lunes, 29 de mayo de 2023

REMAKE OR NOT REMAKE

De un tiempo a esta parte la compañia Disney parece haber encontrado un verdadero filón en taquilla revisionando algunos de sus clásicos animados para ofrecernos una nueva versión de los mismos en imagen "real". Lo primero que uno podría pensar es: "¿son realmente necesarios estos remakes?" Antes de hacer un repaso a las últimas producciones de la compañía del ratón Mickey pongamos algo de contexto.

Tras una etapa en la que las producciones animadas de la compañía parecían no captar la atención del público, todo cambió cuando en 1989 se estrenó "La Sirenita". Dirigida por Ron Clements y John Musker y con una memorable banda sonora a cargo de Alan Menken, el film nos poponía una novedosa combinación de cuento de hadas clásico y film musical. Poco importaba su escaso respeto al cuento original de Hans Christian Andersen, pues el film se saldó con un sonoro éxito de taquilla. En 1990 directores y compositor repetirían la formula con "La Bella y la Bestia" (primer film animado en obtener una nominación al Oscar a la Mejor Película del año), y de nuevo en 1992 el mismo equipo creativo reincidiría con "Aladdin", rompiendo de nuevo records de taquilla. El exito masivo en 1994 de "El Rey León" (Roger Allers y Bob Mikoff) atestiguaba el buen momento creativo de la compañía, y el hecho de que la versión teatral del fillm se siga acumulando representaciones ininterumpidas en muchos teatros del mundo es una buena medida de su éxito.

En 1995 Pixar irrumpe en el panorama de la animación cinematográfica con "Toy Story", dirigida por John Lasseter. La compañía Pixar va a cambiar el paradigma de la animación en el mercado americano. El público irá dando la espalda poco a poco a las producciones clásicas y a Disney no le quedará más remedio que subirse al carro, abandonar la animación tradicional y apostar por el 3D y el CGI. La buena acogida comercial y crítica de "Enredados" (Nathan Greno y Byron Howard, 2010) demuestra que el cambio de rumbo fué el acertado, pero ya el descomunal éxito de taquilla de "Frozen" (Chris Buck y Jennifer Lee) en 2013 supuso la certificación del final de la animación clásica en el mercado americano.

Es innegable que tanto Disney como Pixar nos han regalado algunas obras maestras indiscutibles como la citada "Frozen", "Wall·e" (Andrew Stanton, 2008), "Up" (Pete Docter y Bob Petersn, 2009), "Del revés" (Pete Docter y Ronnie Del Carmen", 2015), "Coco" (Lee Unkrich y Adrian Molina, 2017) o "Soul" (Pete Docter y Ken Powers, 2020), sin embargo ambas compañias llevan un tiempo abonadas a productos que buscan tan solo el rendimiento fácil en taquilla (la innecesaria secuela de "Frozen" o la no menos prescindible cuarta entrega de "Toy Story") y que adolecen de una alarmante falta de empatía a la hora de conectar con el público ("Encanto", "Onward", "Mundo extraño", "Raya, el último dragón"...). Son todos ellos productos de impecable factura técnica pero carentes de encanto, y que carecen de la magía que tenían "La bella y la bestia" o "El rey león". Así pues, ¿porqué no rehacer esos mismos clásicos, pero ahora en imagen real, con actores de carne y hueso y para toda una nueva generación de espectadores?

El público, de momento, está acogiendo muy bien estas nuevas propuestas y les está dando su respaldo en taquilla. Es obvio que resultan rentables, pero si nos ceñimos a su calidad estrictamente cinematográfica, estos films, ¿son realmente necesarios? Vamos primero a hacer un repaso de las producciones que nos han llegado hasta la fecha en la gran pantalla.

Mucho antes de que se disparase esta fiebre por revisar los clásicos animados, en 1996 se estrenó "101 Dalmatas", dirigida por Estephen Herek y a mayor glória de una desatada Glenn Close en la piel de una de las villanas más carismáticas de Disney: Cruella De Ville. El film prescindía de poner voces a los perros (se utilizaron perros reales, no imágenes generados por ordenador) y otorgaba mayor peso protagónico a su villana. A la postre resulta un film simpático para toda la familia y nos regala una antológica interpretación de Glenn Close.

En 2010 nos llegará "Alicia en el país de las maravillas" dirigida por Tim Burton. Esta nueva versión es uno de los films más taquilleros de la compañía dentro de esta nueva ola de remakes, y lo cierto es que, al margen de un solvente reparto en el que destacan Johnny Depp, Anne Hathaway y Elena Bonham Carter, lo mejor del film es la desbordante imaginería puesta en imágenes por su director, con un maravilloso diseño de personajes entre los que sobresalen el Sombrero Loco o la Reina de Corazones. Sin embargo, si la puesta en escena es imaginativa y barroca, ésta no se sustenta sobre un guión realmente sólido. El mayor problema es que el escrito a cargo de Linda Woolverton despoja al relato de todo el nonsense carrolliano (que sí estaba presente en la versión animada de 1951) y trata de dotarlo de una lógica y una coherencia interna que lo lastran y le restan encanto, a la par que introduce una innecesaria revisión en clave feminista del personaje de Alicia.

El film tendría una perfectamente olvidable secuela en 2016, "A través del espejo", dirigida por James Bobin.


En 2014 se estrena "Maléfica", dirigida por Robert Stromberg, y con la reincidente Linda Woolverton como guionista. Vaya por delante que el clásico de Disney de 1959, que adaptaba a partes iguales "La bella durmiente" de Charles Perrault y el ballet del mismo título de Tchaikovsky, me parece uno de los mejores films de la historia de la compañía. El problema del film de Stromberg no radica tanto en su puesta en escena, aunque a veces resulta un tanto atropellada y abusa del "gran espectáculo" en muchas innecesarias secuencias de acción, sino, de nuevo, en el guión de Woolverton. Ésta plantea la historia como una suerte de precuela del film animado y trata de explicar el origen del comportamiento de una de las villanas más icónicas de la compañía. La Máléfica del film animado resulta tan deliciosamente malvada como tétricamente hermosa. En el guión de Woolverton esta es un "hada buena" (es estúpido que se siga llamando "Maléfica") que se vuelve malvada por verse traicionada... por un hombre. De nuevo una innecesaria reivindicación feministra aporta lastre a la historia y resta interés a un personaje cuyo mayor atractivo reside precisamente en su maldad intrínseca. Eso sí, Angelina Jolie está fantástica metida en la piel del hada de los cuernos.

También "Maléfica" tuvo una intrascente secuela en 2019 dirigida por Joachim Ronning, donde lo más destacable era una entregada (y bellísima) Michelle Pfeiffer dando vida a la villana de la función.

"La Cenicienta" era el film favorito de Walt Disney de todos cuantos produjo su compañía. Posiblemente sea también uno de los más cursis, aunque encanto no le falta. El remake en acción real dirigido por Kenneth Branagh en 2015 adolece de las mismas (y elevadas) dosis de edulcorante. Pero un Kenneth Branagh en piloto automático sigue siendo un director solvente. Hay, eso sí, dos aspectos que destacan por encima del resto: su fastuoso diseño de vestuario y una elegante, bella y esquisitamente malvada Cate Blanchet metida en la piel de la madrastra de Cenimienta.

En 2016 se estrena uno de los remakes más injustamente infravalorados de los producidos recientemente por la compañía: "Peter y el dragón", dirigido por David Lowery, realizador (hay que recordarlo) de las magistrales "Una historia de fantasmas" (2017) y "El caballero verde" (2021). Quizás es porque el clásico que revisiona (que conocimos en España como "Pedro y el dragón Elliot") no sea de los más recordados de la compañia, que este film tuvo un recorrido bastante discreto en taquilla, pero lo cierto es que tiene un sentido y emotivo guión (en cuya escritura también participa Lowery) y una muy cuidada puesta en escena y está dirigida con pulso maestro.

Lowery repetirá próximamente revisando otro clásico de la compañía, "Peter Pan & Wendy", a partir de la novela de J. M. Barrie.

"El libro de la selva" tuvo una primera adaptación en imagen real en 1994 dirigida por Stephen Sommers, adaptación que pretendía ser más fiel a relato original de Rudyard Kipling. La versión de Jon Favreau de 2016, por el contrarío, toma como referente el film animado de 1967, llegando a re-introducir, de forma bastante hábil, hay que reconocerlo, algunas de las canciones que estaban presentes en el film animado. La película de Favreau supone todo un hito en la integración de la animación fotorealista en un decorado real en el que conviven actores de carne y hueso con imágenes generadas por ordenador, y se alzó, merecidamente, con el Oscar a los mejores efectos especiales. Hay que reconocer que Favreau es un artesano eficiente y lleva a buen puerto su propuesta, contanto con un acertado elenco de actores que prestan su voz a los animales protagonistas (Bill Murray, Scarlett Johansson, Idris Elba, Ben Kingsley, Christopher Walken...) y un simpático Neel Sheti interpretando a Mowgli. La mayor y significativa diferencia de esta versión en imagen real con respecto la film del 67 radica en su final: si en aquella Mowgli finalmente abraza los "beneficios" de la civilización tentado por unos ojos femeninos, en ésta decide que se vive mucho mejor en la selva, sin ataduras ni normas y en la compañía de los buenos amigos.

En 2018 el actor y director Andy Serkis (mítico Gollum en la trilogía "El señor de los anillos") estrenaría su propia versión del clásico de Kipling, y aunque para la ocasión contó con un no menos atractivo reparto de voces invitadas (Christian Bale, Cate Blanchett, Benedict Cumberbatch...) su versión sufre en comparación con la de Favreau al carecer del encanto de aquella en su intento por aproximarse más a la crudeza inherente en el relato original.

En 2017 asistiremos al estreno del primero de los clásicos modernos de la nueva era Disney reversionados en imagen real: "La Bella y la Bestia", dirigida por Bill Condon. O quizás debería decir "perpetrado", porque el director de las estimables "Dioses y monstruos" (1998) o "Kinsey" (2004) es incapaz de insuflar mágia a un film que acaba resultando esperpéntico por culpa de un diseño de producción francamente feo, y que comete su mayor error en querer emular de forma milimetrica el film original. Si el diseño de personajes como Lumière, Ding Dong, Mrs. Potts o Chip era entrañable e imaginativo en el film de animación, su traslación a imagen real acaba por resultar grotesca. No ayuda tampoco el hecho de que Emma Watson, actriz de registro limitado, mohines irritantes y voz justita, soporte la mayor parte del peso protagónico en la película. El resultado es una burda imitación del film original que carece por completo del encanto imperecedero de aquel. Opinión, la mía, que no parece ser compartida por muchos, pues el film se saldó con un considerable éxito de taquilla.

En 2019 Guy Ritchie se atreve a versionar "Aladdin", y de nuevo nos encontramos con un resultado igual de insatisfactorio, pues la versión en imagen real no está a la altura de la animada. Aquella se beneficiaba de un soberbio trabajo actoral por Parte de Robin Williams prestando su voz al personaje del genio. Y digo interprentando, ya que lo que hizo Willams solo con su voz es algo de otro planeta (muchos pidieron que su trabajo fuese reconocico con una nominación al mejor actor... pero no llegó a prosperar), aunque también es justo reconocer el espectacular trabajo de los animadores del film, logrando reproducir con exactitud la muecas y expresiones del actor. Ritchie tiene una puesta en escena ágil y dinámica, y es de agradecer que intente algo distino, dando a su película un aire muy Bollywood en sus números musicales, pero de nuevo el diseño y descripción de personajes no posee el carisma que sí tienen un versiones animadas. Y aunque es justo reconocer el esfuerzo de Will Smith por meterse en la piel del genio, los zapatos de Robin Williams son demasiado grandes para que se los calce cualquiera.

En 2019 Jon Favreau vuelve a ponerse detrás de las cámaras para versionar de nuevo un clásico Disney, y en esta ocasión le toca a "El rey león", la que posiblemente sea para mí una de los peores remakes producidos por la compañía. El problema, en mi opinión, es la apuesta por la animación hiperrealista (aunque no lo parezca, no aparece un solo animal real en el film, y todos están generados por ordenador) dando como resultado una suerte de documental del National Geographic pero con canciones. Si todos los personajes del film animado derrochaban expresividad a raudales, los de éste remake resultan planos e insulsos, por más que detrás de ellos estén las voces de James Earl Jones (que repite como Mufasa), Seth Rogen, Beyoncé o Chiwetel Ejiofor entre otros. El remake, de nuevo, deviene un mero calco del film original, llegando a copiar encuadres y secuencias enteras, sin aportar absolutamente nada nuevo al relato, pero despojándolo así de su alma.

Otro que también repite ese año reversionando un clásico Disney es Tim Burton, en esta ocasión con "Dumbo". El film original de 1941 es uno de los más cortos de la compañía (64 minutos), así que en esta ocasión Burton y su equipo de guionistas apuestan por alargar el relato, aportando nuevas sub-tramas y puntos de vista, y centrando el protagonismo en los personajes humanos, y en particular en los niños que se hacen cargo del elefantito de las grandes orejas. Así el relato original que reivindicaba el derecho a ser aceptado por uno mismo, se convierte en un drama familiar sobre una familia rota marcada por la presencia de una madre/esposa ausente. Dumbo pasa de ser protagonista a catalizador de la historia, y el elemento a partir del cual se tratará de reconsruir esa unidad familiar truncada. Estamos ante un film que se distancia considerablemente del original, ante un relato completamente nuevo, y por lo tanto una de las propuestas más estimulantes de esta nueva ola de remakes de clásicos. El buen hacer de Colin Farrell, Eva Green y sobretodo un villanesco Michael Keaton son un aliciente adicional a este remake, en el que, de nuevo, Tim Burton muestra su buen hacer detrás de las cámaras.

En 2019 se estrena la versión en imagen real de "La Dama y el Vagabundo" dirigida por Charlie Bean. No puedo decir que la haya visto... ni que vaya a verla. Tan solo el trailer, en el que conviven animales reales con correcciones efectuadas por ordenador, ya me provoca cierta grima.

El remake de "Mulan" dirigido por Niki Caro se estrenó directamente en plantaformas en 2020. En esta ocasión Disney optó por prescidir de las canciones (primer error) y del humor (segundo error), y para más inri el simpático dragón Mushu (voz de Eddie Murphy en la versión original) desaparece de esta versión y es sustituido por un fénix, por aquello no no ofender a las sensibilidades orientales en las cuales el dragón es un animal sagrado portador de bienes, y que consideraron ofensivo que en la versión animada se viese relegado a mero comparsa cómico. Se agradece aquí el esfuerzo por distanciarse del original y tratar de ofrecer algo distinto, pero el resultado final parece mucho un producto de marketing diseñado para complacer el mercado asiático. Esta "Mulan" apuesta por la épica y busca acercarse al género vuxia, pero el resultado es bastante impersonal por mucho que hayan contado con talentos como Donnie Yen, Gong Li, Jet Li o Jason Scott Lee en su elenco actoral.


Y en 2021, de la mano de Craig Gillespie nos llegará una de las propuestas más estimulantes de esta ola de remakes disneyanos, pues "Cruella" no es realmente un remake de los clásicos "101 dálmatas", sino una suerte de precuela de aquella que centra su protagonismo en la villana icónica del film animado, pero lo hace con bastante más acierto que la "Maléfica" de Robert Stromberg. Y es que solo por asistir al duelo interpretativo de unas divinas Emma Stone y Emma Thompson, ya merece la pena. Ambas Emmas hechan toda la carne en el asador, pero a parte de de sus actrices protagonistas la película se beneficia de varios aspectos: una cuidada ambientación en el Londres de los años 70, durante el nacimiento del movimiento punk; un esquistamente enloquecido diseño de vestuario, con claros referentes a Vivienne Westwood; y una deliciosa banda sonora con clásicos de la época. Gillespie prescinde (acertadamente) de dar voz a los animales y dirige su film al público adulto, y el resultado es un film con aires de videoclip setentero, tan original como estimulante.

En muy poco tiempo vamos a encontrarnos con varias versiones cinmatográficas del relato "Las aventuras de Pinochio". Ya en 2019 Matteo Garrone, firmante de "Gomorra" (2008) o "Dogman" (2018), abandonaba su habitual apuesta por el neorrealismo más crudo para abonarse al realismo mágico y ofrecer su particular versión del clásico de Carlo Collodi, versión ambientada en la italia fascista y que no presinde de la crítica social tan querida a su director, en un film bello y extraño a partes iguales, tan crudo como emotivo. Más tarde, en 2022, Guillermo del Toro pudo realizar su sueño personal de adpatar el relato y nos regaló su personal versión de "Pinocho" en un maravilloso film animado en stop motion, que se alzó justamente con el Oscar al mejor film animado del año, destacando no solo por sus logros técnicos, sino también por la escritura de un ajustado guión que ampliaba, si cabe, la lectura del cuento del escritor italiano.

Pero un año antes Robert Zemeckis perpetró (no se me ocurre otra palabra) su propio remake del clásico animado de 1940. Aquel contaba con algunas imágenes francamente terroríficas para lo que se suponía era un film para niños, y ahí radicaba uno de sus mayores valores: en ser, precisamente, un film poco complaciente. Todo lo contrario que esta versión acomodaticia y cobarde del director de "Regreso al futuro" o "Forrest Gump". Zemeckis es un director tremendamente hábil y su puesta en escena posee ritmo y garra, eso es algo innegable. Pero su fillm no pasa de ser un mero castillo de fuegos artificiales para el lucimiento del departamento de imágenes generadas por ordenador. Zemeckis no aporta nada nuevo al film original y se limita a calcarlo casi al milimetro. Los diseños del film animado, que poseían un indudable encanto, resultan grotescos trasladados de forma tan literal a un film de imagen real, como son los casos de Figaro, Cloe (este último, el pez dorado, resulta particularmente sangrante) o los truhanes Honrado Juán y Gedeon. En el caso de dos de las figuras más relevantes del relato, el propio Pinocho y Pepito Grillo, uno no puede desprenderse de la imagen de personaje de videojuego insertado de manera forzada en un film de imagen real. Y lo de Tom Hanks con el piloto automático también da para no pocas críticas.

El último remake de un clásico Disney en llegar a nuestras pantallas es "La sirenita", que acaba de estrenarse teniendo detrás de las cámaras a Bob Marshall, director de musicales tan estimables como "Chicago" (2002), "Nine" (2009) o "Into the woods" (2014). Esta nueva versión (que confieso aún no he visto) ya parte con la absurda polémica de haber escogido una actriz de color, Halle Bailey, para el papel protagonista. En una epoca en que todas las producciones audivisuales están sometidas al escrutinio público y que se vierten acusaciones de inclusividad forzada o agenta woke a cualquier producción televisiva o cinematográfica, Disney no iba a librarse como tampoco lo han hecho Netflix, Marvel Studios o "El Señor de los Anillos" de Amazon Prime. Obviando polémicas absurdas y fuera de lugar para los tiempos que corren, la crítica en general ha alabado, precisamente, el trabajo de su actriz. Lo cierto que tanto el trailer como la featurettes que circulan por internet ya nos permiten apreciar ciertos aspectos cuestionables del film desde una perspectiva crítica, sin tan siquiera haberlo visto... aún. El primero: la falta de riesgo o novedad en una producción que, ya se vé, mimetiza los logros del film que versiona por miedo a disgustar a la audiencia; el segundo, la insistencia en replicar en imagen real elementos que, ya se veía venir, solo funcionan en animación. Los animalitos de compañía parlanchines quedan muy bien en un film de dibujos animados, pero en una película de imagen real pueden caer en el más bochornoso de los ridículos. Personajes como Sebastian, Flounder o Scutter resultan entrañables y carismáticos en la versión animada, pero simplemente NO funcionan cuando los trasladas a imagen real. Es resultado es absurdo cuando no decididamente grotesco, pues carecen por completo de la expresividad que tienen en la versión animada y además ponen a prueba la credibilidad (cuando no la paciencia) del espectador.

Y si por un lado en este tipo de remakes Disney no se atreve a prescindir de los aspectos más recordados de la película original, por otro no tiene reparos en alterar otros elementos en aras de una llamada corrección política; y como ejemplo está la letra del "Kiss the girl" ("Besa a la chica") que ha incorporado el consentimiento en sus estrofas para no molestar a ninguna espectadora femenina seguidora del #metoo. Son los tiempos que corren, pero también seamos francos: no tengo nada que objetar al respecto.

 ¿Y que otras prpuestas de remakes llegarán próximamente a nuestras pantallas? La primera en aterrizar en salas cinematográficas será una nueva versión de Peter Pan titulada "Peter Pan & Wendy" y dirigida por David Lowery. El relato de J. M. Barrie cuenta ya con varias adaptaciones cinematográficas al margen del clásico animado, entre las que destacan el "Hook" (1991) de Steven Spielberg, que funciona como una suerte de secuela de la versión animada, y que se beneficia de las entregadas interpretaciones de Robin Williams y Dustin Hoffmann, y de una maravillosa partitura de John Williams; el "Peter Pan" (2003) de P. J.  Hoggan, posiblemente la más fiel al relato original; y el "Pan" (2015) de Joe Wrigth, una suerte de precuela que trata de explicar el origen del niño que dejó de crecer y su relación con Garfio, y que arranca de manera interesante para convertirse en un esperpéntico espectáculo de efectos especiales, destacable únicamente por el trabajo actoral de Hugh Jackman metido en la piel del pirata Barbanegra.

Otras versiones que podrían llegar próximamente serían:

- "Blancanieves y los 7 enanitos", que esperemos que no opte por recrear a los enanos digitalmente tratando de calcar los del film animado y que esperemos (lo dudo) tome como modelo el injustamente infravalorado "Mirror Mirror" (2012) de Tarsem Shing, que sumaba una memorable Julia Roberts y un fatuoso diseño de vesturario de Eiko Ishioka a la siempre fascinante puesta en escena de su director;

- "Lilo y Stich", que ya nace con polémica porque una de las actrices escogidas no es lo suficientemente racial pese a ser hawayana de nacimiento, y que tiene el dificil reto de superar el encanto de los Lilo y Stich originales sin caer en lo grotesco;

- "Bambi", que no sabemos si tratara de recuperar el mucho más crudo y tétrico tono del relato original escrito por Felix Salten;

- "Hércules", con Guy Ritchie en las labores de director;

- "Merlín, el encantador", que nada tenía que ver con "La espada en la piedra" escrito por T. H. White y de la que prentendía ser una adaptación, remake para el que se rumorea a Juan Carlos Fresnadillo como director;

- "Los aristogatos", que esperemos que no siga la misma senda que "La dama y el vagabundo";

- "Robin Hood", de la que.... francamente, no sé qué esperar.

Y a esto hay que sumarle secuelas y espin-off varios de algunos remakes ya estrenados como "Mufasa", "El libro de la selva 2" o "Aladdin 2".

Son muchos los que argumentan que estos remakes son una puesta al dia de películas clásicas para una nueva generación de espectadores para los cuales la animación tradicional ha quedado obsoleta y ha envejecido mal. Personalmente pienso que detrás de esta estrategía no hay más que una preclara mente comercial que ha sabido ver la elevada rentabilidad de rehacer estos films para un nuevo público. En líneas generales cualquier remake se me antoja innecesario si no es capaz de ofrecer algo realmente nuevo que no se limite únicamente a un cambio de técnica. Todos estos films reversionados, salvo una o dos excepciones que he citado antes, se me antojan en su mayoría perfectamente olvidables y muy por debajo, en terminos de calidad, de sus versiones animadas predecesoras. Todo el encanto y la magia que tenían aquellos está ausente en estas nuevas versiones, la expresividad de que gozaban algunos de aquellos personajes animados desaparece en cuanto los trasladas a imagen real. Los responsables de estas nuevas adaptaciones no se dan cuenta de que muchas de las cosas que sí funcionan en un film de animación, no lo hacen igual en imagen real, y la insistencia de mantenerlas a cualquier coste deriva muchas veces en el ridículo o en lo grotescto.

Desgraciadamente la mayoría del público no es tan crítico como a mi me gustaría, y está acogiendo muy bien este tipo de remakes insulsos, cobardes, prescindibles y olvidables en su mayoría. Con lo cual los responsables de la maquinaria de hacer dinero que hay detrás de Disney se estarán frotando las manos cual tio Gilito (Uncle Scrooge en la versión original) y vamos a sufrir este tipo de producciones durante muuuuucho tiempo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario