido, los Morlocks, Kitty Pryde, Pícara… ¿Alguien da más? Si, dos sagas para la historia: “La Saga de Fénix Oscura” y “Días del Futuro Pasado”;
- Nuevos Titanes de Marv Wolfman y George Pérez: no podemos olvidarnos de la distinguida competencia y de un talento inconmensurable como el de Pérez; su etapa supuso la puesta de largo del grupo, ya nunca más veríamos como una versión infantil de la Liga de la justicia; y otra creación memorable: Raven;
- Wonder Woman de George Pérez: Pérez en solitario llevo a cabo una labor de remozado del personaje similar a la efectuada por Simonson con Thor, pero con la vista puesta en esta ocasión en la mitología griega;
- Hulk de Bill Mantlo y Sal Buscema, con permiso de Peter David; David sin duda llevó al personaje a un nuevo estado, realmente interesante, y lo hizo contando con la complicidad de algunos buenos dibujantes como Gary Frank; pero Mantlo fue quien quizás haya aportado mayores dosis de fantasía a la colección y el primero en apostar por hacer evolucionar al personaje; una saga memorable: “La Encrucijada”;
- Batman de Denny O’Neal y Marshall Rogers: quizás algunos prefieran la etapa dibujada por Neal Adams por su mayor carga dramática, y es cierto que tendría que pasar mucho tiempo para leer las mejores historias de Batman jamás escritas (El “Dark Knight” o el “Año Uno” de Frank Miller, “La broma asesina” de Alan Moore y Brian Bolland, “Arkham Asylum” de Grant Morrison y Dave McKean…), pero O’Neal y Rogers firmaron juntos algunas de las mejores páginas del personaje;
- Spider-man de Roger Stern y John Romita Jr.: Stern y Romita Jr. no lo tenían nada fácil para hacernos olvidar el trabajo de Stan Lee junto a los maestros de la narración como Steve Ditko y John Romita Sr. Pero Stern se sacó un as de la manga en la creación de un personaje tan memorable como El Duende;
- Doctor Extraño de Roger Stern: pero muy particularmente las etapas dibujadas por 2 virtuosos de los lápices como Marshall Rogers y Paul Smith: el primero dibujaría un magistral y memorable periplo que llevaría al Doctor Extraño a través de dimensionas para enfrentarse a villanos de la talla del Barón Mordo, Dormanmú o Pesadilla; el segundo, recién salido de su etapa en los X-Men, pondría toda la carne en el asador para firma la mítica “Saga de la dimensión oscura”;
- La tumba de Drácula de Marv Wolfman y Gene Colan: Wolfman y Colan lograron algo que parecía imposible: mantener la fidelidad al original literario de Bram Stoker, llevarlo más allá e integrarlo de forma coherente en el universo superheroico de Marvel Comics; un logro comparable al de Roy Thomas, junto a Barry Smith primero y John Buscema después, en la adaptación del Conan el bárbaro de Robert E. Howard;
- Los Vengadores de David Micheline: es difícil decidir cuál es la mejor etapa en la colección de los héroes más poderosos de la Tierra; unos preferirán los episodios guionizados por Roger Stern y dibujados por John Buscema; otros la etapa de Kurt Busiek y George Pérez; aunque solo sea por la memorable saga “Noches de Wundagore” yo prefiero los episodios de Micheline dibujados primero por el mejor John Byrne y posteriormente por George Pérez;
Y a mí personalmente me gusta incluir también títulos por los que siento una debilidad especial:
- Alpha Flight de John Byrne: Byrne dejó la colección y todo lo que vino después es perfectamente olvidable; con eso queda dicho todo;
- Los Micronautas de Bill Mantlo y Michael Golden: una pequeña debilidad mía que aunaba con ingenio superhéroes y ciencia ficción, y primorosamente dibujada por un Michael Golden que es una lástima que no se prodigue más en el medio;
- Capa y Puñal de Bill Mantlo y Rick Leonardi: una forma distinta de enfocar el mundo superheroico añadiendo no pocas dosis de conciencia social;
- Atari Foce de Gerry Conway y José Luís García López: un dibujante nunca lo suficientemente bien ponderado dando lo mejor de si mismo;
- Adam Warlock de Jim Starlin: casi cualquier Proyecto que pasase por las manos de Jim Starlin tenía fecha de caducidad, conocida su tendencia a acabar matando a sus personajes (el Capitán Marvel, el propio Warlock…), pero sería Starlin el que aportaría misticismo cósmico y metafísica a las colecciones MArvel;
- Marvel Two-in-One, “Proyecto Pegaso”: guionizó Mark Gruenwald, comenzó a dibujarla John Byrne (con tintas del mítico Joe Sinnot) y la terminó George Pérez. ¡Ahí es nada!
En la actualidad no son pocos los guionistas que han tratado de emular las intenciones ‘autorales’ de tan ilustres precedentes: Matt Fraction, Geof Johns, Jonathan Hickman, Mark Millar, Dan Slott o, como no, Brian Michael Bendis. En la mayoría de casos estos autores han traicionado, pervertido, prostituido o bastardizado la esencia de los personajes con los que han trabajado, todo en un intento de imponer un sello autoral sin importarles lo más mínimo una continuidad establecida a lo largo de las décadas por otros autores que les han precedido. Y no solo han mostrado un nulo interés hacia esa continuidad, sino, lo que es aún peor, hacia los lectores veteranos que han crecido con esos personajes. La excusa es siempre la misma: se debe evolucionar, cambiar, sorprender al lector… Estoy de acuerdo con esa postura, pero también digo que puede hacerse sin traicionar la esencia del personaje y sin faltar al respeto o tomarle el pelo a los lectores, algo que gente como Slott o Bendis parecen no entender.
Excepciones las hay, algunas dignas de loa. Peter David, ha sabido, no sin hacer a veces malabarismos argumentales, mantenerse al margen de las corrientes imperantes en la industria y ofrecer así una visión personal de personajes como Hulk o Factor-X. Michael Strazynski, por otro lado, lo intentó, pero a pesar del interesante rumbo que logró imprimir a personajes como Spider-man, primero, y Thor, después, acabo cediendo a las presiones editoriales que terminaron por dar al traste con sus planes y a la postre provocó el abandono de sus colecciones: primero en Spider-man, al mostrar su disconformidad con el infame “Brand new day” escrito por Joe Quesada (conocido popularmente como ‘mefistazo’); después en Thor, cuando Bendis acabó por imponer su “Asedio” pese a la oposición frontal de Strazynski.
Lamentablemente las maniobras arteras de las que hacen uso las nuevas generaciones de guionistas, con nombres como los de Bendis o Millar a la cabeza, venden, y mucho, entre las nuevas generaciones de lectores, con lo cual los veteranos tenemos poco que decir. Matas un personaje para luego resucitarlo, lo rejuveneces para que los lectores más jóvenes se fijen en él, cambias las alineaciones de grupos veteranos a capricho, enlazas un evento detrás de otro, re-escribes la continuidad con efecto retroactivo sin prestar atención a las inconsistencias, cambias el aspecto de los personajes para que se parezcan lo más posible a sus émulos cinematográficos… Todo vale. Todo vale si se traduce en incremento de las cifras de ventas. Y si tenemos en cuenta que los espectadores potenciales de un film basados en un comic de superhéroes son muchos más que los lectores habituales de dicho cómic, lo que se impone por encima de todo es la visión de los grandes estudios cinematográficos. Da lo mismo que tomemos a Batman, Spider-man, los X-Men o la Liga de la Justicia, al final será el comic el que terminará por adaptarse a las premisas establecidas en la adaptación cinematográfica, sobre todo si esta tiene un triunfo aclaparador en taquilla. Por eso mismo a veces uno se alegra de que determinadas películas fracasen en la pantalla grande. Por eso mismo yo me alegro de que “Los 4 Fantásticos” de Josh Trank haya pinchado estrepitosamente en taquilla.
Llegados a este punto alguno dirá (no sin razón) ‘larga exposición para acabar despotricando de un film’. Pero necesitaba establecer el contexto en el cual quiero argumenta que el último film de Josh Trank no solo me ha aburrido soberanamente, sino que además me ha molestado. Más arriba comentaba que los 4 Fantásticos es una de las colecciones más emblemáticas del Universo Marvel, es más: es uno de los pilares fundamentales sobre los que se sustenta dicho universo. En parte por ser una de las creaciones más felices e inspiradas del dúo formado por Stan Lee y Jack Kirby en calidad de guionista y dibujante respectivamente, pero también porque en dicha colección se han gestado personajes, eventos y conceptos que han acabado teniendo una importancia fundamental dentro del Universo Marvel. Hay toda una serie de rasgos que definen al supergrupo formado por Reed, Sue, Johnny y Ben, el primero de los cuales es la razón de su unión: los 4 Fantásticos son, en esencia, una familia, y una además de carácter bastante tradicional: marido/padre (Reed), esposa/madre (Sue), hermano/cuñado (Johnny) y amigo/colega (Ben). E incluso podríamos añadir al pequeño Franklin Richards a la ecuación en su papel de hijo/sobrino. A diferencia de la mayoría de los grupos superheroicos de la DC, que asumen la responsabilidad de actuar como paladines de la justicia y defensores de la humanidad (la Liga de la Justicia, los Nuevos Titanes…), las circunstancias que favorecen la unión de muchos personajes Marvel suelen ser mucho más prosaicas: los 4 Fantásticos, como decía, son familia; la Patrulla-X son todos alumnos del instituto Xavier; los Vengadores son asalariados del gobierno norteamericano; los Defensores se reúnen por circunstancias meramente accidentales… Es cierto que en DC tenemos al Escuadrón Suicida, un grupo de exconvictos que actual como grupo secreto de fuerzas especiales bajo las órdenes del gobierno con el objetivo de obtener algún tipo de indulto, pero casi se podría decir que son una excepción. En cualquier caso los 4 Fantásticos han sido y han actuado siempre como una familia. Colorista, extravagante, un punto bizarra, pero familia. Y muy funcional.
El otro punto que diferencia a los 4F como grupo es su actitud. Como ya comentaba más arriba la Liga de la Justicia actúa de forma heroica porque tienen el convencimiento de que tienen que actuar así. A los Vengadores les pagan por hacerlo, por defender la Tierra de cualquier amenaza poderosa que la ponga en peligro. La Patrulla-X se mete en berenjenales muy a pesar suyo: a ellos les gustaría limitarse a entrenar y vivir una existencia lo más pacífica posible, pero su condición de mutantes, “odiados y perseguidos por una humanidad a la que han jurado proteger”, les pone muchas veces en el punto de mira no ya de algunos villanos, sino incluso de instituciones gubernamentales o incluso la propia sociedad. Los 4F también se meten en unos cuantos altercados, pero no porque los busquen sino porque se topan con ellos accidentalmente: si viajas al espacio exterior corres el riesgo de sufrir un bombardeo de rayos cósmicos; si exploras la zona negativa es fácil que te des de bruces con un sádico como Anihilus; si haces experimentos con las placas tectónicos probablemente acabarás irritando al hombre topo; si lanzas una sonda espacial quizás acabes incordiando a una patrulla skrull o cualquier otra amenaza alienígena. Resumiendo: los 4 Fantásticos además de familia son un grupo de exploradores de lo desconocido, y es ese el otro rasgo primordial que les define. Esa es la razón por la que también son conocidos como los ‘imaginautas’, y esa condición de aventureros y exploradores la que siempre ha dotado sus aventuras de un inconfundible sense of wonder. Lamentablemente Josh Trank y su equipo de guionistas han optado por obviar los 2 rasgos más definitorios del grupo en su traslación a la pantalla grande: su condición familiar y su sentido de la maravilla. Ahora su director reniega del producto final. Demasiado tarde. El daño ya está hecho, y por mucho que ahora Trank quiera justificarse que el film que acabó dirigiendo no respeta la visión original del primer guion con el que comenzó a trabajar, Trank tiene mucho de culpa en que este nuevo reboot cinematográfico de los 4F sea un film torpe, aburrido, mediocre, irritante y mal acabado, hasta tal punto que hace que por comparación las insulsas versiones de Tim Story parezcan buenas películas.
Josh Trank parecía apuntar buenas maneras con su film debut, “Chronicle”, una especie de versión apócrifa de los superhéroes Marvel que encerraba una interesante disquisición sobre la corrupción del poder. A priori podría resultar una elección bastante arriesgada para tratar unos personajes que en entrada demandaban un enfoque más festivo, pero al mismo tiempo Trank podría garantizar una visión más arriesgada, más madura, no necesariamente oscura, pero quizás si más compleja, algo quizás en la línea de los primeros X-Men de Brian Singer o del injustamente denostado (por cierto sector del fandom) Batman de Christopher Nolan. Para ello, y quizás con el objetivo de distanciarse de las versiones más ‘blancas’ y ‘blandas’ del grupo ofrecidas por Tim Story en los films precedentes, Trank prefirió fijarse en la versión que del grupo ofreció Brian Michael Bendis para el universo Ultimate. En dicha versión Bendis optó por rejuvenecer por completo al grupo, transformándolos en adolescentes superdotados (intelectualmente hablando) que eran fichados por el profesor Storm (padre de Sue y Johnny) para trabajar en proyectos científicos de la fundación Baxter. Bendis, no obstante, trató de conservar algunos de los rasgos definitorios del grupo original, establecidos por Stan Lee y potenciados más tarde por John Byrne; básicamente su condición de exploradores de lo desconocido, pues al rejuvenecer a sus miembros se diluían algunos de los lazos familiares que les unían (Reed y Sue ya no están casados). Pero ese sentido de la maravilla que Bendis al menos trató de conservar y solo lo logró parcialmente, está completamente ausente en la esta nueva versión cinematográfica. Si hemos de hacer caso a los rumores de la red, el guion original sobre el que iba a trabajar Trank presentaba al Hombre Topo, y también a Galactus como origen de los dones del cuarteto fantástico y también de su archinémeis, el Doctor muerte, que acaba actuando como una suerte de heraldo forzoso del devorador de mundos. ¿Dónde han quedado, pues, todas esas ideas? ¿Por qué continúo Trank en el proyecto ante una reescritura tan radical del mismo? El propio Trank es culpable de algunas malas decisiones, algunas de tan controvertidas como dar el papel de la Antorcha Humana a su amigo Michael B. Jordan.
Hagamos un pequeño repaso de quienes son los 4 Fantásticos:
- Reed Richards, el líder, capaz de estirar su cuerpo como si fuese de goma, y poseedor de un intelecto que le convierten en una de las mentes más privilegiadas del universo Marvel; antes que un superhéroe Reed es un científico, incluso antes que esposo o padre Reed es un científico. Su insaciable curiosidad intelectual es la que le lleva siempre a explorar otros mundos y otras realidades, y antes que son sus poderes casi siempre resuelve la mayoría de conflictos haciendo uso de su intelecto, su ingenio y sus dotes de inventor;
- Susan Richards, esposa de Reed, puede hacerse invisible y proyectar campos de fuerza invisibles; potencialmente es el miembro más poderoso del grupo; la diferencia de edad que le separa de su marido es algo a tener en cuenta, pues ya se enamoró de él cuando ella era una adolescente y él un estudiante universitario; ella misma se define como mujer, esposa, madre y superheroina a partes iguales; en los comics ha evolucionado de la típica damisela en apuros a ser una mujer de carácter, resolutiva y capaz, que muchas veces ha ejercido de líder del grupo en ausencia de Reed;
- Johnny Storm, hermano de Susan, puede inflamarse como una antorcha humana, volar y lanzar bolas de fuego; durante mucho tiempo Johnny ha sido el clásico joven con síndrome de Peter Pan que se niega a crecer, jovial, despreocupado, infantil, fanático de la velocidad, los coches de carrera y las chicas guapas, amontonando novias como trofeos; pero con el tiempo acabará sentando la cabeza y tendrá una novia formal;
- Ben Grimm, la adorable cosa de ojos azules, compañero en la universidad y mejor amigo de Reed, posee una fuerza inconmensurable y su cuerpo de aspecto rocoso le hace casi invulnerable; es un personaje trágico, pues su naturaleza monstruosa le aparta del resto de la humanidad, pero ha sido capaz de sobreponerse a la tragedia gracias a un inquebrantable sentido del humor que le han convertido en uno de los personajes más carismáticos del universo Marvel;
- Victor von Doom, conocido como el Doctor Muerte, soberano de la región balcánica de Latveria; su intelecto rivaliza con el de Reed, pero su ego no tiene límites; megalómano, arrogante, orgulloso, irascible, condescendiente con cuantos le rodean; puede ser indeciblemente cruel pero al mismo tiempo está gobernado por peculiar e inquebrantable código de honor; su odio hacia Reed Richards viene motivado esencialmente porque no soporta verse superado intelectualmente por él; no posee ningún poder especial y viste una armadura cargada de armas y todo tipo de gadgets electrónicos.
¿Cuánto de todo esto ha sobrevivido en la versión de Josh Trank? Más bien poco. La primera decisión controvertida fue dar el papel de Johnny Storm a un actor de raza negra, sobretodo porque Sue sigue siendo blanca. En el film se da por entendido que ella es adoptada, pero en ningún momento se muestran los lazos fraternales entre Sue y Johnny, lo cual es un error, pues el amor mutuo que se profesan es la base de su relación. Otra decisión controvertida: rejuvenecer al personaje de Reed Richards; al margen de la insulsa interpretación de Miles Teller en ningún momento el espectador tiene la sensación de que es el genio científico que dice ser.
- Michael B. Jordan vs. Chris Evans: gana Evans por goleada, en parte por su mayor parecido con el personaje, pero sobretodo porque aporta la jovialidad y el carácter superficial que requiere el personaje;
- Kate Mara vs. Jessica Alba: ninguna de las dos; Kate Mara es demasiado fría, incapaz de otorgar calidez a su Susan Storm; pero Jessica Alba resulta sexi en exceso para representar a alguien que acabará convirtiendo en cierta forma en la ‘esposa de América’ de los comics Marvel;
Miles Teller vs. Ioan Gruffudd: la interprtación de Gruffudd es algo errática y su personaje un tanto desdibujado, pero aun así resulta más convincente que un despistadísimo Miles Teller, quizás el mayor error de casting del film;
- Jamie Bell vs. Michael Chiklis: antes de su transformación en La Cosa, ninguno de los dos resulta demasiado convincente: a Chiklis le falta empaque y altura (se supone que era jugador de rugby en la universidad), y a Jamie Bell se falta edad… y altura (es un error que nadie haya reparado en que es más bajito que Teller; en los comics Reed es siempre el cerebro y Ben el músculo, y al ser Teller más alta esa condición pierde fuerza); después de la transformación hay que reconocer que la versión CGI de esta cosa resulta más impactante (y creíble) que el maquillaje que exhibe Chiklis, pero en cualquier caso ninguna de las dos versiones ha sabido captar el espíritu a la vez trágico y jocoso del Ben Grimm de los comics;
- Toby Kebell vs. Julian McMahon: ninguno de los dos; McMahon trata de convertir a su Victor von Doom de una especie de dandy caprichoso que se siente atraído por Susan; Kebell, en los escasos minutos que interpreta a Doom antes de convertirse el Doctor Muerte, poco puede hacer por dotar a su personaje de algo de entidad; en cualquier caso estamos hablando del villano por antonomasia del universo Marvel, el mayor de todos, el más peligroso y mortífero (ríete tú de Kingpin, Magneto o el Doctor Octopus), pero ni en la versión de Tim Story ni en esta nueva adaptación de Josh Trank se refleja toda la grandeza (y malevolencia) del personaje. Para colmo el diseño del personaje en la versión de Story era feo, pero en esta versión de Josh Trank es un auténtico atentado al buén gusto.
La versión de Story era blanda e infantil. La de Trank es directamente un despropósito. El film arranca con una secuencia tan larga como innecesaria sobre la infancia de Reed Richards, y se diluye en un argumento incoherente y absolutamente falto de interés. Se suponen que los 4 Fantásticos son un grupo, el primer grupo de superhéroes Marvel, pero en el film apenas interactúan entre ellos. Sus caracteres están completamente desdibujados, sus motivaciones pueriles cuando no inexistentes y las relaciones entre ellos (en los escasos momentos en que se dirigen la palabra uno a otros) son completamente forzadas. Los personajes se pasean por pantalla haciendo una exhibición ocasional de sus poderes (ni siquiera el departamento de efectos especiales se ha lucido) pero su tanto su comportamiento como las decisiones que toman a lo largo de la trama en la mayoría de los casos resultan incomprensibles cuando no directamente absurdas: ¿por qué aceptan Ben, Sue y Johnny convertirse en armas al servicio del gobierno? ¿Por qué quiere Victor destruir la Tierra? ¿Victor en un momento demuestra sentirse atraído por Sue y luego no tiene el menor reparo en tratar de asesinarla? Estos 4 Fantásticos no actúan como familía y tampoco lo parecen, y el film a la postre carece por completo del sentido de la maravilla que debería tener un film dedicado a la primera familia Marvel. Es obvio que a la Fox, la productora, le corría prisa por sacar un nuevo film de los 4F y así poder renovar automáticamente los derechos que tenía sobre los personajes y no tener que devolverlos a Marvel Studios. El resultado es un producto improvisado, precipitado, torpe y ridículo. Hubiese sido preferible que se hubiesen abstenido de hacerlo.
No hace mucho Steven Spielberg certificaba el género de superhéroes en el cine acabará pasando de moda y no se producirán más películas de este tipo. Si todo lo que puede ofrecernos el género son sub-productos como éste, uno casi desea que ese fin llegue cuanto antes, mejor.
En resumidas cuentas: ¿Lo mejor? ... pasapalabra... ¿Lo peor? Si no te ha quedado claro, vuelve a leer el artículo: demasiadas cosas para resumirlas en una frase.
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