domingo, 6 de noviembre de 2022

SOBRE LOS ANILLOS DE PODER (Parte III)

 (continua de ...)

En la anterior entrega de este largo artículo dedicado a analizar la adaptación de la obra de Tolkien al cine y ls televisión acababa concluyendo que, siempre bajo mi humilde punto de vista, la trilogía cinematográfica dirigida por Peter Jackson dista mucho de ser una obra maestra del 7º arte, pero son grandes películas de entretenimiento. ¿Puede decirse lo mismo de "Los Anillos dee Poder"?

ANALISIS II: IDEOLOGIA WOKE

Es obvio que los showrunners de "Los Anillos de Poder" (Patrick McKay y J.D. Payne)  parten con una clara desventaja con respecto a Peter Jackson. El director australiano tenía en sus manos un material ingente sobre el cual comenzar a construir su adaptación: las más de 1.000 páginas que suman las tres partes de "El Señor de los Anillos", si bien es cierto que en el caso de "El Hobbit" no solo estiró en exceso el argumento para poder cubrir la extensión de 3 películas de más de 2 horas de duración cada una, sinó que al hacerlo decidió incluir varias tramas inventadas sobre las que Tokien apenas había esbozado unas pocas líneas en sus libros, siendo la más destacaba todo lo que concierne a la captura de Gandalf en Dol Guldur y el posterior enfrentamiento del Concilio Blanco contra el Nigromante.

Dejando a un lado la discusión sobre si Peter Jackson hizo buen o mal uso del extenso material del que disponía, los showrunners de "Los anillos del Poder" solo podían recurrir a la información vertida en los Apéndices de "El señor de los anillos". Eso les proporcinaba excasos puntos de apoyo al no existir la narración de un relato propiamente dicho, pero al mismo tiempo les daba un amplio margen de maniobra y la posibilidad de inventar tramas y personajes a partir de los datos extraídos de dichos apéndices, cosa que enfureció sobremanera al fandom incluso antes de estrenarse el primer episodio en Amazon Prime.

El otro aspecto que tambíen suscitó un agrio debate fueron las libertades que se tomaron a la hora de dibujar algunos personajes de la trama, libertades fundamentadas en una supuesta ideología woke por parte de la productora del show. Si bien antaño el término woke se utilizaba para identificar a quienes se mantienen alerta ante actitudes discriminatorias hacia colectivos en riesgo de desigualdad social por razones de raza, género u orientación sexual, hoy en día woke se utiliza de manera despectiva hacia aquellos "concienciados" que promueven de manera demasiado entusiasta, ingénua o insincera la inclusividad para las mujeras, la comunidad negra o el colectivo LGBTIQ+.

Hace ya un tiempo en Estados Unidos en el que la comunidad afroamericana viene reclamando una mayor visibilidad y reconocimiento en el mundo del espectáculo, llegando a promover algunos movimientos de protesta en ceremonias como los Oscar o similares. La comunidad afoamericana supone un nada despreciable nicho de audiencia en el mercado cinematográfico y televisivo, y de esa forma productoras, distribuidoras y plataformas televisivas se han afanado a que tanto dicha comunidad como otras (latinos, asíaticos, el colectivo LGBTIQ+...) tengan una mayor visibilidad en sus productos. Estoy totalmente a favor de que dichos colectivos estén presentes en el mundo del espectáculo (cine, televisión, teatro), que tengan una mayor representación que no sea meramente anécdótica, que se creen personajes específicamente para actores dentro de dichos colectivos (a los que podríamos añadir también los discapacitados sensoriales o funcionales) y que se escriban historias que hablen de temas y problemáticas que les atañen a ellos particularmente. Pero no nos engañemos, las intenciones de productoras y plataformas están impulsadas por motivaciones puramente económicas y no altruistas, de ahí que el término woke haya adquirido cada vez más un matiz despectivo.

Así pues, las primeras críticas a "Los Anillos de Poder" surgieron por el hecho de utilizar a actores negros para representar a elfos, hobbits o enanos. Es cierto que muchos de esos comentarios tienen un cariz claramente racista sobre el que no merece la pena extenderse, pero otras críticas se basaban en el hecho de que Tolkien nunca habló de elfos o enanos negros. Esa misma falta de definición en los textos tolkianos es la que han utilizado otros grupos para defender la inclusión de actores de color. Personalmente creo que ni unos ni otros tienen razón y conviene matizarlo.

Es cierto que Tolkien no se refieren nunca a que los elfos sean blancos o caucásicos de manera explícita, pero ¿necesita hacerlo? La principal fuente de inspiración de Tokien para constuir su legendarium son los mitos y leyendas nórdicas, y en dichos mitos NO hay presencia de otras razas o etnias, y por lo tanto Tolkien no tiene necesidad de hacer explícito el color de piel de los elfos, pues en el imaginario colectivo estos son siempre de piel clara o pálida. Es cierto que en la mitología nordica se habla de "elfos oscuros" y se los describe a veces con la piel negra, pero se trata de una raza más próxima a los enanos, que evitan la luz y son de naturaleza amenazadora. En el legendarium tolkiano los elfos oscuros son aquellos que no vieron la luz de los árboles de Valinor, pero fisiológicamente no se diferencian de los elfos de la luz como los Noldor o los Sindar, y por lo tanto también tienen la tez clara al igual que aquellos.

El caso de los "Pelosos", presentados en "Los Anillos de Poder" como ancestros de los Hobbits de La Comarca, aunque en los libros se alude a ellos como una sub-rama de los mismos, es más ambiguo, pues Tolkien si que los describe con la piel más oscura, aunque posiblemente se refiera a que son más morenos que los Albos (que son más pálidos y rubios) o los Fuertes (más corpulentos). Conviene recordar que Frodo o Bilbo pertenecen a a raza de los Pelosos, aunque Frodo tiene ascendencia Alba y por lo tanto la piel algo más clara que sus congéneres. En todo caso todos los Pelosos, en la mitología tolkiana, comparten rasgos y por lo tanto color de piel, por lo que no tiene sentido que algunos sean interpretados por actores de color y otros no.

Hay pocas referencias raciales en la obra tolkiana más allá de mencionar que los Pelosos tienen la piel "más oscura" o los comentarios sobre los Haradrim, de los que se comenta que tienen la piel morena y los ojos y cabellos oscuros, o los Hombres del Este, Rhûn y Khand, a los que se conoce como hombres cetrinos. Respecto al resto de razas, hobbits, enanos, elfos y los hombres del Oeste (Numenoreanos, Dunedain, hombres de Rohan y Gondor), Tolkien no aclara siempre que sean caucásicos, pero yo creo que es simplemenete porque no siente la necesidad de expresarlo de manera explícita aludiendo a que en el imaginario colectivo esas razas y pueblos, que tienen su fuente de inspiración en los mitos nórdicos, son de raza blanca.

¿Significa eso que un elfo o un enano o un hobbit no pueden ser interpretados nunca por un actor de color? En absoluto. Si Denzel Washington puede interpretar a Macbeth, Rey de Esocia, o al Don Pedro, principe de Aragón, de "Mucho Ruído y Pocas Nueces", ¿porque Ismael Cruz Córdova no puede interpretar al elfo Arondir o Sophia Nomvete no puede interpretar a la princesa Disa de los enanos? Yo personalmente veo todo eso más como una licencia artística y no como una traición al canon tolkiano. Nos guste o no, sea woke o no, vivimos en unos tiempos en que las políticas de inclusividad prevalecen sobre la fidelidad a la obra original en terminos puramente estéticos, y por lo tanto vamos a ver a actores de color interpretando a personajes concebidos originalmente de raza blanca, o a mujeres interpreando a personajes que en su origen eran hombres. Es algo que no vamos a cambiar y que debemos aceptar y no creo que merezca la pena rasgarse las vestiduras por ello. Todo ello no tiene porqué suponer una traición a la obra original y por ejemplo me remito a la adaptación modélica y ejemplar que ha hecho Netflix del "Sandman" de Neil Gaiman, en la cual se ha cambiado el sexo o la etnia de algunos personajes sin que ello altere la esencia de los mismos o de la propia historia.

ANALISIS III:  LA SERIE

Dejando a un lado, pués, cualquier polémica surgida a raíz de la política de inclusión promovida por los creadores de la serie, ¿qué podemos decir de la misma en cuanto a adaptación del legendarium tolkiano? 

Siendo estrictos podemos decir que en realidad la serie no adapta nada, pués no se basa en ningún relato concreto escrito por Tolkien sino que es una elucubración, una invención, a partir de un conjunto de datos expuestos por el escritor en forma de apéndices. Dicho de otra forma: en el fondo la serie do dista de ser un fanfic. La práctica del fanfic (o fan fiction) es algo que el fandom viene prácticando desde hace mucho tiempo. Un fanfic no es más que un relato inventado por un aficionado a partir de a obra original de un escritor o un autor de cómic, y que es compartido con otros fans de la obra originial. Como tal un fanfic está sujeto a la reinterpretación que hace el autor mismo de los personajes y hechos de la obra original, y dicha reinterpretación no puede ser más que subjetiva. Un fanfic no tiene que suponer una traición a la obra original sino que más bien es una, llamemosle, "declaración de amor" a la misma. Naturalmente esa reinterpreación subjetiva, personal, puede ser compartida o no por el resto de los seguidores de la obra en la que se inspira.

Así pues "Es Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder" no es más que eso: un fanfic surgido de la imaginación de los showrunners. Por el hecho de ser un relato inventado no es ni bueno ni malo, y por eso mismo no entiendo (ni comparto) las críticas furibundas, a veces despiadas y casi siempre groseras, que se han vertido contra la serie por parte del fandom. No estoy diciendo, ni mucho menos, que no tengan derecho a criticarla, pero en mi opinión lo están haciendo por los motivos equivocados.

Tampoco pretendo decir que aún en calidad de fanfic "Los Anillos de Poder" sea un acierto, al contrario. Al igual que pasa con "El Señor de los Anillos" de Peter Jackson, como adaptación de la obra de J.R.R. Tolkien la serie también es un fracaso. Dejando a un lado los errores a la hora de reproducir símbolos, heráldicas, paisajes y demás detalles de la obra tolkiana, dejando de lado el hecho de la necesaria compresión de la cronología expuesta en los apéndices, y obviando el cambio de raza de algunos personajes por las razones antes expuestas, la serie comparte con la trilogía cinematográfica la misma falta de valores a la hora de captar la profundidad teológica y mitopoética de la obra tolkiana.

Hay aspectos que chirrían en esta adaptación y que se alejan sobremanera de la obra original, y hay otros que, pese a no formar parte del canon, aportan ideas interesantes pero que no acaban de cuajar del todo. Los relatos de Tolkien que narran la historia de la Tierra Media son, por encima de todo, ÉPICOS. Esa misma épica y la necesidad de tratar de temas "elevados" hace que el autor tome siempre como protagonistas a los miembros más nobles, más preemientes, de las diferentes casas de elfos, hombres y enanos que aparecen en sus historias. Por decirlo de una manera más clara: el pueblo llano no existe en sus relatos. Tokien nos habla siempre de grandes acontecimientos historicos y para ellos tiene que servirse siempre de los grandes personajes (nobles, caballeros, reyes, generales...) que ponen en marcha dichos acontecimientos. Tolkien no muestra interés por el dia a dia de la gente sencilla, por quienes son los receptores de las consecuencias que desatan los grandes actores de su relato. Tan solo los hobbits, que en el fondo no son más que un trasunto del propio Tolkien, ejemplifican la gente sencilla que disfruta de una vida sin complicaciones. Pero ya sabemos que la presencia de los hobbits en "El Señor de los Anillos" fué, de inicio, una imposición editorial.

La serie, por el contrario, sí que intenta fijarse en ese pueblo llano, al cual pertenecen personajes como Arondir, Bronwyn, Theo o algunos de los protagonistas que deambulan por las calles de Numenor. Es un punto de vista interesante, pero la serie se queda a medio camino y nunca llega a desarrollarlo en profundidad, e incluso llega vanalizar el retrato de esos personajes recurriendo, por ejemplo, al uso de diminutivos cuando hablan entre ellos, algo que Tokien nunca hizo en sus libros.

Muchas críticas pretenden hacer incapié en el hecho de que, visualmente, la serie es espectacular pero los guiones son "malos". Estamos de acuerdo en que no es una buena adaptación de Tolkien, pero ¿quiere decir esos que los guiones son nefastos? En mi opinión no. Se puede argumentar que las tramas son simples, pero las historias están bien desarrolladas y los personajes, aunque sin un trasforndo profundo, están bien descritos. No nos engañemos, no estamos ante un guión escrito por Aaron Sorkin, y además icurren en no pocas inconsistentencias, trampas y tópicos, pero también introducen algunos elementos novedosos que no carecen de interés. Una de cal y una de arena.

  • Galadriel se vertebrea con el personajes conductor del relato, y es una buena idea. Y aunque es un personaje potente de la trama, a la hora de retratarla como mujer empoderada se cae en el tópico de hacerlo como mujer guerrera constantemente airada;

 

  • Adar es uno de los hallazgos más interesantes de la serie, pues recupera la idea expuesta por Tokien de que los Orcos fueron originalmente elfos pervertidos y corrompidos por Morgoth, el Gran Enemigo anterior a Sauron. Además hay un aspecto interesante en la manera de retratarlo, pues se intenta humanizar al personajes. En el imaginario Tolkiano abundan las verdades absolutas, casi todo es blanco o negro y apenas hay personajes grises. Esa intencionada tendencia a al maniqueismo proviene, en mi opinión, de su marcada educiación católica. Así pues en dicho imaginario los Orcos son los seres más viles que existen, no solo por malvados sino por faltos de inteligencia. Con Adar, sin embargo, se nos recuerda que en origen fué un elfo, y por lo tanto aún conserva rasgos de cierta "nobleza", lo que le lleva a manifestar un sentimiento casi paternal hacia sus congéneres, haciendo de él un personaje mucho más ambiguo y por lo tanto francamente interesante; 
     
     
  • Los Pelosos son presentados en la serie como los ancestros de los hobbits de las películas y se hace de manera bastante inteligente, pues no hay registros de los hobbits en los anales de la 1ª y 2ª edad según el canon tolkiano, y estos no hacen su aparición "pública" hasta la 3ª edad. Pero su aparición en la serie no supone una contradicción, pues los vemos como una raza nómada que aún no se ha asentado en un lugar geográfico concreto, y que además se ocultan de la "gente grande" para pasar desapercibidos (la forma en cómo se camuflan con la naturaleza, visualmente es realmente ingeniosa);
  • La trama de amor interracial entre Arondir y Bronwyn es innecesaria y reiterativa pues no hace más que repetir el esquema ya presentado por Jackson tanto en "El Señor de los Anillos" como en "El hobbit"; si acaso aquí tiene un cierto punto de interés por tratarse de miembros de lo que antes describía como "pueblo llano";
  • Con el personaje de Bronwyn y Theo se cae de nuevo en el tópico de presentar ciertos arquetipos que nada tienen que ver con el legendarium tolkiano. Ella, de nuevo, es el topico de mujer empoderada, en este caso el de madre soltera; él es el tópico de adolescente rebelde. Estos personajes arquetípicos están ahí simplemente para conectar con ciertos sectores de la audiencia, pero no podemos dejar de observar que Tolkien nunca habla del núcleo familiar en sus libros. Habla de linajes, sí, y da importancia a las relaciones de parantesco para resaltar la el origen de sus personajes, la línea de su descendencia y por lo tanto las cargas que colleva el ser "hijo de" o "hermando de". Pero Tolkien nunca se interesa por hablar de los lazos familiares en terminos más convencionales, de ahí que la presencia de persnajes como Bronwyn o Theo resulta algo forzada en mi opinión;
  • Aunque no se ha revelado oficialmente la identidad del personaje como "el extranjero" es obvio que es un Istari (mago) y todo apunta a que podría ser el propio Gandalf. Aunque es cierto que la forma de presentarlo entra en clara contradicción con el canon Tolkiano (Gandalf llegó a la Tiera Media en barco, acampoñadado de Saruman y Radagast, y fué recibido por Cirdan en los Puertos Grises) su tratamiento en la serie no carece de atractivo. El llegar en un meteorito alude a la importancia de su origen y función en la Tierra Media (los Istari y los Maia se situan por encima aún de las casas más antiguas y poderosas de los elfos), y además es el primero y hasta ahora único en contactar con los hobbits (o "Pelosos") lo cual explica su cercanía y preocupación hacia dicha raza. De momento "el extranjero" es aún un personaje en desarrollo, en estado embrionario, así que habrá que esperar qué tratamiento recibe en próximas temporadas;

  • Las tramas políticas que concierten a los personajes de la reina regente Miriel y el senescal Ar-Pharazôn por un lado, así como las que describen la relación de amistad entre el elfo Elrond y el enano Durin IV son de largo la más interesantes de esta primera temporada. Por contra, todo lo que afecta a algunos personajes inventados como Eàrien o Kemen, o lo que gira alrededor un Isildur adolescente y sus compañero de "correrias juveniles", carecen por completo de interés;

  • Es el personaje de Halbrand el que me genera un mayor conflicto. Uno de los aspectos que ha dado pié a numerosas teorías en la red giraba en torno a la presencia de Sauron en la serie. Sauron es el GRAN ENEMIGO en "El Señor de los Anillos", es la misma encarnación del mal, el ser más malvado, peligroso y poderoso que existe. En los relatos de Tolkien Sauron, durante la 2ª Edad, se ocultó entre los elfos adoptando un aspecto atractivo y zalamero, e intercambió con ellos el conocimiento que posteriormente daría lugar a la forja de los Anillos de Poder, incluído el Anillo Único. Sabemos ahora que Sauron se ocultaba bajo el aspecto de Halbrand, un supuesto rey de la Tierras del Sur, pero la forma en como la serie a tratado tanto la ocultación como la revelación de su identidad es tan torpe como tramposa. Para empezar, la cadena de acontecimientos que se inician desde el encuentro de Halbrand y Galadriel en una balsa a la deriva en mar abierto, hasta su revelación final en Eregion, es un cúmulo de casualidades increíbles y difíciles de aceptar. Por otro lado por tratarse de un personaje de la alcurnia y el poder de un maia, resulta poco convincente que se rebaje a actuar como un mero "hombre de a pié". Aún así, también cnviene resaltar que en el 8º y último episodio de esta 1ª temporada se nos regala uno de los mejores momentos sobre el personaje: la batalla de voluntades entre él y Galadriel. Según los libros Sauron volverá a Numenor para convencer a Ar-Pharazon, una vez este usurpe el trono numenoreano, para dar la espalda a los elfos y los Valar y enfrentase a ellos, lo que provocará el undimiento de la isla (adelantado ya en la serie por medio de las visiones proféticas de la reina regente Miriel), así que de nuevo nos encontramos con un personaje al que le queda aún un largo camino para evolucionar.

Si dejamos a un lado todas estas inconsistencias, trampas de guión, o falta de interés de algunas sub-tramas, "Los Anillos de Poder" es, eso sí, un GRAN espectáculo televisivo. Es la serie más cara de la historia de la televisión y de verdad que se nota cada dolar invertido en la misma. De nuevo, todo el diseño de producción es fastuoso, la partitura de Bear McCreary es soberbia y francamente inspirada (es excepcional que un banda sonora para una temporada televisiva contenga hasta 8 leiv motivs diferenciados y tenga la extensión de la obra compuesta por McCreary) y la puesta en escena ralla la excepcionalidad en algunos momentos, especialmente en los 2 primeros episodios dirigidos por Juan Antonio Bayona, que son un prodigio de planificación, encuadre y montaje por parte del director barcelonés.


A MODO DE RESUMEN:

Personalmente he disfrutado de "El Señor de los Anillos: Los Anillos del Poder" como una muy buena serie de fantasía épica, de igual modo que disfruté en su dia de las películas de "El Señor de los Anillos" e incluso las de "El Hobbit". El tiempo y la reflexión me dan la suficiente perspectiva para apreciar estas últimas con sentido crítico, y he tratado de aplicar el mismo para valorar "Los Anillos de Poder". No comparto en absoluto las críticas intransigentes y groseras, ni las valoraciones intolerantes vertidas hacia la serie de Amazon Prime, y no comulgo con la actitud arrogante exhibida por muchos supuestos "expertos" en Tokien que pueblan las redes. El fandom puede ser a veces muy taliban a la hora de expresar su opinión, pero esos mismos olvidan que J.R.R. Tokien, como devoto cristiano, era una persona tolerante, y como buen caballero inglés, sumamente educada.

Sus libros están ahí, inalterados y para el disfrute de todos, y ninguna película ni ninguna serie les hará nunca verdadera justicia. 




viernes, 4 de noviembre de 2022

SOBRE LOS ANILLOS DE PODER (Parte II)

 (continúa de ...)

Empezaba este artículo/ensayo lamentando el hecho de que las valoraciones negativas vertidas contra la serie de Amazon Prime "El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder" se centraban casi exclusivamente en el distanciamiento de dicha serie respecto al canon establecido por Tokien en su legendarium. Muchos de los que intepelaban a boicotear la serie y respetar la memoria del escritor, proclamaban al mismo revisitar la adaptación cinematográfica de Peter Jackson como ejemplo de buena adaptación literaria.

Es innegable de la trilogía dirigida por Peter Jackson es un espectáculo cinematográfico de primer orden y un hito del séptimo arte, pero ¿es realmente una buena adaptación? En mi opinión, rotundamente NO, y voy a tratar de explicar el porqué de mi postura.


ANALISIS I: LA TRILOGIA CINEMATOGRÁFICA

Vaya por adelantado que pienso que cualquier adaptación, cinematográfica o televisiva, de una obra literaria o un comic, es en cierta manera una transgresión, simplemente por el hecho de que cine, televisión, literatura y comic utilizan recursos expresivos y narrativos completamente diferentes, propios del medio en el que nació la obra orignal, y por lo tanto completamente alienos a cualquier otro medio expresivo. Y eso hace que, inevitablemente, algo, parte de la esencia de la obra original, se pierda por el mero hecho de adaptarla, lo cual no impide que se pueda hacer un adaptación inteligente, modélica y lúcida de un libro a la pantalla si se hace de forma adecuada.

Pongamos por ejemplo el "Watchmen" de Alan Moore y Dave Gibbons. Cierto es que Moore siempre ha expresado su descontento hacia la forma en cómo sus obras han sido adaptadas a la gran pantalla, dando como resultado subproductos que llegan incluso a provocar vergüenza ajena (¿Alguien ha mencionado "La liga de los caballeros extraordinarios"?). Pero en el caso de "Watchmen" del desinterés de su autor hacia la adaptación cinematográfica fué mayúsculo ya desde mucho antes que arrancase su producción. ¿Porqué? "Wachmen" es sin duda una obra seminal no ya del género superherorico, sino de la historia del cómic. Al margen de explorar la figura del superhéroe desde una optica psicológica y sociopolítica, Moore planteó su obra con la intención de explorar las posibilidades narrativas del medio, elevándolo a cotas nunca vistas hasta entonces. Así pués Moore defendia, no sin razón, que una adaptación cinematográfica de "Watchmen" carece por completo de sentido. El film de Zack Snyder es extremadamente fiel al argumento del comic original, especialmente en el corte conocido como "Ultimate Cut", el cual integra en la trama los relatos del navio negro. Snyder planifica, encuadra y monta muchas de las escenas del film reproduciendo casi de forma obsesiva las viñetas de Dave Gibbons, y el guión de la película transcribe palabra por palabra muchos de los diálogos escritos por Moore. Pero más allá de que Snyder no haya sabido captar la esencia misma del cómic original, la intención primera de Moore al escribir "Watchmen" simplemente se pierde por el mero hecho de ser imposible de trasladar a la pantalla. Se puede adaptar con mayor o menor acierto la historia, pero eso es todo.

Algo parecido ocurre con "El Señor de los Anillos" de Peter Jackson.

"El Señor de los Anillos" es la primera obra que explora más allá de la mera narración escrita la creación de un universo singular. Trataré de explicarme. Para narrar la historia del Anillo Único o, previamente, la historia de la Primera Edad de la Tierra Media, Tolkien edifica un contexto rico, detallado y pormenorizado sobre el cual va a narrar sus relatos. Ese contexto le va a servir de punto de apoyo para la narración, pero al mismo tiempo la enriquece, la expande y la complementa. Tolkien, para su universo de la Tierra Media, crea una mitologia y una religión propias, crea un lenguaje y una escritura (varios, de hecho), crea una heráldica y una semiótica, crea un paisaje detallado plasmado a través de numerosos mapas, crea genealogías, ejes cronológicos, notas sobre escritura y pronunciación, runas, gráficos, diccionarios... Toda esa información la vierte el escritor en los numerosos apéndices que se incluyen en obras como "El Silmarilion" o "El Señor de los Anillos", y esos apendices se convierte en los fundamentos sobre los cuales va a construir su legendarium. Por ello mismo J.R.R. Tokien se erige no ya en narrador/inventor del relato sino en cronista del mismo, como si realidad no fuese más que el trasmisor una historia que ya existía antes que él, y por lo tanto su postura con respecto a su propia obra es en cierta forma más próxima a la de un historiador que a la de un escritor propiamente dicho, por mucho que esa Historia surja de su propia imaginación y sea por lo tanto una invención.

"El Silmarilion", los "Cuentos inconclusos" o "El Señor de los Anillos" son algo más que novelas de Fantasia, no solo por todo el ideario teológico, mitopoético o filosófico que subyacen en sus textos, sino por ser las primeras obras en explorar las posibilidades narrativas del género fantástico en un contexto más amplio que el circunscrito al mero relato. Todo el conocimiento lateral vertido en esos apendices forman parte indosoluble de la narración misma, pero son imposibles de trasladar al medio cinematográfico, y por eso mismo "El Señor de los Anillos" se ha considerado durante mucho tiempo una obra inadaptable. "El Señor de los Anillos" es una historia que se concibió para ser leída, no para ser filmada.

Así pues, en mi opinión, la trilogía de Peter Jackson, por éste y otros motivos que trataré de exponer más adelanate, no es sino una adaptación muy superficial de la obra tolkiana, pues se limita a trasladar tan solo el argumento principal de la misma ante la imposibilidad de verter en imágenes todo aquello que lo complementa.

Partiendo de la premisa de la "inadaptabilidad" de la obra escrita, ¿puede decirse que Peter Jackson y su equipo de guionistas, Fran Walsh y Philippa Boyens, han hecho un mal trabajo adaptando "El Señor de los Anillos" a la gran pantalla? Sí y no. Y aquí necesito explicarme de nuevo, pues aunque considero que la trilogía de director de Wellington es un GRAN espectáculo cinematográfico, es un film fallido en términos de adaptación.

Debo comentar que consiero que la trilogía de Peter Jackson es, a grandes rasgos, realmente fiel al argumento del libro, lo cual no debe impedirnos constatar que los guionistas han hecho no pocos cambios con respecto a la obra original, motivados algunos por la necesidad de adaptar el ritmo del libro a las necesidades de una películo, y otros por la necesidad de hacer ciertas concesiones a una audiencia mucho más amplia, buena parte del cual posiblemente no había leido las novelas o incluso oído hablar de las mismas antes del estreno de las películas. Veamos algunos ejemplos: 

  • El episodio de los tumularios desaparece por completo en la adapatación cinematográfica por tratarse de una trama demasiado episódica y que no aporta nada al relato general, lo cual es un acierto desde un punto de vista cinematográfico y favorece a la película; 
  • El personaje de Glorfindel, quién rescata a Frodo en el Vado de Sarn, también desaparece y es sustituido por Arwen, lo cual de nuevo es un acierto. Glorfindel apenas interviene en un par de párrafos en el libro y no vuelve a aparecer en el relato; al sustituirlo por Arwen no solo se elimina un personaje muy secundario sino que a la vez se potencia otro, la propia Arwen, que en la obra original tiene una participación más marginal; con ello, además, el romance entre Arwen y Aragorn cobra mayor protagonismo, lo cual, de nuevo, favorece al film; 
  • Más polémico es el episodio de Tom Bombadil. Su presencia en la obra siempre ha generado un encendido debate, y aunque su sub-trama funciona muy bien en la estructura capitular de la obra, su inclusión en la película hubiese supuesto un coitus interrumptus en el desarrollo de la trama principal. Dejando a un lado el debate sobre su origien y verdadera función, el escritor siempre defendió su inclusión por dos motivos: a) Tom Bombadil era el nombre de un muñeco de la infancia del escritor, de manera que el hecho de incorporarlo al relato supone en cierta manera un guiño a su pasado; b) Tolkien defendía que en toda edad mitológica debe haber siempre algunos enigmas y Tom Bombadil era, intencionadamente, uno de ellos. Además uno de los grandes debates del libro es acerca de la utilización o no del Anillo Único (volveremos sobre ello) y Tolkien quería introducir un punto de vista completamente ajeno a dicho debate y por lo tanto neutral. Así pués la exclusión del personaje en la adaptación cinematográfica favorece el ritmo de la película, sí, pero al mismo tiempo nos sustrae un punto de vista ideológico que podría enriquecer el debate en torno al relato;
  • El otro capitulo cuya eliminación también suscitó no poca controversia es "El saneamiento de la Comarca". Cierto sector del público se quejó de que "El retorno del Rey" tenía "demasiados finales". Si recapitulamos como se suceden éstos en la adpatación cinematográfica tendríamos: la destrucción del Anillo Único en el Monte del Destino, la posterior coronación de Aragorn, el posterior regreso de los 4 hobbits a la Comarca, la posterior despedida de Frodo en los Puertos Grises, y, finalmente, el regreso de Sam a casa. ¿Como hubiese reaccionado ese mismo público ante la inclusión de un largo epílogo posterior al destrucción del anillo y la coronación del rey? "El saneamiento de la comarca" funciona perfectamente en la estructura por capítulos del libro y además tiene una profunda razón de ser, pero, de nuevo, su eliminación favorece el ritmo cinematográfico y evita un final en exceso alargado hasta la extenuación. Aún así su eliminación nos priva de nuevo de un aspecto fundamental del relato. Ya habíamos comentado previamente que Tolkien negaba cualquier intención alegórica en su obra, pero algunos estudiosos relacionan "El saneamiento de la Comarca" con la situación vivida en Inglaterra al finalizar la 3ª Guerra Mundial. Es cierto que los Aliados ganaron la guerra y derrotaron al 3er Reich, pero tras ganar la Guerra Inglaterra vivió un duro, largo y penoso proceso de reconstrucción del país. Y eso mismo es lo que refleja "El Saneamiento de la Comarca": Barar-Dûr ha caído, Sauron ha sido vencido, pero aún quedan heridas profundas que restañar. No es suficiente con ganar una guerra y derrotar al enemigo, el proceso posterior de reconstrucción y saneamiento no puede ser obviado;  
  • Y por último comentaré la presencia de elfos en el Abismo de Helm, que sí, que quedan muy chulos y son muy vistosos, pero demuestra que Peter Jackson no ha entendido buena parte del libro y s ha quedado solo en la superficie. "El Señor de los Anillos" pues interpretarse como una revisión del mito arquetípico del Viaje del Héroe, pero también es una historia que nos habla del final de una era. La 3ª edad de la Tierra Media está llegando a su fin, y los elfos entienden que su época ya ha pasado y deben regresar a su hogar ancestral. Jacson de hecho rodó escenas para "La Comunidad del Anillo" donde mostraba a elfos encaminándose a los Puertos Grises para abandodar la Tierra Media, así pues resulta simplemente absurdo que Elrond decida enviar elfos a combatir en el Abismo de Helm a sabiendas que solo les espera una muerte segura. 

Algunas de esas tramas y partes de la historia son eliminadas por Peter Jackson para favorecer el ritmo y la fluidez del relato cinematográfico. Podemos concluir que son cambios necesarios y por ello los aceptamos, pero aquí volvemos a hacernos la misma pregunta: ¿es "El señor de los anillos" una buena adaptación de la obra de Tolkien? Es innegable que a grandes rasgos la trilogía se mantiene fiel a las diversas tramas y personajes del relato escrito, pero, ¿ha sabido Peter Jackson captar la verdadera esencia del mismo? Personalmente creo que no, y aquí me gustaría hacer un inciso: en una era que todo el mundo tiene acceso a las redes sociales y se le brinda la oportunidad de expresar su opinión, Internet se llena de supuestos "expertos" en Tolkien. 

Para empezar Tokien es más que "El Silmarilion", "El Hobbit" y "El Señor de los Anillos". Para entender a Tolkien de una manera profunda hay que leer "El herrero de Wooton Mayor", "Hoja, de Niggle" y "Mitopoeia", y también "Roverandom", "El señor Bliss" y "Egidio, el granjero de Ham". Para entender a Tolkien en toda su extensión no basta con leerlo, hay que estudiarlo. Muchos supuestos expertos en Tolkien exhiben en canales de Youtube su conocimiento enciclopédico de las diversas genealogías, cronologías y heráldicas que pueblan su obra, conocimiento al que cualquiera puede acceder simplemente a través de la wikipedia. Hay que leer a Tokien, sí, y además de una manera crítica, pero también hay que leer SOBRE Tolkien, y hay que hacerlo a través auténticos estudiosos de su obra como Tom Shippey o Eduardo Segura, y hacerlo siempre con amplitud de miras y al mismo tiempo con sentido critico. No creo que haga falta reseñar aquí que yo NO soy ni me considereo ni mucho menos un experto o estudioso en Tolkien y su obra, por mucho que haya leído la mayoría de la mismas y algunas más de una vez.

¿Donde falla pués la adaptación llevada a cabo por Peter Jackson? Para mí el aspecto más fallido reside en el hecho de que Jackson no entendió nunca la esencia verdadera del relato: la construcción de una nueva mitología no ya para Inglaterra (como declaró en alguna ocasión el propio Tolkien) sino para toda la Humanidad (como ampliaba acertadamente Pedro Angosto en su blog "The Man of Bronze"), una mitología basada en unos profundos valores humanistas y filosóficos fundamentados en las fuertes creencias cristianas del autor. Todos esos valores simplemente están ausentes en esta trilogía cinematográfica.

Tolkien, por ejemplo, era un pacifista convencido, y su participación en la 2ª Guerra Mundial acrecentó su sentimiento antibelicista. En "El Señor de los Anillos" Tolkien aboga siempre por la destrucción del Anillo Único, al arma más poderosa concebida, y su no utilización ni aún movido por los más nobles fines. Y sin embargo Peter Jackson contracide ese sentimiento antibelicista dedicando largas, larguísimas secuencias de batallas en el Abismo de Helm o la batalla de los Campos de Pelennor, por ejemplo, mientras que Tolkien las despacha siempre de manera mucho más concisa, dedicándoles a lo sumo un breve capítulo; Tolkien entiende que la violencia forma parte de un relato épico pero nunca se recrea en ella.

Otro aspecto de su estilo de escritura que es que Tolkien siempre fué parco en la descripción física de sus personajes más allá de algunos pocos detalles definitorios y que casi siempre expresados en forma de metáforas ("un rostro que no era ni joven ni viejo aunque uno podía ver en el el recuerdo de muchas cosas, felices y tristes"), por el contrario su amor por la naturaleza le llevaba a escribir largas y detalladas descripciones de los paisajes en sus obras. Ese sentimiento conservacionista, precursor en cierta forma del ecologismo moderno, de nuevo está ausente en la trilogía cinematográfica. 

Como ya comenté en la primera parte de este artículo, Tolkien no era contrario a una adaptación cinematográfica de su obra y aceptaba la necesidad de cambios menores en la trama, pero no toleraba que se alterase el caracter esencial de los personajes. Peter Jackson, sin enbargo, no duda en ridiculizar a un personaje como el enano Gimli y reducirlo a mero recurso cómico, o exagerar las habilidades acrobáticas del elfo Legolas conviertiéndolo a veces en un vulgar action man, o incluso alterar en ocasiones el caracter de un personaje como Gandalf haciendole adoptar actitudes casi macarra (véase el momento en "El retorno del Rey" en que el mago golpea a Denethor) algo que entra totalmente en contradicción con la forma en que el escritor describió al personaje. Es evidente que Jackson y sus guionistas hacen todos estos cambios no pensando en el respeto que le deben al autor y su obra, sino en satisfacer las expectativas de un amplio y variado sector de la audiencia, desconocedor en su mayoría de la obra tolkiana. Las películas tienen que tener humor, por mucho que éste apenas esté presente en los libros y solo de manera muy sutil, y ese humor no importa que sea vulgar y chusquero si con ello se accede a un público más amplio. Las películas tienen que tener romance, por mucho que ese no vertebre el relato y reciba un tratamiento más marginal en el mismo. Las películas tienen que tener secuencias de acción y cuanto más exageradas, mejor, por mucho que esa acción sea tratada en los libros de manera más breve y escueta. Y por supuesto todos los personajes tienen que derrochar carisma, por mucho que a veces ello entre en contradicción con la forma en cómo son retratados en los libros.


No quiero que mis palabras lleven a equívoco. Me gustan las péliculas de Peter Jackson y creo que la trilogía en conjunto es un espectáculo MAYUSCULO en terminos cinematográficos. Son sumamente entretenidas y en muchas ocasiones francamente emotivas. Pero todo ello no me impide reconocer que en terminos de adaptación literaria al cine, la trilogía de "El Señor de los Anillos" es simplemente fallida. Y si entramos a valorarla desde un punto de vista puramente cinematográfco, hay ciertos aspectos que deben ser comentados: Peter Jackson es un director que carece de sutileza y tiende al exceso; en algunas ocasiones abusa de ciertos recursos como los ralentís o los travellings aéreos y en otras manifiesta cierta desidia en escenas carentes de ritmo. En la trilogía podemos encontrar algunos fallos de racord sonrojantes (como la "desaparición" de la vara de Gandalf en "El retorno del rey"), fruto la mayoría de descartar algunas escenas clave para ser mostradas en una posterior versión extendida, concebida esta última en terminos púramente mercantilistas.

No todo es negativo, ni mucho menos. Entre los aspectos positivos tenemos un ajustadísimo y acertado elenco actoral, un diseño de producción (vestuario, maquillaje, decorados...) soberbio y una magistral banda sonora a cargo de Howard Shore que se muestra mucho más cercana a la esencia de la obra tolkiana (épica, solemne, emocional) que, a veces, las propias imágenes.

Pero si la trilogía cinematográfica de "El Señor del los Anillos" es discutible en terminos de adaptación, la de "El Hobbit" lo es aún más. Tolkien concibe esta última como una precuela de la primera, cuando en realidad "El Señor de los Anillos" es una secuela de "El Hobbit". Y convien destacar este punto, porque lo que hace Peter Jackson es adaptar el tono, tanto a nivel narrativo como estético, de la nueva trilogía al ya mostrado en "El Señor de los anillos", desponjando pués a "El Hobbit" de toda personalidad propia (es un libro mucho más ligero, menos oscuro y dirigido a un lector más joven) e incluso repitiendo aquellos esquemas que le habian funcionado bien en las películas precentes. Y hay dos ejemplos muy claros. El primero el de Legolas, que repite en "El Hobbit" cuando es un personaje ausente en el libro, y lo hace solo para continuar exhibiendo sus habilidades acrobáticas, de manera aún más exagerada, cuando no ridícula, a la mostrada en "El Señor de los Anillos". El otro ejemplo recae en el personaje de Tauriel: Jackson no solo se invente un personaje femenino para un relato que carece de ellos, sino que además vuelve a repetir el argumento del romance interracial que no existe en el libro, sustituyendo el enlace hombre-elfa por un elfa-enano, todo ello con la única intención de captar el interés (entiendase "más entradas vendidas") de público femenino.

Llegados a este punto solo me queda concluir que la trilogía de "El Señor de los Anillos" es un muy disfrutable espectáculo cinematográfico pero una, cuanto menos, discutible adaptación de la obra de J.R.R. Tolkien. Ahora bien, ¿que podemos decir a propósito de "El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder"? Eso lo dejo para la siguiente y última parte de este artículo.

(continua en ...)