Recientemente se han estrenado en nuestras pantallas dos películas que tienen más en común de lo que pueda parecer a simple vista. Ambas son películas de género fantastico, basadas en la recreación de sendos universos de lo que, dentro del género, se conoce como 'alta fantasía'. Ambas están dirigidas por sendos directores que prometían mucho al comienzo de sus carreras, y también ambas suponen una clara decepción por venir precisamente de esos mismos directores. Pero, ¿a qué directores de cine me estoy refiriendo?
Alex Proyas debutó en 1994 adaptando el comic de James O'Barr "El cuervo", película sobrevalorada que el tiempo a convertido en film de culto, en parte debido a las extrañas circunstancias que rodearon la muerte accidental de su protagonista, Brandon Lee, durante el rodaje del film. En 1998 Proyas extrenaría su segundo largometraje y la que para mí sigue siendo su mejor película hasta la fecha, "Dark City", en la cual el director daría sobradas muestras de su maestría detrás de las cámaras. "Dark City" partía de un argumento original del propio Proyas que mezclaba cine negro, ciencia-ficción, metafísica y superhéroes, y llegaría a convertirse en una de las principales influencias de la seminal "Matrix" de las hermanas Wachowsky. En el año 2004 Alex Proyas adaptaría para la gran pantalla el clásico "Yo, Robot" de Isaac Asimov, aunque en este caso decir 'adaptar' no es precisamente el verbo más adiente para describir el trabajo llevado a cabo por el director. Alex Proyas tomaría algunos de los elementos básicos del relato de Asimov para reinterpretarlos a gustos y construir (algunos diría perpetrar) un vehículo pensado sobretodo para el lucimiento de Will Smith. El film no carece de hallazgos visuales, y de nuevo Proyas muestra buena mano para mover la cámara, pero el film se resiente de la excesiva atención otorgada a su estrella protagonista. Tras estrenar "Señales de futuro" en el 2009 (película que no he visto) nos llega ahora su última propuesta cinematográfica: "Dioses de Egipto".
Por otro lado Duncan Jones, hijo del malogrado y llorado David Bowie, sorprendió a propios y extraños con su debut cinematográfico en el año 2009 con el film "Moon", película que no ocultaba la influencia (y admiración) del clásico "2001" de Stanley Kubrick, pero que conservaba su frescura y originalidad gracias a un lúcido guión al que Jones supo sacarle el máximo partido pese a sus limitaciones: un único protagonista, en una poderosa interpretación de Sam Rockwell (aunque tampoco podemos olvidarnos de Kevin Spacey, que pone la voz al ordenador GERTY), un decorado muy constreñido (los interiores de una estación espacial en la Luna) y un presupuesto muy limitado para lo que suele ser habitual en produciones de ciencia ficción. En el año 2011 estrenaría "Código fuente", ya con un presupuesto mucho más holgado, mayores medios técnicos, y un reparto más estelar en el que destaca un entregado Jake Gyllenhaal. "Código fuente" cuenta de nuevo con un argumento orginal y un ágil tratamiento de la historia, que va y viene constantemente en el tiempo, lo que permite a su director jugar con los diferentes puntos de vista a la hora de reconstruir una misma escena una y otra vez (un poco a la manera de "El dia de la marmota" pero de forma más seria). "Código fuente" es un film atractivo en muchos aspectos, pero al que quizás habría que reprocharle ciertas concesiones a la platea (el innecesario subargumento romántico, el final feliz un tanto forzado...). Ahora Duncan Jones vuelve a ponerse tras las cámaras para adaptar el video juego de Blizzard "Warcraft", en un film que, si el éxito le acompaña, pretende convertirse en una nueva franquicia cinematográfica.
Tal como decía en la introducción de este post, si bien tanto Alex Proyas como Duncan Jones tuvieron un arranque harto prometedor en esto de hacer largometrajes, sus últimas propuestas cinematográficas han resultado ser francamente decepcionantes.
Lo primero que uno se pregunta es: ¿qué es lo que ha llevado a un director tan personal como Duncan Jones a adentrarse en un universo totalmente ajeno como es el de "Warcraft"? De entrada podría parecer que el director de "Moon" iba a aportar una mirada completamente nueva al genero de la alta fantasía, pero el hecho de manejar ahora presupuestos mastodónticos parece haberle pasado factura al hijo de David Bowie. De hecho "Warcraft" muestra más preocupación reproducir lo más fielmente posible toda la imagineria barroca y esteticista hasta la extenuación del universo de los juegos de Blizzard, que no en construir una buena historia y lidiar con personajes mínimamente interesantes. No niego que el nivel técnico del film es irreprochable, pero su enfoque es en exceso infantil y carente de empaque, los personajes están descritos con apenas unos pocos trazos superficiales, y cualquier intento de construcción dramática se ve ahogado por unos ominipresentes efectos especiales. Así pues, algunos de los elementos más interesentes del relato, como son las luchas de poder entre las diferentes facciones de orcos, o los enfrentamientos entre estos y los humanos por la conquista de un territorio donde vivir, apunte que podría haberse interpretado de forma más interesante en clave de metáfora sobre los conflictos raciales, quedan reducidos a su mínima expresión y como mera excusa para la exhibición de elaboradas secuencias de batallas y el despliegue de unos efectos especiales en forma de un a veces estomagante castillo de fuegos artificiales. Los personajes más interesantes, como la semiorca Garona interpretada por Paula Patton, apenas tienen desarrollo dramático, mientras que el resto no pasan del mero arquetipo, lo que provoca que la excesiva seriedad con la que actores solventes como Travis Fimmel o Ben Foster se entregan en sus respectivos papeles, quede en mera afectación.
Así pues "Warcraft. El origen" no pasa de ser un film tan vistoso como infantil, tan aparente como insulso, tan espectacular como vacuo, y al que su mala recepción, tanto crítica como en taquilla, probablemente le impida extendense en franquicia cinematográfica. Franquicia que por otro lado, y visto lo visto, yo no veo necesaria.
En resumidas cuentas: ¿Lo mejor? Los efectos especiales, a pesar de que a veces cobren más protagonismo en la película del que merecen. ¿Lo peor? La falta de humor del conjunto y la falta de imaginación en la partitura de Ramin Djawadi, que repite los mismos acordes que en su trabajo para "Juego de tronos".
Y en cuanto a "Dioses de Egipto", casi tres cuartos de los mismo. Y digo casi, porque al menos Alex Proyas aplica a su película la desvergüenza que necesitaba "Warcraft". Si uno de los mayores defectos de esta última es tomarse demasiado en serio a si misma, al menos Proyas es consciente de que lo que está dirigiendo no es más que un video juego, y se entrega a él con cierto sano cachondeo. La mitología egipcia, al contrario que la nórdica y sobretodo la grecoromana, ha sido poco explorada cinematográficamente, lo cual le da cierta carta blanca a Proyas para plasmarla en imágenes según su propia visión personal. Es de agradecer que lo haga con cierto sentido lúdico, aproximándose a dicha mitología como si se tratase de un capítulo de "Bola de dragón" o un comic de superhéroes Marvel. Por que en el fondo eso es lo que son los Horus, Set, Thoth o Hathor del film de Proyas: héroes y villanos dotados de superpoderes molones que se enfrentan unos a otros en batallas aún más molonas que tratan de derimir el clásico (y muy manido) conflicto entre el bien y el mal. No le busquemos tres pies al gato. "Dioses de Egipto" no es más que un divertimento simplista y tontorrón cuya mayor virtud es que no se toma en serio a si mismo, aspecto que demuestran precisamente unos demasiado evidentes efectos especiales que no pretenden dar sensación de realidad, al contrario: ponen de relieve su condición digital, como si se tratase de un videojuego de consola. También es de agradecer que actores como Nicolaj Coster-Waldau, Gerald Butler e incluso Geoffrey Rush se presten al mismo juego y se tomen a guasa su labor interpretativa.
Del resto del reparto poco que decir: los jovencitos Brenton Thwaites y Courtney Eaton, que dan vida a los dos protagonistas humanos que deben mostrar su valía antes los dioses, resultan francamente insulsos, mientras que Elodie Yung, la Elektra televisiva de la serie de Netflix, sigue demostrando su muy limitada capacidad interpretativa. Chadwick Boseman, futura Pantera Negra de Marvel interpreta a Thoth con un amaneramiento que contradice su físico imponente, y uno no sabe si es algo intencionado o no pero el resultado final no deja de resultar hasta cierto punto algo ridículo. Quedemonos pues con el carisma de Butler, el encanto canalla de Coster-Waldau y, por supuesto, la socarroneria de Geoffrey Rush. Mención aparte merece la inspirada partitura musical de Marco Beltrami, que cuando se distancia de las sonoridades contundentes a lo Hans Zimmer y apuesta más por el exotismo made in Jerry Goldsmith (fué su maestro cuando el estudiaba en la Thornton School of Music de Los Angeles), es cuando consigue sus mejores resultados.
Resulta irónico que el film haya recibido críticas por haber utilizado actores occidentales (blancos en su mayoría) para encarnar a personajes del antiguo Egipto, lo que demuestra que la mayoría de espectadores y críticos no han entendido el sentido lúdico de la propuesta de Alex Proyas, que hace del kitsch y la estética hortera su principal razón de ser.
En resumidas cuentas: ¿Lo mejor? La desvergüenza con la que su director ha afrontado lo que a todas luces es un mero divertimento inofensivo. ¿Lo peor? El film se olvida fácilmente tras un primer visionado.
Este blog empezó siendo una especie de diario personal. Luego empecé a hablar comics, de teatro, de literatura fantástica, y sobretodo de cine, mucho cine. Al final se ha acabo convirtiendo en un compendio de reseñas y "estudios" de temas diversos, casi siempre relacionados con el 7º ARTE
lunes, 18 de julio de 2016
JUEGO DE TRONOS (2ª parte)
(este post continúa lo escrito aquí)
La primera temporada televisiva, que adapta el primer libro de la saga,
del cual toma el título, es posiblemente la más fiel al original literario y la
que menos alteraciones depara. Algunos, de hecho son meramente ‘cosméticos’, como el momento en que Daenerys se introduce en la pira funeraria de Khal Drogo: al igual que
en el libro Daenerys no arde, sin embargo en el libro pierde todo el cabello,
que le volverá a crecer más tarde, mientras que en la serie mantiene sus lustrosa cabellera rubio platino. En el segundo libro se explica en varias
ocasiones que Danerys amamanta a sus dragones de su propio pecho, detalle que
se ha obviado por completo en la pantalla, quizás porque consideraban
que podría resultar demasiado bizarro para la audiencia. Cuando Danerys es
‘montada’ por primera vez por su esposo Khal Drogo, la escena en la serie es
más brusca y podría ser interpretada casi como una violación. Personalmente,
dado el carácter más libre y salvaje de los dothrakis, creo que resulta más
convincente en la serie, pues en los libros se trata de aludir a una cierta
gentileza de carácter por parte de Drogo, algo que no va en absoluto con su
imagen de líder rudo y a veces brutal. Y también por eso mismo resulta más fascinante
que Danereys, que siempre ha vivido encorsetada por las normas de su linaje aristocrático, se rinda fascinada a esa sensación de libertad salvaje que le provoca su esposo, al cual llegará amar de forma sincera. Es precisamente el superar las inclemencias de su nuevo entorno, más barbaro, lo que fortalecerá el personaje y le ayudará a
curtirse y endurecerse.
Otro cambio sutil en esta primera temporada hace referencia al personaje de Sansa
Stark, pues en los libros, aunque de manera involuntaria, ella es culpable de
la captura y decapitación de su padre, Ned Stark. En los libros, cuando Ned se
entera de que los hijos de Cersei son fruto del incesto y por lo tanto no son
hijos del rey Robert, decide denunciarla. Para evitar ponerlas en pelígro decide enviar a sus hijas Sansa
y Arya de vuelta a Invernalia. Sansa, que está enamorada de Joffrey y sueña con
casarse con él, le cuenta los planes de su padre a Cersei, temerosa de verse
alejada de Desembarco del Rey. Todo ello desembocará en la brutal e inesperada
escena de la decapitación de Ned. En la serie se ha obviado la traición
involuntaria de Sansa, posiblemente para no despertar excesivas antipatías
hacia el personaje por parte de los espectadores.
En la serie también aparece un nuevo personaje, el de la prostituta
Ros, inexistente en los libros y que sin embargo tendrá un importante
desarrollo dramático en la serie. Como cambio me parece bastante inocuo y creo
que no molesta en absoluto, sobretodo porque el personaje no carece de atractivo:
comenzará como una simple prostituta que ejerce en los pueblos del norte, para acabar convirtiéndose en una intrigante
meretriz en Desembarco del Rey, que divide sus lealtades entre Meñique y Varys. Precisamente estos dos personajes, 'Meñique' y 'La araña', ganan puntos con respecto a sus contrapartidas literarias al hacerlos más intrigantes y sibilinos, aspecto en el que ayuda notablmente el excelente trabajo de los actores que les dan vida. 'Meñique' es descrito como 'el hombre más peligroso de Poniente', mientras que Varys es alguien que según sus propias palabras, 'solo sirver al reino, pues alguien debe hacerlo'. En la serie sus motivaciones resultan más claras y por lo tanto ambos personajes son menos ambiguos. No es que su tratamiento difiera mucho con respecto a los libros, pero si que se les concede a ambos y mayor y merecido protagonismo, reservándoles a veces algunas de las mejores frases y diálogos de la serie... junto a Tyrion Lannister, of course, aunque este último suele aportar una notas de vitriolo y fina ironía.
Es a partir de la segunda temporada cuando los cambios
comienzan a hacerse más evidentes. El carácter homosexual de Renly Bartheon y
Ser Loras Tyrrell, por ejemplo, es descrito en los libros de una manera muy sutil y un tanto
equívoca, sin embargo en la serie se hace claramente explícito, sin escatimar
alguna que otra escena subida de tono. El problema no radica, a mi parecer, en
hacer más explícita dicha relación, sino en la forma en como son tratados los
personajes, particularmente Loras. En los libros Ser Loras es un espadachín
hábil y temible, aunque su protagonismo es algo menor. En la serie de
televisión, en cambio, a veces se le reduce a una mera caricatura, enfatizando en demasía
su carácter homosexual y su concupiscencia, y dejando de lado su condición de
guerrero capacitado y su servidumbre inquebrantable a su casa.
Hay personajes secundarios que desaparecen o se fusionan con otros, como podría ser el de los bastardos deRobert Baratheon. Éste había tenido varios; uno de
ellos, Edric Tormenta, es el único reconocido oficialmente. En la serie el carácter de Edric es
fusionado con otro de los bastardos no reconocidos por Robert, Gendry, que en
los libros acaba uniéndose a la Hermandad sin Estandartes de Beric Dondarrion, mientras que es Edric el que será retenido como rehén por Stannis Baratheon. No creo que sean cambios demasiado importantes en la serie, pues simplifican la trama y ayudan a hacerla más comprensible al espectador sin que se pierdan aspectos verdaderamente significativos de la misma.
El personaje de la prostituta Shae, de quien se enamora Tyrion, tiene un
tratamiento distinto en la serie, y de hecho adquiere mayor protagonismo en la misma. A
diferencia de los libros, Shae acaba como doncella de Sansa Stark cuando a esta
última le obligan a contraer matrimonio con Tyrion, lo cual desencadenará
acontecimientos posteriores. En la serie Shae es un personaje más visceral, y
como espectadores llegamos a creer que realmente está enamorada de Tyrion, quizás por eso acaba
resultando un tanto incomprensible cuando al final le traiciona y acaba acostándose con
el propio padre de Tyrion, Twynn Lannister, algo que ocurre también en los
libros, pero al ser el carácter de Shae más interesado resulta más creíble. Es un giro quizás un tanto forzado, aunque también podría interpretarse como un gesto de despecho por parte de ella al malinterpretar la sincera actitud de Tyrion de apartarla para protegerla.
Sin duda alguna uno de los cambios más importantes lo vamos a ver en
el personaje de Talisa, un personaje que no aparece en los libros y que en la
serie aparece a partir de la 2ª temporada, actuando en sustitución de Jeyne Westerling. Personalmente creo que es una
gran adición y uno de los mayores aciertos de la serie con respecto a las
novelas. En los libros Robb Stark accede a prometerse con una de las hijas de
Walder Frey para asegurarse su colaboración en la guerra que ha entablado
contra los Lannister y Desembarco del Rey. Sin embargo en el último momento se nos informa a
los lectores que Robb se ha casado con Jeyne Westerling, provocando la indignación
de Walder Frey, la cual terminará, como sabemos, dando pie a la infame ‘Boda Roja’. El
problema aquí es que apenas se nos dan datos sobre Jeyne, y el lector nunca
llega a empatizar con ella. Es más, si hasta el momento Robb había exhibido un carácter
pragmático, no se entiende porque entonces desoye los consejos de su madre y se
casa con Jeyne, supuestamente para proteger su virtud, que inconscientemente ha mancillado. Así pues en verdad Robb no siente amor verdadero por Jeyne, si no más bien un sentimiento de obligación moral. El personaje insustancial de Jeyne
desaparece de la serie y es sustituido por el de Talisa, el cual resulta mucho más
atractivo y fascinante. Talisa es una sanadora en el campo de batalla, procedente de Volantis, y
desde el principio se nos la presenta como una mujer fuerte y determinada,
atractiva, inteligente y de marcado carácter. Poco a poco vemos como Robb la va
conociendo y se va sintiendo atraído por ella. Así pues el espectador es
testigo de su enamoramiento, puede entenderlo y llegar a empatizar con ambos
personajes. Todo ello hace que la Boda Roja, que ya de por sí es impactante y dramática en los libros, adquiera tintes más macabros en el episodio televisivo, pues mientras que en los libros Jeyne Westerling no acude a la boda y salva la vida, en la serie Talisa, que está embarazada de Robb, es asesinada con saña, recibiendo varias puñaladas en el estómago que acaban con su vida y la de su hijo no nato. Es sin duda alguna uno de los momentos más brutales y de mayor impacto dramático de todas las temporadas vistas hasta la fecha. Dicha escena ocurre para el episodio 9 de la 3ª
temporada, episodio que suele reservarse para los momentos más impactantes de
cada temporada, y es el único que se cerró con los créditos finales totalmente
en silencio, sin música, reforzando así su impacto. Sin palabras.
La Boda Roja tuvo también otras consecuencias. Si bien es
cierto que en ella Catelyn Stark muere degollada por uno de los familiares de
Walder Frey, su cadáver es echado al rio y posteriormente devuelto a la vida
por Thoros de Myr, el sacerdote rojo que acompaña a Beric Dondarrion. Así pues
Catelyn se convierte en una especie de zombi mudo (le han cortado la garganta)
que con el nombre de Lady Corazón de
Piedra liderará la Hermandad sin Estandartes. Nada de eso ocurre en la serie,
donde hasta la fecha, Catelyn permanece muerta y sin visos de que vaya a
resucitar. Hay quién alega que es un cambio positivo respecto a los libros, ya que si bien como tal Lady Corazón de Piedra es un personaje atractivo, también es cierto que pone de manifiesto esa facultad manipuladora de George R. Martin y la sensación de que escribe improvisando. ¿Era realmente necesaria la resurección de Catelyn Stark? ¿O no es más que un golpe de efecto gratuito? De momento Martin no ha sabido evolucionar a esta Catelyn resucitada de una forma convincente, así que el hecho de que los showrunners hayan prescindido de ella quizás sea más un acierto que un fallo.
Otro cambio importante lo vemos en la relación que se establece
entre Melisandre de Asshai, la sacerdotisa roja, y Stannis Baratheon, el
hermano del finado rey Robert. En los libros la idea de que ambos mantengan una
relación carnal es comentada por los soldados y sirvientes de Stannis, pero el
lector nunca sabe si realmente eso está ocurriendo. De hecho Stannis es
descrito más bien como un hombre frío, adusto y desapasionado, que ni siquiere siente afecto por
su mujer y su hija, con quienes mantiene una relación puramente formal, y que
transmite una imagen de rigor y disciplina extremas. Stannis vive volcado en el deber, y es el deber el que le lleva a liderar una de las reveliones contra el rey Joffrey. No es tanto que ambicione el trono porque sí, sino que cree que debe sentarse en él porque es lo correcto. Su relación con Melisandre
es un tanto equívoca en el libro, y aparentemente surge de la servidumbre que Stannis debe al dios de ella, R'hllor, aunque nunca queda claro si
verdaderamente él siente el mismo fervor religioso que ella, o simplemente abraza la fe de R’hllor por pura
conveniencia política. Este último aspecto sí lo podemos apreciar en la serie,
sin embargo su relación con Melisandre adquiere en la adaptación televisiva una
mayor carnalidad de la que observamos en los libros. Melisandre siempre le
seduce con la promesa de un hijo, pero sin aclarar nunca sus razones, mientras
que Stannis no puede evitar ceder a sus bajas pasiones cuando Melisandre hace
uso de sus armas de seducción, lo cual por un lado rompe con la imagen un tanto
monacal que se ofrece de Stannis en la novela, al tiempo que nos brinda una
interpretación de Melisandre bastante más lúbrica. Si por un lado todo ello
contribuye a humanizar a ambos personajes, a la sacerdotisa roja también la
vulgariza en cierto sentido, pues crea dudas sobre si realmente es una devota o solo una puta licenciosa que utiliza la fé para su propio beneficio.
Jojen Reed y su hermana Meera Reed aparecen en los libros
mucho antes de lo que lo hacen en la serie. Ammbos llegan a Invernalia durante el banquete de la cosecha,
enviados por su padre para renovar el juramento de lealtad a la casa Stark y al
Rey Robb, y es ahí cuando Jojen se da cuenta de la habilidad de Bran Stark como warg y su capacidad de meterse en la mente de otros seres vivos. Cuando
Theon Greyjoy toma Invernalia, Jojen y su hermana se esconden en las criptas,
para luego junto a Bran y Hodor emprender camino hacia el norte. En la serie en
cambio es la salvaje Osha quien ayuda a escapar a Brann y su criado falto de luces, y es más tarde en el camino de
su huida cuando se encontrarán con los hermanos Reed. Al final de la 4ª temporada, y a
diferencia de los libros, Jojen muere cuando son atacados por espectros
(muertos vivientes) al llegar a la cueva donde mora el ‘cuervo de tres ojos’. La escena del ataque de los espectros es uno de esos momentos brillantes que no están en los libros pero que el espectador aplaude por su espectacularidad y su ajustada resolución dramática.
El personaje de Margaery Tyrell también cobra en la serie
una importancia mayor de la que tiene en los libros. Si en estos es descrita
más bien como una doncella hábil que se mueve según le mandan las circunstancias,
en la serie en un personaje mucho más astuto e intrigante, que se gana la
franca enemistad y desprecio de Cersei, que siente celos de ella. Al igual que
en los libros Cersei logrará que Margaery sea apresada por la ‘fé militante’,
aunque los motivos difieren ligeramente. Pero Margaery será liberada y puesta bajo
custodia vista la debilidad de las pruebas hacia ella. En la serie, sin embargo, Margaery es
apresada y retenida, del mismo modo que lo será posteriormente la propia
Cersei.
Otro personaje que cambia bastante respecto a los libros es
Ser Barristan Selmy, caballero de la Guardia Real que sirvió lealmente a Robert
Baratheon como antes lo había hecho con los Targaryen cuando estos governaban. Cuando es destituido por
Joffrey se hará pasar por el escudero de uneunuco de nombre Belwas el Fuerte, para ponerse al servicio
de Daenerys, ocultándole su verdadera identidad. Los lectores no descubrirán
quién es en realidad el viejo escudero hasta bien avanzada la trama del 2º libro, pero es
evidente que ese truco no podía ser utilizado en una adaptación televisiva, así
que se surpime la identidad falsa del mismo modo que desaparece el episódico personaje de Belwas, y desde el primer momento Barristan
Selmy se pone al servicio de la madre de dragones. En los libros, cuando Daenerys
descubre su identidad lo manda a una misión suicida de la que sobrevive,
obteniendo así su perdón. Ser Barristan Selmy se quedará guardando Merren cuando Daenerys parta. En cambio en la serie Barrystan fallecerá víctima de
una emboscada de los hijos de la harpía en su 5ª temporada. Por otro lado Jorah
Mormont, tanto en los libros como en la serie, es expulsado de la corte de
Daenerys y condenado al exilio cuando ésta descubre que ha estado espiando para
los Lannister. Para redimirse a los ojos de su reina, de la que está enamorado,
Jorah Mormont secuestrará a Tyrion para entregarlo a Daenerys. Ese encuentro no
se ha producido aún en los libros, y en el camino a Mereen, Tyrion y Mormont se
han encontrado con uno de los hijos de Rhaegar Targaryen al que se daba por
muerto, Aegon, tomando un camino más largo hacia la Bahía de los esclavos y viviendo toda una serie de (a veces estrambóticas) aventura. En la serie las aventuras y desventuras de tan singular pareja
son bastante más escuetas, se prescinde (afortunadamente) de toda la trama del
Targaryen superviviente y ya hemos asistido en esta 5ª temporada al encuentro
entre Daenerys y Tyrion. Contra todo pronóstico la madre de dragones tomará al enano como cosejero.
Ya comentaba más arriba lo equivocado y torpe que me parece
que George R. Martin se haya sacado de la manga un nuevo Targaryen en “Danza de
dragones”, así que el hecho de prescindir de esta sub-trama me parece todo un
acierto por parte de los guionistas y los showrunners de “Juego de tronos”, lo cual parecen confirmar la tendencia de tratar de eliminar toda la paja que hay en las novelas e ir directamente al grano. Por otro lado, la tendencia en la serie parece ser apostar
por un tono más ‘realista’, y si bien la magia y la fantasía están presente (ahí
están los dragones o los caminantes blancos para demostrarlo), se pone menos el
foco en ella. Eso y la necesidad de economizar muchos aspectos introducidos en
el relato de Martin, ha llevado a los guionistas a prescindir (de momento) de
personajes tan sugerentes como Lady Corazón de Piedra (a la que hacía mención más
arriba) o Manosfrías, un extraño sujeto con apariencia de espectro pero que sin
embargo ayuda tanto a Sam Tarly como a Bran Stark, y cuyas motivación no están aún
muy claras. Lo mismo podría decirse de los lobos wargos que acompañan a los herederos
Stark, o de los dragones de Daenerys, y que en la serie aparecen menos de lo que
deberían y nos gustaría, restándoles a veces un poco de protagonismo. Pero no podemos pasar por alto el hecho de que éstos animales, así como los espectros, están
recreados digitalmente y que su coste por aparecer en pantalla es considerable,
por lo que resulta comprensible que los responsables de la serie racionen sus apariciones. Los wargos apenas
se han visto en esta 5ª temporada; solo a Fantasma, y de refilón. Ya sabemos
que no veremos a Dama ni Viento Gris por razones obvias, Nymeria está perdida
(aunque sí aparece en el libro ‘Danza de dragones’) y no vamos a ver ni a Verano ni a
Peludo, pues no se ha previsto la aparición de los hermanos Bran y Rickon en
esta temporada. En cambio los dragones, y muy especialmente Drogon, sí han
tenido un protagonismo destacado en esta última temporada. El episodio 9 de esta 5ª tempordada, se cierra de hecho con un momento impactante y muy esperado, en el que vamos a Daenerys volando a lomos de Drogón.
Siguiendo con el repaso de los personajes de la serie, vemos que Ellaria Arena, madre de las serpientes de Arena de Dorne, es presentada como la instigadora del intento de secuestro y asesinato
de la princesa Myrcella, como venganza por la muerte de su amante Oberyn
Martell. En cambio en los libros ella se muestra más bien contraria a cualquier toma de
represalia directa, y de hecho formará parte de una conspiración para casar a Myrcella con uno de los herederos de Dorne y proclamarla así reina de los 7 reinos. Sus hijas, las llamadas 'serpientes de arena', son también personajes mucho más sugestivos
y complejos en las novelas; sin embargo en la serie son presentadas simplemente
como un trio de adolescentes sedientas de venganza, personajes un tanto planos
que protagonizan una escena (el intento de asesinato de Myrcella) más bien sonrojante por su torpe planificación. Al final Ellaria se saldrá con la suya asesinando a Myrcella, de manera que las palabras de Maggi la Rana que profetizaban que Cersei tendría tres hijos y los perdería se van cumpliendo. Debo decir que la muerte de Myrcella en el último episodio de la 5ª temporada me parece torpemente filmada, carente de dramatismo; ella acaba de confersarle a Jaime que sabe que es su padre y que se alegra por ello, lo cual debería incrementar el impacto dramático de su posterior fallecimiento, y sin embargo la escenas esta tratada con torpeza, con un corte abrupto que da paso a Ellaria y sus hijas para explicarnos que son ellas las que han provocado la muerte de la hija de Cersei, colmando así sus deseos de venganza.
Hay muchas más diferencias, algunas más sutiles que otras:
en la serie se resume mucho la parte del aprendizaje de Arya en la ‘Casa de
blanco y negro’ de Braavos, y se evita aludir a su condición de asesina por no
añadir matices negativos al personaje, uno de los más apreciados por la audiencia. Se resta también importancia al linaje de los
Greyjoy y las luchas dinásticas en las Islas del Hierro; aquí yo añadiría que afortunadamente, pues
dichas tramas resultan unas de las más tediosas de la saga, distrayendo en exceso al lector de
la narración principal y del desarrollo de otros personajes más carismáticos y de
mayor interés. Si bien es cierto que el interés que George R. Martin pone en todos estos otros personajes y linajes contribuyen a hacer aún más rico y complejo el intrincado entramado político y dinastico de los 7 reinos, tambián hay que convenir que la presencia en la serie de demasiados personajes principales tan solo contribuirían a aumentar la sensación de confusión y desconcierto en el espectador, que muy posiblemente no sería capaz de seguir todas las sub-tramas que plantean los libros. No obstante hay que aplaudir la forma en como se ha tratado el personaje de Arya en esta 5ª temporada. En los libros Arya pierde la vista en "Festin de cuervos", durante su entrenamiento en la 'Casa de blanco y negro'; en "Danza de dragones" la veremos primero como mendiga y después asistiremos al momento en que recupera la visión. En la serie se han alterado algunos aspectos del personaje: hemos visto como Arya asesina salvajemente a Meryn Trant, el primero de su lista de victimas y presunto asesino de su maestro Syrio Forel; es el hecho de haber culminado su venganza lo que le lleva a ser castigada y quedarse ciega. El momento es realmente impactante para cerrar la finale season, pues deja al espectador con el alma en vilo en espera de la resolución que vendrá en la próxima temporada. !Chapeau a los guionistas por ese detalle!
Por otro lado entre los aciertos de la serie podrían añadirse el mayor protagonismo que se le da a personajes como Bronn, ‘amigo’ interesado y antiguo escudero de Tyrion, cuya trama se desvanece tras el juicio a este último, pero que en la serie continúa como ‘entrenador personal’ y ‘compañero de fatigas’ de Jaime Lannister. Bronn es un personaje carismático, con una lengua afilada y un juicioso ironía, que soprende tanto por su habilidad con la espada como por sus dotes para el canto, y que aporta unas convenientes notas de humor. Así que tenemos que felicitar a los guionistas por aumentar su papel en la saga. Lo más curioso es que Bronn funciona perfectamente bien tanto como comparsa de Tyrion como de Jaime.
Hay otras escenas que no aparecen en los libros y sin embargo se han incorporado a la adaptación televisiva. Una de las mejores posiblemente sea la pelea entre Brienne de Tarth y Sandor Clegane, el Perro; un combate brutal que pone de relieve la capacidad guerrera de la doncella de Tarth, a la altura de cualquier oponente masculino que se le ponga por delante. En los libros Brienne vivirá una serie de aventuras diferentes y tendrá otro tipo de enfrentamientos físicos con personajes más episodicos y de escasa relevancia. De nuevo se prescinde de dichos personajes en beneficio de potenciar el protagonismos y la relevancia de los protagonistas principales. Así pues enfrentar a Brienne y al Perro es, en mi opinión, un acierto.
Por otro lado entre los aciertos de la serie podrían añadirse el mayor protagonismo que se le da a personajes como Bronn, ‘amigo’ interesado y antiguo escudero de Tyrion, cuya trama se desvanece tras el juicio a este último, pero que en la serie continúa como ‘entrenador personal’ y ‘compañero de fatigas’ de Jaime Lannister. Bronn es un personaje carismático, con una lengua afilada y un juicioso ironía, que soprende tanto por su habilidad con la espada como por sus dotes para el canto, y que aporta unas convenientes notas de humor. Así que tenemos que felicitar a los guionistas por aumentar su papel en la saga. Lo más curioso es que Bronn funciona perfectamente bien tanto como comparsa de Tyrion como de Jaime.
Hay otras escenas que no aparecen en los libros y sin embargo se han incorporado a la adaptación televisiva. Una de las mejores posiblemente sea la pelea entre Brienne de Tarth y Sandor Clegane, el Perro; un combate brutal que pone de relieve la capacidad guerrera de la doncella de Tarth, a la altura de cualquier oponente masculino que se le ponga por delante. En los libros Brienne vivirá una serie de aventuras diferentes y tendrá otro tipo de enfrentamientos físicos con personajes más episodicos y de escasa relevancia. De nuevo se prescinde de dichos personajes en beneficio de potenciar el protagonismos y la relevancia de los protagonistas principales. Así pues enfrentar a Brienne y al Perro es, en mi opinión, un acierto.
En esta última temporada sin lugar a dudas uno de los cambios más controvertidos hace referencia al tratamiento de Sansa de vuelta en Invernalia, que ahora está bajo el dominio de los Bolton.
En los libros Sansa permanece en el Nido del Águila, a la espera de que Meñique
la case con un alto señor del Valle, afirmando así su posición tanto como señora
del Valle como heredera de Invernalia. Mientras tanto en Invernalia Ramsay
Boolton contrae matrimonio con una falsa Arya Stark, que no es otra que una
antigua amiga de Sansa, Jeyne Poole, a la que hacen pasar por Arya para que los
Bolton puedan afianzar su dominio en el norte. Jeyne será vejada, humillada y
maltratada por Ramsay. En la serie han decidido fusionar los personajes de
Sansa y Jeyne para simplificar la trama; de esta manera es la verdadera Sansa
la que contrae matrimonio con Ramsay, y es ella la que es humillada, vejada y
maltratada por su marido. Este cambio ha suscitado muchísimas quejas en los
foros, quejas de la que el escritor, con toda razón, se desentiende aludiendo
que la serie ha tomado su propio camino y que éste es perfectamente lícito.
Algunos espectadores esperaban un cambio de actitud en Sansa después de que
esta ‘rescatara’ a Meñique después de que éste arrojase por un acantilado a su
recién estrenada esposa, Lysa Arryn. Es cierto que a partir de ahí hemos visto
a una Sansa más fuerte, más intrigante. ¿Por qué entonces rebajarla de nuevo
haciendo que sufra tamaña humillación en manos de su esposo? ¿Y por qué no? Quizás
lo que necesita Sansa es sufrir más para acabar fortaleciéndose de manera definitiva y tomar así su
justa venganza contra los Bolton, conspiradores y asesinos de su madre y su
hermano mayor. Habrá que ver cómo evoluciona el personaje en futuros episodios,
pero a pesar de todo Sansa sigue siendo una chica asustadiza e ingenua, y no
resultaría creíble que se convirtiese en una femme fatale así por las buenas;
de modo que este nuevo revés quizás sea lo que ella necesita para que deje de ser una gatita asustada y emerja como
una tigresa. La escena en que Sansa es tomada por la fuerza por Ramsay ha hecho que se viertan acusaciones de misoginia en la
serie. Vamos a ver: si estamos hablando de un entorno fantástico
particularmente violento y que en muchos aspectos recuerda la oscurantista Europa medieval,
es comprensible que muchos personajes femeninos salgan mal parados. Pero quizás
sea Sansa el único personaje femenino que hasta la fecha parece ejercer de víctima perpetua. Aún me parecen desproporcionadas las acusaciones de misoginia, pues la serie abunda en personajes femeninos fuertes y capaces: Arya es una
superviviente nata que acaba sobreponiéndose a todas las dificultades que
se le presentan; Daenerys se convierte en reina y conquistadora; Cersei domina
Poniente en su calidad de regente en Desembarco del Rey; Brienne de Tarth
demuestra que su capacidad para el combate nada tiene que envidiar a la del
cualquier caballero de Poniente; también exhiben en mayor o menos grado su fortaleza
como mujeres personajes como Talisa, Yara Greyjoy, Lady Olenna, Margaery Tyrell,
la salvaje Osha, Melisandre de Asshai, Meera Red, Catelyn Stark… Son mujeres
que en diferentes aspectos exhiben astucia, fortaleza física, inteligencia, fuerza de voluntad, determinación...
Es cierto que algunas de ellas no saldrán bien paradas (Talisa o Catelyn son
asesinadas y Cersei es humillada públicamente por el septón supremo en esta
última temporada), pero en un entorno cruel y violento como el que nos muestra “Juego
de Tronos” es inevitable que algunas mujeres acaben mal, no mejor o peor que muchos de sus partenaires masculinos. Algunas quejas a propósito del abuso del recurso de la violación como efecto dramático me parecen
infundadas, sobre todo si pensamos en cuales de los personajes principales han
sido víctimas de ella. ¿Daenerys? En la primera temporada es vendida a Khal
Drogo y este la toma por la fuerza; aunque no es un acto plenamente consentido
Daenerys comprende que es un ‘acto político’ y por lo tanto necesario (la casan con Drogo para forzar
una alianza con él que ayude a su hermano Viserys), al cual accede de mala gana pero de forma consciente. Y pese
a todo Daenerys encontrara en Drogo una nobleza y una virtud inesperadas y se
enamorará de él de forma sincera. ¿Cersei? Se comentó mucho la escena en que
Jammie la toma por la fuerza en la escena del funeral de su hijo Joffrey; creo
que la escena es equívoca, que Cersei al principio no quiere y se resiste, pero
ella también está enamorada de Jaime; no es que no quiera ceder ante él, sino
que no quiere hacerlo frente al cuerpo sin vida del hijo de ambos, y de ahí su resistencia, que no
deja de ser un tanto impostada. La forma en como está
planteada la escena ha llevado a muchos espectadores a interpretarla como una violación, sin embargo lo
que yo interpreto es que Cersei se está debatiendo entre el dejarse llevar por
la pasión franca y siencera que siente hacia su hermano, o guardar el luto frente a
su hijo; así pues ella no sabe cómo reaccionar. A mí me parece una escena hábilmente construida
porque pone de manifiesto, y mejor que en los libros, los diferentes
sentimientos que Jaime y Cersei albergan hacia su propia descendencia fruto del
incesto: el primero no siente sino un cierto desapego hacia ellos, los quiere
de una manera desapasionada solo porque son hijos de su hermana, la mujer que
ama, pero no se preocupa realmente por ellos; en cambio para Cersei son lo más
importante, los ama y defiende como una leona a sus cachorros, y como hemos
visto a lo largo de estas 5 temporadas, está dispuesta a hacer cualquier cosa
por ellos. Sin embargo Cersei también ama a Jammie y no sabe cuándo o si debe
poner a uno por delante de los otros, algo que precisamente queda reflejado en
esa escena de la supuesta violación. Con Sansa, en cambio, no hay equívoco
posible: Ramsay la toma por la fuerza, de la manera más desagradable (por la
espalda) y a sabiendas de que además es virgen; es un sádico y disfruta con
ello. La escena no es agradable y es lógico lamentarla precisamente porque
Sansa es uno de los personajes que más han sufrido a lo largo de estas cinco
temporadas, pero me parece desproporcionado acusar de misógina la serie por
dicha secuencia. Muy lamentablemente la violencia de género contra las mujeres
es algo muy real y que está presente en nuestra sociedad, ¿debemos pues criticar a
una serie de ficción porque se haga reflejo de ello?
Esta última temporada nos ha deparado también algunos momentos que nos hubiese gustado que Martin hubiese incluído en sus libros, aunque hay que reconocer que lucen mucho más en pantalla. Me refiero especialmente al momento que los Caminantes Blancos y los espectros atacan Casa Austera en el 8º episodio. Es uno de esos momentos que permiten a los técnicos de efectos especiales y a los maquilladores poner toda la carne en el asador y demostrar que una serie de televisión no tiene nada que envidiar a una producción cinematográfica si cuenta con el presupuesto adecuado. Los caminantes blancos son uno de los mayores aciertos visuales de la serie, junto a los dragones de Daenerys. Su diseño es sencillamente prodigioso, pues realmente resultan atemorizantes. Pese a todas las batallas y rencillas entre las diferentes casas dinasticas de Poniente, la verdadera amenaza que nos relata "Canción de hielo y fuego" es la que viene del norte, de más allá del Muro. Lamentablemente George R. Martin comente el error de olvidarse de ella de vez en cuando, no dándoles mayor protagonismo, con lo cual su sensación de amenaza se diluye y se hace intermitente. Afortunadamene los showrunners de la seria han comprendido que es necesario mantener viva dicha amenaza, de ahí que se hayan esforzado porque los caminantes blancos estén presentes en todas las temporadas, para que el espectador no los olvide. Su presentación en el último episodio de la 2ª temporada, cuando los vemos de forma clara por primera vez, comandando un ejercito de escpectros, es simplemente acojonante; el momento en que uno ellos ataca a Sam en la 3ª temporada, y éste lo elimina con una daga de vidriagón es espectacular; en la 4ª temporada tuvimos un leve atisbo del lugar donde proceden, en el lejano norte, y vimos por primera vez al Rey de la Noche, y supimos del destino de los bebés de Craster; en esta última temporada los hemos visto en toda su gloria, comandando ejercitos de muertos vivientes, y hemos sentido más que nunca lo real y lo cercano de su amenaza. La escena del ataque a Casa Austera del episodio 8º es uno de los momentos más impactantes que hemos vivido en esta 5ª temporada, junto con la irrupción de Drogón en las arenas de Meeren, con la diferencia que este último momento sí está en los libros y el primero no. Lo cierto es que esta 5ª temporada estaba siendo demasiado tranquila hasta este 8º episodio, así que la aparición del Rey de la Noche y los Caminantes Blancos en el ataque a Casa Austera, por mucho que sea una licencia, no solo es acertada sino que constituye uno de los mejores momentos de la serie ¡Bravo!
Ya anunciaron los showrunners que en la serie se iban a producir más muertes de las que aparecen en los libros. Es posible que los guionistas hayan adelantado en estas 5 temporadas emitidas algunos de los planes que George R. Martin tenía previstos para los libros que aún están pendientes de ser publicados. En el 9º episodio hemos asistido a uno de las escenas más brutales y dolorosas de toda la temporada: la muerte de la princesa Shireen. El momento es más impactante si cabe por el hecho de ser incinerada viva por Melisandre y con el consentimiento de su propio padre, Stannis. Es una muerte que no ha ocurrido aún en los libros, pero que los showrunners la incluyeron porque en conversaciones con el escritor les confesó que la tenía prevista. Así pues no se trataría entonces de una traición a la obra sino más bien que se han adelantado a los planes del escritor. Es otro de esos momentos que yo creo que hay que aplaudir, pues aumentan la carga dramática de una temporada que estaba siendo, como decía, demasiado tranquila. En el último episodio asistiremos también al lógico suicidio de su madre, Selyse, consumida por la culpa de no haber sabido proteger a su hija. Si bien ese cambio de actitud resulta algo brusco, pues Selise es una devota fanática de R'hllor, que no siente excesivo afecto por su hija y que muestra una devoción absoluta hacia su fé. La Selyse de los libros de Martin habría aceptado el sacrificio de su hija como algo necesario, y eso es lo que aparenta sentir al principio de la escena; por ello su cambio de actitud y de sentimientos resulta poco verosimil. En ese último episodio hemos visto también como Brienne encuentra a Stannis herido tras la masacre de su ejercito en manos de los Bolton. Aparentemente (y digo aparentemente porque la escena es narrada de forma elíptica), Brienne ajusticia a Stannis por su crimen contra Renly Baratheon. Eso no ocurre en los libros y de hecho sabemos que (de momento) Stannis continúa con su asedio a Invernalia y que ha capturado al fugado Theon y su falsa Arya Stark. En esta finale season, en cambio, hemos visto como Theon ayuda a Sansa a escapar de los Bolton, y habrá que esperar a la 6ª temporada para saber si han sobrevivido al salto desde las murallas del castillo. De nuevo nos encontramos con un cambio de actitud en un personaje que resulta un tanto incomprensible, pues Theon, que como sabemos es victima de un sindrome de Estocolmo que lo liga obedientemente a su torturador Ramsay, de repente cambia de actitud y se decide ayudar a escapar a Sansa. ¿Porqué? Es algo que los guionistas podrían haberse esforzado por matizar mejor.
La finale season se ha cerrado con 3 momentos que sí están presentes en los libros y apenas han sido alterados. El primero es el paseo de la expiación de Cersei: momento brutal que casi hace que sentamos compasión por la reina regente pese a las maldades que le hemos visto cometer. El momento funciona gracias a un impresionante trabajo actoral por parte de Lena Headey; ver como su rostro y su gesto poco a poco pierden la entereza para quebrarse finalmente en un sentido llanto le pone a uno el corazón en un puño. Pero Cersei es mucha Cersei, y cuando ésta es cogida en brazos por un redivido y muy siniestro Gregor Clegane, vemos de nuevo a la Lannister de siempre: altiva, malvada y determinada a conseguir todo lo que quiera al precio que sea.
Otro momento es el reencuento de Daeneys con los dothrakis. En los libros ella se encuentra con uno de los jefes del clan, Khal Jhaqo, precisamente el que tomo el mando tras la muerte de Khal Drogo y la repudió a ella. En la serie no se nos dice quién son, aunque reconocemos los atuendos y las armas; vemos como Daenerys es rodeada por un inmenso khalasar de jinetes que la van cercando de manera amenazadora, y los guionistas cierran la escena con una panorámica que deja la situación sin resolver.
Pero sin duda aluna la escena más impactante es la de la aparente muerte de John Nieve. ¿Aparente? Si, bueno, es cierto que ha recibido varias puñaladas de su guardia acusándolo de traición, y el episodio se cierra con un acertadísimo plano de él yaciendo muerto y desangrado sobre la nieve. De nuevo hay que quitarse el sobrero ante los guionistas, ya que si bien este momento está en los libros y es narrado de manera muy similar, después Martin introduce otros episodios, de forma que los lectores se quedan con una sesación extraña, preguntándose qué ha pasado y si realmente no es una hábil trampa por parte del escritor. En cambio en la serie los espectadores que no hayan leido los libros se quedarán con la sensación de que su muerte es definitiva, y que tiene un efecto muy similar a las anteriores e imprevistas muertes de Ned Stark, Rob o Catelyn, protagonistas del relato que nadie esperaba que pasasen a mejor vida. La muerte de John parece ser definitiva y Kit Harrington, el actor que le da vida, ha comentado que él no estará en la 6ª temporada. Pero esto podría no ser más que una estrategía de la HBO de cara a salvaguardar su posible regreso por sorpresa. No podemos olvidar que: a) John Nieve es uno de los 5 personajes de George R. Martin prometió que llegarían al final de la saga; b) la teoria de que John es descendiente de Rhaegar es demasiado atractiva como para desaprovecharla; eso explicaría el incomprensible adulterio de Ned y además añadiría un interés adicional al relacionarlo con Daenerys; c) a diferencia de los libros Melisandre abandona a Stannis a su suerte y regresa al Muro, así que bien puede sacarse de la manga algún truco para asegurar su supervivencia. Puede que sí, que John esté muerto de verdad, al menos en la serie de televisión; pero en los libros Martin ya se las ha arreglado para traer a la vida algún que otro personaje fenecido. Si realmente Martin lo devuelve a la vida de un modo u otro y la serie se desmarca de tal manera de los libros, los guionistas lo van a tener más que complicado para hacer converger las diferentes tramas hacia el gran final que Martin tiene planeado desde hace tiempo. Habrá que esperar al año que viene para resolver el enigma.
Arya ciega, Sansa y Theron saltando desde las murallas de Invernalia, John Nieve desangrándose, Daenerys rodeada por el khasasar de Khal Jhoqu, Cersei en los brazos de la Montaña, Tyrion gobernando Meeren, Jaime llevando el cadaver de Myrcella a Desembarco del Rey... Que duda cabe que Benioff y Weiss han puesto toda la carne en el asador para ofrecernos una finale season memorable, la última que de momento no se ha anticipado a la publicación de los libros.
Podríamos seguir jugando al juego de las 7 diferencias, o 10, o 20 o 50, porque seguro que las encontraríamos. Personalmente encuentro muy aburridas las quejas de los puristas que ponen el grito en el cielo por todos y cada uno de los cambios introducidos en la adaptación televisiva. Lo he dicho y lo repetiré: hay cambios en la serie que creo sinceramente que mejoran los libros, mientras que hay otros aspectos y tramas que creo que están mejor tratados en la obra original. Ni los libros de George R. Martin, ni la serie de la HBO me parecen redondos, y ambos tienen elementos muy discutibles. Tanto Martin como los showrunners de "Juego de tronos" tan tomado decisiones que yo considero discutibles, lo cual no impiden que tanto la serie como los libros sean altamente disfrutables. Ni "Juego de tronos" me parece la última palabra en ficción televisiva, ni "Canción de hielo y fuego" me parece la obra cumbre de la moderna literatura fantástica. Sin embargo disfrutaré de ambas mientras duren... y lo mismo haré cuando se decidan a adaptar la 'Crónicas del asesino de reyes' de Patrick Rothfuss :-)
Esta última temporada nos ha deparado también algunos momentos que nos hubiese gustado que Martin hubiese incluído en sus libros, aunque hay que reconocer que lucen mucho más en pantalla. Me refiero especialmente al momento que los Caminantes Blancos y los espectros atacan Casa Austera en el 8º episodio. Es uno de esos momentos que permiten a los técnicos de efectos especiales y a los maquilladores poner toda la carne en el asador y demostrar que una serie de televisión no tiene nada que envidiar a una producción cinematográfica si cuenta con el presupuesto adecuado. Los caminantes blancos son uno de los mayores aciertos visuales de la serie, junto a los dragones de Daenerys. Su diseño es sencillamente prodigioso, pues realmente resultan atemorizantes. Pese a todas las batallas y rencillas entre las diferentes casas dinasticas de Poniente, la verdadera amenaza que nos relata "Canción de hielo y fuego" es la que viene del norte, de más allá del Muro. Lamentablemente George R. Martin comente el error de olvidarse de ella de vez en cuando, no dándoles mayor protagonismo, con lo cual su sensación de amenaza se diluye y se hace intermitente. Afortunadamene los showrunners de la seria han comprendido que es necesario mantener viva dicha amenaza, de ahí que se hayan esforzado porque los caminantes blancos estén presentes en todas las temporadas, para que el espectador no los olvide. Su presentación en el último episodio de la 2ª temporada, cuando los vemos de forma clara por primera vez, comandando un ejercito de escpectros, es simplemente acojonante; el momento en que uno ellos ataca a Sam en la 3ª temporada, y éste lo elimina con una daga de vidriagón es espectacular; en la 4ª temporada tuvimos un leve atisbo del lugar donde proceden, en el lejano norte, y vimos por primera vez al Rey de la Noche, y supimos del destino de los bebés de Craster; en esta última temporada los hemos visto en toda su gloria, comandando ejercitos de muertos vivientes, y hemos sentido más que nunca lo real y lo cercano de su amenaza. La escena del ataque a Casa Austera del episodio 8º es uno de los momentos más impactantes que hemos vivido en esta 5ª temporada, junto con la irrupción de Drogón en las arenas de Meeren, con la diferencia que este último momento sí está en los libros y el primero no. Lo cierto es que esta 5ª temporada estaba siendo demasiado tranquila hasta este 8º episodio, así que la aparición del Rey de la Noche y los Caminantes Blancos en el ataque a Casa Austera, por mucho que sea una licencia, no solo es acertada sino que constituye uno de los mejores momentos de la serie ¡Bravo!
Ya anunciaron los showrunners que en la serie se iban a producir más muertes de las que aparecen en los libros. Es posible que los guionistas hayan adelantado en estas 5 temporadas emitidas algunos de los planes que George R. Martin tenía previstos para los libros que aún están pendientes de ser publicados. En el 9º episodio hemos asistido a uno de las escenas más brutales y dolorosas de toda la temporada: la muerte de la princesa Shireen. El momento es más impactante si cabe por el hecho de ser incinerada viva por Melisandre y con el consentimiento de su propio padre, Stannis. Es una muerte que no ha ocurrido aún en los libros, pero que los showrunners la incluyeron porque en conversaciones con el escritor les confesó que la tenía prevista. Así pues no se trataría entonces de una traición a la obra sino más bien que se han adelantado a los planes del escritor. Es otro de esos momentos que yo creo que hay que aplaudir, pues aumentan la carga dramática de una temporada que estaba siendo, como decía, demasiado tranquila. En el último episodio asistiremos también al lógico suicidio de su madre, Selyse, consumida por la culpa de no haber sabido proteger a su hija. Si bien ese cambio de actitud resulta algo brusco, pues Selise es una devota fanática de R'hllor, que no siente excesivo afecto por su hija y que muestra una devoción absoluta hacia su fé. La Selyse de los libros de Martin habría aceptado el sacrificio de su hija como algo necesario, y eso es lo que aparenta sentir al principio de la escena; por ello su cambio de actitud y de sentimientos resulta poco verosimil. En ese último episodio hemos visto también como Brienne encuentra a Stannis herido tras la masacre de su ejercito en manos de los Bolton. Aparentemente (y digo aparentemente porque la escena es narrada de forma elíptica), Brienne ajusticia a Stannis por su crimen contra Renly Baratheon. Eso no ocurre en los libros y de hecho sabemos que (de momento) Stannis continúa con su asedio a Invernalia y que ha capturado al fugado Theon y su falsa Arya Stark. En esta finale season, en cambio, hemos visto como Theon ayuda a Sansa a escapar de los Bolton, y habrá que esperar a la 6ª temporada para saber si han sobrevivido al salto desde las murallas del castillo. De nuevo nos encontramos con un cambio de actitud en un personaje que resulta un tanto incomprensible, pues Theon, que como sabemos es victima de un sindrome de Estocolmo que lo liga obedientemente a su torturador Ramsay, de repente cambia de actitud y se decide ayudar a escapar a Sansa. ¿Porqué? Es algo que los guionistas podrían haberse esforzado por matizar mejor.
La finale season se ha cerrado con 3 momentos que sí están presentes en los libros y apenas han sido alterados. El primero es el paseo de la expiación de Cersei: momento brutal que casi hace que sentamos compasión por la reina regente pese a las maldades que le hemos visto cometer. El momento funciona gracias a un impresionante trabajo actoral por parte de Lena Headey; ver como su rostro y su gesto poco a poco pierden la entereza para quebrarse finalmente en un sentido llanto le pone a uno el corazón en un puño. Pero Cersei es mucha Cersei, y cuando ésta es cogida en brazos por un redivido y muy siniestro Gregor Clegane, vemos de nuevo a la Lannister de siempre: altiva, malvada y determinada a conseguir todo lo que quiera al precio que sea.
Otro momento es el reencuento de Daeneys con los dothrakis. En los libros ella se encuentra con uno de los jefes del clan, Khal Jhaqo, precisamente el que tomo el mando tras la muerte de Khal Drogo y la repudió a ella. En la serie no se nos dice quién son, aunque reconocemos los atuendos y las armas; vemos como Daenerys es rodeada por un inmenso khalasar de jinetes que la van cercando de manera amenazadora, y los guionistas cierran la escena con una panorámica que deja la situación sin resolver.
Pero sin duda aluna la escena más impactante es la de la aparente muerte de John Nieve. ¿Aparente? Si, bueno, es cierto que ha recibido varias puñaladas de su guardia acusándolo de traición, y el episodio se cierra con un acertadísimo plano de él yaciendo muerto y desangrado sobre la nieve. De nuevo hay que quitarse el sobrero ante los guionistas, ya que si bien este momento está en los libros y es narrado de manera muy similar, después Martin introduce otros episodios, de forma que los lectores se quedan con una sesación extraña, preguntándose qué ha pasado y si realmente no es una hábil trampa por parte del escritor. En cambio en la serie los espectadores que no hayan leido los libros se quedarán con la sensación de que su muerte es definitiva, y que tiene un efecto muy similar a las anteriores e imprevistas muertes de Ned Stark, Rob o Catelyn, protagonistas del relato que nadie esperaba que pasasen a mejor vida. La muerte de John parece ser definitiva y Kit Harrington, el actor que le da vida, ha comentado que él no estará en la 6ª temporada. Pero esto podría no ser más que una estrategía de la HBO de cara a salvaguardar su posible regreso por sorpresa. No podemos olvidar que: a) John Nieve es uno de los 5 personajes de George R. Martin prometió que llegarían al final de la saga; b) la teoria de que John es descendiente de Rhaegar es demasiado atractiva como para desaprovecharla; eso explicaría el incomprensible adulterio de Ned y además añadiría un interés adicional al relacionarlo con Daenerys; c) a diferencia de los libros Melisandre abandona a Stannis a su suerte y regresa al Muro, así que bien puede sacarse de la manga algún truco para asegurar su supervivencia. Puede que sí, que John esté muerto de verdad, al menos en la serie de televisión; pero en los libros Martin ya se las ha arreglado para traer a la vida algún que otro personaje fenecido. Si realmente Martin lo devuelve a la vida de un modo u otro y la serie se desmarca de tal manera de los libros, los guionistas lo van a tener más que complicado para hacer converger las diferentes tramas hacia el gran final que Martin tiene planeado desde hace tiempo. Habrá que esperar al año que viene para resolver el enigma.
Arya ciega, Sansa y Theron saltando desde las murallas de Invernalia, John Nieve desangrándose, Daenerys rodeada por el khasasar de Khal Jhoqu, Cersei en los brazos de la Montaña, Tyrion gobernando Meeren, Jaime llevando el cadaver de Myrcella a Desembarco del Rey... Que duda cabe que Benioff y Weiss han puesto toda la carne en el asador para ofrecernos una finale season memorable, la última que de momento no se ha anticipado a la publicación de los libros.
Podríamos seguir jugando al juego de las 7 diferencias, o 10, o 20 o 50, porque seguro que las encontraríamos. Personalmente encuentro muy aburridas las quejas de los puristas que ponen el grito en el cielo por todos y cada uno de los cambios introducidos en la adaptación televisiva. Lo he dicho y lo repetiré: hay cambios en la serie que creo sinceramente que mejoran los libros, mientras que hay otros aspectos y tramas que creo que están mejor tratados en la obra original. Ni los libros de George R. Martin, ni la serie de la HBO me parecen redondos, y ambos tienen elementos muy discutibles. Tanto Martin como los showrunners de "Juego de tronos" tan tomado decisiones que yo considero discutibles, lo cual no impiden que tanto la serie como los libros sean altamente disfrutables. Ni "Juego de tronos" me parece la última palabra en ficción televisiva, ni "Canción de hielo y fuego" me parece la obra cumbre de la moderna literatura fantástica. Sin embargo disfrutaré de ambas mientras duren... y lo mismo haré cuando se decidan a adaptar la 'Crónicas del asesino de reyes' de Patrick Rothfuss :-)
sábado, 9 de julio de 2016
CORAZÓN GIGANTE
Aunque el escritor gales Roald Dahl escribió un buen número de relatos para adultos (recogidos la mayoría en sus antologías "Historias extraordinarias" y "Relatos de lo inesperado"), es principalmente conocido por sus cuentos para niños, cuentos que a pesar de estar dirigidos a un lector infantil, no eluden cierta carga irónica ni pequeñas dosis de humor negro que, por otro lado, han caracterizado siempre el grueso de su obra. Obra que ha sido adaptada al cine en numerosas ocasiones:
- "James y el melocotón gigante": escrito en 1961 y adaptado al cine por Henry Selick en 1996);
- "Charlie y la fábrica de chocolate": escrtito en 1964 y adaptado primero por Mel Stuart en 1971 y luego por Tim Burton en el 2005;
- "El superzorro": escrito en 1970 y adaptado en el 2009 por Wes Anderson con el título de "Fantástico Sr. Fox";
- "Danny, campeón del mundo": escrito en 1975 y adaptado por Gavin Millar en 1989;
- "El gran gigante bonachón": escrito en 1982 y fue llevada a la pantalla en forma de película de animación en 1989 antes de que Spielberg se hiciese cargo de esta nueva versión.
- "Las brujas": escrito en 1983 y adaptada por Nicholas Roeg en 1990
- "Mathilda": escrito en 1988 y adaptada en 1996 por Danny DeVito
Algunas de las adaptaciones de la obra de Dahl no han escapado a cierta controversia: el propio escritor sieempre odió la película interpretada por Gene Wilder, y este último llego incluso a referirse a la nueva versión dirigida por Tim Burton (más fiel al relato original) como un 'insulto. A Dahl tampoco le gustó de Roeg cambiase el final de "Las brujas" por uno más feliz, y al parecer incluso llegó a presentarse en algunos cines megáfono en mano pidiendo que la gente no entrase a ver la película.
La gestación de esta nueva versión de "El gran gigante bonachón", (estrenada en EEUU con el título "The BFG" y en España como "Mi amigo el gigante") no ha sido precisamente fácil. Steven Spielberg ya se planteó su adaptación a principios de los 80, cuanto estaba rodando "E.T.", pero entonces no contaba con la tecnología necesaria para hacer creíble el personaje del gigante. Añadamosle a la ecuación la dificultad de cuadrar una de las agendas más ocupadas de Hollywood, y eso nos lleva al presente 2016 para poder ver por fin plasmada en imágenes la adaptación que ha hecho Spielberg de la obra de Roald Dahl. Adaptación que parte de un guión de Melissa Mathison, guionista precisamente de la obra más famosa del director de Ohio, "E.T.", única colaboración entre ambos, y que no había vuelto a escribir nada para el cine desde "Kundum" (Martin Scorsese, 1997). Mathison falleció el pasado 2015 tras una larga enfermedad, antes de poder ver el film estrenado, y a ella está dedicada la película.
No son precisamente pocos los puntos de conexión entre este "BFG" y aquel "E.T.". Ambas historias están narradas desde el punto de vista de sus protagonistas infantiles; en ambas el protagonista sufre la ausencia de un progenitor (la Sofia de "BFG" es huérfana, mientras que el Elliott de "E.T." no tenía padre); ambas versan sobre los lazos afectivos, y como la amistad no solo puede reforzar las relaciones familiares, sino que incluso pueden ser un poderoso sustituto en ausencia de aquellas; y en ambas películas el hilo conductor vuelve a ser algo inherente a casi toda la obra de Spielberg: el sense of wonder, el sentido de la maravilla que nos lleva al descubrimiento de algo nuevo, inédito, extraordinario, presente este "BGF", obviamente, pero también en films como "Parque jurásico", "Hook", "E.T." o "Encuentros en la 3a Fase".
Desde cierto sector de la crítica cinematográfica se sigue denostando a Spielberg como un simple mercader, como un manipulador de la audiencia, como un mero prestidigitador encañoso. Y yo no me cansaré de defenderle como un verdadero autor, como un director que tiene muy claro el tipo de cine que quiere hacer y a quién va dirigido, que es lo suficientemente hábil para ofrecer al público lo que quiere sin tener por ello que renunciar a su propio sello autoral. Spielber es un director poseedor de una sensibilidad especial a la hora de plasmar en imágenes ideas o emociones. Sabe encuadrar y mover la cámara como pocos, su puesta en escena es elegante y al mismo tiempo precisa, sabe como situar a los personajes en el cuadro y como iluminar una escena para, precisamente, arrancar una emoción al espectador a partir de una mera imagen. Para mi, digan lo que digan críticos cargados de prejuicios, eso es una muestra de genialidad. Genialidad que muestra en todas y cada una de sus películas, incluso en las más irregulares, aunque sea solo a través de destellos.
Y es que este "BFG" es precisamente una película irregular. Tiene un arranque prodigioso, que va directo al grano, con leves apuntes de cine de terror a los que no es ajeno el trabajo de iluminación del siempre excepcional Janusz Kamiski. Las escenas del 'secuestro' de Sofia y la posterior huida del gigante, el cual se va camuflando en el paisaje de la ciudad de Londres de maneras harto imaginativas, están filmadas de manera extraordinariamente ágil. Sin embargo después el ritmo del film decae. Spielberg se toma su tiempo en la exposición de los personajes, y el ritmo adolece de cierta morosidad narrativa. Morosidad que, en parte, está atemperada por el prodigioso y bellísimo diseño digital del film, en el cual el director se recrea a veces en exceso. En su último tercio la película recupera el tono, particularmente en las escenas en Buckingham Palace, embebidas de un delicioso sentido del humor añejo que evoca en cierta forma a las viejas películas de imagen real de la Disney, como "Mary Poppins" o "La bruja novata". Quizás es exceso de celo por parte del director de permanecer lo más fiel y respetuoso posible a la obra original del escritor, es lo que le ha llevado a caer en ciertas faltas donde lo literario prima sobre lo cinematográfico.
A pesar de los altibajos en su ritmo narrativo, "The BFG" no carece de otros atractivos que redimen el film, aunque su excelencia no suponga ninguna sorpresa: ahí están la maravillosa partitura de John Williams, la fotografía luminosa y colorista de Janusz Kaminski, el precioso diseño de producción de Rick Carter, con imágenes para el recuerdo como el arbol de los sueños o la cámara donde BFG atesora los sueños capturados, los esplendidos efectos especiales, siempre al servicio de la historia pero nunca como objetivo de la misma (algo de lo que podrían aprender gente como James Cameron, Roland Emmerich o las hermanas Wachowski), o el extraordinario montaje de Michael Kahn, también colaborador habitual de Spielberg, que hace que la virguerías en las transiciones entre escenas fluyan de forma natural, nunca forzada.
Pero por encima de todo destaca ese sentido de la maravilla que Spielberg sabe imprimir en la narración de forma prodigiosa, haciendo que el espectador descubra ese mundo fantástico al mismo tiempo que sus protagonistas. La experiencia de ver "The BFG" es como leer un libro en voz alta.
Y no puedo cerrar el comentario sin mencionar al trabajo llevado a cabo por los actores, con dos menciones especiales: por una lado la encantadora Ruby Barnhill, que da vida a Sofia, la niña protagonista, y que es un prodigio de naturalidad; y por otro, como no, un prodigioso Mark Rylance, que presta su voz, su gestualidad y su rostro al gigante bonachón del título, un trabajo interpretativo que bien podría arrebatarle el título a Andy Serkis como rey del 'capture motion'.
En resumidas cuentas: ¿Lo mejor? La siempre elegante puesta en escena del señor Spielberg, y suinquebrantable sentido de la maravilla. ¿Lo peor? La falta de ritmo en su tercio medio: la película arranca de manera prodigiosa, pero luego se recrea en exceso en la exposición de personajes y la descripción de escenarios, para, en su parte final, precipitarse en su resolución.
viernes, 8 de julio de 2016
MOVIDA EN LA UNIVERSIDAD
"Todos queremos algo", título español de "Everybody wants some!!", último film de Richard Linklater, se ha estrenado haciendo incapié en que es una suerte de 'secuela espiritual' de "Dazed and confused", film del 1993 del propio Linklater que en nuestro país se estrenó como "Movida del 76". No he visto este último film, así que no puedo comparar "Todos queremos algo" con aquel para ver que distancia emocional y/o narrativa hay entre ambos. Pero si permitiré establecer una conexión con el anterior film de Linklater, "Boyhood", del 2014.
En muchos aspectos "Boyhood" (película que ya comenté en aquí mismo) es posíblemente el film más ambicioso de Linklater, y sin duda uno de los más ricos de su carrera. Rodado a lo largo de 12 años con un actor no profesional asumiendo el rol protagonista, aquella película de aparente sencillez encerraba una lúcida reflexión sobre el paso a la madurez y el proceso de crecimiento del ser humano. El propio Linklater, sin descartar las conexiones con la citada "Movida del 76", ha admitido que su último film, "Todos queremos algo", bien podría ser una especie de continuación o coda a "Boyhood". El caracter más desenfadado y la falta de pretensiones de "Todos queremos algo" quizás haga que algunos la aprecien como una obra menor en la carrera de Richard Linklater, y lo lo es en absoluto.
"Todos queremos algo" tiene mucho de autobiográfico, y se basa en buena medida en las experiencias personales de su director como jugador de beisbol durante su periodo universitario. Pero lejos de centrarse en el aspecto más competitivo del munto del deporte universitario, Linklater optar por un acercamiento más lúdico, con la intención de celebrar lo que es el sentimiento de pertenencia a un grupo, ya que si bien existe una marcada rivalidad deportiva entre todos los integrantes del equipo de beisbol que protagonizan el film, tambien les une un fuerte sentimiento de camaraderia. La acción de "Todos queremos algo" transcurre durante el fin de semana previo al comienzo del curso universitario, fin de semana durante el cual todos sus protagonistas dan rienda suelta al más puro sentimiento hedonista, sin más objetivo que buscar el goce lúbrico antes de sumergirse en lo que se supone serán las responsabilidades y obligaciones que conlleva el curso escolar. Dicho de manera más clara: lo único que quieren en fumar, beber y follar como locos antes de que sus estudios y entrenamientos se lo impidan.
A Linkater no le preocupa tanto la crítica social como el retrato generacional, de ahí que aparque cualquier intención de analizar las visicitudes que rodean el mundo deportivo en el ámbito universitario, que lleva muchas veces a la marginación de aquellos que no participan de dicha competición, y la mismo tiempo al entronamiento de aquellos otros que destacan no por su intelecto o sus capacidades, sino por su mero rendimiento deportivo. La mirada de Linklater es nostálgica, y quizás se le podría acusar de observar un excesiva benevolencia un pasado quizás idealizado. Pero lo que no se puede negar al director de "Todos queremos algo" es su capacidad de observación para el detalle y su habilidad para la descripción de personajes. Linkater se crece como narrador en cada film, y ello le ha llevado a abandonar algunos de los tics de sus primeros films, como cierta tendencia la exceso en los diálogos, que cada vez cobran mayor naturalidad.
"Todos queremos algos" es un film sin pretensiones, que se disfruta precisamente por su sencillez, que avanza con un ritmo pausado que cala poco a poco en el espectador.
En resumidas cuentas: ¿Lo mejor? La naturalidad de todos sus actores, sin excepción; la habilidad para reconstruir toda una época a base de pequeños detalles; y, como no, la acertadísisma selección musical que acompaña al film. ¿Lo peor? No es un defecto en sí mismo, pero su ritmo pausado exigirá paciencia a aquellos espectadores a los que no les van las 'películas lentas'.
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