THE HANDMAIDEN
El coreano Park Chan-Wook se labró fama internacional con films como "Oldboy" (2003) o "Simpathy for Lady Vengeance" (2005), pero confieso que yo no lo descubrí hasta "Stoker" (2013), su primera y, hasta la fecha, única inmersión en la producción americana. "Stoker" me pareció en su día un film interesantísimo, y que reveleba al director coreano como un sútil creador de atmósferas enrarecidas.
Con "The Handmaiden" ("Ah-ga-ssi" en el título original, y "La doncella" en nuestro país), Park Chan-Wook regresa a su país de origen para rodar un film sencillamente sublime, de lo mejor que nos ha deparado este 2016. Una película narrada con un gusto esquisito, cuyo calculado esteticismo en ningún momento se erige en protagonista, sino que se pone al servicio de la historia. Una historia que bebe a partes iguales de Hitchcock y del "Rashomon" de Kurosawa. Park Chan-Wook maneja hábilmente el juego de espejos a partir del cual se desarrolla la trama, manipulando habilmente al espectador y jugando con sus espectativas, para ofrecernos un sugerente entramado de contrastes en el que, a través de las diferentes perspectivas que nos ofrecen sus personajes, va desmadejando su enrevesada trama. Trama que juguetea con el erotismo enfermizo al mismo tiempo que se maneja (y muy bien) con los resortes del thriller clásico. Mención especial a sus dos protagonistas femenidas: Min-hee Kim como la aristocrática y misteriosa Lady Hideko, y Tae-ri Kim como su atribulada doncella Sook-Hee
En resumidas cuentas: ¿Lo mejor? Su elaborada construcción narrativa y su esquisita puesta en escena. ¿Lo peor? Nada.
DOCTOR ESTRANGE
El Doctor Extraño, inspirada creación de Stan Lee y un Steve Ditko en estado de gracia, siempre ha sido uno de mis personajes Marvel favoritos, quizás por aquello de que aunaba la parte superheroica de los comics Marvel con el mundo de la mágia. Y para mí, sin lugar a dudas, tuvo su momento más álgido en el cómic con la llegada de Roger Stern a los guiones y la inspirada psicodelia de Marshall Rogers en los lápices.
Su plasmación en imagen real por parte de Scott Derrickson no decepciona pero tampoco entusiasma en exceso. "Doctor Strange" debe sus mayores aciertos por una parte a un ajustado elenco, en el que destacan, por un lado, un Benedict Cumberbach al que queremos ver interactuar YA con Robert Downey Jr. y Tom Hildeston, y por otro lado una (siempre) sugerente Tilda Swinton. El otro gran protagonista del film son, evidentemente, sus espectaculares efectos especiales. Sin embargo cabría esperar más de Scott Derrickson, firmante de films de terror como "Sinister" o "El exorcismo de Emily Rose". Supongo que la mano de Kevin Feige, mandamás de Marvel Studios, es demasiado larga y eso ha impedido a Derrickson desarrollar una visión más personal del personaje y su entorno. El resultado final es un film espectacular, sumamente entretenido, bien narrado, pero falto de personalidad y demasiado sometido a las premisas de lo que se supone es la 'formula Marvel', a saber: vocación de film para todos los públicos, nula trascencendia argumental, atisbos de humor blanco bien dosificados, parco desarrollo de personajes, respeto máximo a la historia del Universo Marvel tradicional, y acción y aventura a raudales.
En resumidas cuentas: ¿Lo mejor? Benedict Cumberbach y Tilda Swinton. ¿Lo peor? Sus concesiones a la 'formula Marvel'.
ANIMALES FANTÁSTICOS Y DONDE ENCONTRARLOS
No he leído "Animales fantásticos y dónde encontrarlos" pero por lo que tengo entendido no deja de ser un falso manual digético sobre las criaturas fantásticas que pueblan el universo de Harry Potter escrito por uno de sus protagonistas. Así pues, por lo que parece, poco daba para hacer una película.
El mayor acierto de los productores de este film ha sido contar precisamente con la escritora J.K. Rowling, creadora de Harry Potter y todo su universo fantástico, para ejercer de guionista de esta nueva 'expansión' del mundo 'harrypotteriano'. Rowling echa mano de imaginación desbordada y elabora una sugerente trama a partir de lo que inicialmente era una simple anécdota. Y lo hace de tal forma que enlaza perfectamente con los personajes y acontecimientos narrados en la saga literaria y cinematográfica del niño mago de Hogwarts, pero al mismo tiempo es capaz de ofrecer una mirada más mádura y oscura, un innegable (y agradecido) giño a lo seguidores adultos de sus libros, sin que ello suponga un olvido hacia sus lectores más jóvenes. Rowling es capaz de regalarnos un relato que a la par de entretenido es capaz de ofrecer interesantes apuntes en clave sociopolítica que no ocultan una mirada crítica hacia el fanatismo.
Y si los productores han tenido un acierto en ofrecerle a Rowling la escritura del guión, su mayor fallo ha sido confiarle la dirección del film (y de las 4 secuelas que parece que va a tener esta nueva saga) a un director tan impersonal como David Yates, que ya había dirigido las 4 últimas entregas de Harry Potter ("La orden del Fénix", "El misterio del príncipe" y las 2 entregas de "Las reliquias de la muerte"). Yates no pasa de ser un artesano sin personalidad, que abusa en ocasiones tanto del sense of wonder (la alargadísima secuencia en que descubrimos en interior de la maleta de Scamander) como del espectáculo pirotécnico (las secuencias de batallas mágicas y destrozos que rozan el destruction porn).
En cuanto al nuevo reparto hay que mencionar a un Eddie Redmayne que abusa de los tics faciales, un sibilino Collin Farrell de cálculada ambigüedad sexual, una sosa Katherin Waterson, una eficaz Samantha Norton en la piel de la fanática Mary Lou y unos divertidos Dan Fogler y Alison Dudol, que aportan una agradecidas notas de humor. Mención especial para el diseño de producción del film, que recrea a la perfección del Nueva York de los años 20, pero una lástima que su director no sepa sacar mayor partido a elementos tan atractivos como el club de jazz regentado por un duende 'gangsteril'.
En resumidas cuentas: ¿Lo mejor? Su imaginativa premisa. ¿Lo peor? La falta de personalidad del producto final y ciertos excesos por parte del departamento de efectos especiales efectos especiales.
LA LLEGADA
Una de las cosas que más me sorprenden del canadiense Denis Villeneuve es su eclecticismo a la hora de afrontar proyectos cinematográficos tan dispares como "Prisioneros" (2013), "Enemy" (2013), "Sicario" (2015) o esta "Arrival" ("La llegada" en su título en castellano) que se estrena ahora en nuestras pantallas. Lo más curioso es que es capaz de llevar a buen puerto tan diferentes propuestas, y quizás eso lo convierta en el mejor candidato para dirigir la secuela de "Blade Runner" que está previsto se estrene el año que viene.
En cualquier caso, se trate de un thriller un drama o un film de ciencia-ficción, Villeneuve va a reuir siempre los caminos más trillados del género. Para quién esto firma su film más interesante hasta la fecha sigue siendo "Enemy", hipnótico y muy personal acercamiento al universo de José Saramago, pero "Arrival" no carece ni mucho menos de atractivos, especialmente en la plasmación visual de la historia. Su construcción narrativa tampoco es precisamente convencional y no es hasta el final de la película que el espectador va a tener una idea completa de lo que el film trata de esplicarnos. Villeneuve es un narrador sútil que obliga muchas veces al espectador a hacer un esfuerzo cognitivo y a ordenar las diferentes pistas que el director, de forma directa o indirecta, va plasmando en la pantalla. Ya lo hacía en "Enemy", donde contaba con la complicidad de un desdoblado Jake Gyllenhaal, para exponernos su teoria del doppelganger. Y repite ahora la jugada en "Arrival" hilvanando diferentes líneas narrativas que convergen de manera coherente al final del film. Quizás es en su final donde Villeneuve se traiciona a si mismo exponiendo una poética pero un tanto cursi teoria del lenguage como unificador de culturas. Mención especial para Jóhann Jóhannsson, que construye una de la partituras más arriesgadas e innovadoras de todo lo escuchado en el 2016, y dónde la voz humana juega una papel fundamental, precisamente como reflejo de la importancia que al lenguaje se le da en la película.
En resumidas cuentas: ¿Lo mejor? La perfecta fusión entre las imágenes de Villeneuve y la música de Jóhannsson. ¿Lo peor? Cierta sensibleria new age en su tercio final.
ANIMALES NOCTURNOS
Hasta no hace mucho Tom Ford era conocimo como diseñador de moda. Su debut en el mundo del largometraje con "Un hombre soltero" (2009) fue percibido inicialmente como un arrebato intrusista. Sin embargo ese film rebeló que Ford, además de tener buen gusto para vestir y diseñar ropa, también lo tiene para el encuadre y la puesta en escena.
"Un hombre soltero" es un film indudablemente elegante, pero que no oculta cierto amaneramiento formal. La historia que nos narra no carece ni de interés ni de emoción, pero la preocupación, a veces excesiva, de su director por el encuadre no puede ocultar cierta frialdad en el resultado final. Esos mismos defectos son achacables a su nuevo film, "Animales nocturnos". La película se articula sobre dos líneas narrativas claramente diferenciadas: una, la 'real', protagonizada por Amy Adams, y otra, supuestamente ficticia, que bascula alrededor de uno de los personajes interpretados por Jake Gyllenhaal. El echo de que Gyllenhall de vida a dos personajes distintos es precisamente lo que llega a crear cierta confusión en el espectador, no sé hasta que punto intencionada. Curiosamente esa otra historia es la que personalmente me resulta más interesante. Por un lado porque es la que plantea ciertos dilemas morales y la que invita al debate (¿que derecho tiene alguien a tomarse la justicia por su mano cuando los canales oficiales no funcionan como deberían?); por otro lado porque es la que se aleja más del universo estético que Ford ya había explorado en "Un hombre soltero". La trama que bascula alrededor del personaje de Amy Adams se desenvuelve, como ocurría en el film debut de Tom Ford, en un universo de gente guapa, sofisticada, de clase alta, cultivada... En esta trama el director de fotografía Seamus McGarvey (que realiza un trabajo excepcional en film) hace uso de una paleta de colores más fría, donde predominan los azules y los tonos asepticos. Por el contrario, en la historia que narra el incidente en la carretera, y que no deja de ser una narración dentro de la narración, abundan los tonos ocres, más cálidos, reforzando así la sensación de tragedia. En esta otra narración Ford se sumerge en un mundo de 'gente corriente' que le es más ajeno, alejado (presumo) del entorno sofisticado y cool de la gente de la moda y del cine en el que se desenvuelve el director tejano. Quizás por eso mismo su mirada, en esta ocasión, me resulta más interesante.
Mencionar también que Tom Ford vuelve a repetir con el compositor Abel Korzeniowski, que nos regala en esta ocasión un bello tema central de tintes trágicos.
En resumidas cuentas: ¿Lo mejor? Todo su elenco actoral, en particular Jake Gyllenhaal y Michael Shannon. ¿Lo peor? Su frialdad y la sensación de ser un producto demasiado calculado.





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