Los dos films que comentaré a continuación tienen 3 cosas en común: están hablados en francés, poseen una fuerte carga erótica y cuentan con un imaginativo cartel cinematográfico. Y ahí desaparecen todas las coincidencias
LA VENUS DE LAS PIELES
El último film de Roman Polanski adapta libremente una obra del escritor austriaco Leopold von Sacher-Masoch, una obra escrita en 1870 y vinculada a una serie inacabada de novelas divididas en 6 temáticas. "La venus de las pieles", la más famosa, era la obra que Sacher-Masoch dedicó al tema del amor. Amor, deseo, lujuria y castigo se confunden en dicha obra y fué tal el escándalo que suscitó y la popularidad que alcanzo que se acuñó el termino masoquismo en honor a su autor y el tipo de relación que él describe en su obra, basado en sus propias experiencias personales.
En realidad el guión de Polansky no adapta directamente la obra de Sacher-Masoch, sino que adapta la re-interpretación que hizo David Ives de dicho libro en forma de obra teatral y en la que a su vez introduce elementos biográficos relativos a las experiencias personales del escritor. El argumento no puede ser más ingenioso: una aspirante a actriz, que comparte el mismo nombre que la protagonista de la obra, Vanda, se presenta para una audición para conseguir el papel; el director y autor de la adaptación, Thomas, al principio es reacio a acceder a las peticiones de la actriz, que llega tarde a la audción, y se comporta de forma vulgar, escandalosa y un tanto grotesca. Pero cuando lo hace descubre un caracter muy más sutil, refinado y sofisticado en ella, y se da cuenta de que puede interpretar a Vanda a la perfección. Se establece entonces un juego sensual de dominación y poder en que los roles se confunden: la actriz y el personaje de Vanda por un lado, el director Thormas y el personaje masculino de la obra de Masoch, por otro. Vanda juega con Thomas hasta tal punto que éste se deja seducir y dominar por ella. Así pues el juego de dominación que estable la obra literaria, en el que Severin, un hombre que solo es capaz de experimentar la sensualidad a través del dolor y la humillación, pervierte y corrompe a Vanda, se invierte en la obra teatral cuando la Vanda real culmina su juego humillando a Thomas en lo que no es sino una venganza del genero femenino sobre los arquetipos masculinos de dominación machista.
El texto de Ives es ingenioso, atrevido y repleto de diálogos memorables, y lo Polansky lo ha adaptado de manera inteligente, jugando hábilmente con la confusión que establece la obra entre los diferentes roles. El texto de Ives introduce referentes biográficos (el juego de roles ama-criado al que se somete el protagonista en realidad está extraído de una anécdota real del propio Masoch) de los que se sirve a su vez para establecer un hábil juego de espejos entre realidad y ficción, y en su final nos ofrece una inesperada y atrevida inversión de papeles: el dominado acaba humillado y la presunta víctima acaba resultado triunfante en el juego de la dominación.
Polansky ha sabido extraer todo el jugo a la ingeniosa obra de David Ives, contando tan solo con dos actores y un escenario único: un teatro vacio en el que se mueven director y actriz. Y a pesar de ello Polansky logra que el film nunca de la impresión de teatro filmado. Juega con los encuadres, lo movimientos de cámara, la iluminación y la dirección escécnica de tal manera que pese a la aparente sencillez de la propuesta (desde un punto de vista meramente escénico) nos ofrece un producto 100% cinematográfico.
Pero todo ello quedaría en un mero intento fallido de no haber contado con dos actores en estado de gracia: tanto Emmanuelle Seigner como Mathieu Amalric están simplemente sobervios en sus papeles. La Seigner da muestras de gran actriz al combinar su doble papel de Vanda real (vulgar, gesticulante, un punto hortera...) y Vanda ficticia (sensual, sutil, delicada...) y hacer que las rápidas transiciones entre una y otra resulten completamente creibles. Amalric por su parte crea un personaje lleno de matices, riquísimo, que evoluciona a lo largo de la obra desde su pragmatismo inicial a la humillación final, cuando seducido y confundido por ambas Vandas (la real y la ficticia) a las que no es capaz de separar, el mismo se transforma en su propia visión de Vanda, idealizada y corrompida al mismo tiempo.
Y una mención especial para la partitura de Alexandre Desplat, colaborador habitual de Polansky, que nos regala una partitura sencillamente fascinante que bascula sobre un tema principal del que el autor nos ofrece diferentes variaciones (a veces sensual, a veces grotesco, a veces romántico...) para reflejar los diferentes cambios de humor y de roles de los protagonistas.
En resumidas cuentas: ¿Lo mejor? La dirección de Polansky, el texto de Ives y los actores, simplemente sublimes. ¿Lo peor? Nada.
EL DESCONOCIDO DEL LAGO
Escrita y dirigina por Alain Guiraudi, "L'inconnu du lac" podría parecer la respuesta masculina a "La vie d'Adèle" por cuando donde aquella nos mostraba sin tapujos los detalles de una relación lesbica, ésta hace lo propio con el sexo homosexual. Pero dejando a un lado que ambas películas muestran (quizás de forma innecesariamente explícita) los pelos y señales del sexo entre individuos del mismo género, nada más tienen en común ambos films.
"La vida de Adele" giraba esencialmente en torno al desubrimiento del amor y el sexo por parte de un adolescente que descubre a muy temprana edad su condición de lesbiana. Al margen de la forma explícita en como el film ilustra los encuentros sexuales de su protagonista, aspecto que a la postre acaba resultando más anecdótico que otra cosa, el film también hacía incapié en la descripción de los diferentes caracteres y las relaciones que se establecían entre ellos. Vemos la vida a través de los ojos de Adele: su propia aceptación, el descubrimiento, del sexo, el primer amor, la vida de pareja, el desengaño, el desencuentro, el abandono... "La vida de Adele" nos mostraba el recorrido vital de su protagonista, en cambio este "El desconocido del lago" adopta una postura radicalmente opuesta.
La película se centra en un escenario único: las orillas de un lago frecuentado por homosexuales donde se practica el crusing, es decir: el flirteo y el encuentro sexual al aire libre. En dicho lago Frank observa al desconocido del título y se siente atraído por él hasta el punto del enamoramiento. Hasta que un día le obseva cometer un asesinato: el desconocido ahoga en el lago a su supuesta pareja.
El film nunca abandona el escenario del lago. Siempre vemos a sus protagonistas llegar y marcharse. Nada sabemos de la vida que llevan fuera de ese escenario más allá de algunos pequeños detalles que podemos entreveer en algunas de sus conversaciones. Algunos críticos han querido ver una intención voyerisica en el film, pero los hechos y los personajes están observados con tal desapasionamiento que uno más bien tiene la sensación de estar viendo un documental de la National Geographic. Las escenas de sexo, algunas muy explícitas, están rodada con intención cuasi-documental, y por lo tanto desprovistas por completo de emoción y sensualidad. Observar como follan los protagonistas de esta película es como ver un par animales apareándose en un documental de la 2.
También algunos críticos han querido ver la elaboración de algún tipo de mcguffin hitchcockniano en el asesinato cometido por el desconocido. Frank es consciente de que Michel (el nombre del desconocido) ha cometido un crimen, pero no puede evitar enamorarse del él. Cuando se descubre el cadaver y se inicial las pesquisas policiales Frank se siente en cierta forma amenazado. Es a partir de esta anecdota donde el film podría haber ganado interés, pero de nuevo su director ilustra los hechos con excesiva frialdad, hasta tal punto que es imposible empatizar con ninguno de los personajes, todo lo contrario que ocurre con "La vida de Adele". Es una lástima que no haya sabido sacarle mayor partido al único elemento del film capaz de erigirse en detonante del drama.
Hay que concecerle al film el mérito de saber narrar una historia con una desarmante naturalidad y cierto deparpajo, pero también hay que reprocharle la falta de pasión, de drama e incluso de humor. La presencia del detective que trata de resolver el misterio en torno al cadaver hayado en el caso roza a veces lo ridículo sin ni siquiera ser capaz de lograr una sonrisa en el espectador.
En resumidas cuentas: ¿Lo mejor? El tono naturalista del film, que le permite observar los hechos sin emitir juicio moral alguno. ¿Lo peor? Aburre. Y mucho.
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