"Nunca jamás" es lo que uno tiene ganas de gritar cuando uno ve una película como este "Pan" de Joe Wright. "Nunca jamás" es lo que uno pide, por favor, cuando ha alguien se le ocurre perpretar un nuevo remake, reescritura, reformulación o llámese como se le quiera, de una obra que no necesita reformulación alguna, una obra que es perfecta en su forma original, una obra como el "Peter Pan" de James L. Barrie.
No pocas veces he hablado aquí de la falta de imaginación
que aqueja a buena parte del cine norteamericano actual, dormido en los
laureles de los pingues beneficios que le reportan productos que no son sino
secuelas, remakes, reboots o similares que viejos éxitos cinematográficos. Esta
‘secuelitis’ afecta muy particularmente al cine fantástico. No hay más que
fijarse en la cantidad de reformulaciones sobre los clásicos de animación de la
Disney que han llegado a nuestras pantallas recientemente o están a punto de
hacerlo. La mayoría de esas películas tienen en común, por un lado,
el hecho de no aportar nada nuevo a la obra original, y por otro el justificar
su existencia sobre una exhibición ciclópea de efectos especiales, apoyándose en
la frágil excusa de la necesidad de ‘poner al día’ dichos clásicos. El resultado, en la mayoría de los casos, es un producto cansino, grandilocuente y aburrido.
Keneth Branagh se aproximó a "La Cenicienta" de Disney con un excesivo respeto al clásico disneyano, y el resultado fué tan cursi como aburrido. Tim Burton demostró no haberse leído la obra de Lewis Carroll al dotar de una férrea lógica argumental una obra como "Alicía en el país de las maravillas" que en realidad es una celebración del sinsentido y la locura. Sam Raimi se aproximó a "El mago de Oz" de Frank Baum en forma de descafeinada precuela. Robert Stromberg trantó de justificar el comportamiento de "Maléfica" desproveyéndola de toda su exquisita y elegante malignidad y transformándola. Ahora Joe Wright ha hecho una similar jugada con su relectura del "Peter Pan" de Barrie... y el resultado ha sido, en mi modesta opinión, igual de desastroso.
La obra de Barrie encierra en realidad un mensaje muy claro: la necesidad de crecer, de madurar, de evolucionar como la única vía de seguir avanzando en nuestro recorrido vital. Aunque Barrie celebra el poder de la fantasía en su obra, también habla del miedo a hacerse adulto, es decir: el miedo a la responsabilidad, y en última instancia defiende la necesidad de dejar atrás la niñez para afrontar la madurez, seguir creciendo y no estancarse en una etapa de la vida, la niñez, que a la postre puede volverse vacua si no la enriquecemos con la aportación de la experiencia que nos da el paso de los años.
"Peter Pan" ha sido adaptada al cine en diversas ocaciones. La más famosa sin duda el film de animación de la Disney, criticado en su día por ofrecer una lectura superficial del libro, pero que visto hoy día es posiblemente la adaptación más fiel del mismo. El primera adaptación en imagen real, en el 1960, dirigida por Vincent Donahue, contó con una actriz, Mary Martin, en el papel del niño que no quería crecer. En 1991 Steven Spielberg decidió rodar una suerte de secuela de la obra original, en la cual Peter Pan alcanza la edad adulta y vive como un humano más en Inglaterra, casado, con hijos, con un trabajo y sujeto a las responsabilidades de la edad adulta. Interpretado por Robin Williams en el papel de un Peter Pan adulto, "Hook" es uno de los films más crititicados de la carrera de su director, y si bien es cierto que Spielberg se dejó llevar por un exceso de barroquismo en la puesta en escena, donde la exhuberancia del color y del diseño de producción cobraban a veces un protagonismo excesivo, personalmente creo que las críticas vertidas contra el film son en buena medida injustas, pues cuanto menos Spielberg supo ofrecer una relectura, una actualización del mensaje de la obra de James L. Barrie. Si Barrie hablaba del miedo a hacerse adulto y de la necesidad de superar ese miedo, Spielberg decide darle la vuelta ha dicha lectura y defiende la necesidad de conservar la inocencia y el sentido de la maravilla de la niñez. Mensaje perfectamente coherente con el resto de su filmografía y que pese a ser contrario al de Barrie, en el fondo también mantiene una cierta coherencia con la obra del autor escocés por ser una evolución del mismo. En su plasmación cinematográfica Spielberg no solo contó con la inestimable complicidad de un entregado Robin Williams, sino también con la de un francamente inspirado Dustin Hoffman en la piel del Capitán Garfio, una encantadora Julia Roberts como Campanilla y un divertidísmo Bob Hoskins como Smee. Amén de su habitual colaborador musical, John Williams, que compuso una de las partituras más ricas y exhuberantes de toda su carrera.
El australiano P. J. Hogan decide en 2003 rodar una nueva versión del clásico de Barrie, correctísima en cuanto adaptación e inspirada en su puesta en escena. Película en la que también merece la pena destacar el trabajo de Jason Isaacs, entregadísimo en su interpretación de un maléficamente seductor Capitán Garfio, y el del compositor James Newton Howard.
Es ahora el británico Joe Wrigth quien decide aproximarse de nuevo a la figura de Peter Pan, y de manera similar a la "Maléfica" interpretada por Angelina Jolie o al "Oz" dirigido por Sam Raimi, lo hacer en forma de precuela. Precuela concebida exclusivamente para el cine, pues al igual que los otros films citados, no se basa en ninguna obra existente.
Wright es un director que a veces parece jugar al despiste. Se dió a conocer con una correcta adaptación del clásico "Orgullo y prejuicio" de Jane Austen, deslumbró con la dificil adaptación de la obra "Expiación" de Ian McEwan (muchos aún retenemos en la memoria el virtuoso plano secuencia que acompaña a James McAwoy por las trincheras de las playas de Normandia), pero se desmarcó con un film insulso como "El solista" y un extraño e inchorente trhiller de espias, "Hanna", que no convenció a nadie pesa a la presencia de actores de peso como Cate Blanchet, Eric Bana o Saroirse Ronan. Sin embargo su siguiente film, la adaptación de clásico de Leo Tolstoy "Anna Karenina", Wright no solo volvía hacer gala de su proverbial virtuosismo para la puesta en escena, sino que además recuperaba la sensibilidad que había mostrado en "Expiación" a la hora de acercarse al drama humano. En esta ocasión Wrigth contó con un reparto de actores en estado de gracia: Keira Knightley, Jude Law, Matthew Mcfadyen, Aaron Taylor-Johnson y Olivia Williams; pero además se hace necesario destacar el trabajo de Mario Marianelli en la partitura, de Seamus McGarvey en la fotografía, la fastuosa dirección artística de Sarah Greenwood y muy especialmente la prodigiosa labor de montaje y edición llevada a cabo por Melanie Olivier.
"Anna Karenina" parecía presagiar una recuperación del mejor Wright. Lamentablemente "Pan" confirma la tendencia contraría, y con este film nos encontramos posiblemente con el peor de toda la carrera de su director. Comentaba antes que Wright ha afrontado su aproximación a la obra de Barrie en forma de precuela, intentando contarnos los orígenes de Peter Pan y las razones por las cuales acabó en el país de Nunca Jamás. ¿Era necesario? En mi opinión no. Lo más interesante de la novela de Barrie no reside precisamente en saber de dónde viene Peter sino lo que representa, algo que Wright ha desoído por completo en su adaptación. Comentaba también como Spielberg decidió pervertir sutil pero intencionadamente el mensaje de la obra original para ofrecer uno distinto, más acorde con su personal visión del mundo y del cine, pero, compartido o no, mensaje a fin de cuentas. No hay nada de eso en este último film de Joe Wright. En el film de Wright no existe una visión personal del mito de Pan y lo único que nos ofrece es una etomagante y agotadora sucesión de exagerados y gratuitos movimientos de cámara, y una indigesta exhibición de espectaculares efectos especiales que no están al servicio de la historia, sino más bien al contrario; es decir: muchas imágenes del film parecen estar concebidad únicamente para que el departamento de efectos visuales pueda lucirse y justificar así el desmesurado budget del film. El virtuosismo escénico que en "Expiación" o "Anna Karenina" era sublime, en este "Pan" se torna ridículo e indigesto, llegando incluso a provocar vergüenza ajena en algunas escenas, como aquellas en que Peter Pan parece evocar (involuntariamente) al Son Goku de la serie "Bola de drac" y parece que en cualquier momento vaya a soltar un grito de "Kame ha me". Agujeros de guion aparte, elementos desaprovechados como la obsesión de Barbanegra por no envejecer, lo único que redime ocasionalmente a esta película es la divertida interpretación de Hugh Jackman, que se nota que se lo pasa en grande haciendo de villano y cantando al ritmo del "Smells like teen spirit" de Nirvana.
En resumidas cuentas: ¿Lo mejor? Hugh Jackman pasándoselo en grande en la piel del pirata Barbanegra. ¿Lo peor? Sus excesos: en la dirección de Joe Wright, en el abuso de efectos especiales, en el barroquismo de su diseño de producción, e incluso en el histrionismo de Garrett Hedlund, dando vida a un sosísimo Capitán Garfio... sin garfio.
