Este blog empezó siendo una especie de diario personal. Luego empecé a hablar comics, de teatro, de literatura fantástica, y sobretodo de cine, mucho cine. Al final se ha acabo convirtiendo en un compendio de reseñas y "estudios" de temas diversos, casi siempre relacionados con el 7º ARTE
Se acaba este 2023 y como viene siendo habitual en mí me dispongo a analizar esta temporada cinematográfica poniendo la mirada en lo más destacado del año.
El 2024 ha arrancado con una, para que negarlo, divertida batalla entre la "Barbie" de Greta Gerwig y el "Oppenheimer" de Christopher Nolan, que se ha saldado con una asistencia masiva a las salas cinematográficas, algo de lo que todo aficionado debería alegrarse. En el aspecto cualitativo ambas películas, siendo propuestas radicalmente distintas tanto en intenciones como en narrativa, tienen puntos de interés y no seré yo quien tome partido por una u otra.
Quizás la otra noticia destacada, esta vez en el aspecto negativo, es que el público comienza a darle la espalda al cine de superhéroes. Películas mediocres e insulsas como "The Marvels", "The Flash", "Quantummania" o "Blue Beetle", pero que han contado con una cuantiosa inversión económica, se han dado un sonoro batacazo en taquilla. Y eso debería ser una señal de alarma a las majors para que empiencen a replantearse su modelo de producción y entiendan que es mejor calidad que cantidad, y que saturar el mercado con este tipo de productos, concebidos y ejecutados de manera precipidada, solo va a lograr la desafección del público, algo que ya empieza a hacerse patente. Las excepciones son "Los guardianes de la Galaxia volumen 3" de James Gunn y "Spider-man: Cruzando el multiverso", películas que han sabido conectar con el público sin renunciar a la calidad en sus guiones y su puesta en escena.
Dicho ésto, cito a continuación las películas que más me han impactado de las estrenadas en España a lo largo de este año:
- "Decision to leave" de Park Chan-wook, por su cuidada puesta en escena, y por su juego de espejos en que verdad y mentira, ficción y realidad, se confunden en un modélico ejercicio de neo noire;
- "Tar" de Todd Field, por su sobriedad, porque es incisiva y por su lúcida reflexión sobre el abuso de poder y las realaciones tóxicas;
- "The Whale" de Darren Aronofsky, por que es una lección de humanidad en toda regla, porque emociona y conmueve en cada uno de sus fotogramas;
- "Almas en pena de Inisherin" de Martin Mcdonnagh, por su ajustada dirección de actores, y por la forma en como utiliza el agreste paisaje irlandés para enmarcar una entrañable historia de amistad en clave de tragicomedia;
- "Oppenheimer" de Christopher Nolan, por su preciosismo formal y su precisión narrativa, porque todas sus partes funcionan por separado (guión, música, actuaciones...) y cuando las pones juntas logran dar forma una obra maestra;
- "Killers of the Flower Moon" de Martin Scorsese, porque es Scorsese, porque es desde el momento de su estreno un clásico instantáneo, y porque la sabiduría cinematográafica de Scorsese es inabarcable;
- "May December" de Todd Hayns, porque tiene uno de los duelos actorales más destacables del año (Natalie Portman vs Julianne Moore, a cual mejor), y su hábil uso del metalenguaje en la narración para, de rebote, ofrecernos una lúcida crítica de la hipocresía social;
- "Past lives" de Celine Song, porque es el debut cinematrográfico más luminoso del año, y porque es probablemente la película más bonita del 2023;
- "Anatomia de una caida" de Justine Triet, porque bajo la forma de un thriller judicial, Triet nos ofrece un film complejo y rico en matices e interpretaciones, que va más allá de lo obvio y logra de manera inteligente la adhesión del espectador;
- "The Killer" de David Fincher, porque siento debilidad por este director, porque no hay un solo plano o encuadre o movimiento de cámara que esté de más, y porque su puesta en escena funciona con la precisión de un mecanismo de relogería suiza;
- "Fallen Leaves" de Aki Kaurismäki, por su sinceridad y naturalidad, por su sutil sentido del humor que rebosa cinefilia, por su puesta en escena pictórica y por su inquebrantable optimismo;
- "El chico y la garza" de Hayao Miyazaki, porque la belleza de sus imágenes cortan el aliento y porque quizás sea el testamento cinematográfico de uno de los genios cinematográficos más indiscutibles del este siglo.
Otros films destacables también podrían ser "El triangulo de la tristeza" de Ruben Östlund, "Air" de Ben Affleck o "Saltburn" de Emerald Fennell, y no he podido ver aún perlículas que han consechado premios y reconocimintos como "Las 8 montañas" de Felix Van Groenigen y Charlotte Vandermeersch, "Yo Capitán" de Matteo Garrone, "Godland" de Hlynur Pàlmanson o "Monstruo" de Irozaku Kore-Eda, aunque espero comentarlas pronto. Y en los inicios del 2024 es de esperar que nos lleguen algunos de los films más aclamados de éste año y que aún no se han estrenado en nuestro país, como "Hitman" de Richard Linklater, "La sociedad de la nieve" de Juán Antonio Bayona, "The Zone of interest" de Jonahan Glazer, "Perfect days" de Wim Wenders, "All of us strangers" de Andrew Haigh o muy especialmente "Poor Things" de Yorgos Lanthimos.
Y en cuanto a las series que más me han gustado este año:
- "Samurai de ojos azules", creación de Amber Noizumi y Michael Green para Netflix, es sencillamente una de las mejores series televisivas del año; al igual que Miyazaki con "El chico y la garza", Noizumi y Green demuestran con esta serie, tan violenta y cruda como plasticamente hermosa, que la animación no es sino un medio para contar una historia tan potente e interesante como cualquier propuesta de imagen real;
- "Copenhagen cowboy" de Nicholas Winding Refn, es puro delirio visual, acumula todas las filias y fobias del director danés y no será plato del agrado de muchos espectadores, pero al margen de su espesura conceptual y sus idas de olla narrativas, hay que reconocer el talento de Winding Refn para la puesta en escena y su capacidad para lograr escenas tan hipnóticas como lisergicas:
- "La mesias" de los Javis; Javier Calvo y Javier Ambrossi demuestran que la madurez alcanzada con "Veneno" no era fruto de la casualidad sino el resultado de un trabajo muy meditado tanto en la escritura del guión como en el trabajo detrás de la cámara; con esta serie, dura, compleja, rica, emotiva, se confirman con unos de los talentos a tener más en cuenta dentro del panorama audiovisual español;
- "Bronca" de Lee Sung Jin, su inesperado éxito ha pillado por sorpresa a muchos, pero lo cierto es que es una de las series más divertidas de lo que hemos visto este año, un estudio del comportamiento humano no exento de ironía y con mucha mala uva;
- "The Bear" Temporada 2, creación de Christopher Storer, mantiene el nivel de excelencia de la temporada anterior, consagra a Jeremy Allen White como uno de los grandes actores de su generación y consigue con su episodio 6 (la cena de acción de gracias) uno de los mejores momentos televisivos del año;
- "Fargo" Temporada 5, de Noah Hawley, tras el impase extraño, aunque muy interesante, que supuso su temporada 4, esta quinta temporada vuelve a los origenes y recupera el tono neo noire y de comedia negra de sus primeras temporadas, y además con una Juno Temple y un John Hamm en estado de gracia.
Y como también suelo hacer habitualmente, no puedo dejar de mencionar algunas de las personalidades cinematográficas más destacadas de este 2024.
¿La actriz del año? Dos: Margott Robbie y Enma Stone. La primera porque su muy entregada e inspirada interpretación en "Barbie" la ha puesto en boca de todos; y la segunda porque su trabajo actoral en "Poor Things", intenso y no menos entregado, merece todas las alabanzas posibles.
¿El actor del año? También dos: Robert Downey Jr. y Pedro Pascal. Al primero porque ya va siendo hora de que se le reconozca su inmenso talento, y porque su rol ¿secundario? en "Oppenheimer" se merienda al resto de sus, por otro lado, destacables compañeros de reparto. Y Pedro Pascal por que derrocha simpatía y buen rollo dondequiera que vaya y porque su protagonistas en "The last of us" y "Extraña forma de vida" ponen de relieve que es un actor a tener muy en cuenta.
¿Director del año? Pues también dos, pero ni Greta Gerwig ni Christopher Nola, sino Celine Song y Yorgos Lanthimos. La directora coreana, que debuta en el largometraje con "Past Lives", nos ha ofrecido una de las mejores y más bellas películas de este 2023; y Yorgos Lanthimos, fiel a su espíritu rebelde e iconoclasta, nos regala con "Poor Things" un film que ya ha acaparado no pocos (y merecidos) reconocimientos, sino que aún le espera cosechar unos cuantos más.
¿El compositor del año? Me quedo con Joe Hisaishi y su trabajo para "El chico y la garza", una obra bella, sensible, en la que el compositor japonés demuestra que no es necesario recurrir al tutti orquestal y las composiciones rimbombantes para lograr una obra de calidad excelsa.
¿La canción del año? “What Was I Made For?”, por Billie Eilish and Finneas para el film "Barbie". Juzga por ti mismo:
¿El personaje del año? Barbie, por supuesto. ¿Es necesario que expliqué porqué?
Y como siempre quiero cerrar este artículo con un breve recuerdo a
algunas de las personalidades cinematrográficas que, tristemente, nos
han dejado este año:
- William Friedkin: uno de los mejores y más interesantes
directores de cine de la década de los 70, realizador de títulos
tan influyentes como "Los chicos de la banda" (1970),
"French Connection" (1971, por la cual ganó 5 premios
Oscar, entre ellos mejor película y mejor director), "El
exorcista" (1973) o "A la caza" (1980);
- Gina Lollobrigida: la conocimos como "La mujer más
guapa del mundo" (Robert Z. Leonard, 1955) y siempre
la recordaremos por títulos como "Pan, amor y fantasia"
(Luigi Comencini, 1953), "Trapecio" (Carol Reed, 1956) o
"Salomón y la reina de Saba" (King Vidor, 1959):
- Ryan O'Neal: protagonista inolvidable en films tan
icónicos como "Love Story" (Arthur Hiller, 1970), junto a
Ali MacGraw, "¿Que me pasa, doctor"? (Peter Bogdanovich,
1972), a lado de Barbra Streisand, "Luna de papel" (Peter
Bogdanovich, 1973), dando la réplica a su hija Tatum en su debut tras las cámaras, "Barry Lyndon" (Stanley Kubrick, 1975)
o "Driver" (Walter Hill, 1978);
- Ryuichi Sakamoto: músico, cantante y compositor japonés, pionero de la música electrónica, conocido para el gran público por sus aportaciones al mundo
de la banda sonora, entre las que destacan "Feliz Navidad, Mr.
Lawrence" (Nagisa Ôshima, 1983), película en la que intervino
como actor junto a David Bowie y sin duda una de sus composiciones más famosas, "El
último emperador" (Bernardo Bertolucci, 1987), por la que ganó
un Oscar compartido con Cong Su y David Byrne, "Tacones lejanos"
(Pedro Almodovar, 1991) o "Pequeño Budha"
(Bernardo Bertolucci, 1993).
- Tina Turner: la indiscutible Reina del Rock. Los
aficionados al cine la recordaremos por su mítica participación en
"Mad Máx 3. Más allá de la Cúpula del Trueno" (George
Miller, 1985) interpretando Aunty Entity (Tía Ama en su traducción
al castellano) y cantando el inolvidable "We don't need another
hero" en los créditos finales.
Y también, entre muchos otros, nos han dejado Rachel Welch, Concha velasco, Agustin Villalonga, Carlos Saura, Michael Gambon, Itziar Castro, Mathew Perry, Alan Arkin, Julian Sands, Ray Stevenson o Tom Sizemore. Todos ellos, Descansen En Paz.
De un tiempo a esta parte la compañia Disney parece haber encontrado un verdadero filón en taquilla revisionando algunos de sus clásicos animados para ofrecernos una nueva versión de los mismos en imagen "real". Lo primero que uno podría pensar es: "¿son realmente necesarios estos remakes?" Antes de hacer un repaso a las últimas producciones de la compañía del ratón Mickey pongamos algo de contexto.
Tras una etapa en la que las producciones animadas de la compañía parecían no captar la atención del público, todo cambió cuando en 1989 se estrenó "La Sirenita". Dirigida por Ron Clements y John Musker y con una memorable banda sonora a cargo de Alan Menken, el film nos poponía una novedosa combinación de cuento de hadas clásico y film musical. Poco importaba su escaso respeto al cuento original de Hans Christian Andersen, pues el film se saldó con un sonoro éxito de taquilla. En 1990 directores y compositor repetirían la formula con "La Bella y la Bestia" (primer film animado en obtener una nominación al Oscar a la Mejor Película del año), y de nuevo en 1992 el mismo equipo creativo reincidiría con "Aladdin", rompiendo de nuevo records de taquilla. El exito masivo en 1994 de "El Rey León" (Roger Allers y Bob Mikoff) atestiguaba el buen momento creativo de la compañía, y el hecho de que la versión teatral del fillm se siga acumulando representaciones ininterumpidas en muchos teatros del mundo es una buena medida de su éxito.
En 1995 Pixar irrumpe en el panorama de la animación cinematográfica con "Toy Story", dirigida por John Lasseter. La compañía Pixar va a cambiar el paradigma de la animación en el mercado americano. El público irá dando la espalda poco a poco a las producciones clásicas y a Disney no le quedará más remedio que subirse al carro, abandonar la animación tradicional y apostar por el 3D y el CGI. La buena acogida comercial y crítica de "Enredados" (Nathan Greno y Byron Howard, 2010) demuestra que el cambio de rumbo fué el acertado, pero ya el descomunal éxito de taquilla de "Frozen" (Chris Buck y Jennifer Lee) en 2013 supuso la certificación del final de la animación clásica en el mercado americano.
Es innegable que tanto Disney como Pixar nos han regalado algunas obras maestras indiscutibles como la citada "Frozen", "Wall·e" (Andrew Stanton, 2008), "Up" (Pete Docter y Bob Petersn, 2009), "Del revés" (Pete Docter y Ronnie Del Carmen", 2015), "Coco" (Lee Unkrich y Adrian Molina, 2017) o "Soul" (Pete Docter y Ken Powers, 2020), sin embargo ambas compañias llevan un tiempo abonadas a productos que buscan tan solo el rendimiento fácil en taquilla (la innecesaria secuela de "Frozen" o la no menos prescindible cuarta entrega de "Toy Story") y que adolecen de una alarmante falta de empatía a la hora de conectar con el público ("Encanto", "Onward", "Mundo extraño", "Raya, el último dragón"...). Son todos ellos productos de impecable factura técnica pero carentes de encanto, y que carecen de la magía que tenían "La bella y la bestia" o "El rey león". Así pues, ¿porqué no rehacer esos mismos clásicos, pero ahora en imagen real, con actores de carne y hueso y para toda una nueva generación de espectadores?
El público, de momento, está acogiendo muy bien estas nuevas propuestas y les está dando su respaldo en taquilla. Es obvio que resultan rentables, pero si nos ceñimos a su calidad estrictamente cinematográfica, estos films, ¿son realmente necesarios? Vamos primero a hacer un repaso de las producciones que nos han llegado hasta la fecha en la gran pantalla.
Mucho antes de que se disparase esta fiebre por revisar los clásicos animados, en 1996 se estrenó "101 Dalmatas", dirigida por Estephen Herek y a mayor glória de una desatada Glenn Close en la piel de una de las villanas más carismáticas de Disney: Cruella De Ville. El film prescindía de poner voces a los perros (se utilizaron perros reales, no imágenes generados por ordenador) y otorgaba mayor peso protagónico a su villana. A la postre resulta un film simpático para toda la familia y nos regala una antológica interpretación de Glenn Close.
En 2010 nos llegará "Alicia en el país de las maravillas" dirigida por Tim Burton. Esta nueva versión es uno de los films más taquilleros de la compañía dentro de esta nueva ola de remakes, y lo cierto es que, al margen de un solvente reparto en el que destacan Johnny Depp, Anne Hathaway y Elena Bonham Carter, lo mejor del film es la desbordante imaginería puesta en imágenes por su director, con un maravilloso diseño de personajes entre los que sobresalen el Sombrero Loco o la Reina de Corazones. Sin embargo, si la puesta en escena es imaginativa y barroca, ésta no se sustenta sobre un guión realmente sólido. El mayor problema es que el escrito a cargo de Linda Woolverton despoja al relato de todo el nonsense carrolliano (que sí estaba presente en la versión animada de 1951) y trata de dotarlo de una lógica y una coherencia interna que lo lastran y le restan encanto, a la par que introduce una innecesaria revisión en clave feminista del personaje de Alicia.
El film tendría una perfectamente olvidable secuela en 2016, "A través del espejo", dirigida por James Bobin.
En 2014 se estrena "Maléfica", dirigida por Robert Stromberg, y con la reincidente Linda Woolverton como guionista. Vaya por delante que el clásico de Disney de 1959, que adaptaba a partes iguales "La bella durmiente" de Charles Perrault y el ballet del mismo título de Tchaikovsky, me parece uno de los mejores films de la historia de la compañía. El problema del film de Stromberg no radica tanto en su puesta en escena, aunque a veces resulta un tanto atropellada y abusa del "gran espectáculo" en muchas innecesarias secuencias de acción, sino, de nuevo, en el guión de Woolverton. Ésta plantea la historia como una suerte de precuela del film animado y trata de explicar el origen del comportamiento de una de las villanas más icónicas de la compañía. La Máléfica del film animado resulta tan deliciosamente malvada como tétricamente hermosa. En el guión de Woolverton esta es un "hada buena" (es estúpido que se siga llamando "Maléfica") que se vuelve malvada por verse traicionada... por un hombre. De nuevo una innecesaria reivindicación feministra aporta lastre a la historia y resta interés a un personaje cuyo mayor atractivo reside precisamente en su maldad intrínseca. Eso sí, Angelina Jolie está fantástica metida en la piel del hada de los cuernos.
También "Maléfica" tuvo una intrascente secuela en 2019 dirigida por Joachim Ronning, donde lo más destacable era una entregada (y bellísima) Michelle Pfeiffer dando vida a la villana de la función.
"La Cenicienta" era el film favorito de Walt Disney de todos cuantos produjo su compañía. Posiblemente sea también uno de los más cursis, aunque encanto no le falta. El remake en acción real dirigido por Kenneth Branagh en 2015 adolece de las mismas (y elevadas) dosis de edulcorante. Pero un Kenneth Branagh en piloto automático sigue siendo un director solvente. Hay, eso sí, dos aspectos que destacan por encima del resto: su fastuoso diseño de vestuario y una elegante, bella y esquisitamente malvada Cate Blanchet metida en la piel de la madrastra de Cenimienta.
En 2016 se estrena uno de los remakes más injustamente infravalorados de los producidos recientemente por la compañía: "Peter y el dragón", dirigido por David Lowery, realizador (hay que recordarlo) de las magistrales "Una historia de fantasmas" (2017) y "El caballero verde" (2021). Quizás es porque el clásico que revisiona (que conocimos en España como "Pedro y el dragón Elliot") no sea de los más recordados de la compañia, que este film tuvo un recorrido bastante discreto en taquilla, pero lo cierto es que tiene un sentido y emotivo guión (en cuya escritura también participa Lowery) y una muy cuidada puesta en escena y está dirigida con pulso maestro.
Lowery repetirá próximamente revisando otro clásico de la compañía, "Peter Pan & Wendy", a partir de la novela de J. M. Barrie.
"El libro de la selva" tuvo una primera adaptación en imagen real en 1994 dirigida por Stephen Sommers, adaptación que pretendía ser más fiel a relato original de Rudyard Kipling. La versión de Jon Favreau de 2016, por el contrarío, toma como referente el film animado de 1967, llegando a re-introducir, de forma bastante hábil, hay que reconocerlo, algunas de las canciones que estaban presentes en el film animado. La película de Favreau supone todo un hito en la integración de la animación fotorealista en un decorado real en el que conviven actores de carne y hueso con imágenes generadas por ordenador, y se alzó, merecidamente, con el Oscar a los mejores efectos especiales. Hay que reconocer que Favreau es un artesano eficiente y lleva a buen puerto su propuesta, contanto con un acertado elenco de actores que prestan su voz a los animales protagonistas (Bill Murray, Scarlett Johansson, Idris Elba, Ben Kingsley, Christopher Walken...) y un simpático Neel Sheti interpretando a Mowgli. La mayor y significativa diferencia de esta versión en imagen real con respecto la film del 67 radica en su final: si en aquella Mowgli finalmente abraza los "beneficios" de la civilización tentado por unos ojos femeninos, en ésta decide que se vive mucho mejor en la selva, sin ataduras ni normas y en la compañía de los buenos amigos.
En 2018 el actor y director Andy Serkis (mítico Gollum en la trilogía "El señor de los anillos") estrenaría su propia versión del clásico de Kipling, y aunque para la ocasión contó con un no menos atractivo reparto de voces invitadas (Christian Bale, Cate Blanchett, Benedict Cumberbatch...) su versión sufre en comparación con la de Favreau al carecer del encanto de aquella en su intento por aproximarse más a la crudeza inherente en el relato original.
En 2017 asistiremos al estreno del primero de los clásicos modernos de la nueva era Disney reversionados en imagen real: "La Bella y la Bestia", dirigida por Bill Condon. O quizás debería decir "perpetrado", porque el director de las estimables "Dioses y monstruos" (1998) o "Kinsey" (2004) es incapaz de insuflar mágia a un film que acaba resultando esperpéntico por culpa de un diseño de producción francamente feo, y que comete su mayor error en querer emular de forma milimetrica el film original. Si el diseño de personajes como Lumière, Ding Dong, Mrs. Potts o Chip era entrañable e imaginativo en el film de animación, su traslación a imagen real acaba por resultar grotesca. No ayuda tampoco el hecho de que Emma Watson, actriz de registro limitado, mohines irritantes y voz justita, soporte la mayor parte del peso protagónico en la película. El resultado es una burda imitación del film original que carece por completo del encanto imperecedero de aquel. Opinión, la mía, que no parece ser compartida por muchos, pues el film se saldó con un considerable éxito de taquilla.
En 2019 Guy Ritchie se atreve a versionar "Aladdin", y de nuevo nos encontramos con un resultado igual de insatisfactorio, pues la versión en imagen real no está a la altura de la animada. Aquella se beneficiaba de un soberbio trabajo actoral por Parte de Robin Williams prestando su voz al personaje del genio. Y digo interprentando, ya que lo que hizo Willams solo con su voz es algo de otro planeta (muchos pidieron que su trabajo fuese reconocico con una nominación al mejor actor... pero no llegó a prosperar), aunque también es justo reconocer el espectacular trabajo de los animadores del film, logrando reproducir con exactitud la muecas y expresiones del actor. Ritchie tiene una puesta en escena ágil y dinámica, y es de agradecer que intente algo distino, dando a su película un aire muy Bollywood en sus números musicales, pero de nuevo el diseño y descripción de personajes no posee el carisma que sí tienen un versiones animadas. Y aunque es justo reconocer el esfuerzo de Will Smith por meterse en la piel del genio, los zapatos de Robin Williams son demasiado grandes para que se los calce cualquiera.
En 2019 Jon Favreau vuelve a ponerse detrás de las cámaras para versionar de nuevo un clásico Disney, y en esta ocasión le toca a "El rey león", la que posiblemente sea para mí una de los peores remakes producidos por la compañía. El problema, en mi opinión, es la apuesta por la animación hiperrealista (aunque no lo parezca, no aparece un solo animal real en el film, y todos están generados por ordenador) dando como resultado una suerte de documental del National Geographic pero con canciones. Si todos los personajes del film animado derrochaban expresividad a raudales, los de éste remake resultan planos e insulsos, por más que detrás de ellos estén las voces de James Earl Jones (que repite como Mufasa), Seth Rogen, Beyoncé o Chiwetel Ejiofor entre otros. El remake, de nuevo, deviene un mero calco del film original, llegando a copiar encuadres y secuencias enteras, sin aportar absolutamente nada nuevo al relato, pero despojándolo así de su alma.
Otro que también repite ese año reversionando un clásico Disney es Tim Burton, en esta ocasión con "Dumbo". El film original de 1941 es uno de los más cortos de la compañía (64 minutos), así que en esta ocasión Burton y su equipo de guionistas apuestan por alargar el relato, aportando nuevas sub-tramas y puntos de vista, y centrando el protagonismo en los personajes humanos, y en particular en los niños que se hacen cargo del elefantito de las grandes orejas. Así el relato original que reivindicaba el derecho a ser aceptado por uno mismo, se convierte en un drama familiar sobre una familia rota marcada por la presencia de una madre/esposa ausente. Dumbo pasa de ser protagonista a catalizador de la historia, y el elemento a partir del cual se tratará de reconsruir esa unidad familiar truncada. Estamos ante un film que se distancia considerablemente del original, ante un relato completamente nuevo, y por lo tanto una de las propuestas más estimulantes de esta nueva ola de remakes de clásicos. El buen hacer de Colin Farrell, Eva Green y sobretodo un villanesco Michael Keaton son un aliciente adicional a este remake, en el que, de nuevo, Tim Burton muestra su buen hacer detrás de las cámaras.
En 2019 se estrena la versión en imagen real de "La Dama y el Vagabundo" dirigida por Charlie Bean. No puedo decir que la haya visto... ni que vaya a verla. Tan solo el trailer, en el que conviven animales reales con correcciones efectuadas por ordenador, ya me provoca cierta grima.
El remake de "Mulan" dirigido por Niki Caro se estrenó directamente en plantaformas en 2020. En esta ocasión Disney optó por prescidir de las canciones (primer error) y del humor (segundo error), y para más inri el simpático dragón Mushu (voz de Eddie Murphy en la versión original) desaparece de esta versión y es sustituido por un fénix, por aquello no no ofender a las sensibilidades orientales en las cuales el dragón es un animal sagrado portador de bienes, y que consideraron ofensivo que en la versión animada se viese relegado a mero comparsa cómico. Se agradece aquí el esfuerzo por distanciarse del original y tratar de ofrecer algo distinto, pero el resultado final parece mucho un producto de marketing diseñado para complacer el mercado asiático. Esta "Mulan" apuesta por la épica y busca acercarse al género vuxia, pero el resultado es bastante impersonal por mucho que hayan contado con talentos como Donnie Yen, Gong Li, Jet Li o Jason Scott Lee en su elenco actoral.
Y en 2021, de la mano de Craig Gillespie nos llegará una de las propuestas más estimulantes de esta ola de remakes disneyanos, pues "Cruella" no es realmente un remake de los clásicos "101 dálmatas", sino una suerte de precuela de aquella que centra su protagonismo en la villana icónica del film animado, pero lo hace con bastante más acierto que la "Maléfica" de Robert Stromberg. Y es que solo por asistir al duelo interpretativo de unas divinas Emma Stone y Emma Thompson, ya merece la pena. Ambas Emmas hechan toda la carne en el asador, pero a parte de de sus actrices protagonistas la película se beneficia de varios aspectos: una cuidada ambientación en el Londres de los años 70, durante el nacimiento del movimiento punk; un esquistamente enloquecido diseño de vestuario, con claros referentes a Vivienne Westwood; y una deliciosa banda sonora con clásicos de la época. Gillespie prescinde (acertadamente) de dar voz a los animales y dirige su film al público adulto, y el resultado es un film con aires de videoclip setentero, tan original como estimulante.
En muy poco tiempo vamos a encontrarnos con varias versiones cinmatográficas del relato "Las aventuras de Pinochio". Ya en 2019 Matteo Garrone, firmante de "Gomorra" (2008) o "Dogman" (2018), abandonaba su habitual apuesta por el neorrealismo más crudo para abonarse al realismo mágico y ofrecer su particular versión del clásico de Carlo Collodi, versión ambientada en la italia fascista y que no presinde de la crítica social tan querida a su director, en un film bello y extraño a partes iguales, tan crudo como emotivo. Más tarde, en 2022, Guillermo del Toro pudo realizar su sueño personal de adpatar el relato y nos regaló su personal versión de "Pinocho" en un maravilloso film animado en stop motion, que se alzó justamente con el Oscar al mejor film animado del año, destacando no solo por sus logros técnicos, sino también por la escritura de un ajustado guión que ampliaba, si cabe, la lectura del cuento del escritor italiano.
Pero un año antes Robert Zemeckis perpetró (no se me ocurre otra palabra) su propio remake del clásico animado de 1940. Aquel contaba con algunas imágenes francamente terroríficas para lo que se suponía era un film para niños, y ahí radicaba uno de sus mayores valores: en ser, precisamente, un film poco complaciente. Todo lo contrario que esta versión acomodaticia y cobarde del director de "Regreso al futuro" o "Forrest Gump". Zemeckis es un director tremendamente hábil y su puesta en escena posee ritmo y garra, eso es algo innegable. Pero su fillm no pasa de ser un mero castillo de fuegos artificiales para el lucimiento del departamento de imágenes generadas por ordenador. Zemeckis no aporta nada nuevo al film original y se limita a calcarlo casi al milimetro. Los diseños del film animado, que poseían un indudable encanto, resultan grotescos trasladados de forma tan literal a un film de imagen real, como son los casos de Figaro, Cloe (este último, el pez dorado, resulta particularmente sangrante) o los truhanes Honrado Juán y Gedeon. En el caso de dos de las figuras más relevantes del relato, el propio Pinocho y Pepito Grillo, uno no puede desprenderse de la imagen de personaje de videojuego insertado de manera forzada en un film de imagen real. Y lo de Tom Hanks con el piloto automático también da para no pocas críticas.
El último remake de un clásico Disney en llegar a nuestras pantallas es "La sirenita", que acaba de estrenarse teniendo detrás de las cámaras a Bob Marshall, director de musicales tan estimables como "Chicago" (2002), "Nine" (2009) o "Into the woods" (2014). Esta nueva versión (que confieso aún no he visto) ya parte con la absurda polémica de haber escogido una actriz de color, Halle Bailey, para el papel protagonista. En una epoca en que todas las producciones audivisuales están sometidas al escrutinio público y que se vierten acusaciones de inclusividad forzada o agenta woke a cualquier producción televisiva o cinematográfica, Disney no iba a librarse como tampoco lo han hecho Netflix, Marvel Studios o "El Señor de los Anillos" de Amazon Prime. Obviando polémicas absurdas y fuera de lugar para los tiempos que corren, la crítica en general ha alabado, precisamente, el trabajo de su actriz. Lo cierto que tanto el trailer como la featurettes que circulan por internet ya nos permiten apreciar ciertos aspectos cuestionables del film desde una perspectiva crítica, sin tan siquiera haberlo visto... aún. El primero: la falta de riesgo o novedad en una producción que, ya se vé, mimetiza los logros del film que versiona por miedo a disgustar a la audiencia; el segundo, la insistencia en replicar en imagen real elementos que, ya se veía venir, solo funcionan en animación. Los animalitos de compañía parlanchines quedan muy bien en un film de dibujos animados, pero en una película de imagen real pueden caer en el más bochornoso de los ridículos. Personajes como Sebastian, Flounder o Scutter resultan entrañables y carismáticos en la versión animada, pero simplemente NO funcionan cuando los trasladas a imagen real. Es resultado es absurdo cuando no decididamente grotesco, pues carecen por completo de la expresividad que tienen en la versión animada y además ponen a prueba la credibilidad (cuando no la paciencia) del espectador.
Y si por un lado en este tipo de remakes Disney no se atreve a prescindir de los aspectos más recordados de la película original, por otro no tiene reparos en alterar otros elementos en aras de una llamada corrección política; y como ejemplo está la letra del "Kiss the girl" ("Besa a la chica") que ha incorporado el consentimiento en sus estrofas para no molestar a ninguna espectadora femenina seguidora del #metoo. Son los tiempos que corren, pero también seamos francos: no tengo nada que objetar al respecto.
¿Y que otras prpuestas de remakes llegarán próximamente a nuestras pantallas? La primera en aterrizar en salas cinematográficas será una nueva versión de Peter Pan titulada "Peter Pan & Wendy" y dirigida por David Lowery. El relato de J. M. Barrie cuenta ya con varias adaptaciones cinematográficas al margen del clásico animado, entre las que destacan el "Hook" (1991) de Steven Spielberg, que funciona como una suerte de secuela de la versión animada, y que se beneficia de las entregadas interpretaciones de Robin Williams y Dustin Hoffmann, y de una maravillosa partitura de John Williams; el "Peter Pan" (2003) de P. J. Hoggan, posiblemente la más fiel al relato original; y el "Pan" (2015) de Joe Wrigth, una suerte de precuela que trata de explicar el origen del niño que dejó de crecer y su relación con Garfio, y que arranca de manera interesante para convertirse en un esperpéntico espectáculo de efectos especiales, destacable únicamente por el trabajo actoral de Hugh Jackman metido en la piel del pirata Barbanegra.
Otras versiones que podrían llegar próximamente serían:
- "Blancanieves y los 7 enanitos", que esperemos que no opte por recrear a los enanos digitalmente tratando de calcar los del film animado y que esperemos (lo dudo) tome como modelo el injustamente infravalorado "Mirror Mirror" (2012) de Tarsem Shing, que sumaba una memorable Julia Roberts y un fatuoso diseño de vesturario de Eiko Ishioka a la siempre fascinante puesta en escena de su director;
- "Lilo y Stich", que ya nace con polémica porque una de las actrices escogidas no es lo suficientemente racial pese a ser hawayana de nacimiento, y que tiene el dificil reto de superar el encanto de los Lilo y Stich originales sin caer en lo grotesco;
- "Bambi", que no sabemos si tratara de recuperar el mucho más crudo y tétrico tono del relato original escrito por Felix Salten;
- "Hércules", con Guy Ritchie en las labores de director;
- "Merlín, el encantador", que nada tenía que ver con "La espada en la piedra" escrito por T. H. White y de la que prentendía ser una adaptación, remake para el que se rumorea a Juan Carlos Fresnadillo como director;
- "Los aristogatos", que esperemos que no siga la misma senda que "La dama y el vagabundo";
- "Robin Hood", de la que.... francamente, no sé qué esperar.
Y a esto hay que sumarle secuelas y espin-off varios de algunos remakes ya estrenados como "Mufasa", "El libro de la selva 2" o "Aladdin 2".
Son muchos los que argumentan que estos remakes son una puesta al dia de películas clásicas para una nueva generación de espectadores para los cuales la animación tradicional ha quedado obsoleta y ha envejecido mal. Personalmente pienso que detrás de esta estrategía no hay más que una preclara mente comercial que ha sabido ver la elevada rentabilidad de rehacer estos films para un nuevo público. En líneas generales cualquier remake se me antoja innecesario si no es capaz de ofrecer algo realmente nuevo que no se limite únicamente a un cambio de técnica. Todos estos films reversionados, salvo una o dos excepciones que he citado antes, se me antojan en su mayoría perfectamente olvidables y muy por debajo, en terminos de calidad, de sus versiones animadas predecesoras. Todo el encanto y la magia que tenían aquellos está ausente en estas nuevas versiones, la expresividad de que gozaban algunos de aquellos personajes animados desaparece en cuanto los trasladas a imagen real. Los responsables de estas nuevas adaptaciones no se dan cuenta de que muchas de las cosas que sí funcionan en un film de animación, no lo hacen igual en imagen real, y la insistencia de mantenerlas a cualquier coste deriva muchas veces en el ridículo o en lo grotescto.
Desgraciadamente la mayoría del público no es tan crítico como a mi me gustaría, y está acogiendo muy bien este tipo de remakes insulsos, cobardes, prescindibles y olvidables en su mayoría. Con lo cual los responsables de la maquinaria de hacer dinero que hay detrás de Disney se estarán frotando las manos cual tio Gilito (Uncle Scrooge en la versión original) y vamos a sufrir este tipo de producciones durante muuuuucho tiempo.
Inicialmente iba a titular esta entrada "Breve historia de la música de cine", pero sonaba demasiado pretencioso viniendo de alguien que, además de no ser más que un mero aficionado, no tiene ni formación ni conocimientos sobre técnica o teoría musical. Así pues "Breve historia" se ha convertido finalmente en "Breve repaso".
También debería aquí hablar sobre la motivación para escribir este artículo, que vengo musitando desde hace ya tiempo. Lo que me ha llevado a escribirlo es mi reación al visionado de ciertas entradas en Youtube publicadas todas ellas bajo el título de "Las mejores bandas sonoras de la historia del cine" o variaciones similares del mismo. Todas esos videos pretenden ofrecer un compendio de, precisamente, las mejores bandas sonores de películas de todos los tiempos, e, invariablemente, la práctica totalidad de todas ellas acaban resultándome, como poco, decepcionantes. ¿Porqué? Ya sabemos que sobre gustos no hay nada escrito y yo nunca pondré ninguna pega a un artículo o video que empiece con algo como "MIS bandas sonoras favoritas" o "MIS películas favoritas" o "Los libros que más ME han gustado". Pero si alguien propone un título tan categórico como "Las ..... mejores de la historia de ....", pues yo y cualquier otro hijo de vecino tendremos derecho a discrepar.
En el caso particular de estas compilaciones de "la mejores bandas sonoras de la historia" que se pueden encontrar en Intenet, yo personalmente encuentro que caen con repetida frecuencia en los mismos errores y tópicos a la hora de seleccionar títulos que, se presupone, estan cualitativamente por encima del resto. A saber:
- Se obvian muchas veces a compositores capitales, por su importancia o influencia dentro de la historia de la banda sonora, en favor de otros más populares;
- Se cita repetidamente a aquellos compositores más populares y sus trabajos más conocidos, relegando otros trabajos no menos importantes a un segundo plano cuando no son simplemente ignorados;
- De entrada en muchas ocasiones se suele obviar a los clásicos, y de hecho en muchas de esas listas la composición más antigua citada rara vez se sitúa con anterioridad a los años 80;
- Se confunde muchas veces calidad con popularidad, y de hecho es fácil encontrar títulos que son citados porque en la banda sonora se incluye alguna canción que en su día fué extremadamente popular.
Por citar algunos ejemplos: he visto listas de las "mejores bandas sonoras" donde John Williams fácilmente copa 3 cuartas partes de la misma; no pretendo discutir la calidad de Williams pero sí la falta de ecuanimidad en elaborar ese listado. Nombres como los de Hans Zimmer, James Horner o el citado Williams son los compositores más mencionados, mientras que otros de calidad equiparale e incluso superior como Alex North, Miklos Rozsa o George Delerue rara vez aparecen citados. Ennio Morricone tiene una carrera mucho más extensa e interesante más allá de sus, por otro lado legendarias, colaboracions en los spaguetti western de Sergio Leone, del mismo modo que Nino Rota ha compuesto muchas más cosas que el tema de "El Padrino". Me irrita bastante ver que "Titanic" de James Horner es su banda sonora más comentada, cuando ni siquiera está entre sus mejores trabajos y además debe su popularidad al pegajoso tema cantado por Celine Dion. Y lo mismo podría decirse del "Gladiator" de Hans Zimmer, que todo el mundo recuerda mas por el tema cantado y compuesto conjuntamente por Lisa Gerrard. Y podría seguir con otros muchos ejemplos similares.
Pero, ¿cuando es?:
El mejor momento para escuchar una banda sonora
Hay muchas maneras de aproximarse al mundo de la banda sonora. Nos hemos acostumbrado a escuchar música de cine en el sofá de nuestra casa con un buen equipo de música, mientras leemos o hacemos las labores del hogar, viajando en transporte público o incluso practicando ejercicio. Pero el mejor momento y el mejor lugar para escuchar una banda sonora es y será siempre... una sala de cine. La banda sonora surge de la necesidad de acompañar la imágenes de un film y, por lo tanto, desprovista del contexto que aportan esas imágenes y la historia que explican, la escucha de la música cine pierde parte de su sentido.
Hay también muchas maneras de componer para el cine, que surgen de la formación, las influencias y las sensibilidades de cada compositor. Hay quien prefiere una aproximación más sutil, que la música se perciba como algo al fondo de la imagen, mientras que otros compositores tienden a la grandilocuencia y dotan de mayor protagonismo a la música. Hay partituras que subrayan la acción de una manera casi enfática, mientras que otras ponen el foco en una aproximación más psicológica, traduciendo emociones en notas y ritmos musicales. Hay compositores que tienden al exceso, a poner melodia a casi cada una de las escenas de un film, mientras que otros prefieren optar por el "menos es más" y hacer que la música suene en el film solo cuando es extrictamente necesaria para reforzar o potenciar lo que muestras las imágenes. La electrónica, el jazz o la música folclórica se fusionan muchas veces con la música clasica a la hora de buscar la mejor aproximación a una determinada imagen o escena, pero en cualquier caso, sea cual sea la aproximación sonora decidida por el compositor, el objetivo de la banda sonora es ponerse al servicio de la imagen, para enfatizarla, para subrayarla, para acompañarla o simplemente para decorarla.
Llegados a este punto, antes de elaborar una lista personal de los compositores o las bandas sonoras que en mi opinión deberían figurar en cualquier listado de las mejores composiciones originales para el cine, sí que me gustaría poner algo de contexto elaborando un:
Breve repaso a la historia de la banda sonora
La música siempre ha estado presente en la salas de cine, incluso antes de la aparición del cine sonoro. Era bastante habitual que las proyecciones cinematográficas hasta 1927 (año del estreno de "El cantor de Jazz", primer film sonoro) estuviesen acompañadas de música interpretada en directo, generalmente un piano o una pianola.
Con la incorpación del sonido al cine se abre sin duda un mundo de posibilidades, y los primeros en aprovecharlas son los films musicales, al incorporar canciones y números de baile a la trama. En el cine mudo el acompañamiento musical se utilizaba para reforzar el dramatismo de las imágenes y subrallar la acción, así pues surge la necesidad de buscar el mismo efecto en los nuevos films hablados. Inicialmente en muchas películas se utilizó música preexistente, generalmente música clásica; recordado es, por ejemplo, la utilización del "Lago de los cisnes" de Tchaikovsky en el "Drácula" de Tod Browning en 1931. Pero no tardará mucho en surgir la idea de componer una música, una banda sonora, expresamente para acompañar las imágenes de una película.
Es aquí, a mediados de los años 30, cuando aterrizan en Hollywood un grupo de compositores mayormente centroeuropeos para definir la música de cine tal como la conocemos hoy en día. Estos compositores fueron los austriacos Max Steiner y Erich Wolfgang Korngold, el alemán Franx Waxman, el ruso Dimitri Tiomkin, el hungaro Miklos Rozsa y el polaco Bronislau Kaper, a los que poco después se sumarán los estadounidenses Alfred Newman y Victor Young. Este grupo, con Steiner y Korngold como avanzadilla, fuertemente marcados por la influencia del romanticismo aleman, con Mahler, Richard Srauss y, sobretodo, Wagner a la cabeza, van a definir las premisas sobre las cuales se va a construir cualquier banda sonora a partir de entonces, premisas que hoy en día siguen vigentes. Y principalmente estas son, por un lado, la concepción operistica de la banda sonora, esto es: la música de cine tiene un hilo narrativo y por lo tanto una obertura, un desarrollo y un final; por otro lado, y quizás más importante, la incorporación del leivmotiv como parte vertebradora de una banda sonora. Un leivmotiv no es sino un tema musical completamente desarrollado que identifica a un personaje, una localización o una emoción (el clásico "tema de amor"). Bandas sonoras como "King Kong" (Steiner, 1933) o "Robin de los bosques" (Korngold, 1938) son una buena muestra de ello.
Otra caracteristica fundamental de las bandas sonoras en los años 30 y 40 son el uso de la orquesta sinfónica en pleno. Sin embargo ya en los años 40 se comenzarán a percibir las primeras innovaciones en el terreno musical. Por un lado la incorporación de instrumentos electrónicos como el theremin o las ondas Martenot, que escucharemos por primera vez en títulos como "Recuerda" (Miklos Rozsa, 1945) o "Ultimatum a la Tierra" (Bernard Herrmann, 1951). De echo, la irrupción de Herrmann en el panorama cinematográfico musical de la mano del no menos genial Orson Welles en "Ciudadano Kane" (1941), supone todo un soplo de aire fresco al aportar nuevos conceptos e ideas musicales. Por un lado revolucionará el panorama de la orquestación clásica con ideas tan radicales como componer una banda sonora integramente con violines, violas y chelos, y prescinciendo de vientos, metales, piano o percursión ("Psicosis", 1960), o utilizar un silbido humano como un instrumento más de la orquesta ("Nervios rotos", 1968). Sin embargo quizás la aportación las importante de Herrmann es la de prescindir del uso del leivmotiv para sustituirlo por el "motivo" musical, que no es un tema completamente desarrollado, sino un conjunto de notas que buscan proyectar una determinada textura musical que generalmente va asociada a una emoción o un rasgo psicológico.
Los años 50 y 60 son sin duda uno de los periodos más fertiles de la historia de la banda sonora: se van a incorporar nuevas tonalidades, nuevos estilos, nuevas texturas musicales alejadas ya de la música clásica. La influencia del jazz, el pop, el folk se va hacer notar en el panorama musical cinematográfico, pero también la inflencia de las vanguardias musicales europeas (Schoenberg, Penderecki, Stravinsky, Ligeti...), la música atonal, el impresionismo musical, con Debussy como principal referente, los llamados compositores nacionalistas (Dvorak, Grieg, Granados, Falla...)... Así pues en un panorama tan rico y cambiante podremos escuchar los primeros acordes de jazz en una banda sonora de la mano de compositores como Alex North en títulos como "Un tranvía llamado deseo" (1951), cuya música fué considerada obscena y escandalosa en el momento de su estreno.
Elmer Bernstein traerá la influencia de Aaron Coppland a través de género musical denominado americana, en títulos seminales como "Los 7 Magníficos" (1960), que redefinirán la música para western.
De la mano de Henry Mancini escucharemos ritmos de cha-cha-chá, tango, bossanova o rockabilly en muchos de sus trabajos cinematográficos para Blake Edwards. John Barry nos traerá las influencias de la música pop bitánica en sus composicions para la saga 007 o en títulos como "The Knack y como conseguirlo" (1965). Y ya para rizar el rizo, auténcios enfants terribles de la música como Jerry Goldsmith, Jerry Fielding o Leonard Rosenman continuarán experimentando con la orquestación, la tonalidad o la textura musical incorporando influencias tan diversas como el folk, la música atonal o la musica folclórica de casi cualquier parte del mundo.
Los años 60, al margen de la aparición de nuevas tendencias experimentales, es también la década en que la música de cine comienza a popularizarse. Y buena parte de culpa la tiene Henry Mancini. Mancini no solo incorporaba en sus bandas sonoras tendencias musicales harto populares, sino que además concebía que la experiencia de escuchar una banda sonora en casa en un vinilo debía ser completamente diferente de escucharla en el cine. De ahí que marcase una nueva tendencia al regrabar los títulos en los que trabajaba, introduciendo cambios sutiles en el tempo e incluso en la orquestación, todo ello con el objetivo de hacer más "agradable" la escucha de una banda sonora fuera del contexto de una sala de cine.
Los años 70 son una epoca particularmente activa en cuanto a creación e innovación de la música cinematográfica. Compositores como Jerry Goldsmith, Nino Rota, George Delerue o Ennio Morricone van a regalarnos algunos de los mejores trabajos de sus respectivas carreras durante esta década. Sin embargo, aunque veníamos de años de experimentación e incorporación de nuevos estilos y texturas musicales, un compositor va a marcar un triunfal back to basis, una recuperación de cierto clasiscismo en la manera de entender la música de cine. Nos referimos, naturalmente, a John Williams, que si bien se había marcado algunas bandas sonoras bastante experimentales en su breve asociación con Robert Altman ("Images" en 1972 y "El largo adios" en 1973), será cuando conozca a George Lucas y Steven Spielberg cuando su estino eclosionará hacia un nuevo sinfonismo que recupera el clasicismo y la epicidad de Erich Wolfganag Korngold, y que ejercerá una enorme influencia en compositores posteriores como Alan Silvestri o James Horner, influencia que sigue notándose aún hoy en dia en nuevas generaciones de músicos que componen para el cine. El estreno en 1977 de "Star Wars" fue aclaparador, y su popularidad se extendió también a su banda sonora, que batió records de ventas en su día y sigue siendo una de las más vendidas de la historia.
Pero llegamos a los 80 y nos econtraremos con fenómenos musicales que también van a tener su reflejo en la música cinematográfica: el pop y la música electrónica. El auge de la música pop va a propiciar que muchas películas se inunden de canciones, muchas veces compuestas expresamente para el film, y cuya inclusión en el vinilo o CD va a facilitar la comercialización del mismo. Tristemente hoy se recuerda más la canción de Ray Parker Jr. para "Cazafantasmas" que no la inspirada partitura de Elmer Bernstein, o el tema de Cindy Lauper para "Los Goonies" que no la banda sonora compuesta por Dave Grusin. En algunos casos se contrata a un grupo o cantante famoso para componer, casi integramente, la banda sonora de un film. Es el caso, por ejemplo, de Alan Parsons, que colabora con Andrew Powell en la partitura de "Lady Halcón" (1985; los temas de Alan Parsons son, de largo, lo más discutible de esta colaboración) o los trabajos del grupo de rock Queen en "Flash Gordon" (1980) junto a Howard Blake o "Los inmortales" (1986) en colaboración con Michael Kamen; en ambos casos Queen se encarga de las canciones que se escuchan en ambas películas, mientras que Blake y Kamen hacen lo propio con la música incidental respectivamente.
Por otro lado el auge de la música electrónica va hacer que algunos compositores se lanzen de lleno a experimentar con los sintetizadores. Sin duda alguna Jerry Goldsmith es uno de los compositores que más ha abogado por ampliar los límites de la orquesta tradicional incoporando los sintetizadores a la misma, e incluso llegando a componer algunos de sus trabajos únicamente con sintetizadores. Bernstein incorporó las Ondas Martenot como parte habitual de su orquestación tras su descubrimiento en el film "Heavy Metal" (1981), y también compositores como Maurice Jarre o Ennio Morricone no han puesto reparos a la hora de incorporar sintentizadores en sus trabajos para el cine.
Al margen de que compositores "clasicos" hagan sus pinitos en el terreno de los sintetizadores, serán otros compositores los que van a hacer las aportaciones más significativas en cuanto a la incorporación de la electrónica en la música de cine. Son los casos de Giorgo Moroder ("El expreso de medianoche, 1978), Vangelis ("Carros de fuego", 1981), Wendy Carlos ("Tron", 1982) o Tangerine Dream ("Risky Business", 1983)
En los 80, de forma paralela al auge de la música electrónica en el cine, también seremos testigos de la irrupcción del minimalismo musical de la mano de compositores como Michel Nyman ("El contrato del dibujante", 1982) o Philip Glass ("Koyaanisqatsi", 1982).
Si los años 70 y los 80 están dominados por la influncia del sinfonismo de John Williams y de la experimentación orquestal de Jerry Goldsmith, el princpial referente en la década de los 90 es sin duda el aleman Hans Zimmer, que se da a conocer en títulos como "Rain Man" (1989), "Dias de trueno" (1990) o "Thelma y Louise" (1991), y que alcanza el éxito con "El rey león" (1994) y "Gladiator" (2000). La música de Zimmer se caracteriza por la integración de la música electrónica y los arreglos sinfónico-orquestales, por la preponderancia del ritmo por encima de la melodia, la renuncia al uso del leivmotiv y la busqueda de nuevas texturas musicales, y su influencia se hará notar en compositores como Klaus Badelt, Marc Mancina, Tyler Bates, Brian Tyler o Ramin Djwadi.
Si nos vamos ya a la época atual, dos son, a mi entender, la grandes corrientes musicales que marcan tendencia en el terreno de la composición cinematográfica: tenemos, por un lado, la reafirmación del sinfonismo tradicional en la banda sonora, tendencia cuyos máximos valedores en la actualidad, y en mi opinión los compositores más inquietos, versátiles y creativos, serían por un lado el americano Michael Giacchino, y por otro la triada de compositores franceses Philippe Rombi, Bruno Coulais y, muy especialmente, Alexandre Desplat.
Por otro lado tenemos un interesantísmo grupo de compositores provenientes del rock alternativo, el post-punk o el rock industrial, como serían los casos del cantautor australiano Nick Cave (que compuso las bandas sonoras de "El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford" en 2007, "La carretera" en 2009 o "Comancheria" en 2016), Trent Reznor (lider de la banda Nine Inch Nails, y que ha compuesto en colaboración con Atticus Ross títulos como "La red social" en 2010, "Soul" y "Mank" en 2020 o "Hasta los huesos" en 2022), Jonny Greenwood (integrante del grupo Radiohead y que ha puesto música a films como "Pozos de ambición" en 2007, "The Master" en 2012, "El hilo invisible" en 2017 o "El poder del perro" en 2021) o el duo francés de DJ's Daft Punk (que compusieron la banda sonora de "Tron: Legaxy" en 2010). Este grupo de compositores están haciendo aportaciones frescas e interesantísimas en el mundo de banda sonora, alejándose de las sonoridades y composiciones tradicionales, tanto en el terreno de la orquestación como en el de la creación melódica, y apostando por el riesgo y la innovación tanto estilistica como instrumental.
Y llegados a este punto, habiendo hecho un breve, brevísimo, inevitablemente incompleto y necesariamente superficial (el espacio no da para más), repaso de la historia de la música de cine, como siguiente paso se impone elaborar:
Una lista de 20 títulos imprescincibles de la historia del cine
¡Ojo! No estoy diciendo aquí que sean estas las mejores bandas sonoras de la historia, ni tampoco las mejores de sus respectivos compositores, pero sí son titulos que creo es necesario conocer para entender la evolución de la composición cinematográfica a lo largo de la historia del cine:
- "King Kong", Max Steiner, 1933
- "La novia de Frankenstein", Franz Waxman, 1935
- "El capitán Blood", Erich Wolfgang Korngold, 1935
- "Lo que el viento se llevó", Max Steiner, 1939
- "Ciudadano Kane", Bernard Herrmann, 1941
- "Un tranvia llamado deseo", Alex North, 1951
- "Ben-hur", Miklos Rozsa, 1959
- "Los 7 magníficos", Elmer Bernstein, 1960
- "Psicosis", Bernard Herrmann, 1960
- "Lawrence de Arabia", Maurice Jarre, 1962
- "007 contra el dr. No", John Barry, 1962
- "La pantera Rosa", Henry Mancini, 1963
- "Los paraguas de Cherburgo", 1964
- "El planeta de los simios", Jerry Goldsmith, 1968
- "La profecia", Jerry Goldsmith, 1976
- "Star Wars", John Williams, 1977
- "Blade Runner", Vangelis, 1982
- "Tron", Wendy Carlos, 1982
- "Gladiator", Hans Zimmer, 2000
- "La red social", Trent Reznor y Atticus Ross, 2011
Y una vez plantados los cimientos de una lista primorcial, toca ahora elaborar:
Una lista muy personal de mis 50 mejores bandas sonoras de la historia del cine
Como digo es un listado completamente subjetivo, basado en criterios puramente personales. Son títulos que me emocionan, me conmueven, me transportan. Soy consciente de que dejo fuera títulos importantes, pero he intentado dar cabida en este listado a todo tipo de compositores, a todo tipo de estilos, a epocas muy diversas, desde casi los inicios del cine sonoro a la actualidad. Pero también son títulos que creo que deberían tenerse en cuenta a la hora de elaborar una lista de las mejores bandas sonoras de todos los tiempos. No he elaborado esta lista basándome en criterios de popularidad, ni tampoco por la influencia de los títulos escogidos. No he buscado expresamente evitar el tópico o la obviedad, pero posiblemente más de uno se sorprenda ante mi (sincera) preferencia de algún título menos conocido, o icluso calificado de "menor", de determinados autores. Con esta lista no pretendo complacer a nadie, pero sí dar a cabida a muchos grandes compositores que son frecuentemente ignorados, y al mismo resaltar los trabajos que yo considero más destacados de sus respectivas filmografías, aún por encima de otros que gozan de más popularidad:
- "Vertigo" (1958), "Fascinación" (1976) y "Taxi Driver" (1976) de Bernard Herrmann
- "Chinatown" (1974), "Alien" (1979) y "Legend" (1985) de Jerry Goldsmith
- "Las brujas de Eastwick" (1987) y "El turista accidental" (1988) y "La lista de Schindler" (1993) de John Williams
- "Espartaco" (1960) y "El dragón del lago de fuego" (1981) de Alex North
- "Horizontes de grandeza" (1958) de Jerome Moross
- "Matar a un rusiseñor" (1962) y "Heavy Metal" (1981) de Elmer Bernstein
- "La vida privada de Sherlock Holmes" (1970) y "Providence" (1978) de Miklos Rozsa
- "El león en invierno" (1968) y "Fuego en el cuerpo" (1981) de John Barry
- "Un hombre para la eternidad" (1966) de George Delerue
- "El mensajero" (1971) de Michel Legrand
- "La heredera" (1949) de Aaron Coppland
- "Los 4 jinetes del Apocalipse" (1962) de Andre Previn
- "Lawrence de Arabia" (1962) y "Doctor Zhivago" (1965) de Maurice Jarre
- "Romeo y Julieta" (1968) y "El Casanova de Fellini" (1976) de Nino Rota
- "Novecento" (1976) y "Dias del cielo" (1978) de Ennio Morricone
- "Conan el Barbaro" (1982) de Basil Poledouris
- "Oz, un mundo fantástico" (1985) de David Shire
- "Los ultimos juegos prohibidos" (1971) de Jerry Fielding
- "Odio en las entrañas" (1970) de Henry Mancini
- "Cristal Oscuro" (1982) de Trevor Jones
- "El rapto de Bunny Lake" (1965) de Paul Glass
- "El hombre elefante" (1980) de John Morris
- "Eduardo Manostijeras" (1990) de Danny Elfman
- "Lejos del mundanal runido" (1967) de Richard Rodney Beneett
- "El cartero siempre llama 2 veces" (1981) de Michael Small
- "Tess" (1979) de Phillipe Sarde
- "Tom Jones" (1963) de John Addison
- "La princesa Mononoke" (1997) de Joe Hisahisi
- "Krull" (1983) y "Leyendas de pasión" (1994) de James Horner
- "Ran" (1985) de Toru Takemisu
- "El bosque" (2004) de James Newton Howard
- "El señor de los anillos" (2001, 2002, 2003) de Howard Shore
- "El arbol de la vida" (2011) de Alexandre Desplat
- "Interestellar" (2011) de Hans Zimmer
Si has llegado al final de este artículo y has escuchado todos los clips incluidos, te felicito. Espero que hayas disfrutado tanto leyéndolo como yo escribiéndolo.